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Actividades Productivas: Pesca y otros
Extraordinaria masa de agua clara, dulce, luminosa, el sagrado Titicaca –la yacumama– hace brotar desde milenios la vida en él y en torno a él. A más de 3.800 metros sobre el nivel del mar, sus aguas aseguran la vida de las sociedades asentadas en su litoral y de las comunidades. La flora y fauna permiten el desarrollo de múltiples actividades, entre las cuales las más relevantes y tradicionales son la pesca, la agricultura y la ganadería, además de la navegación, actividades de recreo (pesca deportiva) y turismo. No obstante, el estudio de microzonificación ecológico - económico demuestra que la mayoría de la población ocupada realiza sus actividades solo con fines de subsistencia; la economía de la región presenta actividades y procesos productivos desarticulados sectorial y espacialmente, básicamente orientados a la producción primaria sin mayor grado de procesamiento, lo cual entorpece el crecimiento sostenido y favorece el estancamiento relativo
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del aparato productivo y su limitada dinámica1.
barrederas, de mano, sumergidas, nasas y arpones).
La introducción de la trucha arcoíris (Salmo gairdneri) en 1941 y del pejerrey (Basilichthys bonaricnsis) en la década de 1950 generó un fuerte impacto en la diversidad de peces del lago. Hasta aquellos años, abundaban, muy apreciados en los mercados de La Paz, Puno y Guaqui, peces de carne fina como la boga o kesi (Orestias pentlandii) y el humanto (Orestias cuvieri). Otra clase de peces era constituida por los karachis negros, amarillos y blancos (Orestias agassii, luteus y albus). Especies más pequeñas llamadas hispi (Orestias) predominaban en los herbarios acuáticos y eran reservadas a los mercados indígenas. Especies mucho más grandes, los suchis o mauris (Trichomycterus) eran objeto de expediciones especiales para su captura2. Las embarcaciones de totora eran balsas hechas de tallo de totora y existía una gran diversidad de redes según el tipo de pesca (redes
El desarrollo de las poblaciones de trucha y pejerrey se dio paralelamente a la drástica disminución de las especies autóctonas. En el periodo 1982-92, la captura de las especies nativas como boga, mauri y suche disminuyó en un 91,69 y 77% respectivamente3. La instalación de fábricas de conservas (5 en 1965) conllevó a una presión más fuerte sobre el recurso y, consecuentemente, a una sobrepesca. El esfuerzo de industrialización se apoyó en una década dejando como recuerdo los botes de madera con
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