8 minute read

El barroco inicial en el sur andino

7

Fig. 7. Portada de acceso a capilla lateral en el interior de la iglesia de San Miguel de Ilave. Conserva un arco conopial apuntado en su centro, de notoria influencia mudéjar.

Advertisement

Páginas siguientes: Fig. 8. Conjunto de la iglesia de San Francisco de Asís, hoy Catedral de Ayaviri con su portada retablo enmarcada por torres de estilo cusqueño. Destaca el volumen de los brazos del transepto rematado por la cúpula y la presencia de robustos contrafuertes exteriores. La última referencia de ese periodo corresponde a la Asunción de Nuestra Señora, que fue una de las más representativas de Juli, como afi rmaba al inicio del siglo XVIII el Procurador de la orden16. Destaca su planta alargada y ábside ochavado, a la que se agregó después un crucero con capillas en el transepto y torre barroca a los pies de la iglesia. En su fachada lateral se levantó una portada de tres calles coronada con tímpano triangular. Su composición mantiene la solución de la rosca del arco y pilastras rehundidas, careciendo de decoración se ornamenta con grandes medallones con el símbolo jesuítico IHS, que también fi gura al centro del frontón.

En el siglo XVII fue evidente que la Contrarreforma religiosa manifestada como reacción frente al avance del protestantismo, había facilitado el surgimiento del barroco. Las iniciativas del Concilio de Trento consagraron el uso de imágenes para el adoctrinamiento y promovieron también la sacralización de los espacios empleados en procesiones religiosas, impulsando la creación de escenarios urbanos. Del mismo modo al fomentar la suntuosidad de los templos y solemnidad en la liturgia, alentaron la creatividad y desarrollo del estilo17. A partir de la tercera década del siglo XVII se fueron dejando de lado composiciones renacentistas y portadas con rebuscados acentos manieristas, para dar paso a creaciones de mayor efecto espacial y decorativo. En las fachadas de la Merced y la Catedral en el Cusco se introdujeron columnas ornamentadas y cornisas arqueadas y abiertas al centro, por infl uencia de ensambladores de retablos y sillerías de coro, como un preludio al surgimiento del barroco.

La nueva etapa se inició a raíz del terremoto que afectó la ciudad en 1650, con la edifi cación de la iglesia de los jesuitas que emplearon una planta de cruz latina con cúpula en el crucero y la cubrieron con bóvedas de crucería. En el exterior concibieron una portada retablo entre torres gemelas, rematada con una cornisa curva, dando como resultado una obra emblemática, modelo de otras que se hicieron posteriormente incluyendo la Catedral de Puno terminada 126 años después18. Hacemos esas referencias al barroco cusqueño debido a su infl uencia en el altiplano, donde el obispado del Cusco mantenía jurisdicción sobre numerosas doctrinas, situadas en territorios que en la actualidad integran el departamento de Puno.19. En 1673 se hizo cargo del obispado el destacado prelado Manuel de Mollinedo y Angulo, regentando la diócesis durante veintiséis años. Había sido párroco de la iglesia de la Almudena en Madrid que brindaba ofi cios religiosos para la familia real. Poseedor de amplia cultura, era conocedor de las artes y hombre infl uyente20. Desde el inicio de su gestión emprendió extensos recorridos visitando el obispado para imponer disciplina al clero y renovar el ornato de los templos.

Se empeñó en volver a construir numerosas iglesias, entre las que se cuentan las de Ayaviri, Lampa y Asillo, patrocinando también la ornamentación de las de Umachiri, Orurillo y Samán, edifi cadas antes que asumiera el obispado.

El barroco que se extendió por el altiplano se caracterizó por la adopción de plantas de cruz latina, con crucero y capillas laterales, edifi cadas con mampostería de piedra, empleando cúpulas y bóvedas de cañón corrido. Siguió la concepción cuzqueña de las torres con cubo liso y campanarios en sus cuatro lados.

9

Ese estilo incorporó además soluciones propias, como arcos en forma de hornacinas de gran tamaño albergando las portadas. Se adoptaron en Lampa y repitieron en Santiago de Pupuja, Pomata, Zepita y Juliaca. Salvando las distancias el antecedente podría encontrarse en la portada del convento de San Esteban en Salamanca.

Iglesias del barroco inicial

San Francisco de Ayaviri La localidad de Ayaviri ubicada en la meseta altoandina, ocupó un asentamiento prehispánico de pastores, integrándose más adelante a la encomienda otorgada en ese lugar. Al crearse la reducción de indios a fi nes del siglo XVI, se edifi có un templo con advocación a San Francisco. En 1674 el obispo Mollinedo constató el mal estado de la iglesia, decidiendo su reconstrucción. Quince años más tarde el párroco informaba que estaba construyendo el nuevo templo de cal y canto, haciendo una interesante descripción de sus características21. Menciona el párroco que envió al prelado la planta en perspectiva con el capitán Hilario de Villeta, quien probablemente era autor del proyecto.

El templo es de planta en cruz latina, con cúpula en el crucero y arcos formeros que reciben la bóveda, con lunetos para iluminación. Destaca en su fachada la portada retablo rehundida entre los cubos de las torres, compuesta con tres cuerpos de tres calles. Columnas corintias en las cuatro entre calles crean un destacado efecto de volumen. Como en el barroco del cual se origina, su decoración con recuadros de fl ores y cuadrifolias, es bastante sobria. En el interior se agregaron en el siglo XVIII pinturas sobre lienzo y marcos dorados, que cubren las paredes de la nave.

Fig. 9. En el interior de la Catedral de Ayaviri la sucesión de arcos formeros de la bóveda, se iluminan mediante lunetos. Permiten resaltar el retablo barroco y los grandes marcos de lienzos de autor cuzqueño, pintados en el siglo XVIII.

Fig. 10. Escudo de la Virgen en la portada de los pies de la iglesia de Lampa, sostenido por sirenas tenantes con tocados de frutas. Ángeles en vuelo portan la corona que remata el blasón.

Fig. 11. Fachada principal y torre. S. XVII. Iglesia de Lampa. Provincia de Lampa, Puno.

10 Por sus características relevantes en 1941 fue declarada Monumento Nacional y elevada a la categoría de Catedral en 1955.

Santiago apostol de Lampa

Entre 1678 y 1685 se edifi có el nuevo templo después de que el Obispo Mollinedo verifi cara que el antiguo estaba en mal estado. Era del periodo en el que se hizo la reducción de indios de fi nes del siglo XVI, que dio origen al centro poblado.

El nuevo templo se edifi có con planta en cruz latina con cúpula en el crucero, aunque por limitaciones económicas y apremio por terminar la obra, la cubierta se hizo con armaduras de madera y falsa bóveda de caña y estuco. En el siglo XVIII se reforzaron las cubiertas y agregaron pináculos en torno a la cúpula y al perímetro de los techos, otorgándole su perfi l característico.

Las portadas del muro del evangelio y la de pies, están cubiertas por arcos formando hornacinas que las protegen. Ambas están compuestas con calles y cuerpos ornamentados con columnas corintias con superlativos capiteles. En la principal existe un escudo con sirenas tenantes que sostienen una cartela con el monograma de la Virgen, tema que se repetirá en las iglesias posteriores.

11

San Jeronimo de Asillo

Como en los dos casos anteriores, existió una iglesia precedente a cargo de la orden dominica, que el obispo Mollinedo consideró que no se podía reparar22. La nueva edifi cada con muros de piedra se concluyó en 1696. Sigue la forma de cruz latina, con crucero pero no llegó a cubrirse con cúpula. Se hizo un cimborrio a cuatro vertientes y una falsa cúpula de caña y yeso por el interior. La nave alargada se cubrió con estructura de madera, agregando en el interior durante el siglo XVIII, un forro con guadameciles adornados con relieves, traído de España. En esa misma época se colocaron lienzos pintados, con marcos dorados cubriendo los muros interiores.

El aporte más destacado está en la composición de su portada retablo, que se ensancha notoriamente, enmarcada por esbeltas torres de escasa sección, rematadas por campanarios. Está conformada por tres calles de tres cuerpos, con la central más ancha y con hornacinas en los cuerpos superiores. Las entrecalles que la enmarcan llevan columnas corintias en los tres cuerpos, produciendo un notorio efecto de relieve. La docena y media de columnas dispuestas en tres niveles delante de la calle central, otorgan un aspecto muy singular a la fachada. La superfi cie está decorada con relieves de corazones estilizados y lemas en homenaje al Espíritu Santo, que se alternan con querubines y sirenas tenantes.

El barroco inicial de raigambre cuzqueña también se materializó en otra iglesia, sin relación con la jurisdicción del obispo. Es el caso de San Pedro de Juli, edifi cada por los predicadores dominicos, en la que los jesuitas reconstruyeron la nave. Hicieron pilares interiores para apoyar los arcos formeros que sostienen la bóveda y crearon capillas hornacinas como en la Compañía del Cusco. La torre campanario y la portada carente de ornamentación, marcan la continuidad del modelo en el altiplano.

Fig. 12. Fachada de la iglesia de Asillo con esbeltos campanarios que enmarcan la portada de tres cuerpos continuos, sin cornisas que los separen. Su verticalidad se acentúa por la abigarrada sucesión de columnas en las tres calles.

Fig. 13. Portada barroca mestiza de la iglesia de San Juan de Letrán de Juli, agregada por los jesuitas en el siglo XVIII. Su clásica composición de dos cuerpos y tres calles, destaca por los motivos ornamentales de ángeles trompeteros, sirenas, aves, hojas y flores.