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Los llamados Señoríos Aimara. Procesos de etnogénesis y articulación

Los llamados Senor o s Aimara. Procesos de etnogenesis y articulacion

Aún no queda claro si luego de la caída de Tiwanaku se establecieron nuevas formas de organización social o si, por el contrario, las nuevas entidades políticas se articularon sobre niveles de organización preexistentes que se hallaban incorporados dentro de la estructura de Tiwanaku. Durante los siglos XIII al XV se dio un proceso de etnogénesis con nuevas formas de expresión ideológica. En gran parte de la cuenca del Titicaca y el altiplano boliviano surgieron los llamados Señoríos Aimaras, como los Colla, Lupaca, Pacaje y Omasuyu, para mencionar a los principales en torno al lago. Estos grupos compartieron identidades comunes y a nivel político habrían tenido una organización confederada. Sin embargo, vivieron una situación de confl icto interno constante, especialmente durante el siglo XIV, relacionada con condiciones de fuerte sequía y peleas por el control de recursos locales como tierras de cultivo, pasturas y fuentes de agua.

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Los estilos cerámicos como formas de expresión cultural se simplifi caron mostrando en su iconografía motivos geométricos sencillos y la representación de animales, especialmente camélidos en el caso de Pacaje. Las diferencias regionales e identidades locales dentro del mismo grupo se manifestaron en sutiles variaciones dentro del repertorio iconográfi co. Las torres funerarias o chullpas, se convirtieron en nuevos centros de culto a los antepasados y a todo un paisaje cultural circundante (Fig. 18). Estos monumentos se constituyeron en marcadores que indicaban pertenencia, límites territoriales internos y externos, áreas de recursos y formaban junto con montañas, lagos y otros rasgos, un paisaje antropomorfi zado. Tuvieron

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Fig. 18. Fortificación en Jacha Phasa, Rosario, con un conjunto de chullpas de piedra.

Fig. 19. Torre funeraria o chullpa de adobe en las cercanías de Viacha.

Fig. 20. Chullpas rectangulares en Quewaya, lago Titicaca.

Fig. 21. Formas rectangulares y circulares de las torres funerarias de Jacha Phasa.

20 dos funciones principales: servir como locus para las manifestaciones de respeto de parientes y miembros de la comunidad al difunto, sea el mallku u otro personaje y a su linaje o ayllu y, como símbolo del líder muerto que expresaba su prestigio y el de su comunidad en un plano local, regional e interregional (Fig. 19).

Estas torres fueron construidas de adobe o piedra y presentan variaciones signifi cativas que se asocian con cuestiones temporales y de posible identidad étnica. Sus accesos apuntan generalmente hacia el este, en otros casos se orientan hacia cerros y rasgos del paisaje sugiriendo una relación con huacas regionales, como marcadores del paisaje social. Se hallan solas o en grupos, vinculadas a poblados, cerros o huacas, caminos, campos de cultivo o pastoreo y a otros rasgos del paisaje. A ellas se asocian entierros en cistas y ofrendas de cántaros y cuencos. A pesar de los grandes cambios políticos e ideológicos, el culto a los antepasados se mantuvo como un elemento pivotal dentro de las comunidades andinas.

Los estudios de Keseli y Pärsinnen en la región de Pacaje trazan la evolución de las formas y la variabilidad constructiva mediante dataciones (Fig. 21). En varias regiones probablemente no derivaron de las cistas tiwanaku, sino que tendrían un origen independiente. Las más antiguas se encuentran al norte del lago Poopó en Carangas, Sora y Pacaje meridional, fechadas alrededor de 1250 d.C. Las chullpas en el lago Titicaca aparecieron cien años después. En el territorio nuclear Pacaje existen chullpas cuadrangulares de adobe, en el suroeste chullpas circulares de piedra similares a las de Lupaca y en el norte a orillas del lago, en Quewaya, chullpas rectangulares de piedra asociadas a grupos con una probable identidad étnica pukina (Fig. 20).