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Chiripa, lugar emblemático de la consolidación socioeconómica y cultural

El sitio de Chiripa ejemplifi ca muy bien el caso de un centro residencial y ceremonial de este periodo. Actualmente se sabe que el montículo de Chiripa fue parte de un complejo ceremonial mucho más amplio (Fig. 5). El montículo se encuentra en la parte alta de una serie de plataformas artifi ciales que descienden hasta la orilla del lago. En ellas se construyeron otras estructuras ceremoniales hundidas con forma rectangular y trapezoidal como Llusco, Choquehuanca, Quispe y Santiago; en esta tuvieron lugar tanto actividades domésticas como rituales. La mayor parte de ellas presenta paredes y pisos enlucidos que señalan su función ceremonial. Son estructuras diseñadas para albergar grupos pequeños, no más de 50 personas, probablemente distintos segmentos sociales. Estas estructuras están asociadas a entierros en cistas donde se identifi caron restos de mujeres y niños que fueron tratados con gran cuidado y en torno a los cuales se desarrollaron ritos que incluyeron la apertura de estos rasgos para depositar ofrendas. En una serie de pozos asociados se depositaron restos de basura y cerámica fi na producto de actividades comensales que se desarrollaron durante festejos comunales.

El bien conocido montículo de Chiripa presenta un patio central hundido rodeado de 16 estructuras rectangulares que, en los espacios internos de sus muros, tuvieron compartimientos para almacenar productos agrícolas así como objetos relacionados con el culto. Tanto los pisos de arcilla como los muros internos estuvieron enlucidos con arcilla amarilla, en las paredes existieron nichos ornamentales y vanos de acceso a los compartimientos; algunos de ellos estuvieron ornamentados con dobles jambas escalonadas. Las paredes externas de estas estructuras estuvieron pintadas de colores rojo, verde y blanco y hay evidencias de que los pisos externos de arcilla que descendían hacia el patio hundido también tuvieron coloración de tonos rojos.

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Fig. 5. Complejo ceremonial de Chiripa, patio ceremonial hundido antes de su restauración.

Fig. 6. Ingreso al templete de Ch′isi. Se aprecia un personaje antropomorfo esculpido en la piedra, posiblemente representa a un ancestro. Estos elementos atestiguan el carácter especial de las estructuras e indican que no fueron habitaciones comunes. En estas estructuras seguramente se realizaron actividades especiales durante las ceremonias asociadas con el templo. Los depósitos de basura hallados detrás de los muros externos sugieren que en el lugar se realizaron actividades que incluyeron festines con comida y bebida. Por otra parte, distintas excavaciones revelaron la existencia de al menos 34 tumbas de personajes de alto estatus bajo los pisos de estas construcciones, cada estructura tuvo al menos cinco de estos entierros.

Chiripa ejemplifi caría la importancia que los ancestros y los rituales asociados con su culto tuvieron para las comunidades tempranas de la cuenca sur. Según Hastorf las construcciones junto a los entierros y la parafernalia ritual evidencian el rol central que los muertos tuvieron en relación al diseño arquitectónico. Ellos fueron esenciales a la idea de comunidad que se nutrió durante ceremonias que enfatizaban la memoria social del grupo a partir de unifi car a éste con los antepasados (Fig. 6). Las estructuras que contenían a los ancestros de la comunidad se convirtieron en lugares de reafi rmación de pertenencia dentro de un paisaje cultural. La arquitectura después del 400 a.C. se hizo más formal y muestra una mayor estratifi cación y restricción a sólo grupos reducidos de personas que podían acceder a los cuartos pequeños y tener una relación más directa con los antepasados. Los linajes más infl uyentes se habrían consolidado a través de la relación con los ancestros.