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Las narrativas de Tonopa a la Tunupa

Relato del Tonopa o Illapa Entre las descripciones más ricas que nos quedan sobre los antiguos dioses andinos está el mito del Tonopa, divinidad mayor que tuvo gran infl uencia en el Collasuyo, hoy día constituido en gran parte en territorio boliviano. Este gran dios fue identifi cado con el rayo o Illapa, fuerzas y energías atmosféricas que incluían al trueno, la lluvia y las tormentas. De acuerdo a Teresa Gisbert1, este dios andino fue por excelencia un dios masculino «aimara, celeste y purifi cador, relacionado con el fuego y el rayo» (Fig. 5).

Como relata Ponce Sanjinés2, Santa Cruz Pachacuti Yanqui Salcamayhua3 describía en su Relación de Antigüedades, los recorridos de Tonopa resaltando las siguientes características: llegó al Tawantinsuyu, después de expulsar a demonios propios de la región, un hombre delgado de edad, barbudo y con canas, con cabellos crecidos, una camisa larga, que enseñaba a la gente común con gran amor. Se llamaba Tonopa y tenía poderes excepcionales milagrosos como curar a los enfermos simplemente tocándolos, pero también ejercía sus poderes contra todo aquel que no le obedeciera, destruyendo a comunidades integras, convirtiéndolas en piedra, quemándolas o inundándolas.

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Fig. 2. Pampas altiplánicas en en el sur de Oruro.

Fig. 3. Las casas cónicas de los urus reflejan las antiguas construcciones familiares.

En las crónicas coloniales Tonopa está asociado directamente con el fuego, pero también con el agua, en la medida que éste no solo recorrió ámbitos cerca y dentro del lago Titicaca, ya que constantemente se menciona su relación con el agua, mediante imágenes como las sirenas y los peces. Por ejemplo, Santa Cruz Pachacuti, al hablar del reinado de Cápac Yupanqui, se refi ere a Tonopa, quien al tocar el agua del Titicaca, la convirtió en agua milagrosa, llevada hasta el Cusco y al Inca para bendecir y curar enfermedades (Fig. 2).

El agua es un elemento asociado a Tonopa en la medida que hace un contrapunto importante con el elemento fuego, revelando una relación opuesta, pero a la vez complementaria. Es decir, el fuego aparece como el elemento destructor, pero a la vez transformador, mientras que el agua es curativa y representa a la vida por excelencia.

Entre las características que se mencionan sobre este gran dios, se describe a un hombre que mostraba gran autoridad y veneración4 o que llegó al Collasuyo vestido como un andrajoso5, aspectos que caracterizan a muchos dioses mayores andinos6. Este dios aimara aparece como un personaje común y corriente de elevada edad, que no insinúa poder alguno, pero oculta grandes capacidades sobrenaturales que activan fuerzas extraordinariamente poderosas que estarían fuera del alcance de cualquier ser humano, excepto a través de los rituales, forma de apaciguar la furia de los dioses existentes en el panteón andino.

En los recorridos de este gran dios se mencionan las prédicas incesantes en aquellos poblados por donde atravesaba, dando terribles castigos a los que rehusaban escuchar, quemando e inundando poblaciones enteras o convirtiéndolas

en piedra7. Entre las hazañas más impactantes está aquélla en la localidad de Sicasica, tal como relata Ramos Gavilán, quien describe cómo se dio el encuentro o bifurcación entre Tonopa y Santo Tomás, representando el primero al dios andino y el segundo al nuevo santo cristiano, de tal manera que, en la descripción, se decanta lo bueno de lo malo para diferenciar a ambas fi guras religiosas en un proceso de cristianización y eliminación de las antiguas deidades andinas, consideradas paganas.

Las hazañas de Tonopa o del apóstol son relatadas de tal manera que se asemejan a los relatos bíblicos de Jesucristo cuando realizaba milagros como el andar sobre el agua. El cronista Ramos narra lo siguiente, como nos dice Gisbert8, cuando salió de Carabuco: «el santo tendiendo su capa sobre las aguas, entró dentro de la laguna (Titicaca), navegando hacia Copacabana.» Santa Cruz Pachacuti también describe otras hazañas en las que Tonopa inunda toda una población por rechazar sus prédicas, como en Yanqui Supaccocha o Quinmaraes, o convirtiéndolos en piedra como en Tiwanaku.

Su desaparición tiene una importancia enorme en la narrativa y es detalladamente descrita tanto por Sarmiento de Gamboa9 como por Ramos Gavilán10. La muerte de Tonopa se debe a haber «pecado» con sus dos hijas (peces del lago) y habiéndolo atado a una balsa de totora, navegó hasta Machacamarca, abriendo el río Desaguadero y deslizándose hasta el lago Poopó, hundiéndose bajo las aguas subterráneas y desapareciendo para siempre en las tierras de los aullagas (ubicadas al sur del lago Poopó y el salar de Uyuni) (Figs. 4, 6).

Desde entonces nunca más se supo del destino de este gran dios del Collasuyo. Si bien es conocida la existencia de un volcán situado a orillas del salar, se descono-

Fig. 4. Uru Murato pescando con un liwi liwi (boleadora) en el lago Poopó.

Fig. 5. El rayo o Illapa, dios aimara que era conocido también como Tonopa.

Fig. 6. Tierras inundables de los aullagas, entre el lago Poopó y el salar de Uyuni.

5 cía la vigencia local de una leyenda que situaba al volcán Tunupa como personaje central que describe sus hazañas y andanzas por dicha región.

Relato de la Tunupa Las diferentes versiones del mito de la Tunupa contemporánea se identifi can claramente con un personaje joven femenino (a diferencia del personaje del siglo XVI que se caracteriza por un personaje de edad y masculino). La versión que sigue es una de las más completas que incluye una serie de fragmentos existentes en las diferentes localidades estudiadas:

Se dice que un día el viejo Asanaques se casó con la Tunupa, y tuvieron varios hijos. El Asanaques era un viejo con barba blanca y el principal mallku de la región y la Tunupa una bella y joven mujer que llevaba doce polleras de muchos colores y doce enaguas (Fig. 1).

El viejo Asanaques era muy celoso de la bella Tunupa, ocasionando muchos sufrimientos a la joven mujer. Así, un día, cansada de tanto sufrir, la joven Tunupa decidió irse hacia la costa. En esa ocasión la Tunupa y el Asanaques tuvieron una riña, en la que el Asanaques comenzó a pegarle, mientras que la Tunupa pidió auxilio y salió en su defensa su hermana Chullasi, que se encontraba al otro lado del lago Poopó, cerca de Orinoca. Para defender a su hermana Tunupa, lanzó con una honda una piedra a la cabeza de Asanaques, hiriendo de esta forma al mallku para siempre. Por esa razón el mallku se encuentra inclinado hacia donde sale el sol y la piedra que le hirió se encuentra todavía en la pampa cerca del camino, y la llaman Pacokahua.

Mientras estaba herido el Asanaques, la Tunupa aprovechó para marcharse, dejando atrás a sus hijos: Wilacollo, Huatascollo, Huari y Sevaruyo (Cerro Gordo).

En su recorrido hacia la costa, la Tunupa orinó en las pampas de Aguas Calientes, donde hoy en día aún existen brotes de aguas termales. Luego, de transitar por las pampas de Condo, la Tunupa decidió descansar en la localidad de Quillacas, donde hizo un fogón para cocinar, formando así los cerros de Santa Bárbara y San Juan Mallku, donde luego se ubicaría el actual pueblo de Quillacas. Al día siguiente, dirigiéndose rumbo al oeste, para cruzar el río Márquez, la Tunupa dejó una de sus abarcas, en lo que hoy en día es la pequeña loma Sato. Al otro lado del río, decidió descansar un poco dejando su aposento temporal (jaraña) en esa localidad, conocido con el nombre del cerro de Pedro Santos Willka y donde se encuentra, al pie del cual está el pueblo de Pampa Aullagas. Rumbo al sur, cerca de Tambillo, la Tunupa excavó la tierra para construir una Tiwaraña y benefi ciar su quinua, comida que se guardó para el resto del camino.

Siguiendo su trayectoria hacia el sur, en una localidad llamada Jayu Cota, excavó nuevamente la tierra para luego verter su leche y dejarla a su hijo menor que la seguía. Este lugar es actualmente un pequeño salar de color rojizo. Más adelante en su camino dejó a un hijo enfermo con viruela, llamado Salviano, nombre de un cerro que tiene muchos huecos.

Fig. 7. El volcán Tunupa en el salar de Uyuni.

Fig. 8. Un atardecer en el lago Poopó. La Tunupa continuó su camino hasta salir de Uyuni y perder de vista al Asanaques. En esta zona se encontró con dos jóvenes muy guapos, el Coracora y el Achacollo (o Cerro Grande), con los que tomó amistad, y quienes la convencieron que se quedase por esos lugares.

Muy pronto los jóvenes se enamoraron de la bella Tunupa. Su belleza atrajo la atención de conocidos y poderosos mallkus como el Tata Sabaya y el Aconcagua. Algunos dicen que el mallku Sabaya mandó su ejército para conquistar y robar a la Tunupa, fracasando en su intento. Mientras tanto los dos jóvenes pretendientes comenzaron a pelearse por la Tunupa hasta iniciar una guerra. Con un hondazo, el Coracora hirió el corazón del Achacollo, por lo que se desangró mucho. Por eso este cerro hoy en día aparece totalmente seco. Por su parte, el cerro Achacollo también lanzó un hondazo al Coracora, hiriéndolo en la vejiga y abriéndole muchos huecos. Este cerro hasta ahora tiene vertientes de agua que salen de su interior. Así ambos jóvenes pretendientes murieron por el amor de la Tunupa. Y desde entonces la Tunupa se quedó para siempre allí (Fig. 8).

Los dos protagonistas principales de la leyenda: la Tunupa y el Asanaques, son dos volcanes importantes de la región sur del lago Poopó y están asociados a los poderes del fuego provenientes del interior de la tierra, el ucupacha. Ambos están representados en la dualidad humanizada hombre/mujer. Sin embargo, existen otros personajes importantes que también representan a otros apus de la región, a ríos, a salares y puntos geográfi cos particulares que hacen un escenario distintivo al del norte, y que se establece en el sur del lago Poopó y sus áreas circundantes (Figs. 1, 7).

La pareja Asanaques (viejo masculino) y Tunupa (joven mujer) representan un punto de partida para dar lugar al relato del personaje principal que es propiamente el de la Tunupa actual.

Por otra parte, Chullasi (Orinoca) es también personaje importante, hermana de Tunupa, quien salió en su defensa y permitió que la Tunupa partiera hacia un nuevo destino que la llevaría hasta el salar de Uyuni, donde permanecería para siempre (Fig. 9). Hay que recalcar que los personajes se desenvuelven en un contexto geográfi co que refl eja típicas características del paisaje natural, como son las aguas termales cerca de Challapata, consideradas curativas; el río Marquez, que separa simbólica e históricamente a los quillacas de los aullagas; es decir, las tierras de los aimaras y de los urus, respectivamente (Fig. 3). La tiwaraña hoy es una hendidura redonda de piedra producida probablemente por la caída de un meteorito y que hace de ella un lugar considerado especial por la energía que produce. Finalmente están los salares, particularmente el de Uyuni que desempeña un rol fundamental en la narrativa de la Tunupa como recurso natural que representa la cultura por su asociación con la leche materna, donde se quedó el personaje principal al lado de sus dos pretendientes, Achacollo y Coracora, que dieron sus vidas por ella.

Todos los personajes del mito están relacionados con volcanes y picos importantes de la geografía de la región. El escenario histórico de esta segunda versión es un territorio que ocupaba la antigua confederación de reinos aimaras de los quillacas-asanaques-aullagas-uruquillas-sevaruyos-aracapis. Los dos primeros (quillacas-asanaques) eran reinos aimaras, mientras que los dos siguientes (aullagas-uruquillas) eran de procedencia uru. Los sevaruyos-aracapis fueron

Fig. 9. Vista de Chullasi desde el lago Poopó.

Fig. 10. Recorrido de la Tunupa por el sur de Oruro.

seguramente asociados a la Confederación por desprendimiento muy temprano de los quillacas de origen aimara11. Dicho territorio abarca hoy tres provincias contiguas: Abaroa, Pagador y Ladislao Cabrera en el departamento de Oruro (Fig. 11).

La Tunupa aparece como una joven mujer, en contraste extremo con el personaje del siglo XVI, hombre y de edad avanzada. Su belleza natural atrae a muchos pretendientes conocidos que provienen de lugares tan apartados, como son el mallku Aconcagua del sur o el Sabaya del norte. Su belleza hace que los dos jóvenes pretendientes de la región del salar pierdan su vida por ella en un combate que desangra a ambos. Pero quizá lo más importante de este personaje no es solamente su desdoblamiento en referencia al antiguo Tonopa, sino que al recorrer por varios lugares hoy conocidos como puntos identifi cables como pueblos importantes que conformaban la antigua Confederación de reinos aimaras y urus, revela una misión que se asocia a la cotidianidad, a la domesticación de los recursos, a la fabricación de la cultura material y a la reproducción humana. Estos hitos, reconocibles como civilizatorios, tienen un contenido muy distinto al del Tonopa del siglo XVI, ya que las misiones asumidas por ambos son diametralmente distintas en concepción. La antigua versión es religiosa y moralista, mientras que la segunda es cultural y de domesticación.

Este proceso civilizador se caracteriza por las acciones domesticadoras de la Tunupa. En una primera instancia, al construir un fogón nos recuerda la introducción de los alimentos cocidos que separan la cultura de la no-cultura o salvaje12. De la misma manera, la abarca representada en la loma de Sato nos sugiere la manufactura de la vestimenta. Y aún más, la construcción de la tiwaraña y el proceso de preparación de la quinua son sugerentes en la medida que denota la introducción de una economía sedentaria basada en su explotación agrícola. Por otra parte, la sal de jayu qota (laguna de sal) representa uno de los elementos más importantes de la cultura panandina13 asociada a la reproducción humana en un contexto sociocultural en el que resaltan las prácticas y normas de sociabilidad de una sociedad como la del sur andino (Fig. 10).

Salar de Uyuni Thunupa

Coracora Achacollo

Tiwaraña

RÍo MARQUEZE Pampa p Aullagas Orinoco

Pedro Santos Willca

Sebaruyo Sato Loma Quillacas

K’eri o fogón de Thunupa

Cerro Gordo

Camino Carretero

Mallku Andres Azanaque

Pacok’awa (Roca que hondeo Chullasi)

Chullqui (Hna. de Thunupa) Tata Sabaya

LAGO POOPÓ

Llapallapani

Ag guas termales (Orín de la Thunupa)

Challapata

Watascollo (Hijo menor de Thunupa)

Wilacollo (Hijo mayor de Thunupa)

10

11

Fig. 11. Vista del Asanaques desde el lago Poopó.