Arquitectura en torno al lago Titicaca
T
odo grupo humano crea su propia arquitectura con rasgos que la caracterizan: así las civilizaciones andinas son autónomas, hasta el momento de la conquista, con formas propias que las definen. En el siglo XVI sobre ellas penetra, a través de España, la cultura occidental; este impacto se siente en lo que fue el Imperio Incaico, el que a su vez había asimilado culturas anteriores como la Colla y la de Tiwanaku. Inmediatamente después de la llegada de los europeos, el remanente del arte indígena es escaso pero con el correr del tiempo esta influencia no disminuye sino que aumenta hasta hacerse tan fuerte que en el siglo XVIII es la determinante principal.
Fig. 1. Portada de la iglesia de Santo Domingo. La Paz.
Teresa Gisbert
Por su parte, el cristianismo tuvo que adaptarse a las costumbres de los indígenas, quienes realizaban sus ceremonias a cielo abierto. La arquitectura española aceptó esta realidad y así nacieron, primero en México y después en los Andes, lo que se conoce como «conjuntos de atrio y posas» que consisten en un plaza abierta que antecede a la iglesia, plaza dentro de la cual se levantaban cuatro capillas. Tanto
161