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Figs. 8a, b, c, d, e. Las esculturas líticas son excepcionales durante el Formativo del altiplano del Titicaca, tradición que es continuada y mejorada durante el periodo Tiwanaku. Incluyen cuatro modalidades principales: figuras humanas, figuras de animales, estelas y losas talladas. Museo Lítico de Pukara (a, b, d, e). Museo Municipal Dreyer, Puno. (c), Puno.
8e
Tiwanaku en la cuenca norte del Titicaca El periodo Tiwanaku abarca aproximadamente de 500 a 1000 - 1200 d.C., cuando una extensión considerable del sur andino compartía rasgos culturales característicos y muy homogéneos, con su centro de dispersión en el altiplano del Titicaca. Tiwanaku es el resultado de un largo y complejo proceso histórico, que no es el caso discutir aquí, con antecedentes inmediatos en el Formativo Superior de la cuenca sur del Titicaca (Qeya o Tiwanaku III), de la cuenca norte (Pukara), y de poblaciones de la región de los valles de Cochabamba identificados con el estilo Tupuraya. La confluencia de estas tres tradiciones culturales y económicas generaron las condiciones para la aparición del Estado tiwanaku. Si bien los investigadores coinciden en señalar que durante Tiwanaku se logró el nivel más alto de desarrollo del altiplano del Titicaca27, y que el territorio nuclear estuvo ubicado en torno al lago, no hay consenso sobre la organización política y económica durante su larga historia. Nuestra propuesta es que la característica fundamental de esta sociedad fue la combinación de tres mecanismos complementarios de interacción que hemos denominado «patrón altiplánico»,28 diseñados y manipulados por la élite residente en el centro de Tiwanaku e implementados de manera paralela: a) la explotación de un área nuclear de hábitat circunlacustre, donde se ejercía un control territorial pleno; b) el establecimiento de colonias con población permanente en los valles costeños del Pacífico y probablemente también en la frontera oriental hacia la selva; y c) la participación en una red de intercambio a larga distancia con territorio no altiplánicos, a través de centros multiétnicos, como por ejemplo San Pedro de Atacama.
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