El recorrido geografico de la Tunupa La muerte en la versión contemporánea está asociada a la relación entre la Tunupa y dos jóvenes «guapos» que se convierten en sus pretendientes, con intenciones de desposarla. La relación entre los pretendientes y la Tunupa se basa esencialmente en una relación de afinidad, en contraste con la relación consanguínea que tuvo Tonopa con sus hermanas/hijas que causó su muerte.
Transformaciones del mito en el tiempo Transformaciones de Tonopa Un indicio de las primeras transformaciones de Tonopa se encuentra en el relato de Santa Cruz Pachacuti, citado por Gisbert,14 donde Tonopa aparece en su misión de destruir antiguos ídolos que posiblemente correspondían a cultos anteriores a la aparición del propio Tonopa. Se advierte una serie de transformaciones de Tonopa que se dan en distintos momentos de la historia andina, sostenidas por autores como Ponce Sanjinés y John Rowe, quienes propusieron una antigüedad significativa de los orígenes de dicho dios aimara del siglo XVI. Ponce Sanjinés en su obra clásica Tunupa y Ekako, sostiene que el dios andino se remonta a la cultura de Tiwanaku. Por su parte, Uhle ya había indicado que Tunupa provenía culturalmente del periodo Tiwanaku, diferenciándose de Wiracocha quien representaba el periodo de expansión incaica sobre el territorio andino meridional. Esta aseveración pone a Tonopa en una dimensión cronológica de larga duración. La relación entre Ekako y Tonopa es indicativa de que dichas divinidades han sufrido varias transformaciones de manera tal que una deidad previa no desaparece al surgir la otra. Es decir, las transformaciones se dieron de tal manera que las características de una no desaparecen por completo sino que se mantienen en un sitial particular al mismo tiempo que surgen otras deidades en torno a contextos políticos particulares. Si bien el culto a Tonopa tuvo su auge antes de la invasión incaica sobre territorio colla, éste fue progresivamente desplazado ante la presión cuzqueña por implantar a Wiracocha, sufriendo una segunda metamorfosis trascendental, en la medida que las circunstancias políticas eran claras para que se diese dicha transformación con fines expansivos. Gisbert afirma que efectivamente Tonopa aparece como Wiracocha ya en los escritos de Cieza de León cuando éste le adjudica la personalidad de Tonopa. Por otra parte, en sus escritos sobre Tonopa, Santa Cruz Pachacuti hizo una pregunta que nació de su propia conversión y convicción en la Iglesia Católica, cuestionando la legitimidad del propio Tonopa: «Pues se llamó a este barón Tonopa Viracochampacachan, pues, ¿no será este hombre el glorioso apóstol Santo Tomás?». A partir de este momento Tonopa manifiesta una tercera transformación, casi paralela a la segunda, de Tonopa a Santo Tomás (Fig. 12).
Ramiro Molina Rivero
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