Mitos del Altiplano
L
os mitos ejercen atractivo especial para quienes buscan verdades y las encuentran, a los que califican de imaginación, cuando no de mentiras que se ocultan tras la literatura oral, lindante con el folklore. Los mitos existen y son verdades, especialmente para quienes les otorgan crédito. Se llega al extremo de señalar al mito como sinónimo de mentira cuando el que cree es el otro y como verdad cuando somos nosotros los que otorgamos el criterio de veracidad. El Diccionario de la Lengua Española, entre varias entradas, indica que son mitos: «Narraciones maravillosas […] protagonizadas por personajes de carácter divino o heroico […] Historia ficticia o personaje literario1».
Fig. 1. Manco Capac y Mama Ocllo partieron del lago Titicaca para fundar el imperio de los Incas. Mito escenificado en noviembre, durante la celebración de la fundación española de la ciudad de Puno.
Jorge Flores Ochoa
La perspectiva de las ciencias sociales, especialmente la etnología, ofrece variedad de criterios. Propone que los mitos son verdades, contadas alegóricamente, no pocas veces con galanura literaria. Para otros son pura ficción, resultado de la imaginación creadora y deben considerarse literatura. Es evidente que no hay significado único ni general. Los mitos deben y pueden merecer análisis literario, psicológico, funcional, histórico, lingüístico, cultural y por supuesto, ideológico y religioso2.
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