Angie Carolina Gutiérrez Torres
CANANA
¡Ve! allá entre esas dos montañas grandotas y sobre el valle de ese río, se encuentra la que pareciera la ciudad de los sueños de cualquiera, es que hasta la llaman la sucursal del cielo, dizque a la gente le sobra calidez y sabrosura, que eso es un paraíso porque tiene de todo, que tiene siete ríos, que el clima es calientico, pero también es fresco, que tienen los mejores deportistas y bailarines, que es una ciudad cívica e inclusiva, mejor dicho, el cielo en la tierra, le hace honor a su apodo. Pero lo que no se dice de allá, es que impera la injusticia, la desesperanza, el desempleo, el clasismo, la desigualdad social, la ilegalidad y la violencia. Pero un día como ningún otro, un día lleno de esperanza e ilusión, la gente de esta ciudad se volvió rebelde, sacó la cañaña que tienen en la sangre, en el corazón y en el alma, para liberarse del yugo que los oprimía. En las calles de este falso cielo se agruparon centenares de personas a exigir empleo, educación, salud y muchos derechos que durante largos periodos de tiempo se les han vulnerado. La cañaña, fuerza, voluntad, resistencia o como le quieran llamar, se apoderó de toda una ciudad y con actividades como cantar, gritar, saltar, caminar, correr, pintar, cocinar, educar, marchar y bloquear, este increíble día de despertar social, se magnificó durante cuatro meses. Durante el día y la noche, las calles de esta hermosa ciudad se convirtieron en campos de batalla, los ríos se llenaron de sangre y de cuerpos, los almacenes de cadena fueron usados como centros de tortura, en los comandos de atención inmediata de la policía violaban mujeres, detenían y desaparecían arbitrariamente a la población. [76] La ciudad de la furia