Caligrafías

Page 1

Contenido

4 |
5 |
Ver poster

Danzante

Héctor Andrés

Mi resignificación de la danza en la ciudad constructos sociales, diversidad &

vocación

DANZANTE.

GESTOR CULTURAL Y DEL AMBIENTE

Mi historia en relación con el territorio y los primeros momentos en los que siento que empiezo a contribuir a la sociedad, tiene sus inicios cuando culmino el pregrado de ingeniería ambiental. Una vez inmerso en el campo laboral percibí la posibilidad de conectar con grupos poblaciones a los cuales podría aportar desde la formación que había tenido; sin embargo, muy en el fondo de mi alma sentía que había algo más grande que podía hacerme vibrar y recobrar el sentido a mi experiencia de vida; ese algo era el Arte.

“... muy en el fondo de mi alma sentía que había algo más grande que podía hacerme vibrar y recobrar el sentido a mi experiencia de vida; ese algo era el Arte.”

El contexto en el que crecí me influenció a tomar decisiones que, por un periodo, me alejaron del arte que tanto disfrutaba cuando era niño. Una de las razones fue encontrar, en el entorno, escasa visibilización de procesos culturales y artísticos que fueran fuente de inspiración para individuos interesados en esta forma de vivir y habitar en la sociedad. No obstante, mi fuerte, pero oculto, interés por las artes del movimiento, me llevaron a tomar la decisión en el año 2019 de seguir los caminos de las artes escénicas y, en especial, la danza, donde el cuerpo ocupa un lugar fundamental.

El primer reto fue ir en contra de lo que socialmente ha sido establecido como correcto, pues cuando decido danzar y regresar a la universidad para formarme en arte, ya tenía 26 años y una maestría recién terminada. Sabía que me enfrentaba al mundo de la incertidumbre y la informalidad; pero también, a lo efímero que es pensarse como un ser danzante cuando tu instrumento de trabajo es el cuerpo. Pese a ello, le aposté a este camino, confiando en que encontraría la manera y las formas de hacerme un espacio en el que pudiera dignificar la labor de los artistas sin importar la edad, la expresión de género o los ideales.

7 |

Desde el instante cero, cuando empiezo este camino, decido buscar en la ciudad espacios donde, además de empezar a entrenar mi cuerpo, me permitieran encontrar un lenguaje dancístico con el que me sintiera afín. Y qué mejor que hacerlo en una ciudad tan rica y diversa en danzas como lo es Santiago de Cali.

Fue así como por mi cuerpo pasaron las danzas folclóricas, los ritmos urbanos, la danza clásica y la salsa; pero fue solo hasta que tuve mi primera clase –de lo que luego entendí que se llamaban danzas contemporáneas– cuando logré conectar con una posibilidad de ser yo, de sentir que podría ser libre y de alejarme de la dualidad de género, de la danza en pareja entre hombre y mujer “tan bien aceptada socialmente”. Todo esto, lo supe cuando de mi rostro emergieron, al mismo tiempo, lágrimas de felicidad y miedo.

La Universidad del Valle se ha convertido en un espacio de vital importancia para este proceso; pues, además de tener la posibilidad de formarme en el programa de Licenciatura en Danza, he podido conocer este arte desde lo teórico y lo práctico, además de estar junto a personas que llevan años formándose en danza en los ámbitos escénico, de enseñanza, gestión cultural y de investigación.

En estos tres años continuos transitando en el camino del arte y la cultura, me he visto afectado y permeado por dos coyunturas sociales: la pandemia del COVID 19 y el estallido social. Pero también, he tenido la oportunidad de formular y gestionar proyectos de carácter escénico e investigativo en sus distintas fases: preproducción, producción y posproducción. Además, he coordinado una fundación que atiende niños y jóvenes de escasos recursos con talento especial para la danza. Estas semillas que he plantado me han dado bonitos frutos como por ejemplo, ser uno de los ganadores del Estímulo para el Fortalecimiento a la Formación Superior en Artes, de la Secretaría de Cultura de Santiago de Cali, entre otros.

8 |

En medio de todo esto, ratifico que quiero danzar hasta que mi cuerpo me lo permita, no solo desde lo estético, sino también desde la posibilidad de cuestionar y abordar circunstancias que nos afectan como humanidad y, en particular, como hombre homosexual. Desde esas necesidades identifiqué que, en el arte juntos hacemos más, sobre todo cuando emergen ideas que surgen de las experiencias de vida, las formaciones y los procesos diversos de un colectivo de personas. Es así que por resonancia, me uno con Bryan Labio: actor, bailarín y compañero de la licenciatura con quien, desde abril de este año, empezamos un sueño llamado IMDÁNCOL, un colectivo que toma como eje central la danza y la investigación para crear propuestas y proyectos acordes al contexto. Aunque el cuerpo de baile está conformado por hombres, se pretende trascender este rol identitario para dar lugar a un cuerpo que se transforma según la situación a abordar.

10 |

En este proceso he asumido roles de dirección de proyectos, asistente artístico y bailarín del colectivo, teniendo como principal resultado, hasta la fecha, dos piezas dancísticas, las cuales han circulado en diferentes ciudades del país como Bogotá, en la Exposición ERA; Santiago de Cali, en el VI Encuentro Internacional de Jóvenes Coreógrafos y en el VIII encuentro Javeriano de Danza Contemporánea; y en Palmira, en el XXVIII Festival de las Artes Ricardo Nieto. En estos escenarios hemos trabajado bajo la visión de movilizar al público través de nuestras propuestas escénicas, que han abordado temas de discriminación, tecnología y arquitectura.

11 |
20 |

Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.