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RESISTENCIA - Gabriela Escobar
RE SIS TEN CIA
Gabriela Escobar
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No hay mal que dure 100 años, ni pueblo que lo resista.
Toda palabra revela un síntoma, mucho más cuando se insiste en ella, cuando se vuelve habitual, repetitiva, simbólica ¿Qué revela entonces que la nuestra, en este estallido social, sea resistencia? Resistir es sinónimo de aguantar, tolerar y sufrir, pero también lo es de oponerse, pervivir o durar. La palabra tiene, al mismo tiempo, una lectura pasiva en la que algo se tolera, o se sufre y, una activa, en la que se genera una oposición a algo, una barrera. Además, que algo sea resistente quiere decir que es durable, que aguanta los cambios o las presiones del ambiente. Pero, es que eso es lo que hemos sido, somos y seremos siempre, un cuerpo fornido, tras haber disputado innumerables batallas, la mirada fija en el horizonte, chequeando el extenso territorio, el brazo derecho siempre en alto, empuñando una lanza, lista para ser disparada ante la presencia de alguna bestia blanca.
Así yace el cuerpo inmortalizado del cacique Jamundí, famoso por su valentía durante feroces peleas, y eso nos ha dejado de herencia a todos los que hoy nos abrazan estas tierras, permanece la sensación de pertenecer a un sentir colectivo que se enuncia como La Resistencia. Incluso, sin juntarse en la calle, o sin haber participado en este Paro, hay un cierto vínculo de la mayoría de los jamundeños que se resume en eso: resistir. El subterráneo y perma-
nente vínculo de identidad nacional que se construye en reconocer que el zapato del vecino también aprieta todos los días un poco más.
El Paro Nacional es, entonces, un avance para nuestro municipio que parecía tan ausente y desinteresado ante esta situación nacional, en la que por cada muerto parecieran levantarse miles de jamundeños más, para seguir caminando en esa búsqueda de la emancipación de la sociedad colombiana, que hoy representa la lucha de todos los pueblos. Pudo pasar como otro momento coyuntural de nuestra historia, pero, fue un momento en el que se gritó no más autoritarismo, no más patriarcado, no más racismo, no más discriminación, no más asesinatos a líderes, no más masacres, no más hambre, no más neoliberalismo, entre otras tantas frases que, finalmente, solo reclaman desgarradoramente justicia y dignidad, pero esta vez, Jamundí también lo gritó.
La historia dirá si es otra posibilidad fallida o si, definitivamente, transcenderemos con la unión de los movimientos sociales hacia un nuevo país, en el que ya no se naturalice la muerte violenta, las injusticias, el latrocinio y la desigualdad. Así, esta generación trasciende y construye lo colectivo, aspectos necesarios para la emancipación; por eso, independientemente de qué tanto se consiga avanzar ahora, la protesta social se reclama como una victoria que genera esperanza y construye futuro, con un caminar que se mantendrá constante hasta lograr transformar las bases sociales que solo beneficia e interesa a unos pocos, y en ese caminar Jamundí estará presente siempre con su gente unida en pie de lucha.
