2 minute read

OLVIDO - Geraldine Zapata Valencia

OL VI DO

Geraldine Zapata Valencia

Advertisement

El 28 de abril de 2021 se agendó una jornada de manifestaciones a nivel nacional por la nueva reforma tributaria que Alberto Carrasquilla, entonces Ministro de Hacienda,

habría calculado fríamente para extraer más renta por medio de impuestos, que solo están dirigidos a la población más vulnerable. Pero éste solo fue el detonante de los constantes atropellos a los que el gobierno de Iván Duque, y en general los gobiernos neoliberales “elegidos” en Colombia, condenan a la población popular; pues la no implementación del acuerdo de paz, los recortes presupuestales para la educación, el abandono estatal, la ausencia de programas de trabajo para jóvenes que no tienen oportunidades y el abuso policial constante, son solo algunas de las razones que generaban en la población esa sensación de enardecimiento. Inicialmente la jornada se desarrolló de manera pacífica, aunque con gran masividad en sus puntos de encuentro.

Sin embargo, el abuso policial mencionado anteriormente, terminó de detonar la bomba de tiempo que sería la crisis social y económica a la que ha estado sumida Colombia. Los primeros manifestantes y pobladores asesinados por la Policía Nacional y el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad), generaría el terror y la ira suficiente para convertir las calles en campos de batalla. Y no era para menos, ya que protestar para conseguir las oportunidades que el Estado nunca ofreció, los estaba condenando a la muerte. Y así sucedió con muchos niños, jóvenes y adultos que solo querían una oportunidad, una oportuni-

dad de estudiar, una oportunidad de trabajar, una oportunidad de no estar condenados a la carencia que se puede vivir en los barrios de estratos bajos de las ciudades, donde la renta básica mensual muchas veces no alcanza el salario mínimo.

Las jornadas de movilización se extendieron durante días y noches aterradoras, llenas de disparos y sirenas de ambulancias, donde todos pudimos observar la sevicia con la que actúa el Gobierno Nacional y la fuerza pública, declarados enemigos del pueblo. También nos dimos cuenta lo cruel que puede llegar a ser la indiferencia de la gente, específicamente de esta que no es pueblo, que ocupa estratos socioeconómicos más altos y que nunca ha tenido ninguna necesidad sin satisfacer, pues pusieron sus privilegios por encima de la vida misma de aquellos quienes se manifestaban por un bien común.

Hoy, tan solo dos meses después de levantarse los puntos de bloqueo, cerca de 80 familias siguen llorando a sus seres queridos, dignos mártires que no dudaron en arriesgar su vida por conseguir una vida digna para ellos y sus familias. Hoy, que nos faltan 80 personas, que vimos como el estado las borraba como si se tratase de un juego, me pregunto: ¿cómo es que seguimos la vida tan tranquila con tantas familias destruidas? Pues bien, hoy reafirmamos la gran capacidad del ser humano para pasar la página frente a hechos macabros, y aunque siga valiendo la pena arriesgar la vida por luchar por sus propios ideales, la sociedad nos condenará al olvido. El olvido que seremos, como versó Borges y noveló Abad Colorado.

This article is from: