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REBELIÓN - Ronald Bonilla

Ronald Bonilla

REBE LION

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Desde gobiernos pasados la sociedad colombiana ha sufrido malos manejos políticos,

los cuales han golpeado, principalmente, a la población más vulnerable; por ejemplo, altos impuestos, desempleo, violencia en el campo y demás factores que se han agudizado cada vez desde el mando presidencial de Iván Duque (2018-2022). A raíz de esto, la intención de este texto es analizar brevemente los hechos que condujeron al gran estallido social en el país, principalmente en Santiago de Cali. Como recordatorio, desde 2018 la ciudadanía empezó a rebelarse a causa de las políticas del gobierno frente a la poca destinación de recursos económicos a las universidades públicas del país, luego en el conocido 21N (21 de noviembre) del 2019, los colombianos se volvieron a movilizar por el descontento frente a las políticas económicas, sociales y ambientales del actual gobierno, asimismo por el manejo que se le estaba y se le está dando a los acuerdos de paz con las FARC-EP, el homicidio de líderes sociales (campesinos, indígenas y reinsertados exguerrilleros), y a diversos casos de corrupción dentro del gobierno colombiano. A pesar de lo ocurrido, el Comité Nacional de Paro no llegó a un acuerdo con el Gobierno de Colombia.

Ahora, sin olvidar el decrecimiento económico causado por la pandemia desde el 2020, la situación se complicó mucho más en este año, cuando el gobierno de Iván Duque lanzó una reforma tributaria titulada como Ley de Solidaridad Sostenible: ésta pretendía aumentar los impuestos a la clase media, gravar la canasta familiar

con el Impuesto de Valor Agregado (IVA), afectando a los productos de primera necesidad, y a los servicios públicos básicos (agua, energía eléctrica, gas natural, telefonía pública) servicios funerarios, entre otros servicios (BBC News Mundo, 2021). Lo anterior, desencadenó un gran descontento en la población colombiana, que decidió movilizarse por medio de protestas pacíficas desde el 28 de abril. Ese fue el inicio de la protesta social más fuerte de los últimos años en Colombia y, a modo de opinión, se puede reconocer a la ciudad de Cali como el epicentro del Paro Nacional, dado que fue el lugar donde se vivieron con mayor intensidad las protestas, las cuales exigían la eliminación de la reforma tributaria, de la salud y de las pensiones. En los primeros días, las manifestaciones eran pacíficas hasta que comenzaban los enfrentamientos entre el Esmad y personas de la denominada primera línea en diferentes puntos de concentración en la ciudad, se establecieron distintas zonas de concentración y cada vez aumentaba la presencia de la ciudadanía en estos puntos. Pero fueron las noches, el momento de mayor incertidumbre, dado que muchas personas desaparecían o perdían la vida en los enfrentamientos.

Entre las posibles explicaciones de esta fuerte protesta social en la ciudad y contando que la Minga Indígena se unió a las movilizaciones, se puede pensar de acuerdo con Lina Martínez, directora de Polis, el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Icesi que: “Demográficamente, Cali es una ciudad joven. Y aunque casi toda la sociedad muestra descontento por la situación del país, la población joven es la que está viendo mayor desesperanza…” (Hoyos, 2021). Además, de manera reflexiva, si analizamos la situación de Cali, aun antes de estos hechos, se evidencia que es una de las ciudades con mayor vulnerabilidad social en el país, puesto que la ciudad acoge una alta población desplazada del mismo pacifico colombiano y migrantes venezolanos, esto produce mayores necesidades en términos de empleo, vivienda, etc. Además, las decisiones desacertadas por parte del alcalde, la agudización económica por la llegada de la pandemia y, finalmente, el proyecto de la reforma tributaria por parte del gobierno nacional, detonaron las inconformidades de la ciudadanía caleña y demás colombianos en otras regiones.

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