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DESCONCIERTO - Alejandra Erazo Benavides

DESCON CIERTO

Alejandra Erazo Benavides

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La ciudad nos brinda espacios por los cuales diariamente transitan cientos de personas que se tornan en conceptos,

sentimientos y reacciones. En estos lugares con el pasar de los días se apodero el caos, la furia, el miedo. Cali fue bloqueada en varios sectores estratégicos, afectando la movilidad, los sectores industriales y la tranquilidad de los ciudadanos, quemando varias estaciones del MIO, al igual que sedes de bancos reconocidos; destruyendo parcialmente la ciudad, de la cual ya se estaba desarrollando y visibilizando una organización a nivel de transporte y ciclovías.

Para la mayoría de las personas que utilizaban el trasporte diariamente como medio para desplazarse por la ciudad y llegar a sus respectivos trabajos, se reflejaba tristeza y desolación al ver lo ocurrido, pero al mismo tiempo daban la razón que era justo y necesario hacerse escuchar y que un pueblo unido puede lograr grandes cosas.

Para la historia, varios sitios de la ciudad quedaron marcados y conmemorados, donde cada día alojaban a cientos de personas unidas en las calles con la bandera de Colombia en su espalda, donde se reconocía y visibilizaba la unión de un barrio, un pue-

blo que expresaba, un solo dolor y un solo sentir, un solo grito apoyando a los jóvenes que pretendían cambiar esta sociedad, que se revelaban ante un gobierno sin oportunidades. Esto se volvió una lucha constante, una guerra urbana.

Hoy, al pasar por estos lugares, se traen recuerdos tristes, se recuerda a los jóvenes que entregaron su vida, ellos pretendían cambiar esta sociedad con actividades culturales, sensibilizando a una comunidad. Querían generar un cambio, pero, el peso del conflicto se ha convertido en una guerra fría, quedando sin esperanza alguna y sus sueños exiliados por la violencia. Fueron despejados con sangre, es un fracaso de un modelo económico que solo sostiene la desigualdad, que para garantizar la movilidad de los empleados de las grandes empresas fue indispensable asesinar a inocentes, los capitalistas promovieron la muerte de manifestantes y la alianza parapolicial para preservar su falsa ilusión. Esa lucha incansable y la sangre derramada de jóvenes guerreros, nos recuerda que no podemos dejar en el olvido todo lo que lucharon.

Se puede decir que estamos al frente de una generación que está en tiempos de transformación, para poder construir una libertad colectiva, para honrar la vida y reconocernos como pueblo unido, recordar nuestro memorial ancestral, nuestros territorios; tenemos el poder y la misión de evitar que direccionen las armas hacia el pueblo.

No se puede cerrar los ojos frente a quienes claman piedad.

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