
2 minute read
PARO - Diana Mosquera Angulo
El paro nacional impactó de muchas maneras mi vida, solo recordarlo me genera conflicto.
PA RO
Advertisement
Diana Mosquera Angulo
Los bloqueos, la incertidumbre, no ver a mi familia por más de un mes, escuchar los disparos y los gritos de la gente; las redes sociales mostrando la problemática y la falta de alimentos, provocó en mi ser un colapso. Vi cómo mi ciudad pasó a ser para mí un lugar cotidiano y, de cierta forma pacífica, a ser un lugar de caos e incertidumbre; pero a pesar de que yo la percibiera de “forma pacífica”, soy consciente de que es justo y necesario lo sucedido, la ciudad que yo percibía realmente está hundida en la inseguridad, en el desempleo y el hambre, una ciudad llena de caras cansadas, tristes y sin esperanza. Creo que el paro hizo un cambio en mi mente de una forma forzada y sin avisar, pasé de ignorar la realidad a verla cara a cara, recuerdo perfectamente como tuve que ingeniármelas para poder llegar a mi trabajo y debía hacerlo, yo era la única que tenía la posibilidad de trabajar en mi familia; durante todo ese tiempo fuí el sustento de todos.
Que dura es la realidad del país, al comienzo del paro participé en algunas manifestaciones, me sentí acogida por todos y se sintió increíble poder ver cuán cantidad de personas unidas por la causa, siempre diferí de la participación policial, ver como abusaban del poder, durante ese tiempo no pude volver a mi casa, tuve que quedarme en mi trabajo por un mes y medio, trabajo cerca de La Luna y fue horrible escuchar los gritos de los manifestantes, cómo se movían por la autopista suroriental gran cantidad de agentes del Esmad con arma en mano. Fue tan agobiante que dejé entrar a algunos chicos, ver sus caras de terror y el corazón a mil, pero solo se hizo una vez, debido a que los dueños de la empresa apoyaban el accionar de la policía y en la situación descrita anteriormente, no me preocupaba perder mi trabajo.
Llegué a un punto en el cual me desconecté de las redes sociales y en las noches me encerraba en la oficina para no poder oír lo que sucedía, debido a que eso ocasionó una serie de ataques de ansiedad, no solo en mí, sino también en mis compañeros de trabajo. A esto se le debe sumar el hecho de que la comida empezó a escasear debido a los bloqueos, aumentando aún más la conmoción pública. ¿Una libra de papa a 5000? Esto generó un descontento hacia las manifestaciones y las razones por las cuales el paro se dio. La ciudad estaba desolada, dividida y sin comida, era un paisaje de guerra medieval en el siglo XXI, en un país tercermundista.
Duele ver que ser un individuo solo le compete a quien lo es, y cómo la valoración política de serlo, se transforma en una neblina que se disipa con el tiempo y deja de ser.