Daniel Felipe Hurtado Mariaca
DE SEN GA NO
Ante la desesperanza de una ciudadanía pobre e inconforme que requería el diálogo,
la intransigente respuesta de un gobierno obstinado, ocasionó un estallido social en donde el orden público no estaba presente. En Cali las vías estaban bloqueadas, los semáforos ya no existían y el transporte público no operaba; la furia popular desatada por años de insatisfacción y cansancio decidió expresarse. En este contexto tenso y hostil, la ciudad era escenario de todo tipo de manifestaciones: marchas, performance o mensajes de apoyo desde la distancia, y claro, estaban quienes se resguardaban en las protestas para emprender estos actos a los que algunos sectores sociales llamaban vandalismo, mientras que otros lo consideraban expresiones legitimas. Lo cierto es que en general las personas deseaban hacerse sentir de maneras, que en muchos casos no eran tan convencionales, en donde la mayor motivación, y aunque parezca paradójico, era el desaliento por el futuro que se estaba construyendo y que nadie quería vivir. Quizás esta fue la mayor razón por la que la juventud fue la principal protago[44] La ciudad de la furia