122 | Cuando tengamos sesenta y cuatro
6.8 LECCIONES GLOBALES SOBRE SEGUROS NACIONALES DE CUIDADOS DE LARGO PLAZO Existe un gran interés en todo el mundo, pero particularmente en China y otros países asiáticos, en la implementación de esquemas nacionales de seguro de cuidados de largo plazo. La necesidad de cuidado de los adultos mayores representa un riesgo financiero significativo que podría agruparse o distribuirse a lo largo del ciclo de vida una persona, a través de mecanismos de seguro (Barr 2010). Existen varios esquemas de aseguramiento de cuidados de largo plazo en los países de altos ingresos, como Alemania y Japón. Sin embargo, el caso más ilustrativo para la región es el de la República de Corea, que estableció un esquema nacional de seguros en 2008. En la República de Corea el seguro se financia principalmente con impuestos sobre la nómina salarial. Este brinda servicios en especie, en lugar de pagos en efectivo, incluida la atención domiciliaria e institucional. Cuando se estableció el esquema, la preocupación era que los servicios profesionales de cuidados no pudieran satisfacer la demanda. Como consecuencia, la implementación del seguro estuvo acompañada de otras iniciativas estatales para estimular el desarrollo de la provisión del sector público y privado. Esto redundó en un gran aumento de la oferta y la demanda de servicios formales de cuidados de largo plazo, lo que, a su vez, redujo la presión sobre los cuidadores familiares no remunerados. Sin embargo, esta rápida expansión en la provisión se inclinó hacia el cuidado residencial, que incluyó muchos hospitales especializados en cuidados, que compiten, por los fondos del seguro, con servicios menos intensivos (Galiani et al., 2017). Asimismo, existe la preocupación de que la rápida expansión del servicio no vaya acompañada de una regulación efectiva o de medidas de control de calidad. Una lección clave del caso coreano es que las políticas de financiamiento juegan un papel importante en la definición de los sistemas de cuidados de largo plazo, y pueden fomentar el cuidado institucional, incluso en aquellas culturas que hacen hincapié en las normas del deber y la solidaridad familiar. Esto también se observa en Japón, donde la proporción de adultos mayores con cuidado residencial supera a la de la mayoría de los otros países de la OCDE, producto de la decisión de eliminar los copagos del seguro para los servicios de cuidado residencial (Campbell, 2014). Los servicios con financiamiento público en los Estados Unidos han experimentado una transición desde el cuidado en geriátricos hacia los servicios en el hogar y la comunidad en las últimas décadas (Feng et al., 2011). A pesar de estos esfuerzos, la mayor parte del gasto total en cuidados de largo plazo en Estados Unidos está orientada al cuidado institucional, en parte, debido a la fuerte influencia del sector que agrupa a los geriátricos del sector privado. La experiencia internacional sugiere que no debería considerarse al seguro de cuidados de largo plazo como la solución definitiva para mejorar la provisión de servicios. Si bien puede reducir la presión de los cuidadores familiares no remunerados, también podría generar tasas innecesariamente altas de provisión residencial. Una posibilidad es que los hogares no tengan incentivos para participar en los esquemas nacionales de aseguramiento, dada la incertidumbre sobre los niveles futuros de riesgo y de costos del cuidado. Existen varias razones por los cuales un esquema de aseguramiento no resulta una opción atractiva para los países latinoamericanos. La masividad del empleo informal reduce la cobertura de cualquier sistema de seguros sociales y tiende a