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7.6 Conclusiones

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8.1 Introducción

8.1 Introducción

dicho incentivo opera de forma natural en los regímenes de capitalización, puesto que un período de aportes más prolongado contribuye con el aumento del fondo de pensiones, que, junto con la misma cantidad de años como beneficiario, implica un mayor beneficio.

El cambio demográfico es un fenómeno gradual pero innegable. Esta gradualidad hace posible que los países de la región puedan comenzar a diseñar las estrategias y los cambios institucionales necesarios para suavizar el impacto negativo sobre los sistemas de pensiones. no obstante, avanzar en los cambios requeridos es urgente. Por un lado, los cambios institucionales son, en general, procesos que toman tiempo y que requieren de la búsqueda y el alcance de consensos políticos y sociales. Por otro, aquellos que serán adultos mayores a partir de 2060 actualmente están ingresando a la fuerza de trabajo, y por tanto, sus decisiones presentes se encuentran condicionadas por las actuales reglas de juego. Es decir, las decisiones que toman las personas a lo largo de su historia laboral dependen de las instituciones sociales y económicas, actuales y futuras, que, por su parte, definen la seguridad económica en la vejez.

La realidad política suele imponer un largo período de transición hasta la plena aplicación de un nuevo marco regulatorio. mientras más tiempo se postergue una reforma, mayor será la necesidad de llevarla a cabo y más drástica resultará su implementación. El costo de los sistemas existentes puede continuar aumentando durante varios años a lo largo del período de transición, antes de que se empiecen a percibir los efectos estabilizadores de la reforma. dado que la transición demográfica aún no ha llegado a su fin, es el momento de diseñar estrategias de mediano y largo plazo, orientadas a fortalecer el desempeño del sistema de pensiones, sobre la base de las realidades sociales, económicas, fiscales y demográficas de cada país.

7.6 CONCLUSIONES

El proceso de transición demográfica que atraviesan los países de la región plantea algunos desafíos a los sistemas de protección de ingreso en la vejez basados en regímenes administrados por el Estado, con respecto a su sustentabilidad financiera y al esfuerzo fiscal involucrado. dichos desafíos se potencian con la alta rotación de los trabajadores entre ocupaciones formales, informales y el desempleo, que limitan no sólo las fuentes de financiamiento sino también los niveles de cobertura e incentivos. Estos problemas no son homogéneos entre los países de la región y se ven condicionados por el momento de la transición demográfica en la que se encuentra cada país, los diseños de los sistemas de pensiones (primordialmente el régimen de financiamiento) y sus niveles de generosidad.

A partir de la simulación de las variaciones en el gasto público dirigidas a financiar el sistema de pensiones entre los años 2015 y 2045, se observa que si las reglas de juego y las preferencias sociales referidas a la generosidad (niveles de cobertura y tasas de reemplazo) no se modifican, el envejecimiento poblacional implicaría, en promedio para toda la región, un incremento del 107% en el gasto público previsional. Si se supone que, a medida que los países se benefician del bono demográfico e incrementan su PIB per cápita, y cambian sus preferencias de política pública de modo de converger a esquemas de pensiones con resultados similares a los vigentes en los países de la oCdE, el incremento del gasto público entre los años seleccionados sería del 202%. Esto es consecuencia de

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