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envejecimiento poblacional
personas mayores y la etapa final de la vida. Algunas estimaciones realizadas para la OCdE, indican que la evolución del gasto en salud entre 1990 y 2002 difiere de forma significativa entre países. Si bien esas diferencias pueden atribuirse a las distintas configuraciones de los sistemas de salud, tres cuartas partes del incremento del gasto en salud se deben a la generosidad de los beneficios ofrecidos y no al envejecimiento poblacional per se (Hagist y Kotlikoff, 2005). Este resultado da cuenta de la necesidad de rediseñar los sistemas de salud para que sean más equitativos y efectivos, frente a los desafíos que plantean las necesidades de una población más envejecida.
El presente capítulo indaga sobre los efectos del envejecimiento poblacional en el gasto en salud y los sistemas de salud en América Latina y el Caribe, a partir de las proyecciones del gasto público en salud para el año 2045, descritas en el capítulo 3. Para tal efecto, en la primera sección de este capítulo se analizan las estimaciones realizadas para dieciocho países de la región, desagregadas en dos factores explicativos relacionados con el efecto demográfico y la generosidad de los beneficios. Este último es representado por los cambios en los paquetes de beneficios que ofrecen los sistemas de salud. A continuación, se describen las implicancias del efecto demográfico, mediante el uso de perfiles de mortalidad y morbilidad y, sobre esta base, se evalúan las necesidades presentes y futuras. En la tercera sección se plantea una serie de recomendaciones orientadas a enfrentar los desafíos del envejecimiento. Por último, se presentan algunas reflexiones finales.
5.2 PROYECCIONES DEL GASTO EN SALUD Y SU RELACIÓN
CON EL ENVEJECIMIENTO POBLACIONAL
El aumento esperado del gasto en salud puede ser explicado por dos conjuntos de factores: uno demográfico y otro institucional o de política. El primero se relaciona con los cambios en la estructura etaria de la población y, en particular, con una mayor proporción de adultos mayores y la consiguiente transición hacia perfiles de salud asociados con enfermedades crónicas no transmisibles. El segundo grupo de factores comprende los niveles de ingresos, los precios relativos del sector, los avances tecnológicos, así como los incentivos y las estructuras operativas de los sistemas de salud.
El gasto en salud se ha incrementado rápidamente en todo el mundo durante los últimos quince años, con un ritmo mayor que el del PIB. La variación anual real promedio del gasto en salud es del 4%, mientras que la del crecimiento global de la economía es de 2,8% (Xu K, et al., 2018). Las proyecciones para 2050 señalan que esta tendencia se mantendría en los próximos años, aunque a una tasa menor que la observada entre 1995 y 2016: 1,8% (gBd Health Financing Collaborator network, 2019).
El papel del sector público como fuente de financiamiento en lo que se ha denominado la transición de financiamiento es de gran relevancia. Los países están pasando de una situación caracterizada por un gasto en atención médica bajo, principalmente financiado a través de gastos de bolsillo, a otra con mayores erogaciones y financiamiento más concentrado. Esta transición obedece a los cambios sociales y políticos que exigen un rol más activo de los gobiernos y, también, al crecimiento económico, que permite asignar mayores recursos al financiamiento de los servicios de salud y programas públicos (Fan y Savedoff, 2014).