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2 Contexto demográfico y mercado de trabajo en América Latina

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debido, principalmente, al mayor peso relativo de los adultos mayores y al consiguiente incremento del gasto en pensiones. Sin embargo, en determinados casos, como Paraguay, El Salvador y guatemala, el gasto público social podría disminuir. Estas direcciones opuestas se vinculan con la generosidad actual de las diferentes políticas sociales. En el primer grupo de países la cobertura y los beneficios son altos en los tres sistemas, educativo, de salud y de pensiones, mientras que en el segundo grupo la cobertura de pensiones es baja, por lo tanto, el impacto de un aumento en la población adulta mayor sobre la generosidad de los beneficios sería imperceptible.

Al considerar en conjunto los cambios demográficos y de la relación de generosidad de los beneficios, se obtienen resultados diferentes. Bajo el supuesto de que los índices de generosidad convergen a aquellos observados actualmente en los países miembros de la oCdE, el gasto público social promedio ascendería al 18,3% del PIB en 2045. En otras palabras, al avanzar hacia los estándares de la oCdE, la mayoría de los países de la región experimentaría una aceleración en el ritmo de aumento del gasto público social debido a la mayor generosidad, especialmente en términos de cobertura, de las políticas sociales en los países más desarrollados. Se observan tres excepciones a esta situación: Argentina, Colombia y Brasil. El primer caso puede explicarse por la cobertura casi universal del sistema de pensiones; en el caso de Colombia, la cobertura es menor, pero los beneficios per cápita son muy altos, por lo tanto, la convergencia a la oCdE implicaría que alguna de estas dos dimensiones se movería en direcciones opuestas; y, en el caso de Brasil, la combinación actual de alta cobertura y beneficios generosos implicaría que converger a la generosidad de los países de la oCdE redundaría en un gasto significativamente menor.

Al analizar por separado cada uno de los principales sectores sociales surgen algunos resultados llamativos: el gasto en educación debería tender a disminuir en las próximas décadas, debido a la menor cantidad de niños resultante de las tendencias demográficas, con una disminución del gasto que oscilaría entre 2,8% del PIB en Honduras y cerca del 0,7% en Panamá. Sin embargo, dado que la cobertura aún es incompleta (sobre todo en el nivel secundario) y el gasto per cápita es bajo, la mayoría del ahorro producido por el efecto demográfico puro podría compensarse, e incluso revertirse, si los estándares de generosidad se aproximasen al de los países de la oCdE.

En el sector salud y en el gasto en cuidados de largo plazo, se observa que el envejecimiento poblacional generaría un mayor gasto en aquellos países cuya transición demográfica se encuentra en un estado avanzado, aunque tendría un efecto de ahorro en aquellos países que, en 2045, aún se encontrasen transitando el bono demográfico. no obstante, es probable que los efectos no demográficos (que incluyen tanto cambios en la cobertura como en los estándares de servicios y en los costos de la tecnología) tengan mayor peso y, por lo tanto, el gasto podría incrementarse entre 0,5 y 5 puntos porcentuales del PIB.

Los adultos mayores suelen tener una mayor incidencia de afecciones crónicas y degenerativas que requieren tratamientos más complejos y costosos que aquellos utilizados para tratar enfermedades infecciosas. En América Latina la transición demográfica “que está cambiando el perfil de edad de los países” viene acompañada por una transición epidemiológica, que, a su vez, está modificando las causas y los tratamientos de los problemas de salud que afectan a la población. Además, la incorporación de nuevas tecnologías (por lo general, más onerosas) en el diagnóstico y tratamiento de este tipo de enfermedades da como resultado un rápido aumento de los costos relacionados con la salud en la mayoría de las sociedades.

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