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Años 1950-2100

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cómo aprender

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4.5.1 Ahorro de las cohortes mayores, ingresos no laborales y sustentación del consumo

En presente sección se hace hincapié en las consecuencias para la macroeconomía de la evolución del grupo de cohortes de 25 a 64 años que, como se ha visto, tienen una tasa de ahorro positiva. La figura 4.7 muestra la evolución de ese grupo de cohortes en cuatro casos: Japón, república de Corea, Brasil y América Latina y el Caribe.

En los cuatro casos de la figura 4.7a predomina el envejecimiento y es el principal determinante del cambio en la participación del grupo de 25 a 64 años. El peso relativo en la población total de las cohortes de personas de más de 65 años pasaría del 7,6% n en 2015 al 19,5% en 2050. El grupo de cohortes de jóvenes, por su parte, disminuiría desde el 43% de la población en 2015 a menos de un tercio (29,3%) en 2050. A causa de los movimientos de jóvenes y mayores, la participación de las cohortes adultas de entre 25 y 64 años seguiría aumentando hasta alcanzar su máximo, para luego comenzar a descender. recién en 2060 arribará nuevamente al nivel que tenía en 2015.

El diseño de políticas públicas orientadas a aprovechar las ventajas, y a enfrentar los desafíos, que plantea el envejecimiento requiere considerar que habrá un largo período en el que los jóvenes –y no los adultos– serán desplazados por los mayores. Para la macroeconomía, analizar la evolución de toda la población adulta es crucial por dos motivos que ya han sido descritos: la tasa de ahorro de los adultos es positiva y, dentro del grupo de cohortes adultas, a su vez, la participación en los ingresos totales de los ingresos de capital, generados por activos previamente acumulados, se incrementa con la edad. Las siguientes tres observaciones son de gran importancia para las políticas públicas.

En primer lugar, las trayectorias –observadas y proyectadas– correspondientes a Japón y a la república de Corea indican que con el envejecimiento se produce una caída significativa del grupo de cohortes de adultos y, por ende, de ahorradores primarios. una vez alcanzado su nivel máximo, las cohortes de adultos caen durante cuarenta años (república de Corea) o cincuenta años (Japón) hasta estabilizarse alrededor del 41% de la población. La caída, además,

FIGURA 4.7

Población adulta y razón de sustento laboral y no laboral. Años 1950-2100

Porcentaje de la población total (%) 65 60 55 50 a. Participación de la población de entre 25 y 65 años (%)

45 40 35 30 25 20 1950196019701980199020002010202020302040205020602070208020902100 Razón de sustento (%) 120

100

80

60

40 b. Razón de sustento laboral y no laboral

20

0

19501960 1970198019902000 20102020203020402050

Rep. de Corea Brasil Japón América Latina Razón de sustento Rep. de Corea Razón de sustento Japón Razón de sustento Japón Razón de sustento laboral Rep. de Corea

es más pronunciada en los años cercanos al punto máximo. En segundo lugar, al comparar la república de Corea y Japón con América Latina y Brasil –cuyo envejecimiento supera al promedio regional– se observa que la participación de los ahorradores primarios en la fuerza laboral siempre será más baja, lo cual explicaría por qué las tasas de ahorro en Japón y en Corea tienden a ser mayores. una debilidad de la región es su baja tasa de ahorro con respecto a la del resto del mundo, lo cual limita su capacidad futura para generar ingresos no laborales. En tercer lugar, luego del máximo, la caída de la participación del grupo de 25-64 años es mucho menos acelerada en la región y en Brasil que en la república de Corea y Japón. Por lo tanto, América Latina podría tener menos problemas, durante varias décadas, para evitar la caída del ahorro en el futuro.

Para el diseño de políticas públicas, es fundamental comprender el impacto del comportamiento en la forma de las curvas de la Figura 4.7. La “economía joven” desaparecería de la región, sin que los adultos mayores desplacen a los adultos con capacidad de ahorro. Más allá de las diferencias entre países, la proporción de adultos en América Latina y el Caribe comenzará a declinar de forma sensible hacia 2060. Hasta ese momento, aprovechar al máximo la capacidad de ahorro de los adultos será tan importante como adaptar las políticas y las instituciones para una sociedad con más personas retiradas. de esta manera, el desafío actual de la política es prepararse para una sociedad adulta, y cada vez menos joven, antes de que se acelere el proceso de envejecimiento. En 2050 los adultos de entre 25 y 64 años de la región aún representarían más de la mitad (51%) de la población. Lo mismo sucedería en Brasil y en otras economías grandes. Es de especial relevancia actuar sobre las restricciones y los desincentivos al ahorro. Con respecto a los jóvenes, adecuar las políticas de educación y empleo podría convertirse en la prioridad. Habría mayor necesidad de invertir en educación terciaria que en primaria, mientras que las políticas de empleo deberían enfocarse en el empleo joven. En cuanto a los mayores, la longevidad requeriría adaptar el sistema de seguridad social y los instrumentos financieros para aumentar el valor presente de la demanda de riqueza de ciclo de vida: una mayor longevidad implica más años de consumo en el retiro. una alternativa es promover el desarrollo de instrumentos privados de seguro de longevidad.

En un mundo donde las personas no planean consumir toda su riqueza antes de morir, puede ser útil, al evaluar la capacidad de sustento del consumo, incluir en el análisis la evolución de la razón de sustento no laboral, definida como la relación entre las ganancias no laborales y el consumo, que se presenta en el panel derecho de la figura 4.7. Como puede verse, a medida que la sociedad envejece y la razón de sustento basada en los ingresos laborales disminuye, la razón de sustento basada en los ingresos no laborales aumenta drásticamente y alcanza un nivel estacionario mucho después de iniciado el proceso envejecimiento. La capacidad combinada para apoyar el consumo (es decir, la suma de las razones de sustento laboral y no laboral) puede mantenerse o incluso aumentar, aunque disminuya la razón de sustento laboral, si la razón de sustento no laboral crece. de igual modo, la razón de sustento no laboral puede aumentar si mejoran los ingresos no laborales o si se reduce la propensión al consumo. y, como se mencionó anteriormente, ambos razones podrían aumentar si también lo hace el porcentaje de población en edad de trabajar con respecto a la población adulta mayor. una lección esencial de política, en suma, es que América Latina debe aprovechar el período que resta hasta que empiece el declive de la participación de

las cohortes de ahorradores primarios. no obstante, debe considerarse una restricción de economía política a los efectos de dar viabilidad a las reformas del sistema de seguridad social y pro-ahorro. Las experiencias de Japón y de la república de Corea indican, ceteris paribus, que el envejecimiento aumenta la participación en el ingreso de las cohortes adultas con una alta tasa de ingresos no laborales. Lo mismo se advierte en América Latina, según las proyecciones basadas en la demografía. dado que para obtener ingresos no laborales es necesario poseer activos, si la distribución de la riqueza intra-cohortes es muy desigual, el envejecimiento podría ocasionar un fuerte deterioro en la distribución del ingreso. Bajo tales condiciones, se dificultará introducir políticas que incentiven el ahorro si tienen algún costo fiscal. Quienes carecen de riqueza y, por ende, esperan recibir transferencias del Estado, pueden anticipar que un mayor nivel ahorro se traducirá en pensiones más bajas y será difícil que apoyen las reformas ¿Cuál es el incentivo para apoyar una reforma que derivaría en una seguridad social menos generosa, si el mayor ahorro inducido solo incrementaría los activos de aquellas personas con capacidad de ahorro que, más adelante, serían las más ricas? Si algo así ocurriese, por razones de economía política, se agregaría una inconsistencia intertemporal al presupuesto que, paradójicamente, sería muy difícil de manejar: si no se ahorra en el presente es poco probable que las transferencias futuras puedan ser generosas, ya que tanto el crecimiento como la base tributaria que financia el sistema de seguridad social, serán bajos. Este tipo de círculo vicioso puede conducir a una trampa de crecimiento.

4.5.2 Acumulación, productividad y empleo

El incremento de la participación del ingreso de capital en el ingreso total, asociado con el mayor peso de las cohortes adultas sólo es posible si se acumulan activos, ya sea en la economía doméstica, bajo la forma de capital productivo, o a través de un aumento en la posición internacional neta. Hasta el momento, dicha acumulación de activos no se está materializando, si se toma como referencia a la república de Corea o a Japón. La tasa de ahorro y acumulación de capital durante la ventana de oportunidad en esos países fue muy superior. una forma de evaluar este punto es a partir de las estadísticas que elabora el Banco Mundial sobre la tasa de inversión de los países que se encuentran en diferentes etapas de la transición demográfica. Como se advierte en la figura 4.8, la tasa de inversión en América Latina es inferior a la de los países que atraviesan las etapas avanzada y temprana del bono demográfico, según la clasificación del Banco Mundial (2016b). En particular, las tasas de Argentina y Brasil son incluso más bajas que la del promedio latinoamericano. dos indicadores adicionales son la posición de inversión internacional externa neta y el ahorro genuino. una posición externa neta positiva podría estar reflejando una institucionalidad interna débil, en vez de una alta tasa de ahorro. tal es el caso de Argentina y Venezuela, las únicas economías grandes de América latina y el Caribe con una posición acreedora. Por su parte, la tasa de ahorro, neta de las rentas provenientes de los recursos naturales también es baja. Albrieu y Fanelli (2017) muestran que estas rentas son un componente sustancial del financiamiento y, por lo tanto, inciden en la sostenibilidad de la deuda durante el período de envejecimiento.

La región necesita implementar políticas que incrementen tanto la tasa de ahorro como el ritmo de acumulación, a fin de mantener la razón de sustento y

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