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largo plazo
6.8 LECCIONES GLOBALES SOBRE SEGUROS NACIONALES
DE CUIDADOS DE LARGO PLAZO
Existe un gran interés en todo el mundo, pero particularmente en China y otros países asiáticos, en la implementación de esquemas nacionales de seguro de cuidados de largo plazo. La necesidad de cuidado de los adultos mayores representa un riesgo financiero significativo que podría agruparse o distribuirse a lo largo del ciclo de vida una persona, a través de mecanismos de seguro (Barr 2010). Existen varios esquemas de aseguramiento de cuidados de largo plazo en los países de altos ingresos, como Alemania y Japón. sin embargo, el caso más ilustrativo para la región es el de la república de Corea, que estableció un esquema nacional de seguros en 2008.
En la república de Corea el seguro se financia principalmente con impuestos sobre la nómina salarial. Este brinda servicios en especie, en lugar de pagos en efectivo, incluida la atención domiciliaria e institucional. Cuando se estableció el esquema, la preocupación era que los servicios profesionales de cuidados no pudieran satisfacer la demanda. Como consecuencia, la implementación del seguro estuvo acompañada de otras iniciativas estatales para estimular el desarrollo de la provisión del sector público y privado. Esto redundó en un gran aumento de la oferta y la demanda de servicios formales de cuidados de largo plazo, lo que, a su vez, redujo la presión sobre los cuidadores familiares no remunerados. sin embargo, esta rápida expansión en la provisión se inclinó hacia el cuidado residencial, que incluyó muchos hospitales especializados en cuidados, que compiten, por los fondos del seguro, con servicios menos intensivos (galiani et al., 2017). Asimismo, existe la preocupación de que la rápida expansión del servicio no vaya acompañada de una regulación efectiva o de medidas de control de calidad. una lección clave del caso coreano es que las políticas de financiamiento juegan un papel importante en la definición de los sistemas de cuidados de largo plazo, y pueden fomentar el cuidado institucional, incluso en aquellas culturas que hacen hincapié en las normas del deber y la solidaridad familiar. Esto también se observa en Japón, donde la proporción de adultos mayores con cuidado residencial supera a la de la mayoría de los otros países de la oCdE, producto de la decisión de eliminar los copagos del seguro para los servicios de cuidado residencial (Campbell, 2014). Los servicios con financiamiento público en los Estados unidos han experimentado una transición desde el cuidado en geriátricos hacia los servicios en el hogar y la comunidad en las últimas décadas (Feng et al., 2011). A pesar de estos esfuerzos, la mayor parte del gasto total en cuidados de largo plazo en Estados unidos está orientada al cuidado institucional, en parte, debido a la fuerte influencia del sector que agrupa a los geriátricos del sector privado.
La experiencia internacional sugiere que no debería considerarse al seguro de cuidados de largo plazo como la solución definitiva para mejorar la provisión de servicios. si bien puede reducir la presión de los cuidadores familiares no remunerados, también podría generar tasas innecesariamente altas de provisión residencial. una posibilidad es que los hogares no tengan incentivos para participar en los esquemas nacionales de aseguramiento, dada la incertidumbre sobre los niveles futuros de riesgo y de costos del cuidado.
Existen varias razones por los cuales un esquema de aseguramiento no resulta una opción atractiva para los países latinoamericanos. La masividad del empleo informal reduce la cobertura de cualquier sistema de seguros sociales y tiende a
promover la desigualdad. Al igual que sucede con los seguros de salud y de pensiones, la cobertura universal requeriría elevados subsidios impositivos para quienes no puedan realizar aportes de forma regular. En un contexto de mercados de servicios privados de salud con regulaciones deficientes, el seguro social de salud se ha visto afectado por problemas de ineficiencia y deficiente gobernanza (Lloyd-sherlock, 2006). Es probable que un seguro de cuidados de largo plazo sufra problemas similares. La inestabilidad económica y la baja confianza en los esquemas de seguro social reducen aún más el potencial del seguro de cuidados de largo plazo en la región. Asimismo, es probable que las preferencias culturales de envejecer en el hogar y recibir asistencia familiar limiten los incentivos a contribuir con dichos esquemas (galiani et al., 2017).
Ante la ausencia de esquemas de aseguramiento para el cuidado de largo plazo a gran escala, el enfoque más prometedor para financiar su provisión en América Latina es mediante la cuidadosa asignación de recursos tributarios. En este sentido, existen muchos ejemplos de intervenciones simples y costoefectivas, que podrían ampliarse rápidamente con el financiamiento público adecuado. Además de aumentar el monto total del financiamiento público, es necesario mejorar la coordinación institucional y la eficiencia asignativa. desde el punto de vista teórico, delegar la responsabilidad financiera en el gobierno local podría generar algunos beneficios, como la mayor flexibilidad en la provisión del servicio. En la práctica, esto podría reflejar que los cuidados de largo plazo no son una prioridad para los gobiernos centrales, y también aumentar la fragmentación y reducir la rendición vertical de cuentas. todos los niveles de gobierno enfrentan desafíos específicos en la identificación de los roles y las responsabilidades de las agencias de salud y de desarrollo social. La sugerencia de política que se desprende es que los gobiernos centrales deben asumir una mayor responsabilidad en la provisión de servicios, probablemente a través de una agencia nacional que cuente con suficientes recursos, capacidad pericial y con la autoridad para supervisar, regular y coordinar las actividades de todos los niveles de gobierno, así como las de los prestadores no gubernamentales. Estas actividades también deberían incluir el intercambio de información y de las mejores prácticas entre las agencias locales. Los sustanciales requisitos de financiamiento para una agencia central efectiva podrían ser compensados con el ahorro que se generaría a partir del menor uso de los servicios hospitalarios y de admisiones a hogares de cuidado. otro debate de relevancia en las políticas públicas se refiere a la forma en que debería efectuarse la asignación de recursos: mediante transferencias en efectivo o en especie. Las transferencias en efectivo poseen la ventaja de ser relativamente fáciles de otorgar, además de permitirles a las familias optar y escoger entre los servicios que reciben (galiani et al., 2017). Por su parte, las realizadas en especie reducen la elección familiar, pero pueden ser útiles para canalizar el financiamiento hacia servicios más efectivos. Por una variedad de razones, los gobiernos de América Latina no deberían apresurarse en implementar nuevos esquemas específicos de transferencia monetarias como la principal estrategia de apoyo a los servicios de cuidados de largo plazo. La experiencia de las transferencias monetarias dirigidas a personas con discapacidad sugiere que destinarlas, de acuerdo con el deterioro funcional podría ser complejo y demandaría muchos recursos (mishra y Kar 2017). La república de Corea escogió las transferencias en especie, debido a la preocupación de que las familias no contasen con los conocimientos necesarios para tomar una decisión informada sobre de los servicios de cuidado. tales temores están respaldados por estudios