Poemas para el Confinamiento - "un poema cada día"

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Poemas para el confinamiento: “Un poema cada día”

Ante la situación de confinamiento domiciliario sobrevenido por la crisis provocada por la epidemia COVID-19, Carlos Nuño Molina, miembro de la Junta de la Universidad Popular Carmen de Michelena de Tres Cantos, nos ha regalado cada día, durante 99 días, un poema escogido con singular acierto, dado su profundo amor por la poesía, y conocimiento de los poetas más señalados. Desde el 19 de marzo al 24 de junio de 2020 hemos podido soportar un poco mejor el citado confinamiento gracias a esos poemas que se han ido poniendo a disposición de todo el público en un Blog específico de nuestra web: https://www.universidadpopularc3c.es.

Cada poema va acompañado de unas breves introducciones, realizadas también por Carlos Nuño.

Solo nos resta agradeceros vuestro seguimiento durante todos estos días. Esperamos retomar la iniciativa después del verano. Mientras tanto os invitamos a releer los poemas elegidos en pequeñas dosis, saboreándolos, sin prisas.

En cualquier caso: Feliz Verano y... ¡cuidaros mucho!

Una vez finalizada esta etapa, hemos considerado conveniente reunir todos los poemas citados en un solo documento digital, al cual se podrá acceder desde la página del blog citado, pero que intentamos tenga acceso directo desde los Buscadores de Internet.

Este documento, que ya tienen ustedes en sus manos, permitirá leer con mayor comodidad los poemas.

Todas las imágenes, audios y videos, a menos que se indique lo contrario, se han tomado de Internet, asumiendo que son de dominio público.

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1 de 174 La Poesía
La Poesía, Santiago Rusiñol, 1894-1895
2 de 174
5 24-6-2020 Juglar anónimo siglo XV Romance del Infante Arnaldos 6 23-6-2020 Juan Luis Panero Noche de San Juan 7 22-6-2020 Felipe Benítez Reyes Noche de San Juan 8 21-6-2020 Javier Gallego "Crudo” Nosotros 10 20-6-2020 Ana Pérez Cañamares Capitalismo 14 19-6-2020 María José Martín de la Hoz “Ajo” Micropoemas 16 18-6-2020 Pilar Adón ¿Quién me va cuidar...? 17 17-6-2020 Mónica Doña El beso de Klimt 19 16-6-2020 Juan Carlos Mestre Poema del lejano 20 15-6-2020 Eduardo Jordá Nada deben 22 14-6-2020 Fina García-Marruz En la muerte de Ernesto “Che” Guevara 31 13-6-2020 Jon Juaristi Sátira primera 33 12-6-2020 Wisława Szymborska La mujer de Lot 35 11-6-2020 Jaime Siles Semáforos, semáforos 37 10-6-2020 Joaquín Márquez: Invocación inmoral ante las ruinas de Itálica 38 9-6-2020 Pere Gimferrer Cascabeles 41 8-6-2020 José Hierro: Réquiem 44 7-6-2020 Rafael Cadenas Derrota 46 6-6-2020 Francisco Brines Collige, virgo, rosas 47 5-6-2020 Ramón de Garciasol Arenga a las rosas y a los hombres 49 4-6-2020 Jack Lindsay Misa de Réquiem por los ingleses caídos... 53 3-6-2020 Miguel Hernández Como el toro he nacido para el luto... 54 2-6-2020 Rafael Alberti Lo que dejé por ti 55 1-6-2020 Federico García Lorca Grito hacia Roma (desde la torre del Chrysler Building) 58 31-5-2020 Joan Maragall Oda a Espanya 61 30-5-2020 Kavafis Las Termópilas 62 29-5-2020 Enrique González Tuércele el cuello al cisne... 63 28-5-2020 Amado Nervo En paz 64 27-5-2020 José Martí Versos sencillos 66 26-5-2020 Luis Lloréns Torres A Puerto Rico 67 25-5-2020 Teresa Wilms Montt Soy Teresa Wilms Montt... 68 24-5-2020 Alfonsina Storni Bien pudiera ser 69 23-5-2020 Antonio Machado Es una tarde cenicienta y mustia 70 22-5-2020 Delmira Agustini El intruso 71 21-5-2020 Rubén Darío Sonatina 74 20-5-2020 Charles Baudelaire El albatros 74 19-5-2020 Walt Whitman Canto a mí mismo 77 18-5-2020 Bernardo López García Oda al Dos de Mayo 80 17-5-2020 William Wordsworth Oda a la inmortalidad 81 16-5-2020 Antonio Ros de Olano: El penado
Índice 1 Núm. Pág. Fecha Autor Título
3 de 174 Índice
Núm. Pág. Fecha Autor Título 82 15-5-2020 José Zorrilla: A la memoria de Larra... 84 15-5-2020 Rosalía de Castro Lieders 86 13-5-2020 Carolina Coronado A la abolición de la esclavitud... 87 12-5-2020 Gertrudis Gómez de Avellaneda A él 88 11-5-2020 Bécquer Rima VII, Del salón en el... 89 10-5-2020 Espronceda A Jarifa, en una orgía 93 9-5-2020 Leopoldo María Panero Canción pirata 97 7-5-2020 Antonio Gamoneda Descripción de la mentira 99 7-5-2020 Caballero Bonald Secta 100 6-5-2020 Josefa Parra Sentidos 102 5-5-2020 Raquel Lanseros Invocación 103 4-5-2020 Fernando Valverde Celia 106 3-5-2020 Luis Cernuda Díptico español 109 2-5-2020 Manuel Machado Adelfos 110 1-5-2020 Eugène Pottier La Internacional 114 30-4-2020 Anónimo Pájaros Negros 116 29-4-2020 León Felipe Romero sólo... 117 28-4-2020 Juan Ramón Jiménez Primavera amarilla 118 27-4-2020 Pablo Neruda Una canción desesperada 120 26-4-2020 Eduardo Galeano Los nadie 122 25-4-2020 Luis Alberto de Cuenca La malcasada 123 24-4-2020 Roberto Fernández Retamar: Felices los normales 124 23-4-2020 Miguel de Cervantes ¿Quién dejará del verde prado umbroso... 125 22-4-2020 El Archipoeta La confesión goliarda 129 21-4-2020 Félix Grande El desterrado del Espasa 132 20-4-2020 Francisca Aguirre Hace tiempo 133 19-4-2020 García Baena Bajo la dulce lámpara 135 18-4-2020 Vicente Gaos Testamento 137 17-4-2020 Carmen Conde Nostalgia de mujer 138 16-4-2020 Dámaso Alonso Insomnio 139 15-4-2020 Ángela Figueras No quiero 141 14-4-2020 Vicente Aleixandre En la plaza 142 13-4-2020 John Cornford A Margot Heinemann 144 12-4-2020 Ana María Martínez Sagi Venía tu cuerpo moreno 145 11-4-2020 Pedro Garfias Entre España y México 147 10-4-2020 Lucía Sánchez Saornil Vida, pasión y muerte de Encarnación... 149 9-4-2020 Tomás Segovia Jiga 150 8-4-2020 Elena Medel Escribiré quinientas veces el nombre de mi madre 151 7-4-2020 Olga Orozco Mujer en su ventana 153 6-4-2020 Soledad Álvarez Clase de religión
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154 5-4-2020 Beatriz Zuloaga Si preguntan por mí 155 4-4-2020 Juana Inés de Asbaje Esta tarde, mi bien, cuando ... 156 4-4-2020 María Rosal Tregua 157 2-4-2020 Anónimo del siglo XVI Letrilla 158 1-4-2020 Ana Rossetti Atrévete y sucederá 159 31-3-2020 Ida Vitale Obligaciones diarias 161 30-3-2020 Pablo Antonio Cuadra Interioridad de dos estrellas que arden 162 29-3-2020 Blas de Otero Fidelidad 163 28-3-2020 Rafael Sánchez Ferlosio Vendrán más años malos y nos harán más ciegos 163 27-3-2020 Hans Magnus Enzensberger Canción para los que saben 165 26-3-2020 César Vallejo Los heraldos negros 166 25-3-2020 José Ángel Valente Serán ceniza 167 24-3-2020 Jorge Luis Borges Los Justos 168 22-3-2020 Ángel González Me basta así 170 21-3-2020 Jaime Gil de Biedma De vita beata 170 20-3-2020 Horacio Carpe Diem 171 20-3-2020 Carilda Oliver Labra Me desordeno, amor, me desordeno 172 19-3-2020 Miguel d'Ors Pequeño testamento 173 18-3-2020 Alejandro Robino Instrucciones para capear el mal tiempo
Núm. Pág. Fecha Autor Título

Juglar anónimo del siglo XV: Romance del Infante Arnaldos

Un juglar anónimo del S. XV dio forma definitiva a este maravilloso romance. Todo es misterio en el poema: quién era ese Infante Arnaldos, qué ventura o aventura le sucedió, en qué mar, quién era el marinero, qué decía su canción, quién le acompaña. Si el juglar nos hubiese contado todas esas cosas, nos hubiera dado una narración, una novela o un cuento.

Callando a tiempo, ha convertido todos esos elementos en símbolos, en pura poesía, que pide la complicidad del lector.

El núcleo del poema es la descripción de una galera maravillosa, "que a tierra quiere llegar" (como si tuviera voluntad propia) y de la que proviene la inefable canción del marinero, que apacigua las tempestades y atrae a las aves y a los peces, como el mítico Orfeo.

Se han hecho muchas interpretaciones de este romance tan sugerente. Yo creo que lo que quiere decir es que "La Fortuna ayuda a los audaces"(Audaces Fortuna iuvat) "Yo no digo mi canción/ sino a quien conmigo va". Es decir: a quien se atreva a subir a la galera. Pero Arnaldos es un pusilánime que quiere saber los misterios (la canción del marinero) sin arriesgarse a vivir la aventura que le sugieren desde la galera. ¿Qué aventura?: una caza de amor, un viaje a lo desconocido más allá del mar misterioso, un viaje a ultratumba etc...Lo que cada persona quiera imaginar.

Tenía que ocurrir en el día de San Juan.

Romance del Infante Arnaldos

¡Quién hubiera tal ventura sobre las aguas del mar como hubo el infante Arnaldos la mañana de San Juan!

Andando a buscar la caza para su falcón cebar, vio venir una galera que a tierra quiere llegar; las velas trae de sedas, la jarcia de oro torzal, áncoras tiene de plata, tablas de fino coral.

Marinero que la guía, diciendo viene un cantar,

que la mar ponía en calma, los vientos hace amainar; los peces que andan al hondo, arriba quieren andar; las aves que van volando, al mástil vienen posar.

Allí habló el infante Arnaldos, bien oiréis lo que dirá:

- Por tu vida, marinero, dígasme ora ese cantar. Respondióle el marinero, tal respuesta le fue a dar:

- Yo no digo mi canción sino a quien conmigo va.

Juglar anónimo del siglo XV

Para oir el poema en la voz de Tomás Galindo, pulsar aquí

5 de 174 Miércoles 24 de junio de 2020

Martes, 23 de junio de 2020

Juan Luis Panero: Noche de San Juan

Juan Luis Panero tenía solo veinte y seis años cuando publica este poema, donde ya domina el carácter elegíaco, triste, lastimero de toda su poesía.

El poeta ve tan insoportable la vida real que sólo tiene sentido huir de ella a un mundo literaturizado, preferiblemente dieciochesco o decadentista.

En su Noche de San Juan destaca su soledad, su insignificancia frente al misterio de la noche estrellada.

Al margen de las hogueras en la playa, que le parecen falsas como una postal, el recuerdo de dos poetas suicidas le sugieren la muerte: la verdad definitiva.

También a Panero, la noche de San Juan le sirve para recordar.

Noche de San Juan

Anticuado, interrogo a las estrellas, su desnudo, inapelable misterio, mientras miro las llamas en la playa, en esta noche cuando empieza el verano.

Lector de Drieu o Pavese, sé también lo sencillo que puede ser acabar con la historia, no preguntar ya nada, olvidar para siempre esta apariencia de tarjeta postal.

Frente a mí, imperturbables, desveladas, pasan, en silencio, vida y muerte, evitando, con un rictus cansado, este fantasma insomne, este papel en blanco, esta hoguera apagada que perdura.

Juan Luis Panero (1942 – 2013) De A través del tiempo, 1968

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Lunes, 22 de junio de 2020

Felipe Benítez Reyes: Noche de San Juan

La noche de fiesta, por antonomasia, es la Noche de San Juan, bella sólo para quien no tiene recuerdos, ya lejanos, de esa noche: "un tiempo frío dentro del corazón".

El escenario nocturno y urbano, l@s jóvenes bebiéndose la vida y la evocación nostálgica de nuestra propia juventud son temas de la poesía de Felipe Benítez Reyes que conocimos en las canciones de Sabina.

Los románticos y los autores de tangos han convertido en un tópico que la fiesta y la bebida sirven para olvidar (ahogar las penas, dicen). Es mentira: sirven para recordar.

Otros jóvenes se adueñan de la vida y a los mayores solo nos queda la nostalgia.

Noche de San Juan

Qué secreta y hermosa es la noche festiva para aquel que no tiene pasado: un tiempo frío dentro del corazón.

Qué exacta noche de fuego y juventud.

Qué diferente ya de cuando éramos aquellos que en la sombra furtivos se besaban y reían.

Las muchachas se obsequian como entonces y los amigos beben en una copa igual a la que ya apuramos cuando fuimos c0mo estos que ahora se adueñan de la vida.

De Sombras particulares, 1992 Para oir el poema en la voz de autor, pulsar aquí

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Felipe Benítez Reyes (1960 - )

Domingo, 21 de junio de 2020

Javier Gallego "Crudo": Nosotros

El madrileño Javier Gallego, más conocido como creador y director del insólito programa radiofónico Carne Cruda, es también un notable poeta.

En el libro El grito en el cielo (de título bien significativo) expresa la frustración de toda una generación de jóvenes atrapados por la crisis del 2008.

En primera persona del plural, este poema se estructura a base de antítesis sucesivas entre las expectativas con las que crecieron y los desengaños con que tuvieron que vivir.

Nosotros

Nosotros que nos creíamos águilas imperiales con alas de plumas doradas desplegadas como planeadores para un vuelo estratosférico que sería la envidia de las nubes y que soñábamos con ascender más rápido que los cohetes por encima del polvo y de la fiebre más allá de planetas y satélites hasta donde la nada se pierde y todo comienza a suceder.

Nosotros que queríamos llegar a la altura de los dioses para retarles a duelo y proclamarnos inmortales frente a la eternidad.

Nosotros que íbamos a ser los primeros en saltar el horizonte con la gracia de un vallista, correr más veloces que el futuro y llegar al porvenir por delante del presente, que pensábamos atravesar los límites del límite sin encontrar nunca un final y veríamos amanecer antes que el sol y alcanzar todos los sueños.

Nosotros que veníamos a cumplir las promesas incumplidas y a dar a nuestros genes una segunda oportunidad.

Nosotros que estábamos destinados a borrar la incertidumbre de los calendarios

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y los fracasos del álbum de fotos familiar porque podíamos cambiar la dirección del viento, el curso de los ríos y el sentido de las agujas del reloj.

Nosotros que éramos jóvenes e invencibles como los héroes de un mural.

Nosotros.

Nosotros que estábamos en la flor de la vida cuando se declaró en instancias superiores un invierno permanente que nos heló la sangre y se nos cayeron las hojas como mechones de pelo y se endureció tanto la tierra y dolía tanto el aire que se nos pudrió el tallo y la carne se nos marchitó.

Nosotros que fuimos mansos porque íbamos a heredar la tierra y pobres de espíritu porque nuestro era el reino de los cielos que no sentimos hambre ni sed de justicia hasta que tuvimos que dar de comer a la tenia del presidente y saciar el hígado de un inversor.

Nosotros que nos creíamos invencibles hasta que fuimos derrotados en una oficina del paro, eternos hasta que firmamos el primer contrato temporal.

Nosotros que hemos sido desterrados de nuestras casas y llamamos hogar a la zona de tránsito, hotel al albergue y restaurante al comedor social.

Nosotros que teníamos todas las puertas abiertas pero acabamos arrojándonos por el balcón.

Nosotros que somos sombras de lo que nunca fuimos, que ni un solo día hemos sido héroes, que no volveremos a ser jóvenes, que no volveremos del destierro, que no.

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Nosotros que habitamos en el corazón de los desiertos.

Sábado, 20 de junio de 2020

Ana Pérez Cañamares: Capitalismo

En los últimos años, la poesía ha bajado a la calle para buscar al público. Se recita poesía en bares, se difunde por las redes sociales y trata los temas de la vida cotidiana. L@s poetas se han hecho activistas por necesidad y por vocación.

En este campo, una de las poetas más activas y de más calidad es la tinerfeña Ana Pérez Cañamares a la que podemos encontrar recitando en Los Plómez, La Noche Boca Arriba, Aleatorio bar...etc.

La poesía social de los años 50 y 60 quiso ser la voz de una mayoría que no tenía voz, la poesía social de hoy tiene unas pretensiones más humildes: habla de cómo el modelo socio-político imperante nos jode la vida, en primera persona. El poema de hoy, basado en la personificación del capitalismo, sirve como ejemplo..

Capitalismo

El hombre seboso y trajeado se cuela en nuestra cama cada noche después de follarse al universo viene a susurrarnos nanas su obsesión por nosotros no descansa nunca en nuestros sueños nos persigue con su disfraz de perro, de vendedor, de cura de espiga de trigo, de pistola en el bolsillo su disfraz de muerte, su disfraz de vida sé que tú le gustas con ojeras yo le pongo cachondo cuando estoy cansada me quiere flaca aunque me tienta con chucherías y a ti elegante aunque te duelan los huesos

me empuja a emborracharme pero no por diversión sino para olvidar que mis horas de ocio se cierran siempre con balance negativo cuando estamos a punto de enfermar por agotamiento

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nos premia con unas vacaciones y nos tiende los billetes como el cazador lanza un hueso al galgo que ahorcará mañana

me instiga a desear cosas que no necesito aunque él nunca tiene para mí un regalo dice que mis enemigos son aquellos que quieren lo mismo que yo porque no hay bastante nunca hay bastante para todos y nos cobra por lo que no es de nadie por el agua de lluvia por el sol y la arena por los claros del bosque y los manantiales

secuestra a mi amor durante 10 horas cada día y cada día me lo devuelve más viejo

con sus brazos lascivos abraza a mi hija y yo grito ¡huye!

-he visto los primeros signos de rendición en su rostro inocentepero no sé mostrarle la puerta de salida y más que mi felicidad, lo que a él le preocupa es atisbar en mi cara un rastro de consuelo que me permita llegar hasta la próxima tregua cada día me pone café en los labios para que aguante, y luego una pastilla que me aplaque los nervios para que descanse y duerma mientras él sigue haciendo conmigo lo que le viene en gana

(a veces se tumba sobre mí y yo con los ojos abiertos miro al techo, y si se da cuenta me dice que ya va siendo hora de pintarlo)

envenena la comida con que me alimenta me prohíbe fumar mientras engorda mi ansiedad y me quita los chupetes que podrían consolarme

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provoca mi llanto y después me obliga a maquillar las señales de la tristeza

si me pongo rebelde, ríe paternalista cuenta que él también pasó por esa época y mi rebeldía la rebaja a moda que luce en camisetas los sábados por la mañana cuando sale a comprar los cruasanes y el periódico él me da detalle de cada asesinato, de todas las guerras de las violaciones y los golpes de estado

pero tanta información me deja sorda y ya no escucho los crujidos ni los llantos en voz baja las señales del desmoronamiento

y él calla que cada muerto, cada herido las mujeres violadas y los que sufren torturas todos recibieron su visita antes de convertirse en lo que son ahora se zafa de las culpas con promesas

pero yo sé que una palabra suya bastará para condenarnos

y si desaparece es para espiar a salvo y oculto en los bares, en los hoteles, en los baños, en las celdas tengo que darle las gracias porque ¡tú eres una mujer moderna!, grita animoso de las que habla inglés, trabaja en casa y en la oficina va al gimnasio y aparenta menos edad de la que dice el dni tienes nociones de pedagogía aunque apenas veas a tus hijos

y además fuiste bendecida con una vocación para que puedas sentirte mejor que otras (y yo callo que yo no quiero ser artista si eso va a convertirme en diferente porque ya me siento lo bastante sola y no quiero competir en más carreras)

si muestro debilidad, susurra, todos querrán aprovecharse (como si él dejara algo para los otros) mejor será que despliegue arrogancia

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(con todos menos con él) de todo me habla pero no de quién recogerá los restos del naufragio ni en qué lugar nos reuniremos los náufragos para organizarnos para hacer un fuego, compartir la comida y quitarnos el frío aunque antes hay que hacer acopio de fuerzas para no abandonarse cada uno en su rincón

Un día, no sé cuándo, yo le voy a cobrar sus cadáveres, las humillaciones el secuestro de la inocencia el expolio de los sueños yo le voy a cobrar, no sé cuándo y la primera puñalada que le voy a meter va a ser por las caricias que no nos dimos por los polvos que no echamos tú y yo cada vez que se cuela en nuestra cama y nos dice que mañana, mañana, mañana mañana el despertador sonará a las 6.30 y veinte minutos más de sueño nos harán mejores soldados a su servicio

Te lo juro, mi amor. Una puñalada por cada polvo que nos robó y luego ya el resto, por los presos, por los indigentes por los que dejan atrás casa y familia por el dolor que no merecemos sufrir ni ver por los campos arrasados por los animales que se hacinan por los niños que trabajan por los ojos que se cierran por el cansancio y la muerte por el tiempo que no volverá por la vida que nos robaron por la vida mi amor por la vida.

Ana Pérez Cañamares (1968 - )

Copyright © 2013

Para oir el poema en la voz de Tomás Galindo, pulsar aquí

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Viernes, 19 de junio de 2020

Ajo: Micropoemas

Ajo es el nombre con el que firma sus poemas María José Martín de la Hoz. Ella llama a sus poemas "Micropoesía", en el sentido de que son muy breves y también muy poco pretenciosos; pero lo cierto es que hay en ellos mucho ingenio y también una radiografía del mundo actual.

Por otra parte la brevedad, la concentración expresiva tiene una larga tradición desde las jarchas, los villancicos, las coplas o los haiku japoneses, que como estos micropoemas juegan con el doble sentido de las palabras.

Micropoemas

Al amor le pido más de lo que tiene. Y a la vida más de lo que da. Se podría decir, y de hecho no sé yo que no se diga, que estoy equivocada de par en par.

Siempre creí que ne me quitte pas (no me abandones) quería decir “déjame en paz”.

Teníamos veinte años y nos volvimos locos el uno por el otro. Hoy con... cuarenta seguimos locos aunque ya cada uno por su cuenta. .............................

¿Y si el corazón no fuese más que el aumentativo de coraza? .............................

Desordenando la felicidad me encontré con la vida.

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Qué ganas me dieron anoche de desenchufar la luna y salir corriendo a la calle para quejarme a oscuras.

Compré apio en la frutería, (opio no tenían) tuve que tomarme un pepito de ternera (de ternura no quedaba ya). Ahora busco mojama sin parar porque dicen que sabe a-mar.

Bastante tiene una con lo que no tiene.

Compromiso: primera persona del singular del presente de indicativo del verbo comprar miso.

Te hiciste feliz de repente como si no tuvieras otra cosa que hacer en la vida.

Eres agua para mis fiestas vino para mis antibióticos y anís del Mono para lo que tú y yo sabemos.

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María José Martín de la Hoz “Ajo” (1963 - )

Jueves, 18 de junio de 2020

Pilar Adón: ¿Quién me va cuidar...?

La madrileña Pilar Adón es novelista, traductora y poeta publicó en 2018, Las órdenes, por el que recibe el Premio Libro del Año del Gremio de Libreros de Madrid.

Las órdenes impugna el papel que la sociedad ha atribuido e impuesto a las mujeres sin contar con ellas. Cada poema va expresando la oposición a asumir esos roles: maternidad, cuidados, obediencia, silencio, represiones variadas...

A las heroínas clásicas, que no asumían su papel, los dioses las destruían de mil formas (Medea, Eva, Antígona, Helena...). Ahora, que hemos matado a los dioses, es el buen orden social quien las condena a la soledad por perturbar su funcionamiento correcto. De esta soledad habla el poema.

¿Quién me va cuidar...?

¿QUIÉN ME VA A CUIDAR cuando sea vieja?

¿Quién me va a esperar, feliz de verme? Cabello de nudos. Sin cepillados nocturnos.

Peines y espejos de plata. Sola en mi sillón. Harta del cansancio y los sermones. Sin hijos que me bañen, me cocinen asado con puré, me traigan jerséis de talla grande, me laven los pies y las axilas cuando queden ya pocos motivos para existir. Vencida por los razonamientos sobre aquello de recoger lo que se ha sembrado.

Celebraciones, cumpleaños y fiestas en perspectiva de una soledad redonda.

¿Quién va a venir a verme los fines de semana?

Si no soy madre.

Si vivo sin reconocer la devoción, el auxilio. La ternura. Las vistas a los amigos dolientes. Entre evasivas, papeles y libros, alejada del sentimiento original.

Escapando de la llamada primera.

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Sin saber que es la entrega. Qué la piedad. Qué la delicadeza de los niños fotocopia. Su mente dulce y sencilla como trozos de manzana asada. Como bolsas de osos Haribo.

¿Quién va a abrazarme cuando sea vieja?

Y esté sola. Y no haya quien quiera hablarme. Y las cortinas se prendan fuego y las llamas asciendan hacia el techo. Y nadie pueda acercarse al teléfono. Para llamar al servicio de extinción de incendios.

Pilar Adon (1971 - ) De Las órdenes, 2018

Miércoles, 17 de junio de 2020

Mónica Doña: El beso de Klimt

El amor como amparo y refugio contra un mundo hostil es un tema recurrente en la poesía del siglo XXI.

Mónica Doña utiliza El Beso de Klimt (un beso eterno) para expresar los sueños de amor de los amantes actuales (sobre todo mujeres ). No importan las contradicciones en tiempos de Feminismo.

No importa que, en el cuadro, él domine la escena y ella cierre los ojos No importa que consuman amores compulsivamente en "tiempos velocísimos": ellas seguirán en el intento de "Construir el amor al borde del abismo".

El beso de Klimt

Se enamoran de un cuadro.

Un bellísimo cuadro que lleva un largo siglo en los museos.

Viena, primera década del siglo de las sombras: secesión en las artes, oropel y erotismo.

Gustav Klimt, el artista que amaba a las mujeres.

Poquísimas han visto la obra original.

Pero eso no importa, se enamoran de copias.

Decorativas copias, simbólicos deseos,

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altares que presiden las alcobas de los enamorados del presente.

Sus abuelas colgaron crucifijos (para toda la vida). Sus madres, el jardín de las delicias (hasta el confuso día del divorcio).

Ellas, un beso eterno aunque la eternidad dure un suspiro.

La lámina dorada brilla sobre los tálamos, los jóvenes amantes la miran y se besan como príncipes.

Ven lo que necesitan para alcanzar el fondo de la dicha: La lluvia de oro, el eco de mil constelaciones, la pradera de flores, los mantos que los cubren y los rostros unidos por el beso infinito.

(Que en la obra elegida él domine la escena y ella cierre los ojos postrada de rodillas al pie de un precipicio, son detalles que no tendrán en cuenta.)

Viena, primera década del siglo de las sombras y cien años más tarde: traslaciones continuas, secesiones forzosas, deslealtades urgentes, acosos y despidos, mochilas y muchachas con el ombligo al aire y algún privilegiado que siempre está esperando un cambio de destino…

Bajo este panorama de tiempos velocísimos, de carretera y pésimos augurios, las jóvenes parejas del siglo XXI siguen en el intento: construyendo el amor al borde del abismo.

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Mónica Doña (1966 - ) De ¿Quién teme a Thelma & Louise?, 2017

Martes, 16 de junio de 2020

Juan Carlos Mestre: Poema del lejano

Juan Carlos Mestre, premio nacional de poesía en 2009 por La Hoja Roja, nacido en Villafranca del Bierzo (una tierra de emigrantes) hace en este poema un homenaje a tantos millones de personas que tuvieron que abandonar su tierra y fueron, ya para siempre, unos desterrados, unos desarraigados.

Poema del lejano

El que desterrado por la pobreza vive sin corazón en lo lejano, y a nada atiende como suyo y es lóbrego y cansado bajo el cielo. El que sale vencido de su casa y lo arrastra la gente en su murmullo y transcurre vacío por la calle y se sienta delante de una máquina. El doloroso de razón frente a la vida que muere en la esperanza y no regresa. A este que nadie ha despedido y toma el tren un día hacia la aurora. Nadie lo sabrá, su historia es triste como un mar que nadie ha descubierto. No ha querido mirar la primavera, trabaja por volver, brotar un día como el árbol florecido que en su huerto daba sombra y destino a la mañana.

Pensaréis que el cielo habrá de perdonarlo, pensaréis que el amor, ciudad y pájaros y torres sonará de nuevo campanas en sus ojos.

Pero él, que perdido en lo lejano fue escombro de alameda, ha muerto.

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La ministra de Trabajo, Fátima Báñez, lo llamaba "Movilidad exterior".

No lo lloréis, junto a aquel leño oscuro

brotaba un manantial honrado.

Lunes, 15 de junio de 2020

Eduardo Jordá: Nada deben

Soy de la opinión de que la poesía anticipa la forma de pensar y de sentir que será hegemónica años después. Si las posiciones escépticas e irónicas de los años 80 y 90 anticipaban el triunfo del neoliberalismo más radical, la reacción de la nueva poesía ante la 2ª Guerra de Irak y ante el atentado del 11-M anticipa el cuestionamiento de ese mismo neoliberalismo y sus valores por parte de la mayoría social.

A esta poesía del siglo XXI dedicaré la próxima semana. Para empezar el mallorquín Eduardo Jordá, novelista, autor de libros de viajes, traductor y poeta tardío.

El poema parece un epitafio, que bien podría valer para nuestros padres "que no ensuciaron la historia" porque "la historia no se acordó de ellos".

Serenidad y ternura con sus padres, seguridad en los valores de los suyos, orgullo de clase.

Nada deben

Los míos no dejaron documentos. Nada se sabe de ellos, más allá de algunas conjeturas. Fueron pobres, nunca hicieron preguntas, aceptaron todo cuanto el buen Dios les destinó.

Comieron, engendraron y murieron sin orgullo y sin odio, jubilosos si llegaban a viejos, y afligidos si debían marcharse antes de hora.

En catalán se amaron e insultaron, y en catalán se despidieron de este mundo, y me siento un traidor al evocarlos en una lengua que ellos no entendían.

Dejaron pocas fotos, escasas posesiones,

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ningún escudo heráldico. Fueron campesinos, cocheros, empleados, cocineros: Gente sin importancia que no ensució la Historia porque la Historia, por suerte, no se acordó de ellos. Si protestaron, siempre fue en voz baja. Los oyeron sus hijos, sus mujeres, sus amos, pero nunca el buen Dios, duro de oído. y ahora están mezclados con la tierra y forman el paisaje de un suburbio. Son esquinas, colmados, adoquines y cafés llenos de humo. Son caballos rodeados de tábanos. Son tapias. Son plazuelas desiertas con farolas, tal vez cascotes, grúas, barro. Sé que nadie los reclama ni recuerda. Con ellos no fue próspera esta isla, ni tampoco más pobre. Nada deben. Nada importante hicieron o dejaron. Ni siquiera yo sé cuál es su historia, y aunque la conociera, también sería inútil.

¿Quién podrá redimirlos, devolviéndoles todo cuanto les fuera arrebatado? De nada servirán estas palabras. Irán, como las vidas de los míos, como su amor y su fe, su alegría y su temor, a perderse muy pronto en esta oscuridad que nos envuelve.

Para oir el poema en la voz de Tomás Galindo, pulsar aquí

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Eduardo Jordá (1956 - ) De Tres Fresnos, 2003

Domingo, 14 de junio de 2020

Fina García-Marruz: En la muerte de Ernesto “Che”

Guevara

Un día como hoy de 1928 nacía Ernesto “Che” Guevara en la ciudad argentina de Rosario. Podría vivir todavía y ser un viejecito de 92 años, pero tuvo la suerte de morir a los 39 años y se hizo inmortal. No creo que haya habido ninguna persona de quien se haya poetizado más su vida y su muerte.

Le dedicaron poemas: Lezama Lima, Julio Cortázar, Eliseo Diego, León Felipe, Nicolás Guillén, Cintio Vitier, Vicente Aleixandre, Mario Benedetti, Gabriel Celaya, Idea Vilariño, Juan Gelman, Pablo Neruda, José Saramago, Juan Rulfo...y Fina García-Marruz, cuyo poema "En la muerte de Ernesto Che Guevara" he elegido para hoy.

Fina García-Marruz (La Habana, 1923) es la última poeta con vida del extraordinario grupo aglutinado por Lezama Lima en torno a la revista Orígenes.

El paralelismo entre Jesucristo y el Che es el fundamento del poema. Recordamos como la fotografía del Che muerto con el torso desnudo fue asociada por la juventud de entonces con la imagen de Cristo crucificado, que redime con su muerte a la humanidad. El poema es el desarrollo de este paralelismo en otros muchos aspectos.

Quienes que fueron cristian@s de niñ@s y comunistas de mayores entenderán esto muy bien.

En la muerte de Ernesto “Che” Guevara

Entonces dirá el Rey a los que están a su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo, porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui huésped y me recogisteis, desnudo y me cubristeis, enfermo y me visitasteis, estuve en la cárcel y vinisteis a mí. Entonces los justos me responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te sustentamos? ¿O sediento y te dimos de beber?

¿Y cuándo te vimos huésped, y te recogimos? ¿O desnudo, y te cubrimos?

¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a tí? Y respondiendo el Rey les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis.

San Mateo, 25,34-40.

Recuerdo su voz velada sin alarde después de la batalla de Santa Clara.

Parco, suave, inflexible. Provocaba el respeto, no el amor.

Cuando bajó de la Sierra por pertrechos víveres, el jefe de la fábrica le ofreció su cama mullida.

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“Yo no puedo dormir sobre un colchón mientras mis soldados tiritan allá arriba”, dijo.

Dividió así a los hombres en dos bandos: los que pueden dormir sobre un colchón mientras los otros padecen y los que no pueden hacerlo. Solo esto sabía, y por eso, hablaba poco.

De un soplo de humo irónico de su tabaco aspirado, confidente de campo, borraba todas las consignas de la poesía comprometida. Hombres comprometidos quería, guerreros silenciosos. En los congresos, alojados en hoteles de lujo, discutían, comían, gentes de toda traza, hirsutos a posteriori, rebeldes de la indumentaria, guerrilleros de la sobremesa, firmantes de la valiente proclama escrita en país ya liberado, desde luego, por otros. Pero en el silencio del valle, solo unos pocos hombres.

Solos, muertos sin nombre, raíces de la ceiba.

Las palabras no eran tu fuerte. Cuando dijiste que era preciso convertirse en una fría maquinado matar, retrocedimos espantados. El respeto se convirtió en recelo; todo se volvió aún más confuso.

Te recordé, sermón nuestro de la montaña, piedra de fundación, acta de Montecristi, donde la respuesta al enemigo brutal no fue el odio que nos hace semejantes a él sino el amor.

no la oscura venganza sino la alta justicia, serenamente armada, pues así como el templo en la montaña, el amor ha de estar en la cima del monte.

Te guardaba rencor por no poder seguirte, por no abrazar tu causa, que era la más segura, puesto que era la causa de los más desdichados.

El ungüento derramado a sus pies era el que había que dar a los pobres, no otro.

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Una cosa o la otra, y no las dos a un tiempo, o aquí o allí, o con Él o con nosotros, o lo niegas o quedas fuera del proceso, al margen de la marcha.

confundido con los malhechores, como Él estuvo confundido con malhechores, y aún indignos de esto, a cara o cruz; sobre sus vestiduras echaron suertes, al pie de la cruz la apuesta de los soldados: uno gana. otro pierde, o Él o nosotros, ese trueque imposible, ese planteamiento feroz, esa desgarradura, en nombre de los suyos, borrarlo de los vivos. poner en su cabeza el rótulo de una causa que no era aquella por la que estaba muriendo en el madero.

Entonces llegó la noticia. Los cables anunciando tu muerte en un encuentro oscuro, en un rincón del bosque americano.

Entonces llegaron las borrosas fotografías, temblando sobre el periódico, en que tantas veces había aparecido ese rostro en su firmeza.

No era la muerte a pleno sol, la muerte del guerrero rodeado de su tierra y sus hombres, a quien rapta la gloria, no era la plenitud del coraje, cuando e! avión amenaza y se puede recordar todavía un cuento de Jack London, sino la muerte sórdida, la soledad implacable del cuarto en que solo se espera ser ultimado, y lo más terrible no es la propia muerte, sino afrontar lo escueto de esas paredes, las frías caras asesinas.

Entonces vimos la foto increíble: los ojos estaban semiabiertos entre la muerte y la vida, indefenso como un convaleciente, el torso inclinado, el pecho levemente hundido, musitaban palabras conmovedoras, desarmadas, que convencían.

Recordaba uno de esos descendimientos entrevistos en algún lienzo olvidado:

Cristo bajado de la cruz. sostenido por las piadosas mujeres, la misma lividez lunar de muerte, el mismo despojo de las ropas del dejado a puro pecho.

el mismo desconocimiento de los suyos, el mismo reconocer cuando ya no hay tiempo y ha partido.

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Remóntate, melodía del corazón, a los valles de Calchaquíes y los Andes, salta, bicicleta agreste, los pedruscos, los caminos de Mendoza y de Salta, Jujuy, La Rioja.

Mira a estos jóvenes estudiantes con cara de polizontes, recorrer palmo a palmo la tierra americana, en barco mercante, en lancha, a pie, en tren en marcha huyendo.

Míralos realizar todos los oficios del hombre, transportadores de mercancías, hombreadores de balsas, fregadores de platos, disfrazados de aventureros, de deportistas. de mendigos, mira al mayor de fotógrafo ambulante en México, fijando en la placa implacable los rostros más humildes, los anónimos rostros de su pueblo.

Mira al menudo negociante que en realidad estaba reconociendo la tierra y los hombres por los que iba a morir.

Habrá que creer si los leprosos construyen la balsa para recorrer el Amazonas y llegar a Leticia.

Habrá que creer en el destino de aquel a quien los leprosos construyeron la balsa.

Los que nadie quiere tocar, puede tocar, sin hacerse uno de ellos. Por una vez recibieron no la compasión sino el juego y la risa que distrae en la miseria.

Habrá que creer en el impulsado por la barca que construyeron los pobres.

Habrá que creer en aquel que no cuenta sino con las bendiciones de los pobres para emprender un azaroso viaje.

Habrá que creer en el viaje, si solo los llagados estaban en la orilla para decir adiós.

¡Avanza, pequeña balsa, por los ríos americanos! ¡Sean benignos, aires!

Signo del que porta un dios: no ser reconocido. Ah cena de Emaús!

Ah vergüenza. Ah, ofuscadora vida!

Rotos de Chile, cholos de Perú, indios que avanzan con la casa a cuestas, niños que parecen ya ancianos, ni la bien ganada paz, ni siquiera el rostro de la gloría, hubiera podido hacerle olvidar vuestros rostros.

Ah soledad de la selva que anonada y distancia los primeros propósitos, las bellas arengas que en la paz exaltaron,

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cuando el insecto más pequeño que penetra en la oreja oscurece de pronto el mismo sol de la justicia!

Ese silencio era el de la agonía.

Este oficio flojo de escribir, este pasar la vida toda por el pulso, más batiente que el corazón, de la mano auscultadora!

Cesó de oírse el latido distante.

El oro centelleó, callaron las palabras.

El nombre que musita en silencio el corazón de cada cosa, donde ella se distingue de las otras y es reconocida, las palabras que no eran palabras sino el secreto mismo de la vida, callaron avergonzadas, como la madre hace callar al pequeño en el día de duelo.

Así el rayo interrumpe la conversación apacible y deja ver en las nubes un fragmento de la verdad, una claridad desgarrada que enseguida huye.

Todos sabían lo que había que hacer, pero el llamado era de una dureza irresistible.

Nadie podía llegar a esa raíz en que están solos el sufrimiento y la cólera, el amor indefenso y el sacrificio. las raíces del dolor que son las mismas raíces de la gloría.

Dulce cosa es el amor, la voz del hijo pequeño cuando pregunta, los cálidos hogares a la hora en que humea el fogón y empiezan a encenderse las primeras luces.

Despedirse es morir. Pésese en el diamante la estatura de ese adiós. Vasto es el pecho del que parte a compartir la suerte de los más desamparados y a quien desamparar el propio hogar lacera solamente “una parte” de su espíritu.

Véanse los retratos de familia, el destino que le estaba preparado. Un profesional, un médico honorable, que muere sin enemigos, en su casa rodeada del respeto de todos.

Míreselo hundir las botas en el fango, entrar a las entrañas de la res, lo real, escoger lo más arduo.

Ver morir a los mejores, los más limpios hundidos en la hez y el hedor insoportables.

Duro es escoger, frente a la inocencia que no se mancha, la inocencia que se mancha.

Más duro que morir, ser puro y soportar darle la muerte a otros.

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Duro es el amor, la piedad fácil. Duro herir por amor. ¡Ah pecho de los fuertes!

La “fría máquina de matar”, anotaba con letra menuda los cumpleaños de sus amigos en el diario de guerra.

La “fría máquina de matar”, que no disparó a los dos soldados enemigos porque estaban dormidos, y un hombre dormido es como un niño.

La “fría máquina de matar” a quien cogieron los matadores diciéndose: “está vivo”.

La “fría máquina de matar” a quien iban a matar allí, y estaba desarmado, ardiente, solo!

Detente, órgano que resuenas en los bosques y en los sacros umbrales!

Todavía queda un poco de tiempo, una gracia es concedida siempre al condenado.

Míralo hablar con la maestrica del pueblo de Ñancahuazú.

Míralo tratar de la correcta acentuación de algunas palabras. Míralo prestarse a la ficción del que cuenta aún con el tiempo, un poco divertido de su propio coraje, con recato de gaucho bravo que da una flor, con esa última elegancia que se acendra de no ser observada, que da la sonrisa más fina para el lugar más solitario. Altamente conmueve recordar que pensó en el cuarto horrendo en las escuelitas de Cuba, Cuba, Cuba, donde a esa hora estarían aprendiendo los hijos. No lo olvides, rasgueo solitario de las cuerdas!

Mécelo, palma! Sílbalo tú, sinsonte!

No te reconocimos, pequeño Condotieri. Segundo Sombra altivo, Quijote americano.

Otro nombre te diste también: el hijo pródigo.

Acaso abandonaste la familia carnal como también la sombra de la casa del Padre.

Acaso quisiste despojarte de todo para asumir al hombre en toda su miseria.

Ni siquiera la fe, ni siquiera la belleza, solo el total expolio de los que ni esto tienen.

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De nuevo sobre el costillar de Rocinante, con el paso más grave y el pulmón ya cansado.

No recordamos que la segunda salida era la de la muerte.

Has puesto a todo el mundo en trance de pedir excusas, de preguntarse el pecho.

Queremos ser como tú, dicen el escolar ingenuo y el involuntario cínico.

Ser como tú. y después el cine, la cama, la cafetería!

Balas de letras dan a tus matadores.

Se envalentonan en verso libre.

Profieren amenazas desde la butaca, la cogen con los otros, echan cortinas de humo.

Porque en realidad nadie quiere verse en el espejo. Porque ya no se puede aguantar ni la propia literatura. Porque ya nadie puede creer que estaba engañado.

Porque no se puede soportar la firmeza de tu rostro. Sinceros sin embargo han sido todos los cantos, todas las lágrimas. Después de todo pediste ese sudario.

Pero un poco más de recato, lectores de Baudelaire, hipócritas autores, mis semejantes, mis hermanos, más recato, dolientes, indignados, multitud aclamante, que alguna parte nos toca en esta muerte, y en toda frente está grabado: si hubiéramos tenido allí no más de veinte hombres!

Otras voces oíamos entre tanto morían y morías. No era solo el coraje imposible. Era el alma distinta. La elección misteriosa que no hace la voluntad. Hay otra ordenación secreta, otro llamado, otros incomprendidos obradores. No queremos hacernos fuertes frente a la nada, sino débiles frente a la plenitud de los cielos y la tierra, cantando el “Llenos están”. Tiene el amor distintas vías.

Limpia de nuevo al mundo la justiciera cólera, y el rocío que vuelve. Es igual al tajo de la espada del guerrera un niño que juega solitario. Está rezando el verde. El azul más radiante ha ganado una batalla. Tú que nos enseñaste a orar como se enseña a una criatura,

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no dijiste “señor de los ejércitos” sino tan solo Padre, esa palabra en que está toda la confianza y todo el desamparo.

No es lo nuestro la incesante batalla que cada siglo renueva sus actores.

No es lo nuestro cortar los retoños podridos que la raíz renueva. No es el lecho mullido lo que hemos buscado fría o ardientemente en la sombra.

No me preciaré de valiente. Solo me precio de haberte amado un poco.

De estar en medio de este inmenso malentendido avergonzados como culpables.

Que todo sea posible menos olvidar que testimoniaste el amor frente al espanto.

Acaso sea una misma la fe que hace pensar que las pobres guerrillas podrán más que el imperio más fuerte de la tierra, y esta desvalida esperanza que se enfrenta a la fuerza de los hechos, a las atronadoras evidencias de la tumba, creyendo que el amor podrá más que la muerte.

Acaso pueda un día una misma consigna reunimos bajo el que hizo los cielos y la tierra: Los sepulcros se abrieron. David venció al gigante. Se están moviendo las montañas.

Nos sospecharán, unos y otros. Hemos perdido y hemos ganado en otra batalla.

Sea lo más verdadero lo más alto. Sea lo más cierto la más fantástica esperanza.

Sea la inerme inocencia gloriada. Obren las manos clavadas, que no pueden. Muchas cosas no nos son permitidas, perdónennos. Déjennos solos, sin noticias, al lado de los que no han de ser aplaudidos, los que no saben nada a ciencia cierta, los que no están seguros de sí mismos y temen no acertar, los que no se sienten inocentes sino culpables. los que reciben todas las burlas, los que siguen a uno que no podrá darles nada en este mundo, los “pequeños que creen en mí” de que habló Cristo.

Impureza grande, justificamos a nosotros mismos!

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Defienda nuestra causa el día que pasa.

La hora en que no supimos qué decir y callamos confundidos.

La posición más incómoda puede volverse confortable.

Callemos, que las piedras han comenzado a hablar.

Se oirá lo que dice en su cátedra de diamante.

Algunos que no me dijeron “señor, señor” serán llamados hijos en él último día.

¿Y si fuéramos vomitados de su boca?

De pronto empezó a acuchillar una yegua en la impotencia de la selva.

Nadie tiene más amor que el que da su vida por sus amigos. Dijo que fusilaran al hombre, no le tembló la mano.

Hipócrita! ¿No salvarías al cabrito que se cayó en un pozo por respetar el Sábado?

El de la foto se parece más al Crucificado.

Malco! Malco! Guarda la espada, Pedro. Lo nuestro no es vencer, sino morir, rogar, sanar a Malco!

Las estadísticas están dando aullidos. Millones se están muriendo de hambre.

Los que no compartimos todas tus palabras, compartimos de pronto tu silencio.

Algo nos fue dicho arrasadoramente mientras descendías al polvo, porque de pronto estábamos llorando.

De pronto aquel desconocido me traía el alma volteada, como el que comparece en un juicio.

Yo me embrollaba en razones, me disculpaba atropelladamente, mientras los ojos de la foto callaban.

Ahora pienso qué significa que haya acabado por recordar todas Tus palabras en la muerte de uno que no fue tu amigo, por qué este juicio, este treno, esta oración por otro, han acabado siendo un responso por nuestra propia alma.

Fina García-Marruz (1923 - ) De Visitaciones, 1970

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Sábado, 13 de junio de 2020

Jon Juaristi: Sátira primera

El bilbaíno Jon Juaristi militó sucesivamente en ETA, LCR, PCE-EPK, EE, y PSOE. Desde los años noventa mantiene posiciones conservadoras y se considera nacionalista español.

Con el PP ha sido Director de la Biblioteca Nacional, del Instituto Cervantes y alto cargo en la CAM.

Su evolución personal es similar a la de otras muchas personas de su generación hasta el punto de que, en grandes ámbitos del mundo intelectual y artístico de esa época, que habían estado en la lucha antifranquista, se puso de moda la palabra "DESENCANTO". Las posiciones escépticas, pesimistas y conservadoras se hicieron hegemónicas en los últimos veinte años del siglo XX.

En el poema, la llamada telefónica de un antiguo amigo y camarada sirve de pretexto para repasar, con mirada irónica, un pasado que se vivió como heroico entonces, pero que hoy aparece como trivial.

El lenguaje cotidiano y prosaico acentúa el contenido ramplón de la llamada.

Sátira primera (A Rufo)

Te has decidido, Rufo, a probar suerte en un certamen de provincias donde ejerzo casualmente de jurado, y encuentro razonable que me llames, al cabo de diez años de silencio, preguntando qué pasa con mi cátedra, qué fue de aquella chica pelirroja con quien ligué el ochenta en Jarandilla, cómo siguen mis viejos, si padezco

todavía del hígado y si he visto

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FOTOGRAFÏAS: Marc Hutten

a la alegre cuadrilla del Pecé. Pues bien, ya que deseas que te cuente de mí y mi circunstancia, has de saber que un punto de Alcalá me la birló, en Jodellanos gran especialista, a quien pago el café cada mañana y sustituyo volontiers* los días en que marcha a simposios en San Diego, en Atlanta, Florencia o Zaragoza. Se casó con Gonzalo. El hijo de ambos va al colegio del mío, pero en vano acudo a todas las convocatorias, reuniones, funciones navideñas. La pícara me elude, y yo departo interminablemente sobre fútbol con el cretino del marido, mientras asesinan los críos una sórdida versión del Cascanueces. Bien conoces al pelma de Gonzalo. Creo, incluso, que fuiste tú quien se lo presentó. No pruebo ni una gota últimamente, después de la biopsia. Te confieso que añoro aquellos mares de vermú, aunque el agua es sanísima. Vicente, antiguo responsable de mi célula, es viceconsejero de Comercio por el Partido Popular, y, claro, se mueve en otros medios. Otra gente parece preferir ahora Vicente. Mis padres van tirando. Cree, Rufo, que nada tengo contra ti. Al contrario, te recuerdo con franca simpatía.

Sobradas pruebas de amistad me diste en el tiempo feliz de nuestra infancia. Es cierto que arruinaste mi mecano, que me rompiste el cambio de la bici, que le contaste a mi primera novia

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lo mío con tu prima, la Piesplanos. Eras algo indiscreto, pero todos tenemos unos cuantos defectillos. Veré qué puedo hacer. No te prometo nada: somos catorce y, para colmo, corre el rumor de que Juan Luis Panero.

Jon Juaristi (1951 - )

De Los paisajes domésticos, 1992 (*) Con mucho gusto

Para oir el poema en la voz de Tomás Galindo, pulsar aquí

Viernes, 12 de junio de 2020

Wisława Szymborska: La mujer de Lot

La poeta polaca Wislawa Szymborska fue galardonada con el Premio Nobel de Literatura en 1996.

Según El Génesis, Jehová decide destruir Sodoma y Gomorra por causa del pecado. Envía un ángel para que conduzca a Lot y su familia fuera de la ciudad a fin de que puedan salvarse, con la condición de que no deberían volver la vista atrás, cuando salieran de la ciudad.

La mujer de Lot lo hizo y quedó convertida en una estatua de sal clavada en el suelo.

Se han hecho variadas interpretaciones de este mito:

-En el Génesis se sugiere que fue la curiosidad de la mujer; una curiosidad malsana, curiosear en lo que no la importa. Esta característica le ha sido atribuida a la mujer genéricamente.

-Para muchas personas mirar atrás no sirve para nada, lo pasado es inamovible.

-Otras estudian la historia para buscar en el pasado alguna luz para el presente. Nos vemos en el pasado.

-Curiosamente, varias mujeres poetas han dado una versión positiva de este mito. Hay en ellas una defensa de la autonomía de la mujer. No basta que Dios o Lot hayan ordenado no mirar, una mujer completa necesita saber qué pasa por ella misma. Obsérvese que esta mujer ni siquiera tiene nombre, es solo la mujer de Lot.

-Por otra parte, ¿Cómo no mirar atrás? Recordar nuestra vida, evocar lugares, rememorar nuestros amores, evocar nuestros muertos...¡Hay tantas razones para mirar atrás!

Los argumentos de Wislawa para mirar atrás terminan con argumentos irracionales. Miré hacia atrás a pesar de mí misma.

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La mujer de Lot

Dicen que miró hacia atrás por curiosidad.

Pero yo podría haber tenido otras razones aparte de la curiosidad.

Miré hacia atrás por pena de una fuente de plata. Por distracción mientras me ataba el cordón de mi sandalia.

Para evitar seguir mirando el justo cuello de Lot, mi esposo.

Por una repentina certidumbre de que si yo hubiera muerto él ni siquiera habría atenuado su marcha.

Por la desobediencia de los humildes. Alerta a la persecución.

Repentinamente serena, esperanzada de que Dios hubiera cambiado de parecer.

Nuestras dos hijas ya estaban casi en la cima de la colina.

Sentí la ancianidad dentro de mí. Lejanía. La futilidad de nuestro vagar. Somnolencia.

Miré hacia atrás mientras dejaba mi atado en el suelo.

Miré hacia atrás por miedo de dónde poner a continuación mi pie. En mi camino aparecieron serpientes, arañas, ratas de campo y buitres jóvenes.

Entonces no había justos ni malvados -simplemente todas las criaturas vivientes reptaban y saltaban en medio de un pánico común.

Miré hacia atrás por soledad. Por vergüenza de que estaba huyendo. Por un deseo de gritar, de volver.

Justo cuando una súbita ráfaga de viento me deshizo el peinado y me levantó mis vestidos. Tuve la impresión de que lo estaban viendo todo desde las murallas de Sodoma y estallaban en risas sonoras de vez en cuando.

Miré hacia atrás por rabia para gozar de su gran ruina miré hacia atrás por todas las razones que he mencionado. Miré hacia atrás a pesar de mí misma.

Fue sólo una roca que se desprendió, resonando bajo los pies. Una repentina grieta que cortó mi camino.

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Al borde un hámster correteó parado en sus patas traseras. Fue entonces que miramos los dos hacia atrás. No, no. Yo seguí corriendo, repté y gateé hacia arriba, hasta que la oscuridad me aplastó desde el cielo, y con ella, grava ardiente y pájaros muertos. Por falta de aliento me balanceaba repetidamente. Si alguien me hubiera visto podría haber pensado que estaba bailando.

No se descarta que mis ojos hayan estado abiertos. Podría ser que siento mi cara vuelta hacia la ciudad.

Wisława Szymborska (1923 - 2012) De El gran número, Fin y principio y otros poemas, 1997

Jueves, 11 de junio de 2020

Jaime Siles: Semáforos, semáforos

El valenciano Jaime Siles forma parte de la segunda generación de Los Novísimos que ocupan los últimos veinte años del siglo XX.

El poema expresa la visión fugaz de una mujer que cruza el paso de cebra. ¿Qué detalles podemos destacar?:

- El espacio urbano anónimo, que aísla y enajena.

- El ritmo rápido del verso que se corresponde con el de la vida moderna.

- Imágenes que se suceden con la velocidad de un video clip.

- Impresiones luminosas de colores.

Cierto tono de lamento, que se corresponde con la tradición del verso heptasílabo.

- La descripción impresionista de la mujer (descriptio puellae)

- Visión fragmentada, caótica de la realidad.

Hay que añadir la mezcla de un lenguaje connotado poéticamente: Almena, costuras del cielo, blondas de niebla, alameda, la noche, otoño de terrazas, aurora, espejos. con otro lenguaje nuevo en la poesía: Taxis, neón, claxon, rimmel, taquigrafía, motores, semáforo, el metro, ginebra...etc.

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Semáforos, semáforos

A Pedro Laín Entralgo

La falda, los zapatos, la blusa, la melena. El cuello, con sus rizos. El seno, con su almena

El neón de los cines en su piel, en sus piernas. Y, en los leves tobillos, una luz violeta.

El claxon de los coches se desangra por ella. Anuncios luminosos ven fundirse sus letras.

Cuánta coma de rimmel bajo sus cejas negras taquigrafía el aire y el aire es una idea.

El cromo de las motos gira a cámara lenta. Destellos, dioramas, tacones, manos, medias.

Un solo parpadeo Y todo se acelera.

El carmín es un punto y es un ruido de seda.

La falda, los zapatos, la blusa, la melena

Se han ido con la luz verde que se la lleva.

En un paso de cebra

La vi y dije: ¡ella!

Y todos los motores me clavaron su espuela.

El semáforo dijo hola y adiós. Y era muy pronto para todo, muy tarde para verla.

El ámbar me mordía los ojos y las venas y la calle tenía resplandor de pantera.

En qué esquina de yodo su mirada bucea.

En qué metro de níquel o burbuja de menta. Ningún libro me dice ni quién es ni quién era. Ni su nombre ni el mío intercambian fonemas.

Lloran los diccionarios, lloran las azoteas y dicto mis mensajes en una lengua muerta.

He llegado hasta junio y estoy en las afueras. La costura del cielo tiene blondas de niebla.

Las boquitas pintadas dejan polvo de estrellas en el borde de un vaso boreal de ginebra.

Escrito en cuneiforme el perfil de sus ruedas los taxis amarillos tatúan la alameda.

La noche me maquilla

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con su breve tormenta de bares y de hoteles sonámbulos que tiemblan.

Otoño de terrazas vacías y de mesas, de toldos recogidos y sillas genuflexas. Los lápices de labios con la aurora despiertan. Los espejos los miran dibujar sus dos letras.

En un paso de cebra la vi y dije: ¡ella! y todos los motores me clavaron su espuela.

Ésta es la misma calle. Ésta es la misma acera.

Y la hora, la misma. Sólo ella no es ella.

La falda, los zapatos, la blusa, la melena.

El cuello, con sus rizos. El seno, con su almena.

¿Y la coma de rimmel bajo sus cejas negras?

El aire me grafía

Aún su silueta.

Esculpida en el ámbar de algún paso de cebra

fosforesce su piel, fosforescen sus medias.

Jaime Siles (1951 - )

Publicado en 1989

Para oir el poema en la voz de Tomás Galindo, pulsar aquí

Miércoles, 10 de junio de 2020

Joaquín Márquez: Invocación inmoral ante las ruinas de Itálica

Ha muerto recientemente un gran poeta, desconocido para la mayoría por el silencio cómplice de los medios de comunicación sobre su obra y su biografía. Se trata del sevillano Joaquín Márquez.

Hay un Joaquín que celebra la vida y los placeres, otro que alza su voz contra la barbarie de la Guerra de Irak y otro que se mira a sí mismo con un distanciamiento irónico muy andaluz.

El soneto de hoy es un poema erótico-festivo en el que parodia el tópico del "tempus fugit" de la famosa "Canción a las ruinas de Itálica" de su paisano Rodrigo Caro, que comienza: Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora campos de soledad, mustio collado, fueron un tiempo Itálica famosa.

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Invocación inmoral ante las ruinas de Itálica

Esto Fabia, ay dolor, que ves ahora, mustio de soledad y cabizbajo, fuera en tiempo un pedazo de badajo capaz de hacer sonar a una señora.

Y ahora ya ves, oh Fabia, como llora declarado incapaz para el trabajo, que, a penas jubilado, deja el tajo donde otro con más ímpetu labora.

Ya ves que de milagro se sostiene, y de amor propio, que otro ya no tiene que remedie su eterna calentura.

Pero acércate Fabia, toca, toca.

Dile adiós con un beso de tu boca y dale en ti romana sepultura.

Para oir el poema en la voz de Tomás Galindo, pulsar aquí

Martes, 9 de junio de 2020

Pere Gimferrer: Cascabeles

El barcelonés Pere Gimferrer era un grandísimo poeta a los dieciocho años, cuando escribió este poema; al día de hoy es un erudito miembro de la RAE, que entiende mucho de literatura, pero que nunca ha vuelto a hacer un libro parecido a Arde el Mar. Misterios de la creación poética.

Con este libro se abre el camino por donde transitará la poesía española hasta el siglo XXI. Rompe la identificación entre el yo poético y el autor (muerte definitiva del Romanticismo) y desaparece de la poesía la crítica socio-política.

Si la poesía no es un confesionario donde exorcizar los fantasmas, ni un arma para la lucha político-social, ¿Qué es?: creación o recreación de ensueños esteticistas, evocaciones culturales artificiosas, exhibicionismo juvenil y provocativo, un pretexto para matar al

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Joaquín Márquez (1934 - 2020) Henri Gervex (1852-1929) Velada en el Pabellón Armenonville, 1905

padre, elitismo aristocratizante, culto a la belleza, evasión a épocas y lugares asociados a lo decadentista...

En resumen, la poesía se emancipa de la realidad. Tardaría muchos años en volver a encontrarla.

(Se entenderá mejor el poema si leéis en la Wikipedia la entrada de Hoyos y Vinent).

Cascabeles

Aquí, en Montreux, rosetón de los ópalos lacustres, hace cincuenta años pergeñaba Hoyos y Vinent la alucinante historia de lady Rebeca Wintergay. Eran sin duda tiempos -belle époque- más festivos, con la vivacidad burbujeante de quien se sabe efímero -atronaban los cañones del káiser la milenaria Europa, nunca el azul de Prusia fue tan siniestro en caballete alguno-.

Rubicunda y nostálgica, núbil walkiria de casino y pérgola, la Gran Guerra ascendía, flameantes al viento las barbas dionisíacas de Federico Nietzsche.

Tiempos de confusión, Dios nos asista, un hálito estrangulaba los quinqués, ajaba premonitoriamente las magnolias.

Algo nacía, bronco, incivil, díscolo, más allá de los espejos nacarados, del tango, las anémonas, los hombros, el champán, la carne nívea, la cabellera áurea, el armiño, los senos de alabastro, la azulada raicilla de las manos marfileñas, el repique, la esquila -¡tan bucólica!en el prado del beso y la sombrilla.

Merecían vivir, quién lo duda, los tilos donde el amor izaba sus corceles, los salones del láudano y porcelana chinesca aromados por el kif de Montenegro.

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Una canción de ensortijados bucles, una sedeña súplica llegaba de las postales vagamente mitológicas, nebulosamente impúdicas, de los rosados angelotes -púrpura y escayola, rolliza nalga al aireque presidían los epitalamios.

Maceración de lirios, el antiguo gran mundo paseaba sus últimas carrozas por los estanques que invadía el légamo.

Y en el aire flotaba ya un olor a velones, a cilicios, a penitenciales ceras, a mea culpa, a reivindicaciones de inalienable condición humana.

Yo, de vivir, Hoyos y Vinent, vivo, paladín de los últimos torneos, rompería, rompió la última lanza, rosa inmolada al parque de los ciervos, quemaría, quemó las palabras postreras restituyendo el mundo antiguo, imagen consagrada a la noria del futuro, pirueta final de aquella mascarada precipitada ya sobre el vacío.

Yo, de vivir, Hoyos y Vinent, vivo, tanto daríanos, creedme, para que nada se alterase, para que el antiguo gran mundo prosiguiese su baile de galante armonía, para siempre girando, llama y canción, girando cada vez más, creedme, tanto diéramos, hasta el vértigo girando, Hoyos y Vinent, yo, aún más rápido, siempre, tanto porque aquel mundo

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no pereciese nunca, porque el gran carnaval permaneciese, polisón, botines, para siempre girando, cascabel suspendido en la nupcial farándula del sueño.

Lunes, 8 de junio de 2020

José Hierro: Réquiem

El madrileño Pepe Hierro tocó todos los palillos de la poesía española de su época, desde los testimonios de un niño de la guerra, la poesía existencial, el socialrealismo, el culturalismo, la poesía experimental...

Réquiem es un poema típico de la poesía social (lenguaje objetivo, periodístico, frío, sin florituras verbales).

La crítica literaria acusó a este tipo de poesía de estar tan cerca de la realidad del momento que quedaba pasada de moda en cuanto cambiaba la realidad.

Yo, en cambio, creo que este poema es muy actual. Ahora los muertos anónimos no se llaman Manuel del Río, tienen nombres africanos o latinos y en sus funerales tampoco estamos los autóctonos.

Réquiem

Manuel del Río, natural de España, ha fallecido el sábado

11 de mayo, a consecuencia de un accidente. Su cadáver

está tendido en D’Agostino

Funeral Home. Haskell. New Jersey. Se dirá una misa cantada a las 9.30 en St. Francis.

Es una historia que comienza con sol y piedra, y que termina sobre una mesa, en D’Agostino, con flores y cirios eléctricos. Es una historia que comienza en una orilla del Atlántico.

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Continúa en un camarote de tercera, sobre las olas sobre las nubes de las tierras sumergidas ante Platón. Halla en América su término con una grúa y una clínica, con una esquela y una misa cantada, en la iglesia St. Francis.

Al fin y al cabo, cualquier sitio da lo mismo para morir: el que se aroma de romero el tallado en piedra o en nieve, el empapado de petróleo. Da lo mismo que un cuerpo se haga piedra, petróleo, nieve, aroma. Lo doloroso no es morir acá o allá…

Réquiem aetérnam, Manuel del Río. Sobre el mármol en D’Agostino, pastan toros de España, Manuel, y las flores (funeral de segunda, caja que huele a abetos del invierno), cuarenta dólares. Y han puesto unas flores artificiales entre las otras que arrancaron al jardín… Libérame Dómine de morte aeterna… Cuando mueran

James o Jacob verán las flores que pagaron Giulio o Manuel…

Ahora descienden a tus cumbres garras de águila. Dies irae. Lo doloroso no es morir Dies illa acá o allá, sino sin gloria…

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Tus abuelos

fecundaron la tierra toda, la empapaban de la aventura.

Cuando caía un español se mutilaba el universo. Los velaban no en D’Agostino

Funeral Home, sino entre hogueras, entre caballos y armas. Héroes para siempre. Estatuas de rostro borrado. Vestidos aún sus colores de papagayo, de poder y de fantasía.

Él no ha caído así. No ha muerto por ninguna locura hermosa.

(Hace mucho que el español muere de anónimo y cordura, o en locuras desgarradoras entre hermanos: cuando acuchilla pellejos de vino derrama sangre fraterna). Vino un día porque su tierra es pobre. El mundo Libérame Dómine es patria. Y ha muerto. No fundó ciudades. No dio su nombre a un mar. No hizo más que morir por diecisiete dólares (él los pensaría en pesetas) Réquiem aetérnam. Y en D’Agostino lo visitan los polacos, los irlandeses, los españoles, los que mueren en el week-end.

Réquiem aetérnam. Definitivamente todo ha terminado. Su cadáver está tendido en D’Agostino

Funeral Home. Haskell. New Jersey.

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Se dirá una misa cantada por su alma.

Me he limitado a reflejar aquí una esquela de un periódico de New York. Objetivamente. Sin vuelo en el verso. Objetivamente. Un español como millones de españoles. No he dicho a nadie que estuve a punto de llorar.

Para oir el poema en la voz de Tomás Galindo, pulsar aquí

Domingo, 7 de junio de 2020

Rafael Cadenas: Derrota

Venezolano, militante comunista, antiestalinista y debelador incansable de todas las formas de la tiranía.

Rafael Cadenas es uno de los intelectuales imprescindibles de Nuestra América, donde todavía hay poetas que son referentes morales. El poder los premia y los silencia.

En forma de poema enumerativo, Rafael pasa la mirada, entre sarcástica, amable e irónica, sobre sí mismo; para hacer el retrato del alma y la vida de un inadaptado, de un antihéroe...

¡Tan tierno! ¡Tan igual a nosotros!

Derrota

no caer del todo

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José Hierro (1922 - 2002) De Cuanto sé de mí, 1957
Yo que no he tenido nunca un oficio que ante todo competidor me he sentido débil que perdí los mejores títulos para la vida que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución) que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos que me arrimo a las paredes para

que soy objeto de risa para mí mismo que creí que mi padre era eterno que he sido humillado por profesores de literatura que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo que tengo vergüenza por actos que no he cometido que poco me ha faltado para echar a correr por la calle que he perdido un centro que nunca tuve que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo que no encontré nunca quién me soporte que fui preterido en aras de personas más miserables que yo que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces más burlado en mi ridícula ambición que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo («Ud. es muy quedado, avíspese, despierte») que nunca podré viajar a la India que he recibido favores sin dar nada a cambio que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma que me dejo llevar por los otros que no tengo personalidad ni quiero tenerla que todo el día tapo mi rebelión que no me he ido a las guerrillas que no he hecho nada por mi pueblo que no soy de las FALN y me desespero por todas estas cosas y por otras cuya enumeración sería interminable que no puedo salir de mi prisión que he sido dado de baja en todas partes por inútil que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno que me niego a reconocer los hechos que siempre babeo sobre mi historia que soy un imbécil y más que imbécil de nacimiento

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que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo que no lloro cuando siento deseos de hacerlo que llego tarde a todo que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable que no soy lo que soy ni lo que no soy que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas haya sido humilde hasta igualarme a las piedras que he vivido quince años en el mismo círculo que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado que nunca usaré corbata que no encuentro mi cuerpo que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme, barrer todo y crear de mi indolencia, mi flotación, mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente me suicido al alcance de la mano me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros y de mí hasta el día del juicio final.

Rafael Cadenas (1930- ) -Poema escrito en 1962 Para oir el poema en la voz de Tomás Galindo, pulsar aquí

Sábado, 6 de junio de 2020

Francisco Brines: Collige, virgo, rosas

Francisco Brines de la Generación de los 50. Casi toda su poesía gira en torno a una infancia mitificada e irremisiblemente perdida. La exaltación de la vida infantil y el lamento por el paso del tiempo.

El poema es una variante del tópico del "Carpe Diem" (vive, captura el día, el presente).

La variante incide más en el carácter pasajero de la juventud: es el tópico del "Collige, virgo, rosas" (Coge, doncella, las rosas") que debemos al poeta latino Ausonio

Es una incitación a disfrutar de la juventud y, la belleza, puesto que son efímeras como las rosas. El tópico se refiere a un disfrute marcadamente erótico-sexual.

En el poeta hay también una cierta nostalgia de su propia juventud y una cierta envidia.

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Como en la tradición clásica, la noche es cómplice del amor, en cambio el alba, que nos enfrenta a nuestros afanes y quehaceres diarios, es su enemiga.

Collige, virgo, rosas

Estás ya con quien quieres. Ríete y goza. Ama. Y enciéndete en la noche que ahora empieza, y entre tantos amigos (y conmigo) abre los grandes ojos a la vida con la avidez preciosa de tus años. La noche, larga, ha de acabar al alba, y vendrán escuadrones de espías con la luz, se borrarán los astros, y también el recuerdo, y la alegría acabará en su nada.

Mas, aunque así suceda, enciéndete en la noche, pues detrás del olvido puede que ella renazca, y la recobres pura, y aumentada en belleza, si en ella, por azar, que ya será elección, sellas la vida en lo mejor que tuvo, cuando la noche humana se acabe ya del todo, y venga esa otra luz, rencorosa y extraña, que antes que tú conozcas, yo ya habré conocido.

Francisco Brines (1932- )

De El otoño de las rosas, 1986

Viernes, 5 de junio de 2020

Ramón de Garciasol: Arenga a las rosas y a los hombres

Miguel Alonso Calvo conocido como Ramón de Garciasol, nació en 1913 en Humanes y era hijo del zapatero del pueblo. Estudió bachillerato en el instituto con Antonio Buero Vallejo, del que fue amigo toda la vida.

Tuvo que cambiar su nombre literario para que no se le relacionara con el Miguel Alonso Calvo que había escrito encendidos poemas durante la Guerra Civil, que fueron publicados en UHP-Milicias Alcarreñas.

Vivió su exilio interior trabajando como corrector de estilo en la Colección Austral de Espasa Calpe y participando activamente en cualquiera de los lugares donde se había refugiado la memoria democrática.

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En medio de un mundo muy difícil, mantuvo la esperanza en la humanidad, como sucede en este poema.

Arenga a las rosas y a los hombres Rosas, creced, pujad, multiplicaos hasta invadir las cajas de caudales, hasta impedir las ametralladoras, hasta sembrar la pólvora y el hierro de luz y primavera, hasta ocupar el odio y las entrañas de obuses, bombas, balas y morteros.

¡Creced, rosas, creced! ¡Pujad sin tregua! Llenad los ojos de los tocineros, floreced los cerebros belicosos, corroed de esperanza a los podridos, iluminad la mente de las bestias, que se alimentan de oro, y sangre, y lágrimas; que son capaces de matar la vida porque palpita y brilla en nuestras manos.

Árboles, aguas, pájaros, frutales, mieses, vides, obreros, plantas, madres, óleos, músicas, máquinas, ideas, vamos a proclamar la resistencia de amor contra la guerra. Están sembrando el aire de temores para amargarnos la alegría, para que nos matemos tú y yo, hermano, ahora que ya maduran los dolores, y el sentido va a revelarse al mundo.

Trabajad de espaldas al temor. Abrid los ojos, rosas, hombres, al bien y a la belleza.

¡Creced! ¡Cantad! La vida es nuestra. La tierra es nuestra, y nuestro es el futuro. Trabajos, pensamientos, esperanzas, vuestros y nuestros, rosas, hombres.

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Nosotros encendemos las estrellas y traemos el día. Por nosotros se hará la paz.

Estamos en peligro, rosas, hombres, perfume, sol, materia, inteligencia, ciencia, fe, muerte, piedra, gracia, Dios.

¡Ahoguemos a los bárbaros en luces! ¡Avanzad, rosas, hombres! ¡Ocupad el mundo!

Ramón de Garciasol (1913-1994)

De Palabras mayores, 1952 Para oir el poema en la voz de Tomás Galindo, pulsar aquí

Jueves, 4 de junio de 2020

Jack Lindsay: Misa de Requiem por los ingleses caídos...

La Guerra Civil Española produjo un movimiento de solidaridad en el mundo intelectual que produjo una gran literatura. De toda ella he elegido el poema que sigue porque, además de ser muy bueno y muy poco conocido Aníbal Nuñez hizo una traducción muy creativa de él.

El poema está dedicado a los brigadistas ingleses que murieron en la Guerra de España defendiendo la libertad de toda la humanidad (¿quién puede decir que su sacrificio fue en vano?).

El poema es una elegía, género literario en que se recuerda la vida y la muerte de alguien. Es un tópico de estos poemas el tema del "ubi sunt" (dónde están). El ¿dónde está? de este poema tiene un nuevo significado en la voz del poeta: nos interpela a los vivos para que tomemos el testigo de los que han muerto.

Misa de Réquiem por los ingleses caídos en la Brigada Internacional

Pasad lista a los muertos, que nosotros, los vivos, aún podemos responder, bajo el arco de paz juntos donde el lamento de la alondra es la única metralla, un rocío de canción, una guirnalda del cielo caída en tierra desde el silencio azul de luz que bulle en esta hora presente de tregua que presagia el triunfo final, invocad con orgullo los hombres cuyos huesos ahora yacen en la tierra de la libertad.

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Resistir en el risco de la aurora para tocar diana. Escuchad el tañido de silencio, recordando. Este instante de honor con el futuro reaviva vuestros corazones, y ya saboreamos, como nupcias en un beso primero, la hora en que el último dique de la ira cae y la rugiente noche es tibiamente balizada con prendas de hermandad, los pueblos-mundo unidos, mundo sin fin, el alba sobre la tierra de la libertad. Preguntad a esa águila que gritó en las alturas en qué hoguera de muerte bloquearon los obreros españoles del Guadarrama el paso con sus muertos. Águila de España, desde tu nido de los cielos contesta:¿Dónde están ellos ahora, los jóvenes y bravos? Los muertos fraternales fluyen de los clarines.

¿Dónde están esas caras que buscamos, esas caras inglesas?

Que los vivos respondan a la lista de muertos.

¿Dónde está él ahora, alegre corazón de primavera, en aventuras rico, errante desde donde la luna de Samara de un sauce curvo cuelga a donde el congestivo Londres coagula con toxinas la vena aorta de Inglaterra? En fuerza de piedad, como vivió, murió, y las balas gimieron a través de las ramas del invierno sobre su cara rota.

¿Dónde está Ralph Fox el de Yorkshire?

¿Dónde está él ahora, el vehemente muchacho que advirtió el sino de Inglaterra pálido sobre la luna oscense? Donde salpican las granadas enormes flores de destrucción, redioses llameantes de locura, plumas fuente de horror, la libertad debe ponerse en marcha o la tierra rendirse a esos sus raptores; de ese modo caminaré con libertad y tras de la agonía arrancaréis frutos en el jardín.

¿Dónde está John Cornford de Cambridge?

¿Dónde está él ahora, voz entre muchas voces, quien dijo:"En la prisión de la pobreza los inocentes están presos, los ladrones encierran a sus víctimas". Protestaba su voz.

Y, sentenciado, vio, a través de una pared de piedra, la verdad.

Más clara esa pared de privación que ningún argumento.

Golpeó en la piedra con su mano y juró hacerla añicos,

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cogió un fusil y atravesó en España esa pared.

¿Dónde está Wilf Jobling de Chopwell?

¿Dónde está él ahora, quien, entre el chirrido de las planchas del castillo de proa del mercante, escuchaba? Las aguas brotando de los escobenes, y el barco estremeciéndose se hundía. Él supo quién estaba traficando, quien amañó las instrucciones para obtener el dinero del seguro, mientras se hundía la tripulación. Llevando una camilla por entre las trincheras del peligro, he encontrado, repuso, el camino de casa antes que Madrid.

¿Dónde está Davidovitch de Bethnal Green?

¿Dónde está ahora aquel que vino a luchar pronto?

En Sidney, mientras en torno a Pinchgut chillaban las gaviotas, se enteró

resistiendo desahucios, de que toda la gente estaba desahuciada del mundo que había hecho y aplastada en tugurios de pena.

Volvió, de polizón, a Edimburgo mas gritó: "Me mantengo en los abiertos lazos del propósito viajando a España donde el pueblo clama por sus derechos".

¿Dónde está Jack Atkinson de Hutl? Sobre la azul y delicada silueta de las sierras las escarpas desnudas se elevan en aristas y planos imprecisos en donde el mediodía extrae de los barrancos toda sombra, chirrían los caproni*. ¿Es este un país extraño tú, escocés? No. Lo he reconocido. Mira: Los niños de la aldea cierran sus puños como bienvenida. Porque somos aquellos en quienes el amor se hace justicia.

¿Dónde está James Wark de Airdrie?

¿Dónde está ahora aquél, líder en Londres de los autobuses, en olivares ásperos del sector del Jarama, el comandante de una compañía? Enjugándose el polvo de sus ojos, se reía. Y blandiendo su ametralladora hacia la línea de los fascistas tambaleantes, a la parte más alta mandó a sus hombres. Las ardientes rocas se abrían golpeando, la cortina de fuego batiendo en la colina.

¿Dónde está Bill Briskey de Dalston?.

¿Dónde está ahora aquél, el camarada de la risa pronta?

Tras los secos terrenos el reptaba con sangrantes rodillas, el sudor empañaba la distancia aplastante. Seguía abriendo fuego,

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garras de ardor clavándose en su brazo que arañaba la piedra. Una oleada rugiente inflamada brotó. Mientras se lo llevaban, muriéndose, cantaba la Internacional.

¿Dónde está Alan Craig de Maryhill?

Tanques daban bandazos en las cuestas, y hombres con sus rodillas y sus manos se abalanzaban al fragor del combate tambaleándose cabizbajos. El crepitar de nuestras armas se ahogaba, el estruendo agobiaba y hacía oscilar la tierra, y vacilante la floja fila tropezaba en matojos de hierba, cabeceando torpemente. Fuera de la trinchera saltamos, los tanques nos pisaban los talones, crujiendo; pero ¿dónde está el que nos dirige?

¿Dónde está Robert Symes de Hamphsire?

¿Dónde está ahora aquél que, marchando en manifestaciones, supo que su camino contra la opresión conducía al frente de España? Pues se manifestaba en un país marcado por chulerías amenazantes, Inglaterra marchita en arrabales por las bombas-ponzoña de codicia,.

Esa ruta de cólera y de amor ha de llevar a España los clamores por el No Pasarán en Trafalgar Square.

¿Dónde está Tommy Dolan de Sunderland?

¿Dónde está el que vendía el Daiy Worker? El cartel que su mano agitaba: una bandera roja izada sobre las barricadas de la elección.

He visto el mundo dividirse ante la voz de la verdad, nada hay de extraño, pues, en el son de esta guerra. He visto sus primeras escaramuzas, cuando la policía sacaba las porras y cargaba contra mis amigos; por eso me iré a España.

¿Dónde está Jock Tadden de Dundee?

Esta guerra tiene raíces por doquier, en el solar de la miseria. Él contempló en las mates pizarras la luna reluciente, un goteo lechoso de luz burlándose de la boca del hombre, una promesa de belleza limpia, pendón de libertad.

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Y, a media noche, bostezando, roto por los fantasmas de un dolor antiguo

hasta que se tomó la decisión como un rayo de luna fluyendo por las barras de hierro a los pies de la cama.

¿Dónde está T. J. Carter de West Hartlepool?

Al igual que el verano es asociado a los pequeños conos rojos del alerce,

así la plenitud de libertad se hará patente en estos, los camaradas nuestros, a su hora. Puesto que, a menos que el comienzo

primaveral esté aquí en las lanzas del narciso y en los ojos de pez-erizo esmeralda en la tiniebla acuática, ningún soplo estival lustrará la cereza ni ajará la dorada cosecha de la colina. Así gritamos:

¿Dónde está Syd Avner de Stoke Newington?

A estos hombres, modelo de los ingleses muertos en España, convocamos aquí en el recóndito silencio de la Primavera, alzándose entre grises nubes de clemátides, botones de oro ardiendo en los barrancos del atardecer, la dulzura trenzada en los amentos del avellano.

Aquí, en este momento del verde espino en Inglaterra, los conjuramos, brevemente, como un impulso azur de flor al viento y perdurable como la tierra de la unidad.

De Who are the English?, 1939

(*) El Caproni Ca.133 fue un avión de transporte y bombardero ligero utilizado por las fuerzas sublevadas durante la Guerra Civil Española

Miércoles, 3 de junio de 2020

Miguel Hernández: Como el toro he nacido para el luto...

Lo mejor de la poesía de Miguel Hernández se produce cuando el apasionamiento espontáneo, juvenil y rural se contiene para amoldarse a una forma poética difícil, cual es el soneto. Ahí se produce el equilibrio entre fondo y forma, que siempre ha producido las mejores obras en todas las artes.

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En la época en que se escribe este poema, Miguel Hernández vive una esquizofrenia amorosa entre Maruja Mayo y Josefina Manresa, que son la encarnación de dos mundos diferentes.

No sabemos en quien estaba pensando cuando escribe el poema, y ese detalle es muy importante para interpretarlo adecuadamente.

Es claro que el poema gira en torno a la frustración del deseo sexual porque no hay compenetración entre el toro (Miguel Hernández) y el torero (Josefina le rehuye, Maruja juega con él).

Por entonces, Miguel Hernández se ganaba la vida colaborando en la Gran Enciclopedia Taurina, dirigida por José María Cossío.

Como el toro he nacido para el luto...

Como el toro he nacido para el luto y el dolor, como el toro estoy marcado por un hierro infernal en el costado y por varón en la ingle con un fruto.

Como el toro lo encuentra diminuto todo mi corazón desmesurado, y del rostro del beso enamorado, como el toro a tu amor se lo disputo.

Como el toro me crezco en el castigo, la lengua en corazón tengo bañada y llevo al cuello un vendaval sonoro.

Como el toro te sigo y te persigo, y dejas mi deseo en una espada, como el toro burlado, como el toro.

Miguel Hernández (1910-1942)

De El rayo que no cesa, 1936 Para oir el poema en la voz de Fernando Guillén, pulsar aquí

Martes, 2 de junio de 2020

Alberti: Lo que dejé por ti

En 1963, María Teresa León y Rafael Alberti se instalan en el Trastevere de Roma, en la misma casa donde había vivido Ignacio de Loyola. Cuenta Alberti en sus memorias que los españoles iban a Roma a ver al Papa o a verle a él.

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La proximidad a España aumenta la nostalgia que siempre le acompañó en el exilio y que aparece evidente en el soneto que sigue. Yo creo que la ciudad de Roma ha sido la más cantada por los poetas porque es un símbolo capaz de evocar múltiples sugerencias.

El soneto es un ejemplo de la facilidad de Alberti para hacer una poesía que parece surgir de forma natural. Basta la personificación de Roma, tratada como una enamorada a la que ofrece su vida anterior a “cambio de tenerte”.

Lo que dejé por ti

Dejé por ti mis bosques, mi perdida arboleda, mis perros desvelados, mis capitales años desterrados hasta casi el invierno de la vida.

Dejé un temblor, dejé una sacudida, un resplandor de fuegos no apagados, dejé mi sombra en los desesperados ojos sangrantes de la despedida.

Dejé palomas tristes junto a un río, caballos sobre el sol de las arenas, dejé de oler la mar, dejé de verte.

Dejé por ti todo lo que era mío.

Dame tú, Roma, a cambio de mis penas, tanto como dejé para tenerte.

De Roma, peligro para caminantes, 1968 Para oir el poema en la voz de César Gómez, pulsar aquí

Lunes, 1 de junio de 2020

Lorca: Grito hacia Roma (desde la torre del Chrysler Building)

En 1929, mientras Lorca estaba en Nueva York, el Papa Pío XI firmó un acuerdo con Mussolini por el cual este reconocía el Estado Vaticano y a cambio recomendaba a los católicos apoyar a Mussolini. Además bendijo las tropas italianas con sus tanques incluidos que iban a conquistar Abisinia (actual Etiopía) en la propia Plaza del

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Vaticano (cuando vayáis allí, imaginad esa terrible escena).

La primera estrofa es una maldición a la ciudad de Roma (sede de la cristiandad). Lo demás va dirigido directamente sobre el Papa fascista. Él es "el hombre que se orina en una deslumbrante paloma, el hombre que desprecia la paloma, el hombre vestido de blanco, el viejo de las manos traslúcidas."

El poema tiene un lenguaje surrealista, que a veces es difícil interpretar, pero, si entendemos el contexto en que se produjo, podemos percibir la protesta de Lorca. Las imágenes alucinantes no ocultan el sentido del conjunto del poema, algo característico del Surrealismo español. Por otra parte hay versos clarísimos.

Lorca lanza, desde lo alto de rascacielos más alto de su tiempo, un "grito contra Roma y a favor de los que sufren. Son claras las raíces cristianas y las referencias evangélicas del poema. ( Dalí decía a Lorca en una carta: Tu eres una borrasca cristiana.)

Grito hacia Roma (Desde la torre del Chrysler Building)

Manzanas levemente heridas por los finos espadines de plata, nubes rasgadas por una mano de coral que lleva en el dorso una almendra de fuego, peces de arsénico como tiburones, tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud, rosas que hieren y agujas instaladas en los caños de la sangre, mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula que untan de aceite las lenguas militares donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma y escupe carbón machacado rodeado de miles de campanillas.

Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino, ni quien cultive hierbas en la boca del muerto, ni quien abra los linos del reposo, ni quien llore por las heridas de los elefantes.

No hay más que un millón de herreros forjando cadenas para los niños que han de venir.

No hay más que un millón de carpinteros que hacen ataúdes sin cruz. No hay más que un gentío de lamentos que se abren las ropas en espera de la bala.

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El hombre que desprecia la paloma debía hablar, debía gritar desnudo entre las columnas, y ponerse una inyección para adquirir la lepra y llorar un llanto tan terrible que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante. Pero el hombre vestido de blanco ignora el misterio de la espiga, ignora el gemido de la parturienta, ignora que Cristo puede dar agua todavía, ignora que la moneda quema el beso de prodigio y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.

Los maestros enseñan a los niños una luz maravillosa que viene del monte; pero lo que llega es una reunión de cloacas donde gritan las oscuras ninfas del cólera. Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas;

pero debajo de las estatuas no hay amor, no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo. El amor está en las carnes desgarradas por la sed, en la choza diminuta que lucha con la inundación; el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre, en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.

Pero el viejo de las manos traslucidas

dirá: amor, amor, amor, aclamado por millones de moribundos;

dirá: amor, amor, amor, entre el tisú estremecido de ternura;

dirá: paz, paz, paz, entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita; dirá: amor, amor, amor, hasta que se le pongan de plata los labios.

Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto, los negros que sacan las escupideras, los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de los directores,

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las mujeres ahogadas en aceites minerales, la muchedumbre de martillo, de violín o de nube, ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro, ha de gritar frente a las cúpulas, ha de gritar loca de fuego, ha de gritar loca de nieve, ha de gritar con la cabeza llena de excremento, ha de gritar como todas las noches juntas, ha de gritar con voz tan desgarrada hasta que las ciudades tiemblen como niñas y rompan las prisiones del aceite y la música, porque queremos el pan nuestro de cada día, flor de aliso y perenne ternura desgranada, porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra que da sus frutos para todos.

Federico García Lorca (1898- 1936)

Para oir el poema en la voz de Alfredo Alcón, pulsar aquí

Domingo, 31 de mayo de 2020

Joan Maragall: Oda a Espanya

La lengua catalana había sido vehículo de una rica literatura hasta el siglo XV, que se cierra con las grandes figuras: Ausías Marc y Joanot Martorell. En el siglo XVI desaparece como lengua de cultura, sustituída por el castellano. La reivindicación romántica de la patria y el ascenso social de la burguesía catalana impulsan la Renaixença durante la segunda mitad del siglo XIX.

Joan Maragall, abuelo del que hemos conocido como presidente de La Generalitat, publica en 1898 (el año del Desastre) esta "Oda a Espanya".

El poema puede ser interpretado desde muy diferentes perspectivas: Para algunas personas es una prueba de amor a España, para otras expresa la esperanza de una España diferente, para otras es la expresión de una concepción federal de España, hay quien ve en el texto un sentimiento de superioridad casi racista y otras se quedan solo con el "Adéu, Espanya".

En resumen, las mismas opciones que ahora.

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Escolta, Espanya, — la veu d’un fill que et parla en llengua — no castellana: parlo en la llengua — que m’ha donat la terra aspra; en ‘questa llengua pocs t’han parlat; en l’altra, massa.

T’han parlat massa dels saguntins i dels qui per la pàtria moren; les teves glòries i els teus records, records i glòries només de morts: has viscut trista.

Jo vull parlar-te molt altrament. Per què vessar la sang inútil?

Dins de les venes vida és la sang, vida pels d’ara i pels que vindran; vessada, és morta.

Massa pensaves — en ton honor i massa poc en el teu viure: tràgica duies — a mort els fills, te satisfeies — d’honres mortals i eren tes festes — els funerals, oh trista Espanya!

Jo he vist els barcos marxar replens dels fills que duies a que morissin: somrients marxaven cap a l’atzar; i tu cantaves vora del mar com una folla.

On són els barcos? On són els fills?

Pregunta-ho al Ponent i a l’ona brava: tot ho perderes, no tens ningú.

Espanya, Espanya, retorna en tu, arrenca el plor de mare!

Salva’t, oh!, salva’t de tant de mal;

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Oda a Espanya

que el plor et torni feconda, alegre i viva; pensa en la vida que tens entorn: aixeca el front, somriu als set colors que hi ha en els núvols.

On ets, Espanya? No et veig enlloc. No sents la meva veu atronadora? No entens aquesta llengua que et parla entre perills? Has desaprès d’entendre an els teus fills?

Adéu, Espanya!

Oda a España

Escucha, España, la voz de un hijo que te habla en lengua no castellana; hablo en la lengua que me ha legado la tierra áspera; en esta lengua pocos te hablaron; en la otra, demasiado.

Demasiado de los saguntinos y de los que mueren por la patria; y por tus glorias y tus recuerdos, recuerdo y gloria de cosas muertas, triste has vivido.

De distinta manera quiero hablarte. ¿Por qué derramar la sangre inútil? La sangre es vida, si está en las venas, vida hoy, vida para los que vengan; vertida, es muerte.

Demasiado pensaste en tu honor y escasamente en tu vida: tus hijos, trágica, diste a la muerte.

Mortales honras te satisfacían; tus fiestas eran tus funerales, ¡oh triste España!

Yo vi barcos zarpar repletos

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Joan Maragall (1860-1911)

de hijos que a la muerte entregabas: sonriendo iban hacia el azar, y tú cantabas junto a la mar como una loca.

¿Dónde tus barcos? ¿Dónde tus hijos?

Pregúntalo al Poniente, a la ola brava: perdiste todo, a nadie tienes.

¡España, España, vuelve en ti, rompe el llanto de madre!

Sálvate, sálvate de tantos males; que el llanto te haga alegre, fecunda y viva; piensa en la vida que te rodea; alza la frente, sonríe ante los siete colores del iris.

¿Dónde estás España, dónde que no te veo?

¿No oyes mi voz atronadora?

¿No comprendes esta lengua que entre peligros te habla?

¿A tus hijos no sabes ya entender?

¡Adiós, España!

Para oir el poema en catalán, en la voz de Nuria Martín, pulsar aquí

Para oir el poema en castellano, en la voz de Tomás Galindo, pulsar aquí

Sábado, 30 de mayo de 2020

Kavafis: Las Termópilas

Kavafis es un griego de la diáspora que, desde el anonimato de una oficina de Alejandría y con solo 154 poemas, se ha convertido en el poeta referente del CULTURALISMO del Siglo XX.

Reelabora un suceso histórico, legendario o literario (Preferentemente de la Grecia clásica o bizantina) que permite establecer un paralelismo con el momento presente.

La reflexión ética que lo acompaña se convierte en tema poético. Para comprender el poema es preciso conocer el referente cultural que lo sustenta.

En este poema es el rey Leónidas y los trescientos soldados que según la leyenda defendieron el paso de Las Termópilas ante el rey persa Jerjes y la traición de Efialtes.

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(Efialtes era un pastor que enseñó un camino oculto a los persas, por donde estos pudieron pasar eludiendo el paso de las Termópilas. Los griegos lo consideraron el traidor por antonomasia.)

El lenguaje ha huido de todo elemento retórico y toda tradición literaria. Muchas veces hemos visto como los que defendían con nosotros las Termópilas se han pasado a los persas. No importa, aunque aparezca Efialtes y finalmente pasen los persas, ya es premio suficiente cumplir con nuestro deber y nuestro papel en la vida.

Las Termópilas

Honor a aquellos que en sus vidas custodian y defienden las Termópilas. Sin apartarse nunca del deber; justos y rectos en sus actos, no exentos de piedad y compasión; generosos cuando son ricos, y también si son pobres, modestamente generosos, cada uno según sus medios; diciendo siempre la verdad, mas sin guardar rencor a los que mienten.

Y más honor aún les es debido a quienes prevén (y muchos prevén) que Efialtes aparecerá finalmente y pasarán los Persas.

1901, Konstantino Kavafis (1863-1933)

Viernes, 29 de mayo de 2020

Enrique González: Tuércele el cuello al cisne...

El tapatío Enrique González Martínez encabeza una saga de grandes poetas que llega hasta la actualidad.

En 1914 publicó este famoso soneto que acabó con el Modernismo y abrió el camino de las vanguardias a la poesía en español.

Frente al cisne como símbolo modernista, nos presenta el búho, que acompaña a Palas Atenea, nacida de la cabeza de Zeus y diosa de la inteligencia.

Se trata de poner el énfasis en el arte como conocimiento más que como puro adorno formal.

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Una vez torcido el cuello al cisne, también nosotros dejamos el Modernismo.

Tuércele el cuello al cisne...

Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje que da su nota blanca al azul de la fuente; él pasea su gracia no más, pero no siente el alma de las cosas ni la voz del paisaje.

Huye de toda forma y de todo lenguaje que no vayan acordes con el ritmo latente de la vida profunda... y adora intensamente la vida, y que la vida comprenda tu homenaje.

Mira al sapiente búho cómo tiende las alas desde el Olimpo, deja el regazo de Palas y posa en aquel árbol el vuelo taciturno...

Él no tiene la gracia del cisne, mas su inquieta pupila, que se clava en la sombra, interpreta el misterioso libro del silencio nocturno.

Enrique González Martínez (1871-1952)

De Los senderos ocultos, 1914 Para oir el poema en la voz de Francisco Fernández, pulsar aquí

Jueves, 28 de mayo de 2020

Amado Nervo: En paz

El mexicano Amado Nervo evoluciona desde un Modernismo sonoro y brillante a otro más personal, en el que destaca un cierto misticismo, que explica el contenido de este poema. Desde el Romanticismo, predomina en la poesía la queja ante un mundo hostil; por eso es de agradecer la visión de un hombre en paz con el mundo que nos ofrece en este poema Amado Nervo, visión que abre el camino por donde transitarán Neruda, Jorge Guillén, Claudio Rodríguez... etc.

Como ejemplo del prestigio que tuvieron los poetas en un tiempo, cabe señalar que Amado Nervo fue llevado desde Montevideo a Méjico en la mejor corbeta de la armada argentina y escoltado por barcos argentinos, cubanos, venezolanos, uruguayos y brasileños.

Fue Amado Nervo quien dio en París el título de "La Princesa Paca" a Francisca Sánchez.

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En paz

Artifex vitae, artifex sui *

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida, porque nunca me diste ni esperanza fallida, ni trabajos injustos, ni pena inmerecida; porque veo al final de mi rudo camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino; que si extraje las mieles o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas: cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno: ¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas; mas no me prometiste tan sólo noches buenas; y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

(*) Artífice de sí mismo, artífice de su destino.

Amado Nervo (1870-1919)

De Elevación, 1915

Para oir el poema en la voz de Manuel Bernal, pulsar aquí

Miércoles, 27 de mayo de 2020

José Martí: Versos sencillos

José Martí es el poeta nacional de Cuba y el organizador de la Lucha por la Independencia. También uno de los fundadores del Modernismo, sobre todo en los poemas escritos en versos largos.

En los versos octosílabos pretende acercarse al sentir popular y hay muchos menos elementos modernistas, pero son los versos por los que es más conocido.

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He hecho una selección de cuartetas y redondillas de un larguísimo poema publicado con el título de Versos Sencillos, y al hacerlo así, imito lo que hacen los cubanos que cantan "La Guantanamera" tomando de este poema las estrofas que más les gusta o que les parecen más adecuadas al momento.

Versos sencillos

Yo soy un hombre sincero de donde crece la palma. Y antes de morirme quiero echar mis versos del alma.

Yo vengo de todas partes, y hacia todas partes voy: Arte soy entre las artes, en los montes, monte soy.

Yo sé los nombres extraños de las yerbas y las flores, y de mortales engaños, y de sublimes dolores.

Mi verso es como un puñal que por el puño, echa flor.

Mi verso es un surtidor que da un agua de coral.

Mi verso es de un verde claro y de un carmín encendido. Mi verso es un ciervo herido que busca en el monte amparo.

Yo sé de un pesar profundo entre las penas sin nombres: ¡La esclavitud de los hombres es la gran pena del mundo!

Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar. El arroyo de la sierra me complace más que el mar.

Alas nacer vi en los hombros de las mujeres hermosas:

Gocé una vez, de tal suerte que gocé cual nunca: cuando la sentencia de mi muerte leyó el alcalde llorando. Cultivo una rosa blanca en Junio como en Enero, para el amigo sincero, que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca el corazón con que vivo, cardo ni ortiga cultivo, cultivo una rosa blanca.

Yo sé bien que cuando el mundo cede, lívido, al descanso, sobre el silencio profundo murmura el arroyo manso.

Yo sé que el necio se entierra con gran lujo y con gran llanto, y que no hay fruta en la tierra como la del camposanto.

Oculto en mi pecho bravo la pena que me lo hiere: El hijo de un pueblo esclavo vive por él, calla, y muere.

Yo quiero cuando me muera sin patria, pero sin amo, tener en mi losa un ramo de flores, y una bandera.

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Y salir de los escombros volando las mariposas.

Martes, 26 de mayo de 2020

Luis Lloréns Torres: A Puerto Rico

Periodista y escritor conocido por el pseudónimo: Luis de Puerto Rico, fue un poeta comprometido con la lucha por la independencia de su país.

La anexión de Cuba y Costa Rica por EEUU en 1898 y la intervención que escindió a Panamá de Colombia en 1903 para construir el Canal de Panamá produjeron una reacción patriótica de l@s poetas modernistas en toda la América de habla española.

Esta postura cívica y comprometida en defensa de la cultura latinoamericana frente a los EEUU será en adelante una seña de identidad de la literatura de Nuestra América.

Luis Lloréns resignifica dos personajes de La Tempestad de Shakespeare, ArielCivilización-América Hispana, frente a Calibán-Barbarie-EEUU, que tendría un largo desarrollo cultural.

En el poema hay una afirmación orgullosa de la herencia precolombina, más la africana más la española en oposición a lo yanqui.

A Puerto Rico

La América fue tuya. Fue tuya en la corona embrujada de plumas del cacique Agüeybana, que traía el misterio de una noche de siglos y quemóse en el rayo de sol de una mañana.

El África fue tuya. Fue tuya en las esclavas que el surco roturaron, al sol canicular.

Tenían la piel negra y España les dio un beso y las volvió criollas de luz crepuscular.

También fue tuya España. Y fue San Juan la joya, que aquella madre vieja y madre todavía, prendió de tu recuerdo como un brillante al aire sobre el aro de oro que ciñe la bahía.

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Lunes, 25 de mayo de 2020

Teresa Wilms Montt: Soy Teresa Wilms Montt...

Esta chilena ejemplifica, en su vida y en su obra, el modelo de poeta maldita. Sabía cinco idiomas, cantaba ópera, tocaba el piano, casada, adúltera y divorciada con dos hijas a los 20 años, encerrada en un convento de monjas por su familia, libertada por Vicente Huidobro, que fue uno de sus muchísimos amantes (uno de ellos, el poeta argentino Horacio Ramos se suicidó ante ella.

Le dedicaría un libro: Anuario), En Madrid frecuentó el Café Pombo y fue retratada por julio Romero de Torres, viajó a Londres y frecuentó el grupo de Bloomsbury y en París a André Breton. Murió de sobredosis en París a los 28 años.

Valle-Inclán escribió de ella en el prólogo de Anuari: ¿De qué mundo remoto nos llega esta voz extraña cargada de signos y de juventud?

¡Qué injusto que todo el mundo conozca a su contemporánea Gabriela Mistral y ella sea tan desconocida!

Es muy duro tener razón antes de tiempo y saberlo. Es lo que se deduce de la lectura de este original prosema. *

Soy Teresa Wilms Montt...

"Soy Teresa Wilms Montt… y aunque nací cien años antes que tú, mi vida no fue tan distinta a la tuya. Yo también tuve el privilegio de ser mujer. Es difícil ser mujer en este mundo. Tú lo sabes mejor que nadie.

Viví intensamente cada respiro y cada instante de mi vida. Destilé mujer.

Trataron de reprimirme, pero no pudieron conmigo.

Cuando me dieron la espalda, yo di la cara.

Cuando me dejaron sola, di compañía.

Cuando quisieron matarme, di vida.

Cuando quisieron encerrarme, busqué libertad.

Cuando me amaban sin amor, yo di más amor.

Cuando trataron de callarme, grité.

Cuando me golpearon, contesté.

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¿Y el Yanki de alto cuerpo y alma infantil quizás?...
¡El Yanki no fue tuyo ni lo será jamás.

Soy Teresa Wilms Montt, y no soy apta para señoritas".

Teresa Wilms Montt (1893-1921).

(*) Existe todo un subgénero literario que se ha dado en llamar “prosema” o poema en prosa.

Para oir el prosema recitado por Francisca Lewin, extraído de la película biográfica Teresa: Crucificada por amar, dirigida por Tatiana Gaviota, Pulsar aquí

Domingo, 24 de mayo de 2020

Alfonsina Storni: Bien pudiera ser

Conocimos a Alfonsina Storni en la versión que Mercedes Sosa había hecho del poema en que Félix Luna poetizaba su muerte convirtiéndola en una niña virginal que jugaba con las sirenas en los jardines submarinos.

Nada más lejos de la realidad de una madre soltera que desafió valientemente las convenciones sociales y morales de su tiempo, y pagó, por ello, un alto precio.

El poema es un homenaje a su madre, y a todas nuestras madres.

Bien pudiera ser

Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido

No fuera más que aquello que nunca pudo ser, No fuera más que algo vedado y reprimido

De familia en familia, de mujer en mujer.

Dicen que en los solares de mi gente, medido

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Fui crucificada, muerta y sepultada por mi familia y la sociedad.
Nací cien años antes que tú y sin embargo te veo igual a mí.
Julio Romero de Torres (1874-1930) Retrato de Teresa Wilms Montt, 1918

Estaba todo aquello que se debía hacer...

Dicen que silenciosas las mujeres han sido

De mi casa materna... Ah, bien pudiera ser...

A veces a mi madre apuntaron antojos

De liberarse, pero se le subió a los ojos

Una honda amargura, y en la sombra lloró.

Y todo eso mordiente, vencido, mutilado

Todo eso que se hallaba en su alma encerrado, Pienso que sin quererlo lo he libertado yo.

Alfonsina Storni (1892-1938)

De Irremediablemente, 1919

Para oir el poema en la voz de Elba, pulsar aquí

Sábado, 23 de mayo de 2020

Antonio Machado: Es una tarde cenicienta y mustia

El Romanticismo había descubierto que el paisaje sirve para expresar el estado de ánimo. Machado siente predilección por elementos del paisaje que se relacionan con la angustia existencial: "aquí la tarde cenicienta y mustia", en otros poemas: las hojas secas, lo otoñal, lo crepuscular... etc.

El poema presenta dos momentos de una reflexión íntima sobre un malestar, una angustia que ha acompañado al poeta desde niño y que tiene dos causas: la "nostalgia de la vida buena" y la "soledad".

Las dos comparaciones: "Como perro..." Como el niño perdido..." son muy machadianas... y muy originales en su sencillez.

La razón de la soledad se aclara en el último verso: "Siempre buscando a Dios entre la niebla". Es muy curioso que la católica España ha sido incapaz de producir una literatura religiosa de calidad si no es entre sus heterodoxos.

Es

La causa de esta angustia no consigo

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una tarde cenicienta y mustia…
Es una tarde cenicienta y mustia, destartalada, como el alma mía; y es esta vieja angustia que habita mi usual hipocondría.

ni vagamente comprender siquiera; pero recuerdo y, recordando, digo:

- Sí, yo era niño, y tú, mi compañera.

Y no es verdad, dolor, yo te conozco, tu eres la nostalgia de la vida buena y soledad de corazón sombrío, de barco sin naufragio y sin estrella. Como perro olvidado que no tiene huella ni olfato y yerra por los caminos sin camino, como el niño que en la noche de una fiesta se pierde entre el gentío y el aire polvoriento y las candelas chispeantes, atónito y asombra su corazón de música y de pena, así voy yo, borracho melancólico guitarrista lunático, poeta, y pobre hombre en sueños, siempre buscando a Dios entre la niebla.

Antonio Machado (1875-1939) De Soledades. Galerías. Otros poemas, 1907 Para oir el poema en la voz de Jesús Javier Pérez, pulsar aquí

Viernes, 22 de mayo de 2020

Delmira Agustini: El intruso

El Modernismo se sintió atraído por el exotismo oriental. Por este camino descubrieron el Tantrismo Indú, que entiende que el placer derivado de la unión sexual es una forma de comunicación con la divinidad y, por tanto, sagrado. Es así como el erotismo entró en la poesía desprovisto de todo sentimiento de culpa o pecado.

Esto permitió (no sin escándalo) a las mujeres poetas hablar de sexo desde el punto de vista femenino por primera vez en la literatura culta.

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***

La primera que lo hizo fue la uruguaya Delmira Agustini. De ella dijo Rubén Darío: "Pues por ser muy mujer dice cosas exquisitas que nunca se han dicho”.

Se divorció de su marido al poco tiempo de casarse, y él la mató a tiros al día siguiente.

El poema es la evocación de un acto de amor, en el que "la llave de oro" y "mi cerradura" son evidentes metáforas del sexo masculino y femenino.

El Intruso

Amor, la noche estaba trágica y sollozante cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura; luego, la puerta abierta sobre la sombra helante, tu forma fue una mancha de luz y de blancura.

Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante, bebieron en mi copa tus labios de frescura, y descansó en mi almohada tu cabeza fragante; me encantó tu descaro y adoré tu locura.

¡Y hoy río si tú ríes, y canto si tu cantas, y si tú duermes duermo como un perro a tus plantas! ¡Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera; y tiemblo si tu mano toca la cerradura!, ¡y bendigo la noche sollozante y oscura que floreció en mi vida tu boca tempranera!

Delmira Agustini (1886-1914)

De El libro blanco (Frágil), 1907 Para oir el poema, pulsar aquí

Jueves, 21 de mayo de 2020

Rubén Darío: Sonatina

El Modernismo es la versión española de la crisis universal de las letras y del espíritu que se manifiesta en el arte, la ciencia, la religión y la política.

El cisne, bello e inútil, se convierte en símbolo de este movimiento, en desafiante oposición al utilitarismo burgués que se estaba imponiendo en todos los aspectos de la vida.

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Con el tiempo, el Modernismo abandona los aspectos más externos y postizos, y se hace más íntimo (ej. Machado, Juan Ramón, etc), pero, para empezar, es imprescindible contemplarlo en toda su artificiosidad, como ocurre en el siguiente poema de Rubén Darío.

Sonatina

La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?

Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color. La princesa está pálida en su silla de oro, está mudo el teclado de su clave sonoro, y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales. Parlanchina, la dueña dice cosas banales, y vestido de rojo piruetea el bufón. La princesa no ríe, la princesa no siente; la princesa persigue por el cielo de Oriente la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China, o en el que ha detenido su carroza argentina para ver de sus ojos la dulzura de luz?

¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes, o en el que es soberano de los claros diamantes, o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, tener alas ligeras, bajo el cielo volar; ir al sol por la escala luminosa de un rayo, saludar a los lirios con los versos de mayo o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata, ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata, ni los cisnes unánimes en el lago de azur.

Y están tristes las flores por la flor de la corte, los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte, de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!

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Está presa en sus oros, está presa en sus tules, en la jaula de mármol del palacio real; el palacio soberbio que vigilan los guardas, que custodian cien negros con sus cien alabardas, un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida! (La princesa está triste. La princesa está pálida.)

¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!

¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe, (La princesa está pálida. La princesa está triste.) más brillante que el alba, más hermoso que abril!

-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-; en caballo, con alas, hacia acá se encamina, en el cinto la espada y en la mano el azor, el feliz caballero que te adora sin verte, y que llega de lejos, vencedor de la Muerte, a encenderte los labios con un beso de amor».

Rubén Darío (1867-1916)

De Prosas profanas y otros poemas, 1896

Para oir el poema en la voz de Tomás Galindo, pulsar aquí

Miércoles, 20 de mayo de 2020

Charles Baudelaire: El albatros

Baudelaire inicia la modernidad poética con Las Flores del Mal. Recoge temas románticos, que convenientemente depurados, estilizados y sometidos a control, van a fecundar la poesía posterior. Es un libro contradictorio del que dijo su autor:

"En este libro atroz he puesto todo mi corazón toda mi ternura, toda mi religión (disfrazada), todo mi odio.

Es verdad que juraré por mis grandes dioses que es un libro de arte puro".

El albatros es un ave de grandes alas que se mueve majestuosamente en las alturas, pero que en el suelo se mueve muy torpemente porque esas mismas alas le dificultan sus movimientos. En el poema es símbolo del poeta.

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Si el albatros es metáfora del poeta igualmente metafóricos son los marineros, el barco, los amargos abismos, del mar, las tablas de la cubierta, las burlas de los marineros....

El albatros

A menudo, para divertirse, suelen los marineros

Dar caza a los albatros, vastos pájaros de los mares, Que siguen, indolentes compañeros de viaje, Al barco que se desliza sobre los amargos abismos.

Apenas los arrojan sobre las tablas de cubierta, Que estos reyes del azul, torpes y avergonzados, Dejan que sus grandes alas blancas se arrastren

Penosamente al igual que remos a su lado.

Este viajero alado, ¡qué torpe y débil! Él, otrora bello, ¡qué feo y qué grotesco!

¡Aquél quema su pico con una pipa, Otro imita, cojeando, al inválido que una vez voló!

El Poeta se asemeja al príncipe de las nubes

Que frecuenta la tormenta y se ríe del arquero; Exiliado sobre el suelo en medio de las burlas, Sus alas de gigante le impiden ya marchar.

De Les Fleurs du mal, 1857

Para leer L´albatros en el francés original utiliza este enlace Para oir el poema en la voz de Antonio Lino Rivero, pulsar aquí

Martes, 19 de mayo de 2020

Walt Whitman: Canto a mí mismo

Cierro el ciclo de poesía romántica con Walt Whitman, que hace de nexo de unión entre el Romanticismo y el Modernismo hispanoamericano. Curioso poeta, que ha sido mucho más leído y admirado en lengua española que en lengua inglesa.

El título no puede ser más significativo de la egolatría romántica, pero desde ese yo se alza hasta identificarse con su pueblo, su tierra y la humanidad en un canto a la

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Charles Baudelaire, (1821-1867)

fraternidad universal y a la fusión con la Naturaleza.

El lenguaje profético, en versos libres, inspirado en los versículos bíblicos inicia un camino que transitarán Rubeń Darío, León Felipe y el Neruda del Canto General, entre otros muchos.

El poema consta de LII partes de las que os mando las dos primeras.

Es evidente que en un poema tan largo y tan pretencioso hay muchos versos flojos junto a otros muy brillantes. Borges hizo una traducción libre de este poema, que sin duda lo mejora muchísimo, porque suprime los versos de relleno.

Canto a mí mismo (fragmento)

Me celebro y me canto a mí mismo. Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti, porque lo que yo tengo lo tienes tú y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.

Vago… e invito a vagar a mi alma.

Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra par ver cómo crece la hierba del estío.

Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí, de esta tierra y de estos vientos.

Me engendraron padres que nacieron aquí, de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí, de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también.

Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta. Y con mi aliento puro comienzo a cantar hoy y no terminaré mi canto hasta que me muera. Que se callen ahora las escuelas y los credos. Atrás. A su sitio.

Sé cuál es mi misión y no lo olvidaré; que nadie lo olvide.

Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal, dejo hablar a todos sin restricción, y abro de par en par las puertas a la energía original de la naturaleza desenfrenada.

II

Las casas y los aposentos están cargados de perfumes, los estantes y los armarios están cargados de perfumes.

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Aspiro y me complazco en su fragancia, siento su influjo enervador, pero me rebelo… Me rebelo y me escapo. La atmósfera no es un perfume. No tiene el gusto de las esencias; es inodora, está hecha para mi boca y yo lo absorbo y la adoro como a una novia. Iré a los repechos donde comienzan los bosques y me desnudaré para gozar enloquecido su contacto. Me gusta ver el vaho de mi aliento, las ondas del río, los hilos de seda que se cruzan entre los árboles, las horquillas donde descansa la vid. Me gusta oír los ecos, los zumbidos, los murmurios de la selva. Me gusta sentir el empuje amoroso de las raíces al través de la tierra, el latido de mi corazón, la sangre que inunda mis pulmones, el aire puro que los orea en inspiraciones y espiraciones amplias. Me gusta olfatear las hojas verdes y las hojas secas, las rocas negruzcas de la playa y el heno que se apila en los pajares. Me gusta oír el escándalo de mi voz, forjando palabras que se pierden en los remolinos del viento. Me gusta besar, abrazar

y alcanzar el corazón de todos los hombres con mis brazos. Me gusta ver entre los árboles el juego de luces y de sobras cuando la brisa agita las ramas.

Me gusta sentirme solo entre las multitudes de la ciudad, en las estepas y en los flancos de la colina. Me gusta sentirme fuerte y sano bajo la luna llena

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y levantarme cantando alegremente a saludar al sol.

¿Qué creíais?

¿Qué me conformaría con mil hectáreas de tierra nada más?

¿Pensasteis que toda la tierra sería demasiado para mí?

¿Para qué habéis aprendido a leer si no sabéis ya interpretar mis poemas?

Quédate hoy conmigo, vive conmigo un día y una noche y te mostraré el origen de todos los poemas. Tendrás entonces todo cuanto hay de grande en la Tierra y en el Sol (existen además millones de soles más allá) y nada tomarás ya nunca de segunda ni de tercera mano, ni mirarás más por los ojos de los muertos, ni te nutrirás con el espectro de los libros.

Tampoco contemplarás el mundo con mis ojos ni tomarás las cosas de mis manos.

Aprenderás a escuchar en todas direcciones y dejarás que la esencia del Universo se filtre por tu ser.

Walt Whitman, (1819-1892)

Traducción de León Felipe

Para leer el Canto a mí mismo completo -en la traducción de León Felipeutiliza este enlace y para leer la versión de Borges este otro.

Bernardo López García: Oda al Dos de Mayo

Bernardo López García, militante liberal, patriota (en el sentido decimonónico del término, que equivale a antimonárquico) y partícipe en la Revolución Campesina de Loja es el autor, casi desconocido, de este conocido poema; por todo ello fue excluido del Romancero de Jaén y su cuerpo tardó cincuenta años en regresar a su tierra.

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Lunes, 18 de mayo de 2020 José Manuel Ballester (Museo Guggenheim Bilbao)

El fuerte ritmo del lenguaje romántico en forma de décimas ayuda a ese tono declamatorio que ha servido para popularizar el poema.

En medio de tópicos patrióticos, hay que destacar dos ideas muy contundentes: La corona ha sido el verdugo de la Patria y la torpe guerra de África.

Como dato anecdótico hay que señalar que Franco consiguió aprenderse de memoria este poema y presumía de ello recitándolo a sus amigos.

Oda al Dos de Mayo

Oigo, patria, tu aflicción, y escucho el triste concierto que forman, tocando a muerto, la campana y el cañón; sobre tu invicto pendón miro flotantes crespones, y oigo alzarse a otras regiones en estrofas funerarias, de la iglesia las plegarias, y del arte las canciones.

Lloras, porque te insultaron los que su amor te ofrecieron ¡a ti, a quien siempre temieron porque tu gloria admiraron; a ti, por quien se inclinaron los mundos de zona a zona; a ti, soberbia matrona que, libre de extraño yugo, no has tenido más verdugo que el peso de tu corona!

Doquiera la mente mía sus alas rápidas lleva, allí un sepulcro se eleva contando tu valentía.

Desde la cumbre bravía que el sol indio tornasola, hasta el África, que inmola sus hijos en torpe guerra, ¡no hay un puñado de tierra

sin una tumba española!

Tembló el orbe a tus legiones, y de la espantada esfera sujetaron la carrera las garras de tus leones. Nadie humilló tus pendones ni te arrancó la victoria; pues de tu gigante gloria no cabe el rayo fecundo, ni en los ámbitos del mundo, ni en el libro de la historia.

Siempre en lucha desigual cantan tu invicta arrogancia, Sagunto, Cádiz, Numancia, Zaragoza y San Marcial. En tu suelo virginal no arraigan extraños fueros; porque, indómitos y fieros, saben hacer sus vasallos frenos para sus caballos con los cetros extranjeros.

Y aún hubo en la tierra un hombre que osó profanar tu manto.

¡Espacio falta a mi canto para maldecir su nombre! Sin que el recuerdo me asombre,

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con ansia abriré la historia;

¡presta luz a mi memoria! y el mundo y la patria, a coro, oirán el himno sonoro de tus recuerdos de gloria.

Aquel genio de ambición que, en su delirio profundo, cantando guerra, hizo al mundo

sepulcro de su nación, hirió al ibero león ansiando a España regir; y no llegó a percibir, ebrio de orgullo y poder, que no puede esclavo ser, pueblo que sabe morir.

¡Guerra! clamó ante el altar el sacerdote con ira;

¡guerra! repitió la lira con indómito cantar:

¡guerra! gritó al despertar el pueblo que al mundo aterra; y cuando en hispana tierra pasos extraños se oyeron, hasta las tumbas se abrieron gritando: ¡Venganza y guerra!

La virgen, con patrio ardor, ansiosa salta del lecho; el niño bebe en su pecho

odio a muerte al invasor; la madre mata su amor, y, cuando calmado está, grita al hijo que se va: "¡Pues que la patria lo quiere, lánzate al combate, y muere: tu madre te vengará!"

Y suenan patrias canciones cantando santos deberes; y van roncas las mujeres empujando los cañones; al pie de libres pendones el grito de patria zumba y el rudo cañón retumba, y el vil invasor se aterra, y al suelo le falta tierra para cubrir tanta tumba!

¡Mártires de la lealtad, que del honor al arrullo fuisteis de la patria orgullo y honra de la humanidad, ¡en la tumba descansad! que el valiente pueblo ibero jura con rostro altanero que, hasta que España sucumba, no pisará vuestra tumba la planta del extranjero!

Bernardo López García, (1838-1870) Publicado en El Eco del País (1866) Para oir el poema en la voz de Tomás Galindo, pulsar aquí

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Domingo, 17 de mayo de 2020

El Romanticismo inicia el camino que conduce a la modernidad literaria cuando abandona los aspectos grandilocuentes y retóricos y se hace intimista e introspectivo. Es la función que asume Bécquer en la poesía española, siguiendo la estela del alemán Heine o el inglés Wordsworth, del que hoy hemos elegido el poema del día.

Cuando éramos más jóvenes, escuchamos recitar este poema a una maravillosa y jovencísima Natalie Wood en Esplendor en la hierba y ya se nos hizo inmortal; y es que los momentos más intensos de la vida son eternos porque perviven en el recuerdo.

El tono coloquial del poema lo hace mucho más verdadero.

Oda a la inmortalidad (fragmento)

Aunque el resplandor que en otro tiempo fue tan brillante hoy esté por siempre oculto a mis miradas.

Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello

Que en mi juventud me deslumbraba

Aunque nada pueda hacer volver la hora del esplendor en la yerba, de la gloria en las flores, no debemos afligirnos porqué la belleza subsiste siempre en el recuerdo…

En aquella primera simpatía que habiendo sido una vez, habrá de ser por siempre en los consoladores pensamientos que brotaron del humano sufrimiento, y en la fe que mira a través de la muerte.

Gracias al corazón humano, por el cual vivimos, gracias a sus ternuras, a sus alegrías y a sus temores, la flor más humilde al florecer,

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William Wordsworth: Oda a la inmortalidad

De Poems in Two Volumes (1807)

Para oir el poema en la voz de Tomás Galindo, pulsar aquí

Sábado, 16 de mayo de 2020

Antonio Ros de Olano: El penado

Antonio Ros de Olano fue un general liberal que introdujo en el uniforme del ejército una prenda que cubría la cabeza y a la que dio nombre: Un ros.

La tradición de unir las armas y las letras se perdió tras la Guerra Civil.

El amor romántico pasó a las grandes novelas del XIX, a la novela por entregas de los periódicos, a la novela radiofónica de nuestra infancia, a la novela rosa a lo Corín Tellado y a las diversas formas del folletín televisivo.

Es el responsable de nuestra nefasta educación sentimental. Según ese amor, los amantes están destinados el uno para el otro más allá de su voluntad (la media naranja). Es la base del matrimonio y, como éste, eterno y único.

Ese sentido posesivo del amor romántico explica la muerte de muchas mujeres y el sufrimiento del hombre que habla en este poema.

Por otra parte, el poema es de clara inspiración popular, parece recordar elementos tomados del flamenco.

El penado

- ¡Ay del ay que al alma llega!

Por matar a una mujer Incurrí en la última pena; mas trocó el rey la condena y mi vida es padecer amarrado a una cadena...

- ¡Ay del ay que al alma llega!

Me quitó el juez mi caballo; el alguacil, la vihuela; me quitaron lo que callo...

¡Regalo de ella y no hallo memoria que más me duela!

-¡Ay del ay que al alma llega!

¡Camposanto de Jerez, si ella en tí resucitara y a mí me soltase el juez, la mataría otra vez, antes de verle la cara!

-Ay del ay que al alma llega, por matar a una mujer!

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puede inspirarme ideas que, a menudo se muestran demasiado profundas para las lágrimas.

Viernes, 15 de mayo de 2020

José Zorrilla: A la memoria de Larra...

En un frío atardecer de febrero de 1837, la troupe romántica de Madrid se dio cita en el Cementerio del Nore para enterrar a Mariano José de Larra (27 años), que se había suicidado de un tiro en la sien, dos días antes, para demostrarle a Dolores Armijo lo desgraciado que era. Un joven desconocido, pálido el rostro, larguísima melena y con una levita prestada, se subió a una tumba próxima para leer, con voz arrebatada, el poema de hoy: Tenía 19 años y se llamaba José Zorrilla. El escenario no podía ser más romántico.

Hay, en el poema, un concepto muy romántico: la misión. La palabra procede del participio pasivo del verbo mitto, missum, que significa "enviado". De la misma raíz que misionero, misiva, etc. El poeta como profeta enviado a cumplir una misión humana o divina. También la creación literaria cumple una misión transformadora de la realidad. En este concepto está el origen del arte comprometido.

La primera estrofa es fantástica: El eco de la campana se sigue escuchando en toda la estrofa. El efecto onomatopéyico se produce por la repetición de las nasales y las vocales a, o.

A la memoria desgraciada del joven literato D. Mariano José de Larra

Ese vago clamor que rasga el viento es la voz funeral de una campana; vano remedo del postrer lamento de un cadáver sombrío y macilento que en sucio polvo dormirá mañana.

Acabó su misión sobre la tierra, y dejó su existencia carcomida, como una virgen al placer perdida cuelga el profano velo en el altar.

Miró en el tiempo el porvenir vacío, vacío ya de ensueños y de gloria, y se entregó a ese sueño sin memoria, ¡que nos lleva a otro mundo a despertar!

Era una flor que marchitó el estío,

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era una fuente que agotó el verano: ya no se siente su murmullo vano, ya está quemado el tallo de la flor.

Todavía su aroma se percibe, y ese verde color de la llanura, ese manto de yerba y de frescura hijos son del arroyo creador.

Que el poeta, en su misión sobre la tierra que habita, es una planta maldita con frutos de bendición.

Duerme en paz en la tumba solitaria donde no llegue a tu cegado oído más que la triste y funeral plegaria que otro poeta cantará por ti. Ésta será una ofrenda de cariño más grata, sí, que la oración de un hombre, pura como la lágrima de un niño, ¡memoria del poeta que perdí!

Si existe un remoto cielo de los poetas mansión, y sólo le queda al suelo ese retrato de hielo, fetidez y corrupción; ¡digno presente por cierto se deja a la amarga vida!

¡Abandonar un desierto y darle a la despedida la fea prenda de un muerto!

Poeta, si en el no ser hay un recuerdo de ayer, una vida como aquí

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*

Jueves, 14 de mayo de 2020

Rosalía de Castro: Lieders

Rosalía de Castro es uno de los poquísimos personajes incuestionables de nuestra cultura, la poeta más grande del siglo XIX y la madre de las Letras Gallegas.

A los veinte años, publicó en un periódico de Vigo el texto que sigue en una bellísima prosa poética. Es un verdadero manifiesto feminista. Muy significativo el título y la fecha de la publicación.

Es como si quisiera cantar en voz alta, ante Manuel Murguía (su marido) y ante toda la sociedad, una canción en la que proclama que el matrimonio no es sumisión, sino unión entre iguales.

Era hija de madre soltera y de un cura. Es la "negra sombra" contra la que luchó toda su vida.

Lieders

¡Oh, no quiero ceñirme a las reglas del arte! Mis pensamientos son vagabundos, mi imaginación errante y mi alma sólo se satisface de impresiones.

Jamás ha dominado en mi alma la esperanza de la gloria, ni he soñado nunca con laureles que oprimiesen mi frente. Sólo cantos de independencia y libertad han balbucido mis labios, aunque alrededor hubiese sentido, desde la cuna ya, el ruido de las cadenas que debían aprisionarme para siempre, porque el patrimonio de la mujer son los grillos de la esclavitud.

Yo, sin embargo, soy libre, libre como los pájaros, como las brisas; como los árboles en el desierto y el pirata en la mar.

Libre es mi corazón, libre mi alma, y libre mi pensamiento, que se alza hasta el cielo y desciende hasta la tierra, soberbio como el Luzbel y dulce como una esperanza.

Cuando los señores de la tierra me amenazan con una mirada, o quieren marcar mi frente con una mancha de oprobio, yo me río

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detrás de ese firmamento... conságrame un pensamiento como el que tengo de ti.

como ellos se ríen y hago, en apariencia, mi iniquidad más grande que su iniquidad. En el fondo, no obstante, mi corazón es bueno; pero no acato los mandatos de mis iguales y creo que su hechura es igual a mi hechura, y que su carne es igual a mi carne. * * *

Yo soy libre. Nada puede proteger la marcha de mis pensamientos, y ellos son la ley que rige mi destino. * * *

¡Oh mujer! ¿Por qué siendo tan pura vienen a proyectarse sobre los blancos rayos que despide tu frente las impías sombras de los vicios de la tierra? ¿Por qué los hombres derraman sobre ti la inmundicia de sus excesos, despreciando y aborreciendo después en tu moribundo cansancio lo horrible de sus mismos desórdenes y de sus calenturientos delirios?

Todo lo que viene a formarse de sombrío y macilento en tu mirada después del primer destello de tu juventud inocente, todo lo que viene a manchar de cieno los blancos ropajes con que te vistieron las primeras alboradas de tu infancia, y a extinguir tus olorosas esencias y borrar las imágenes de la virtud en tu pensamiento, todo te lo transmiten ellos todo..., y, sin embargo, te desprecian. * * *

Los remordimientos son la herencia de las mujeres débiles. Ellos corroen su existencia con el recuerdo de unos placeres que hoy compraron a costa de su felicidad y que mañana pesarán sobre su alma como soplo candente.

Espectros dormidos que descansan impasibles en el regazo que se dispone a recibir otro objeto que el que ellos nos presentan, y abrazos que reciben otros abrazos que hemos jurado no admitir jamás.

Dolores punzantes y desgarradores por lo pasado, arrepentimientos vanos, enmiendas de un instante y reproducciones eternas en la culpa, y un deseo de virtud para lo futuro, un nombre honrado y sin mancillar que poder entregar al hombre que nos pide sinceramente una existencia desnuda de riquezas, más pródiga en bondades y sensaciones vírgenes.

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Rosalía de Castro, (1837-1885) Artículo publicado en El Álbum del Miño de Vigo, 1858

NOTA A PROPÓSITO DEL TÍTULO.

Aunque “Lieder” es el plural de “Lied” (canción, canto) en alemán, Rosalía tituló deliberadamente el artículo “Lieders”. Se trata de una licencia que se permitió, seguramente, para atraer el término alemán a la gramática gallega.

Miércoles, 13 de mayo de 2020

Carolina Coronado: A la abolición de la esclavitud...

Leído por la autora desde un balcón, cabello al viento y voz potente ante un público enfervorizado el día que se inauguró la sede de La Sociedad Antiabolicionista. Todo muy romántico. Se originó un escándalo diplomático porque su marido era el primer secretario de la embajada de USA y fue destituido.

Las autoras románticas identificaron la lucha por la libertad de los negros con la suya propia como mujeres, y por este camino abrieron la vía de las reivindicaciones del feminismo. Es el caso de Concepción Arenal, Faustina Sáez de Melgar, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Enriqueta Lozano, Rosalía de Castro, Rogelia León....

A la abolición de la esclavitud en Cuba

Si libres hizo ya de su mancilla el águila inmortal los africanos, ¿por qué han de ser esclavos los hermanos, que vecinos tenéis en esa Antilla?

¿Qué derecho tendrás, noble Castilla, para dejar cadenas en sus manos, cuando rompes los cetros soberanos al son de libertad que te acaudilla?

No, no es así: al mundo no se engaña. Sonó la libertad, ¡bendita sea!

Pero después de la triunfal pelea, no puede haber esclavos en España.

¡O borras el baldón que horror inspira,

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He aquí las luchas precedidas siempre por los remordimientos que velan nuestro sueño, nuestras esperanzas, nuestras ambiciones.
¡Y todo esto por una debilidad!

o esa tu libertad, pueblo, es mentira!

Carolina Coronado, (1820-1911)

(Leído el 14 de octubre de 1868)

Martes, 12 de mayo de 2020

Gertrudis Gómez de Avellaneda: A él

Da gusto escuchar la voz de esta mujer, de hace doscientos años, hablar directamente a un hombre, con quien había tenido una hija, que él no solo no reconoció, sino que se negó a conocer y salió huyendo.

El destino es otro de los temas tópicos del Romanticismo. Él ha sido solo el instrumento del destino. Ella no se rindió ante un hombre, sino ante una fuerza superior. ¡Orgullo de mujer! Mujer empoderada, dicen ahora.

En 1853, la RAE, rechazó su candidatura. Darío Villanueva, su actual presidente, ha dicho que fue el mayor error de su historia.

A él

No existe lazo ya: todo está roto: plúgole al cielo así: ¡bendito sea!

Amargo cáliz con placer agoto: mi alma reposa al fin: nada desea.

Te amé, no te amo ya: piénsolo al menos: ¡nunca, si fuere error, la verdad mire! Que tantos años de amarguras llenos trague el olvido: el corazón respire.

Lo has destrozado sin piedad: mi orgullo una vez y otra vez pisaste insano…

Mas nunca el labio exhalará un murmullo para acusar tu proceder tirano.

De graves faltas vengador terrible, dócil llenaste tu misión: ¿lo ignoras?

No era tuyo el poder que irresistible postró ante ti mis fuerzas vencedoras.

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Quísolo Dios y fue: ¡gloria a su nombre! Todo se terminó, recobro aliento: ¡Ángel de las venganzas!, ya eres hombre…

ni amor ni miedo al contemplarte siento. Cayó tu cetro, se embotó tu espada… Mas, ¡ay!, cuán triste libertad respiro… Hice un mundo de ti, que hoy se anonada y en honda y vasta soledad me miro.

¡Vive dichoso tú! Si en algún día ves este adiós que te dirijo eterno, sabe que aún tienes en el alma mía generoso perdón, cariño tierno.

Gertrudis (Tula) Gómez de Avellaneda, (1814-1873) De Poesías, 1850 Para oir el poema musicado por Vicente Monera, pulsar aquí

Lunes, 11 de mayo de 2020

Bécquer: Rima VII, Del salón en el...

Bécquer ha tenido la mala suerte de que le leyeran adolescentes cursis que proyectaban en él su cursilería, pero es un gran poeta; el primer poeta moderno de España.

Hay un concepto básico del Romanticismo que aparece en esta rima y que se emplea actualmente sin darnos cuenta de su origen: EL GENIO. El artista es único, original, obedece solo a su subjetividad y disputa a Dios la capacidad de crear.

No imita, retrata o descubre la realidad, sino que la crea. La inspiración romántica es la voz de los dioses que se expresa a través del genio.

Como todo gran poema, puede ser interpretado en una clave más actual. Por ejemplo, a Julio Anguita le gustaba mucho esta rima porque interpretaba que igual que en un arpa duerme una música infinita, en cada persona hay infinitas capacidades que esperan la mano de nieve que sepa arrancarlas. Explicaba que por eso se dedicó a la enseñanza y a la política..

Rima VII

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Del salón en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo veíase el arpa.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas como el pájaro duerme en la rama esperando la mano de nieve que sabe arrancarlas!

¡Ay! -pensé-, ¡Cuántas veces el genio así duerme en el fondo del alma, y una voz, como Lázaro, espera que le diga: “Levántate y anda”!

Gustavo Adolfo Bécquer, (1836-1870) Para oir el poema en la voz de Antonio Mula Franco, pulsar aquí

Domingo, 10 de mayo de 2020

Espronceda: A Jarifa, en una orgía

Dedicaré unos días a la poesía romántica.

El Romanticismo fue una moda que se extendió desde Alemania por Europa y América, que afectó a todos los ámbitos de la cultura y que sobrevive en muchos aspectos de nuestra vida diaria.

Su rasgo más característico es su desacuerdo con el mundo real, el conflicto individuo-sociedad.

El romántico se siente hermano de otros marginados: piratas, reos de muerte, borrachos, prostitutas (como en este poema) inaugurando la moda del artista maldito e incomprendido.

El apasionamiento romántico busca formas de expresión muy sonoras, con ritmos muy marcados, rima consonante y un señalado gusto por las palabras esdrújulas: Es la retórica decimonónica que pasaría después al parlamento.

Hay que insistir en que esto es una moda que produjo tal sugestión que aumentaron muchísimo los suicidios para expresar el desengaño y parecerse a Werther.

A Jarifa, en una orgía

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Trae, Jarifa, trae tu mano, ven y pósala en mi frente, que en un mar de lava hirviente mi cabeza siento arder. Ven y junta con mis labios esos labios que me irritan, donde aún los besos palpitan de tus amantes de ayer.

¿Qué la virtud, la pureza?

¿qué la verdad y el cariño?

Mentida ilusión de niño, que halagó mi juventud.

Dadme vino: en él se ahoguen mis recuerdos; aturdida sin sentir huya la vida; paz me traiga el ataúd.

El sudor mi rostro quema, y en ardiente sangre rojos brillan inciertos mis ojos, se me salta el corazón. Huye, mujer; te detesto, siento tu mano en la mía, y tu mano siento fría, y tus besos hielo son.

¡Siempre igual! Necias mujeres, inventad otras caricias, otro mundo, otras delicias, o maldito sea el placer.

Vuestros besos son mentira, mentira vuestra ternura: es fealdad vuestra hermosura, vuestro gozo es padecer. Yo quiero amor, quiero gloria, quiero un deleite divino, como en mi mente imagino, como en el mundo no hay;

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y es la luz de aquel lucero que engañó mi fantasía, fuego fatuo, falso guía que errante y ciego me tray.

¿Por qué murió para el placer mi alma, y vive aún para el dolor impío?

¿Por qué si yazgo en indolente calma, siento, en lugar de paz, árido hastío?

¿Por qué este inquieto, abrasador deseo?

¿Por qué este sentimiento extraño y vago, que yo mismo conozco un devaneo, y busco aún su seductor halago?

¿Por qué aún fingirme amores y placeres que cierto estoy de que serán mentira?

¿Por qué en pos de fantásticas mujeres necio tal vez mi corazón delira, si luego, en vez de prados y de flores, halla desiertos áridos y abrojos, y en sus sandios o lúbricos amores fastidio sólo encontrará y enojos?

Yo me arrojé cual rápido cometa, en alas de mi ardiente fantasía: doquier mi arrebatada mente inquieta, dichas y triunfos encontrar creía.

Yo me lancé con atrevido vuelo fuera del mundo en la región etérea, y hallé la duda, y el radiante cielo vi convertirse en ilusión aérea.

Luego en la tierra la virtud, la gloria, busqué con ansia y delirante amor, y hediondo polvo y deleznable escoria mi fatigado espíritu encontró.

Mujeres vi de virginal limpieza entre albas nubes de celeste lumbre;

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yo las toqué, y en humo su pureza trocarse vi, y en lodo y podredumbre.

Y encontré mi ilusión desvanecida y eterno e insaciable mi deseo: palpé la realidad y odié la vida; sólo en la paz de los sepulcros creo.

Y busco aún y busco codicioso, y aún deleites el alma finge y quiere: pregunto y un acento pavoroso «¡Ay! me responde, desespera y muere.

Muere, infeliz: la vida es un tormento, un engaño el placer; no hay en la tierra paz para ti, ni dicha, ni contento, sino eterna ambición y eterna guerra.

Que así castiga Dios el alma osada, que aspira loca, en su delirio insano, de la verdad para el mortal velada a descubrir el insondable arcano.»

¡Oh! cesa; no, yo no quiero ver más, ni saber ya nada: harta mi alma y postrada, sólo anhela descansar.

En mí muera el sentimiento, pues ya murió mi ventura, ni el placer ni la tristura vuelvan mi pecho a turbar.

Pasad, pasad en óptica ilusoria y otras jóvenes almas engañad: nacaradas imágenes de gloria, coronas de oro y de laurel, pasad.

Pasad, pasad mujeres voluptuosas, con danza y algazara en confusión; pasad como visiones vaporosas sin conmover ni herir mi corazón.

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Y aturdan mi revuelta fantasía los brindis y el estruendo del festín, y huya la noche y me sorprenda el día en un letargo estúpido y sin fin.

Ven, Jarifa; tú has sufrido como yo; tú nunca lloras; mas ¡ay triste! que no ignoras cuán amarga es mi aflicción. Una misma es nuestra pena, en vano el llanto contienes… Tú también, como yo, tienes desgarrado el corazón.

José de Espronceda, (1808-1842) De Poesías, 1840 Para oir el poema en la voz de Tomás Galindo, pulsar aquí

Sábado, 9 de mayo de 2020

Leopoldo María Panero: Canción pirata

Leopoldo María Panero (1948-2014) hijo y hermano de poetas, tuvo una vida atormentada, que proyectó en una poesía atormentada también. Militante de la lucha antifranquista, homosexual, adicto a los estupefacientes, desamparado afectivamente por unos padres egoístas; alternó sus estancias en la cárcel con otras en varios manicomios, hasta que en 1984 decidió quedarse a vivir definitivamente en uno de ellos, primero en el de Mondragón, y después en el de Tenerife, donde murió en 2014.

Su poesía es espejo de su locura pero también de la nuestra (¡es tan débil la frontera que separa la cordura de la locura!), una locura lúcida, que revela cosas que pasan desapercibidas.

Los versos, en inglés, con los que comienza y termina el poema son de una canción de La Isla del Tesoro, de Louis Stevenson, que ha sido muy imitada en la literatura en inglés. Significa algo así como "Quince hombres en el cofre del muerto. ¡Yo-Ho-Ho y una botella de ron!"

Las abundantes repeticiones imitan las letras y el ritmo del blues.

La canción del croupier del Mississippi “Canción pirata”

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Fifteen men on a dead man's chest ...Yo-ho-ho, and a bottle of rum!

Fumo mucho. Demasiado. Fumo para frotar el tiempo y a veces oigo la radio, y oigo pasar la vida como quien pone la radio. Fumo mucho. En el cenicero hay ideas y poemas y voces de amigos que no tengo. Y tengo la boca llena de sangre, y sangre que sale de las grietas de mi cráneo y toda mi alma sabe a sangre, sangre fresca no sé si de cerdo o de hombre que soy, en toda mi alma acuchillada por mujeres y niños que se mueven ingenuos, torpes, en esta vida que ya sé. Me palpo el pecho de pronto, nervioso, y no siento un corazón. No hay, no existe en nadie esa cosa que llaman corazón sino quizá en el alcohol, en esa sangre que yo bebo y que es la sangre de Cristo, la única sangre en este mundo que no existe que es como el mal programado, o como fábrica de vida o un sastre que ha olvidado quién es y sigue viviendo, o quizá el reloj y las horas pasan. Me palpo, nervioso, los ojos y los pies y el dedo gordo de la mano lo meto en el ojo, y estoy sucio y mi vida oliendo.

Y sueño que he vivido y que me llamo de algún modo y que este cuento es cierto, este absurdo que delatan mis ojos, este delirio en Veracruz, y que este país es cierto este lugar parecido al Infierno, que llaman España, he oído a los muertos que el Infierno es mejor que esto y se parece más.

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Me digo que soy Pessoa, como Pessoa era Álvaro de Campos, me digo que estar borracho es no estarlo toda la vida, es estar borracho de vida y no de muerte, es una sangre distinta de esa otra espesa que se cuela por los tejados y por las paredes y los agujeros de la vida. Y es que no hay otra comunión ni otro espasmo que este del vino y ningún otro sexo ni mujer que el vaso de alcohol besándome los labios que este vaso de alcohol que llevo en el cerebro, en los pies, en la sangre. Que este vaso de vino oscuro o blanco, de ginebra o de ron o lo que sea ginebra y cerveza, por ejemplo que es como la infancia, y no es huida, ni evasión, ni sueño sino la única vida real y todo lo posible y agarro de nuevo la copa como el cuello de la vida y cuento a algún ser que es probable que esté ahí la vida de los dioses y unos días soy Caín, y otros un jugador de poker que bebe whisky perfectamente y otros un cazador de dotes que por otra parte he sido pero lo mío es como en «Dulce pájaro de juventud» un cazador de dotes hermoso y alcohólico, y otros días, un asesino tímido y psicótico, y otros alguien que ha muerto quién sabe hace cuánto, en qué ciudad, entre marineros ebrios. Algunos me recuerdan, dicen con la copa en la mano, hablando mucho, hablando para poder existir de que no hay nada mejor que decirse a sí mismo una proposición de Wittgenstein mientras sube la marea del vino en la sangre y el alma. O bien alguien perdido en las galerías del espejo

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buscando a su Novia. Y otras veces soy Abel que tiene un plan perfecto para rescatar la vida y restaurar a los hombres y también a veces lloro por no ser un esclavo negro en el sur, llorando entre las plantaciones! Es tan bella la ruina, tan profunda sé todos sus colores y es como una sinfonía la música del acabamiento, como música que tocan en el más allá, y ya no tengo sangre en las venas, sino alcohol, tengo sangre en los ojos de borracho y el alma invadida de sangre como de una vomitona, y vomito el alma por las mañanas, después de pasar toda la noche jurando frente a una muñeca de goma que existe Dios. Escribir en España no es llorar, es beber, es beber la rabia del que no se resigna a morir en las esquinas, es beber y mal decir, blasfemar contra España contra este país sin dioses pero con estatuas de dioses, es beber en la iglesia con música de órgano es caerse borracho en los recitales y manchas de vino tinto y sangre «Le livre des masques» de Rémy de Gourmont caerse húmedo babeante y tonto y derrumbarse como un árbol ante los farolillos de esta verbena cultural. Escribir en España es tener hasta el borde en la sangre este alcohol de locura que ya no justifica nada ni nadie, ninguna sombra de las que allí había al principio. Y decir al morir, cuando tenga ya en la boca y cabeza la baba del suicidio gritarle a las sombras, a las tantas que hay y fantasmas en este paraíso para espectros y también a los ciervos que he visto en el bosque, y a los pájaros y a los lobos en la calle y

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acechando en las esquinas

Fifteen men on a dead man's chest

...Yo-ho-ho, and a bottle of rum!

Leopoldo María Panero, (1948-2014)

De Poesía, 1970 – 1985

Para oir el poema en la voz de Tomás Galindo, pulsar aquí Para escuchar Yo, Ho, Ho (And a Bottle of Rum), en la versión de Craig Toungate

Jueves, 7 de mayo de 2020

Antonio Gamoneda: Descripción de la mentira

Descripción de la Mentira (1977) es un larguísimo poema (más de mil versos) que se ha convertido en uno de los hitos fundacionales de la poesía española contemporánea.

Rafael Sánchez Carralero, (1949- )

Retrato de Antonio Gamoneda, (Biblioteca Nacional)

Crea un lenguaje propio, inconfundible, que va a abrir caminos nuevos. En él se combinan lo épico-narrativo (en pasado) con lo lírico-personal (en presente), lo colectivo con lo individual, el versículo bíblico con el lenguaje sentencioso, lo racional y lo irracional, la prosa y el verso...

Cuando se publicó, entendimos que La Mentira era el Franquismo. Que era un ajuste de cuentas con un pasado enterrado para siempre. ¡Qué ingenuos éramos! La mentira nos atraviesa a todos y va mucho más allá de una situación política. Que Billy el Niño haya muerto sin juicio y con cuatro medallas hace muy actual la "Descripción de la Mentira".

Descripción de la mentira (Fragmentos)

El óxido se posó en mi lengua como el sabor de una desaparición.

El olvido entró en mi lengua y no tuve otra conducta que el olvido, y no acepté otro valor que la imposibilidad.

Como un barco calcificado en un país del que se ha retirado el mar, Escuché la rendición de mis huesos depositándose en el descanso;

escuché la huida de los insectos y la retracción de la sombra al ingresar en lo que quedaba de mí;

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escuché hasta que la verdad dejó de existir en el espacio y en mi espíritu,

y no pude resistir la perfección del silencio.

La crueldad nos hizo semejantes a los animales sagrados y nos condujimos con majestad y concertamos grandes sacrificios y ceremonias dentro de nuestro espíritu.

Descubríamos líquidos cuya densidad pesaba sobre nuestros deseos y aquellos lienzos y las escamas que conservábamos de las madres se desprendieron de nosotros: atravesábamos las creencias.

Mi amistad está sobre ti como una madre sobre su pequeño que sueña con cuchillos.

No te pondré otra venda que la que está roída alrededor de mi cuerpo, no te pondré otro aceite que el que descansa dentro de mis ojos.

Ciertamente es una historia horrible el silencio, pero hay una salud que sucede a la desesperación.

Acuérdate de la paz en los comercios abandonados, acuérdate de la dulzura en las habitaciones donde se corrompía el olvido. Nadie tenía razón ni esperanza, ¿qué podíamos hacer?

Ahora pasan vencejos entre el nogal y su sonido tiembla sobre mí.

Tú, lejos, debes dormir entre alaridos, hijo mío, tú que acostumbrabas a enloquecer a los maestros, y a las mujeres que se deslizaban debajo de tus dedos.

Puedes venir a repartir los alimentos y las mentiras delante de mi rostro. ¿Por qué quemas tu lengua en las bahías excavadas en pómez, por qué te abres a las semillas que no perdonan, a las linazas adventicias?

Puedes cantar en mis manos y te desdices encima de tu belleza.

Harías mucho mejor acercándote

El incrédulo habita en un mundo de plegarias. Hay resplandor delante de sus ojos, los que estuvieron heridos por la indignación.

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Es más sencillo proceder de un país suntuoso, de una memoria recamada de espejos cada espejo con su vértigo, cada espejo con su profundidad llena de frutos— pero, de todas formas, desconfía de aquellas manos cuya blancura puede ser besada.

Es más sencillo despertar de un tiempo cuya hermosura no existió aunque se extendiera como un crepúsculo.

Acércate a quien se calienta con los excrementos de la justicia. Hay más honor en no tener razón.

Ahora mi paz está en avergonzarme de la esperanza.

Largos silbidos llegan desde los patios. Yo escucho hasta la hora más tardía y el mundo es oquedad y la hermosura de los adulterios hierve en el fondo de los vasos de noche.

Así es la víspera de un día. La leche anuncia la mañana.

¿Qué ley es ésta en mis oídos?

Antonio Gamoneda, (1931- ) De Descripción de la mentira, 1977

Para oir fragmentos del poema en la voz de Juan Fernández Herrezuelo, pulsar aquí

Jueves, 7 de mayo de 2020

Caballero Bonald: Secta

El jerezano Caballero Bonald es uno de los grandes de la poesía española todavía vivo.

La secta del poema se refiere a la formada, a lo largo de muchos siglos, por esa rancia carcundia que encarna el lado más oscuro y cerril de la historia y la vida española.

Secta

Me asomo a un mundo numerado y veo la secta envilecida de los hijos

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de quienes ya eran hijos del oprobio.

Solapan sus linajes con cosméticos, pero aun así no pueden encubrir esa abyecta condición de gregarios que sustenta su fe. Se llaman como sus gentes se llamaron, nombres trucados de homicidas, nombres hereditarios de secuaces de soldadescas y de clerecías. Son los mismos que siguen solazándose con las soflamas de los patriotas y empuñan de continuo estandartes y cruces con que emular a sus mayores, mientras avanza por las avenidas un cortejo triunfal de bienpensantes.

Líbrate, compañero, de esas iglesias y esos mentecatos.

José Manuel Caballero Bonald (1926- ) De Manual de infractores, 2005

Miércoles, 6 de mayo de 2020

Josefa Parra: Sentidos

Pepa Parra, directora de actividades de la Fundación Caballero Bonald y subdirectora de la revista literaria Campo de Agramante (Jerez de la Frontera).

La tradición cristiana ha convertido en pecaminosos los goces de los placeres corporales, sobre todo para la mujer. Aquí, a esto se le añadió el franquismo.

La poesía erótica española, escrita por mujeres, había sido muy tortuosa hasta que Ana Rossetti la liberó de culpas situándola en referentes culturales o místicos.

Pepa Parra, otra poeta gaditana, ya no necesita subterfugios para proclamar la dicha y el goce de los sentidos.

Sentidos

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I -Del tacto

Acércate despacio a mis dominios; que tus dedos tanteen el espacio ciegamente, la oscuridad que envuelve mi cuerpo; que construyan un camino y lleguen hasta mí a través del velo espeso y taciturno de las sombras. Sálvame con la luz que hay en tus dedos si me tocan, conjura la desidia, enciéndeme o abrásame en el tacto esplendoroso y claro de tus manos. Como las mariposas de la noche, hacia la llama iré que tú convocas, que prefiero quemarme a estar a oscuras.

II -Del olfato

La vainilla; el espliego; el verdín; la canela. A veces un aroma delgado como de agua, como de nube o lluvia; a veces un violento perfume que recuerda la piel de una gacela, el sudor y la sangre de un animal en celo.

Pero siempre, al final, la vainilla, el espliego...

III -De la visita

Para tus ojos.

Para tus ojos fieramente abiertos. Para tus ojos fijos.

Para tus ojos con caudal de fiebre.

Para tus ojos grandes. Una orquídea de carne voluptuosa para tus ojos ávidos con vocación de abejas.

IV -Del gusto

Hay sal sobre los labios. En la lengua, un resto de naufragios y sirenas, tal vez algas, y el gusto de los fondos espumosos y verdes del océano. El sexo siempre sabe a mar de invierno,

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a galernas en medio de la noche.

V -Del oído

Se levanta tu voz, se enrosca y se estremece, serpiente y remolino, se enzarza en mis cabellos, sube aún, se engrandece, se enajena en rugido y pierde la noción del trino o la palabra.

Eres otro en tu voz. No conozco a ese hombre que grita en el placer, delicioso extranjero que habla lenguas angélicas en una cama impura.

De Alcoba del agua, 2002 Para oir el poema en la voz de Tomás Galindo, pulsar aquí

Martes, 5 de mayo de 2020

Raquel Lanseros: Invocación

Seguro que a Alberti le gustaría leer lo que escriben las poetas andaluzas de ahora Son muchas y muy buenas.

La jerezana Raquel Lanseros da forma poética a la apelación de Gramsci al optimismo de la voluntad frente al pesimismo de la inteligencia.

El poema se titula Invocación, pero parece el lenguaje de una Oración (laica, por supuesto).

Invocación

Que no crezca jamás en mis entrañas esa calma aparente llamada escepticismo.

Huya yo del resabio, del cinismo, de la imparcialidad de hombros encogidos. Crea yo siempre en la vida crea yo siempre en las mil infinitas posibilidades.

Engáñenme los cantos de sirenas, tenga mi alma siempre un pellizco de ingenua. Que nunca se parezca mi epidermis

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a la piel de un paquidermo inconmovible, helado.

Llore yo todavía por sueños imposibles por amores prohibidos por fantasías de niña hechas añicos. Huya yo del realismo encorsetado. Consérvense en mis labios las canciones, muchas y muy ruidosas y con muchos acordes. Por si vinieran tiempos de silencio.

Raquel Lanseros (1973- )

De Diario de un destello, 2006

Para oir el poema en la voz de Maribel Verdú, pulsar aquí

Fernando Valverde: Celia

Fernando Valverde forma parte del grupo de poetas actuales que han suscrito el manifiesto "Poesía ante la incertidumbre". La preposición "ante" es la palabra clave. Notemos como cambia el significado con otras preposiciones (a, con, contra, de, desde, en, entre...) La incertidumbre que ofrece el mundo moderno es un hecho ante la que la poesía se presenta como camino. Las palabras del padre a una hija que acaba de nacer tienen un evidente paralelismo con las de José Agustín Goytisolo en "Palabras para Julia", que fue casi un himno de mi generación.

Celia

A Celia, nacida hoy

No conoces la lluvia ni los árboles, pero ya eres un bosque.

Hoy que comienza el mundo para ti, que se pueblan tus ojos con el mar, que todos te reciben como en una estación donde se espera siempre, que es principio y asombro, mapas que no aseguran un lugar donde ir.

Hoy que el mundo comienza,

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Lunes, 4 de mayo de 2020

tristeza inadvertida, eres el tiempo limpio, el olor a madera y el silencio, las preguntas sin sombras y el amor sin orgullo del que ha perdido todo.

Es esa mi certeza, las olas, el océano, tu risa que es un pájaro.

Has traído el murmullo de un recuerdo, los pies pequeños, como pequeño es el rastro de nieve que has dejado en las horas de enero.

Cómo será la vida cuando crezca en tus manos con la fragilidad de las buenas noticias, como un pez que se escurre para volver al río.

Una tarde cualquiera, con la misma sorpresa que un amor, vas a sentir la brisa que ha tocado los árboles con su cansancio antiguo

Hay veces que es rugosa y escuece como un fósforo cuando enciende un recuerdo…

Tus manos brillan, no hay sombras ni puñales, puedo ver los cometas arañando la noche como un barco que zarpa y se adentra en la niebla.

La vida es una casa donde habita un extraño, un jardín del pasado al que no volverás, una orilla que buscas con miedo a los fantasmas.

Pero también la vida es una luz detrás de una ventana cuando la oscuridad ocupa cada hueco y cada continente.

Esta noche es oscura,

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el tren busca unos brazos que están al otro lado de las horas.

Mientras, pienso en el modo de decirte que los sueños son parte de nosotros como un embarcadero es un viaje.

Porque ya eres un bosque, y hay delfines, y lagos, y montañas, y amores imposibles que se llamarán Celia.

Alguien dice tu nombre en el futuro y se llena de gente una casa vacía, todos se sientan a la mesa.

Ya lo habrás olvidado, fue la felicidad quien sembró este dolor, fue la felicidad igual que una tormenta sobre un vaso vacío.

Cuando lleguen el miedo y la desesperanza, y todas las cerezas hayan caído al barro, y las gaviotas griten el olvido imposible de una mujer herida que siente que avanzar es quedarse más sola…

Si todo esto sucede recuerda la manera en que la lluvia se convierte en un árbol y el modo en que las olas son el final del agua y el principio del mar.

No conoces el mar, ni el barro, ni los árboles, pero ya eres un bosque por el que pasa un río.

Fernando Valverde (1980- )

De su obra: La insistencia del daño, 2014

Para oir el poema en la voz de Sergi Carles, pulsar aquí

Domingo, 3 de mayo de 2020

Luis Cernuda: Díptico español

España es uno de los grandes temas de nuestra literatura.

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Luis Cernuda, desde el exilio, dedica a España un intenso poema de amor y desamor con el título de Díptico español, que se contiene en el poemario Desolación de la quimera. Tiene dos partes: «Es lástima que fuera mi tierra» y «Bien está que fuera mi tierra».

El tono de reflexión intelectual del lenguaje de Cernuda fue un modelo para la poesía española a parir de los años sesenta.

Díptico español

I. Es lástima que fuera mi tierra

Cuando allá dicen unos

Que mis versos nacieron De la separación y la nostalgia

Por la que fue mi tierra, ¿Sólo la más remota oyen entre mis voces?

Hablan en el poeta voces varias: Escuchemos su coro concertado, Adonde la creída dominante

Es tan sólo una voz entre las otras.

Lo que el espíritu del hombre

Ganó para el espíritu del hombre

A través de los siglos, Es patrimonio nuestro y es herencia De los hombres futuros.

Al tolerar que nos lo nieguen y secuestren, el hombre entonces baja, ¿Y cuánto?, en esa dura escala

Que desde el animal llega hasta el hombre.

Así ocurre en tu tierra, la tierra de los muertos, Adonde ahora todo nace muerto, Vive muerto y muere muerto;

Pertinaz pesadilla: procesión ponderosa

Con restaurados restos y reliquias, A la que dan escolta hábitos y uniformes, En medio del silencio: todos mudos, Desolados del desorden endémico

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Que el temor, sin domarlo, así doblega.

La vida siempre obtiene

Revancha contra quienes la negaron:

La historia de mi tierra fue actuada Por enemigos enconados de la vida. El daño no es de ayer, ni tampoco de ahora, Sino de siempre. Por eso es hoy. La existencia española, llegada al paroxismo, Estúpida y cruel como su fiesta de los toros.

Un pueblo sin razón, adoctrinado desde antiguo En creer que la razón de soberbia adolece y ante el cual se grita impune:

Muera la inteligencia, predestinado estaba A acabar adorando las cadenas y que ese culto obsceno le trajese

.Adonde hoy le vemos: en cadenas, Sin alegría, libertad ni pensamiento.

Si yo soy español, lo soy .

A la manera de aquellos que no pueden Ser otra cosa: y entre todas las cargas Que, al nacer yo, el destino pusiera

Sobre mí, ha sido ésa la más dura. No he cambiado de tierra, Porque no es posible a quien su lengua une, Hasta la muerte, al menester de poesía.

La poesía habla en nosotros

La misma lengua con que hablaron antes, y mucho antes de nacer nosotros, Las gentes en que hallara raíz nuestra existencia; No es el poeta sólo quien ahí habla, Sino las bocas mudas de los suyos A quienes él da voz y les libera.

¿Puede cambiarse eso? Poeta alguno

Su tradición escoge, ni su tierra, Ni tampoco su lengua; él las sirve, Fielmente si es posible.

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Mas la fidelidad más alta

Es para su conciencia; y yo a ésa sirvo Pues, sirviéndola, así a la poesía

Al mismo tiempo sirvo.

Soy español sin ganas

Que vive como puede bien lejos de su tierra

Sin pesar ni nostalgia. He aprendido

El oficio de hombre duramente, Por eso en él puse mi fe. Tanto que prefiero

No volver a una tierra cuya fe, si una tiene, dejó de ser la mía, cuyas maneras rara vez me fueron propias, Cuyo recuerdo tan hostil se me ha vuelto y de la cual ausencia y tiempo me extrañaron.

No hablo para quienes una burla del destino

Compatriotas míos hiciera, sino que hablo a solas

(Quien habla a solas espera hablar a Dios un día)

O para aquellos pocos que me escuchen

Con bien dispuesto entendimiento.

Aquellos que como yo respeten

El albedrío libre humano

Disponiendo la vida que hoy es nuestra, Diciendo el pensamiento al que alimenta nuestra vida.

¿Qué herencia sino ésa recibimos?

¿Qué herencia sino ésa dejaremos?

De su obra: Desolación de la quimera, 1956-1962

Para oir el poema en la voz de Tomás Galindo, pulsar aquí

Sábado, 2 de mayo de 2020

Manuel Machado: Adelfos

Adelfos, en griego, significa hermano en cuanto a las afinidades. El que comparte mis gustos, mi historia, mi estética...

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En este sentido, el poema es un autorretrato literario que expresa un estado de abulia, apatía, indolencia, que había puesto de moda Boudelaire con su spleen en Las Flores del Mal. Es un ejemplo de como la literatura puede servir para huir de la realidad.

Hay una cosa en el poema que se parece a este estado de confinamiento: Nada tenemos que decidir, somos, venturosamente, irresponsables.

Adelfos

A Miguel de Unamuno.

Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron -soy de la raza mora, vieja amiga del sol-, que todo lo ganaron y todo lo perdieron. Tengo el ama de nardo del árabe español.

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna en que era muy hermoso no pensar ni querer... Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna...

De cuando en cuando un beso y un nombre de mujer.

En mi alma, hermana de la tarde, no hay contornos... y la rosa simbólica de mi única pasión es una flor que nace en tierras ignoradas y que no tiene aroma, ni forma, ni color.

Besos, ¡pero no darlos! Gloria... ¡la que me deben!

¡Que todo como un aura se venga para mí! Que las olas me traigan y las olas me lleven y que jamás me obliguen el camino a elegir.

¡Ambición!, no la tengo. ¡Amor!, no lo he sentido. No ardí nunca en un fuego de fe ni gratitud. Un vago afán de arte tuve... Ya lo he perdido Ni el vicio me seduce, ni adoro la virtud.

De mi alta aristocracia dudar jamás se pudo. No se ganan, se heredan elegancia y blasón...

Pero el lema de casa, el mote del escudo, es una nube vaga que eclipsa un vano sol.

Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme

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lo que hago por vosotros hacer podéis por mí...

¡Que la vida se tome la pena de matarme, ya que yo no me tomo la pena de vivir!...

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna en que era muy hermoso no pensar ni querer...

De cuando en cuando un beso, sin ilusión ninguna. ¡El beso generoso que no he de devolver!

Del poemario: Alma (Poesías), 1902 Para oir el poema en la voz de Rafael Penagos, pulsar aquí

Eugène Pottier: La Internacional

En 1871, Eugène Pottier publicó, en París, un libro con el título de Chants révolutionnaires, entre los que estaba este poema, que en 1892 fue adoptado por La Segunda Internacional como su himno.

El que haya tantas versiones nacionales y partidistas de este texto no deja de ser una contradicción con su propio título. Esta es la razón por la que rescato la versión original.

La letra tiene un cierto componente retórico en su lenguaje, propio de su tiempo; pero, depurada de ese componente, su mensaje me parece muy actual: Es la proclamación jubilosa de la seguridad de la clase obrera en sus propios valores.

La Internacional

Al ciudadano Lefrançais, miembro de la Comuna

¡En pie! ¡condenados de la tierra!

¡En pie! ¡esclavos del hambre!

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Manuel Machado (1874-1947) Viernes, 1 de mayo de 2020 Giuseppe Pellizza da Volpedo, 1901 El Cuarto Estado

La razón atruena en su cráter: Es la erupción final.

¡Del pasado hagamos tabla rasa, Muchedumbre esclava, ¡en pie! ¡en pie! El mundo va a cambiar de base: ¡No somos nada, seámoslo todo!

Estribillo: Es la lucha final: Agrupémonos, y mañana, la Internacional será el género humano (bis)

No hay salvadores supremos:

¡Ni Dios, ni César, ni tribuno, Productores, salvémonos nosotros mismos!

¡Decretemos el bien común!

¡Para que el ladrón vomite lo robado, Para sacar el espíritu de la prisión, Aventemos nosotros mismos nuestra fragua, Golpeemos el hierro en caliente!

(Estribillo)

El Estado oprime y la ley engaña; El Impuesto sangra al desgraciado; Ningún deber se impone al rico; El derecho del pobre es una palabra hueca. Ya basta de languidecer bajo tutela, La igualdad quiere otras leyes;

¡"No más derechos sin deberes”!, dice " Iguales, ¡no más deberes sin derechos! "

(Estribillo)

Abominables en su apoteosis, los reyes de la mina y el ferrocarril

¿Alguna vez han hecho algo más que desvalijar al trabajo?

En las cajas fuertes de la banda Lo que [el trabajo] creó se fundió.

Decretando que se le vuelva,

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el pueblo no quiere más que lo que se le debe.

(Estribillo)

Los Reyes nos embriagan con vanidades, ¡ Paz entre nosotros, guerra a los tiranos!

Apliquemos la huelga a los ejércitos, ¡Culatas al aire, y rompamos filas! Si se obstinan, estos caníbales, En hacer de nosotros héroes, Sabrán pronto que nuestras balas Son para nuestros propios generales

(Estribillo)

Obreros, campesinos, somos El gran partido de los trabajadores; La tierra sólo pertenece a los hombres, Los ociosos se irán a otra parte.

¡Con cuanta carne nuestra se alimentan!

¡Pero si los cuervos, los buitres, Una de estas mañanas, desaparecen, El sol brillará siempre!

(Estribillo)

L'Internationale

Debout! les damnés de la terre!

Debout! les forçats de la faim!

La raison tonne en son cratère: C'est l'éruption de la fin.

Du passé faisons table rase, Foule esclave, debout! debout!

Au citoyen Lefrançais membre de la Commune

Le monde va changer de base: Nous ne sommes rien, soyons tout!

Refrain:

C'est la lutte finale: Groupons-nous, et demain, L'Internationale

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Eugène Pottier (1816-1887) Traducción del Grupo Germinal .

Sera le genre humain (bis)

Il n'est pas de sauveurs suprêmes : Ni Dieu, ni César, ni tribun, Producteurs, sauvons-nous nous-mêmes !

Décrétons le salut commun !

Pour que le voleur rende gorge, Pour tirer l'esprit du cachot, Soufflons nous-mêmes notre forge, Battons le fer quand il est chaud!

(Refrain)

L'État opprime et la loi triche ; L'Impôt saigne le malheureux ; Nul devoir ne s'impose au riche ; Le droit du pauvre est un mot creux.

C'est assez, languir en tutelle, L'égalité veut d'autres lois ; « Pas de droits sans devoirs, dit-elle

« Égaux, pas de devoirs sans droits ! »

(Refrain)

Hideux dans leur apothéose, Les rois de la mine et du rail

Ont-ils jamais fait autre chose

Que dévaliser le travail ?

Dans les coffres-forts de la bande

Ce qu'il a créé s'est fondu

En décrétant qu'on le lui rende

Le peuple ne veut que son dû

(Refrain)

Les Rois nous soûlaient de fumées, Paix entre nous, guerre aux tyrans ! Appliquons la grève aux armées, Crosse en l'air, et rompons les rangs !

S'ils s'obstinent, ces cannibales, À faire de nous des héros, Ils sauront bientôt que nos balles Sont pour nos propres généraux

(Refrain)

Ouvriers, paysans, nous sommes

Le grand parti des travailleurs ; La terre n'appartient qu'aux hommes, L'oisif ira loger ailleurs.

Combien de nos chairs se repaissent!

Mais si les corbeaux, les vautours, Un de ces matins, disparaissent, Le soleil brillera toujours!

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Versión cantada en castellano en la película Tierra y Libertad, de Ken Loach, pulsar aquí.

Anónimo: Pájaros Negros

Hay un espléndido Romancero de la Guerra Civil, mayor en cantidad y calidad en el bando republicano, que sigue siendo muy desconocido.

Emilio Prados publicó una recopilación de más de ochocientos romances en Méjico, en 1942, hoy imposible de encontrar. Lo más sorprendente es que muchos de estos romances, los más desconocidos, son anónimos.

Como en el Viejo Romancero, el romance se hace anónimo para ser la voz de la colectividad.

El romance es maravilloso, no os importe llorar porque llorar es cosa de hombres.

Pájaros negros

Noche de pena en la noche elocuente de silencio; noche de pena vestida con pena de manto negro. La ciudad toda tapada con las sombras del recelo es una sombra de sombras acechando en el acecho; entre tanto aquella madre abrazada a su pequeño, lo mece en la dulce cuna de sus dos brazos morenos. Y el niño... ¿Qué sueña el niño envuelto en calor de pecho, mecido por dulces brazos, besado por labios buenos?

¡Qué tranquilo que está el niño, duerme que duerme durmiendo!

¿Y qué ha pasado en la noche que se han roto los silencios?

¡Cuidado, madre, cuidado, que graznan pájaros negros llevando latir de muerte en el corazón de hierro!

¡Ten cuidado, madrecita, y abraza fuerte al pequeño, que se ha rasgado la noche con llamaradas de incendio y una lluvia de explosiones asesina los silencios!

Pero la madre callada sólo tiene un pensamiento: que el niño no se despierte, que no se asuste el pequeño, que siga tranquilo el niño duerme que duerme durmiendo.

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Eugène Pottier Jueves, 30 de abril de 2020

Preciosa carga que lleva entre sus brazos morenos la madre que silenciosa cruza la calle corriendo. Y desde el refugio oye como los pájaros negros rugen rabia de metralla sobre la ciudad en sueño; la ciudad llena de niños, de mujeres y de viejos: la Guerra, según la entienden los asesinos del pueblo; los que se dijeron hijos de España, pero mintieron, que nadie clava a una madre los puñales traicioneros.

Tú bien sabes, madrecita, abrazada a tu pequeño, quienes amamos a España y cómo la defendemos, ¡ay, mujer, con toda el alma! ¡ay, mujer, con todo el cuerpo! Lo mismo que tú, lo sabe tu valiente compañero que allá en un frente lejano

NOTA 1

virilmente pone el pecho como muralla invencible ante los traidores esos que, al grito de «¡Arriba España!» a España la están hundiendo. Tú bien sabes, madrecita, y sabe tu compañero que luchamos por tu hijo, por el mío, porque ellos, los niños de nuestra España, los niños del mundo entero, tengan un bello futuro, vivan en un mundo nuevo y sabiendo que nosotros supimos luchar por ellos, ¡ay, mujer, con toda el alma! ¡ay, mujer, con todo el cuerpo! Por eso tú, madrecita, que sabes que venceremos, sin miedo a nada ni a nadie abraza fuerte al pequeño, mécelo en la dulce cuna de tus dos brazos morenos..

Autor desconocido

Publicado en la revista Seguridad Popular, 5 de marzo 1938

Con el nombre de «pájaros negros» eran conocidos los aviones de la Legión Cóndor alemana que estaban integrados en las fuerzas aéreas nacionalistas. La extensión a todos los aparatos fascistas está marcada por los sistemáticos bombardeos que éstos realizaron contra ciudades, pueblos y población civil.

NOTA 2

La fotografía utilizada en el montaje que acompaña al poema fue tomada en 1937 por el médico canadiense Norman Bethune durante los bombarderos a la población civil de la carretera Málaga-Almería por parte de la aviación rebelde.

Miércoles, 29 de abril de 2020

León Felipe: Romero sólo...

Romero es el que va a Roma de peregrinación. León Felipe convierte la palabra en metáfora de una forma de estar en el mundo, que echamos mucho de menos

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en la monotonía de estos días, pero también en la monotonía de la vida burguesa.

Romero sólo ...

Ser en la vida romero, romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos. Ser en la vida romero, sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo. Ser en la vida romero, romero..., sólo romero. Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo, pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero, ligero, siempre ligero.

Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo, ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos para que nunca recemos como el sacristán los rezos, ni como el cómico viejo digamos los versos. La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos, decía el príncipe Hamlet, viendo cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo un sepulturero. No sabiendo los oficios los haremos con respeto. Para enterrar a los muertos como debemos cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero.

Un día todos sabemos hacer justicia. Tan bien como el rey hebreo la hizo Sancho el escudero y el villano Pedro Crespo.

Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo. Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero, ligero, siempre ligero.

Sensibles a todo viento

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y bajo todos los cielos, poetas, nunca cantemos la vida de un mismo pueblo ni la flor de un solo huerto. Que sean todos los pueblos y todos los huertos nuestros.

León Felipe (1884-1968) de Versos y oraciones de caminantes, 1920-1929

Para oir el poema en la voz de León Felipe, pulsar aquí

Juan Ramón Jiménez: Primavera amarilla

Un Panteísmo Cósmico parece estar en la base de este poema. Sol-Dios-Naturaleza forman un todo sagrado.

Es significativo este poema en el camino de JRJ hacia la poesía pura: Aquella en que las palabras ya no significan. Palabras como cementerio o los huesos de los muertos han perdido su significado negativo y se equiparan a otras como arroyo, mariposa, huerto, que remiten a campos semánticos más positivos.

Primavera amarilla

Abril venía, lleno todo de flores amarillas: amarillo el arroyo, amarillo el vallado, la colina, el cementerio de los niños, el huerto aquel donde el amor vivía.

El sol unjía de amarillo el mundo, con sus luces caídas; ¡ay, por los lirios áureos, el agua de oro, tibia; las amarillas mariposas sobre las rosas amarillas!

Guirnaldas amarillas escalaban

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Martes, 28 de abril de 2020

los árboles; el día era una gracia perfumada de oro, en un dorado despertar de vida.

Entre los huesos de los muertos, abría Dios sus manos amarillas.

Juan Ramón Jiménez (1881-1958) de Poemas Májicos y Dolientes, 1909 Para oir el poema en la voz de Rosa Iglesias, pulsar aquí

Pablo Neruda: Una canción desesperada

Cada vez que quiero regresar a la adolescencia (y este confinamiento da para todo) vuelvo a los Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada, que publicó Neruda con diez y nueve años.

El libro es un cancionero, al modo de Petrarca, en que cada poema canta, gozosamente, un aspecto de la vivencia amorosa, hasta el poema veinte y este último, que evocan un amor ya pasado.

El amor se acaba, pero no muere nunca porque nos acompaña su recuerdo de por vida. "Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas..."

RECORDAR es una palabra maravillosa; procede del latín recordari formado, a su vez, de re (volver) y de cor-cordis (corazón). Recordar es volver a pasar las vivencias por el corazón. De eso va el poema, y de que esos recuerdos ayudan a vivir.

La metáfora del puerto solitario para expresar la desolación anticipa las metáforas cósmicas del Canto General.

Una canción desesperada

Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy. El río anuda al mar su lamento obstinado.

Abandonado como los muelles en el alba. Es la hora de partir, oh abandonado!

Sobre mi corazón llueven frías corolas. Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!

En ti se acumularon las guerras y los vuelos. De ti alzaron las alas los pájaros del canto.

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Lunes, 27 de abril de 2020

Todo te lo tragaste, como la lejanía. Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!

Era la alegre hora del asalto y el beso. La hora del estupor que ardía como un faro. Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego, turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!

En la infancia de niebla mi alma alada y herida. Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo. Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!

Hice retroceder la muralla de sombra, anduve más allá del deseo y del acto.

Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí, a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.

Como un vaso albergaste la infinita ternura, y el infinito olvido te trizó como a un vaso.

Era la negra, negra soledad de las islas, y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.

Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta. Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.

Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!

Mi deseo de ti fue el más terrible y corto, el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.

Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas, aún los racimos arden picoteados de pájaros.

Oh la boca mordida, oh los besados miembros, oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.

Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo en que nos anudamos y nos desesperamos.

Y la ternura, leve como el agua y la harina. Y la palabra apenas comenzada en los labios.

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Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo, y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!

Oh, sentina de escombros, en ti todo caía, qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron!

De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste. De pie como un marino en la proa de un barco.

Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes. Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.

Pálido buzo ciego, desventurado hondero, descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Es la hora de partir, la dura y fría hora que la noche sujeta a todo horario.

El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa. Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.

Abandonado como los muelles en el alba. Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.

Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.

Es la hora de partir. Oh abandonado!

Pablo Neruda (1904-1973) Para oir el poema, pulsar aquí

Domingo, 26 de abril de 2020

Eduardo Galeano: Los nadie

La figura del intelectual o artista comprometido (engagé) tuvo mucha vigencia en España hasta que se produjo la transición política y Felipe González les abrió "La Bodeguilla".

Sin embargo, en América Latina, el compromiso ha seguido vigente hasta la actualidad. El uruguayo Eduardo Galeano es un característico representante de esta opción intelectual.

Como ensayista es el autor del emblemático ensayo Las Venas Abiertas de América Latina; como poeta, practica una poesía encaminada a difundir una conciencia crítica sobre la realidad contemporánea.

Los nadie

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Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos. Que no profesan religiones, sino supersticiones.

Que no hacen arte, sino artesanía. Que no practican cultura, sino folklore. Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Que no tienen cara, sino brazos. Que no tienen nombre, sino número.

Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local. Los nadies, que cuestan menos

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que la bala que los mata.

Para oir el poema en la voz del autor, pulsar aquí

Sábado, 25 de abril de 2020

Luis Alberto de Cuenca: La malcasada

El tema de la malmaridada o malcasada es tradicional en la poesía. Algunas mujeres afirman que el matrimonio es una cárcel para las mujeres, y que, por tanto, toda mujer casada es malmaridada.

Recuerdo un viejo villancico que decía:

Soy casada y vivo en pena ¡ójalá fuera soltera! En este poema, Luis Alberto de Cuenca da la versión actual y burguesa del tema.

La malcasada

Me dices que Juan Luis no te comprende, que sólo piensa en sus computadoras y que no te hace caso por las noches.

Me dices que tus hijos no te sirven, que sólo dan problemas, que se aburren de todo y que estás harta de aguantarlos.

Me dices que tus padres están viejos, que se han vuelto tacaños y egoístas y ya no eres su reina como antes.

Me dices que has cumplido los cuarenta y que no es fácil empezar de nuevo, que los únicos hombres con que tratas son colegas de Juan en IBM y no te gustan los ejecutivos.

Y yo, ¿qué es lo que pinto en esta historia?

¿Qué quieres que haga yo? ¿Que mate a alguien?

¿Que dé un golpe de estado libertario?

Te quise como un loco. No lo niego.

Pero eso fue hace mucho, cuando el mundo era una reluciente madrugada que no quisiste compartir conmigo.

La nostalgia es un burdo pasatiempo.

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Vuelve a ser la que fuiste. Ve a un gimnasio, píntate más, alisa tus arrugas y ponte ropa sexy, no seas tonta, que a lo mejor Juan Luis vuelve a mimarte, y tus hijos se van a un campamento, y tus padres se mueren.

Alberto de Cuenca (1950 - ) Para oir el poema en la voz de su autor, pulsar aquí

Viernes, 24 de abril de 2020

Roberto Fernández Retamar:

Felices los normales

Roberto Fernández Retamar (1930-2019) es uno de los grandes de la literatura cubana. Ensayista, poeta y Presidente de la Casa de las Américas.

Imprescindible la lectura de Calibán para quien quiera aproximarse a la comprensión de como la cultura española se fusiona y se transforma en Nuestra América.

El poema tiene la estructura de las oraciones coordinadas adversativas, en las que lo que viene después del nexo adversativo (pero) queda semántica y sicológicamente destacado.

Felices los normales

Felices los normales, esos seres extraños.

Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente.

Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida.

Los que no han sido calcinados por un amor devorante.

Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrsa y un poco más. Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros.

Los satisfechos, los gordos, los lindos.

Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí.

Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura.

Los flautistas acompañados por ratones.

Los vendedores y sus compradores.

Los caballeros ligeramente sobrehumanos.

Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos.

Los delicados, los sensatos, los finos.

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Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles. Felices las aves, el estiércol, las piedras.

Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños, las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos que sus padres y más delincuentes que sus hijos y más devorados por amores calcinantes. Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.

Para oir el poema en la voz de su autor, pulsar aquí

Jueves, 23 de abril de 2020

Miguel de Cervantes: ¿Quién dejará del verde prado umbroso...

Cervantes no fue un gran poeta. El mismo se lamentaba de ello: "Yo, que siempre me afano y me desvelo, por parecer que tengo, de poeta, los dones que no quiso darme el cielo"

No obstante, en algunos casos, tiene grandes aciertos poéticos, como en este soneto, incluido en La Galatea.

En él recrea el mito de La Arcadia Feliz.

Opone la felicidad de la vida campesina, disfrutando del verde prado, las yerbas, las fuentes, la caza, la música campesina, la siesta en el campo ..., a las desgracias y sobresaltos que causa el amor: incendios, temores, celos, iras, rabias, muertes, penas.

El terceto final es fantástico:

Del campo son y han sido mis amores; rosas son y jazmines mis cadenas; Libre nascí, y en libertad me fundo.

Hay que añadir que estas palabras las pronuncia una mujer, Gelasia, que reivindica su derecho a no enamorarse para ser más libre. La pastora Marcela en El Quijote proclamará esta misma idea.

¿Quién dejará del verde prado umbroso...

¿Quién dejará del verde prado umbroso las frescas yerbas y las frescas fuentes?

¿Quién de seguir con pasos diligentes

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la suelta liebre o jabalí cerdoso?

¿Quién, con el son amigo y sonoroso, no detendrá las aves inocentes?

¿Quién, en las horas de la siesta ardientes, no buscará en las selvas el reposo, por seguir los incendios, los temores, los celos, iras, rabias, muertes, penas, del falso amor, que tanto aflige al mundo?

Del campo son y han sido mis amores; rosas son y jazmines mis cadenas; libre nascí, y en libertad me fundo.

Miércoles, 22 de abril de 2020

El Archipoeta: La confesión goliarda

El texto original está escrito en latín y se conoce como La confesión goliarda, Sorprende que un texto del siglo XII sea tan actual.

Los goliardos eran curas en paro, que se ganaban la vida por plazas y tabernas. En el Arcipreste de Hita hay mucha influencia de los goliardos.

La parodia de ritos o ceremonias religiosas (como en este poema), el elogio del vino, de la taberna y del juego, la burla anticlerical, la crítica al poder corruptor del dinero, el gozo de ser joven, son los grandes temas de la literatura goliardesca.

(1450-1516)

(Concierto en el huevo)

El himno universitario Gaudeamus igitur procede de esta tradición.

Estuans interius ira vehementi

(Ardiendo por dentro con violenta furia)

Agitado en mi interior por un gran resentimiento

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Miguel de Cervantes (1547-1616) Atribuido a Jheronimus Bosch

con amargura clamo en mi mente: (4) hecho soy de un mudable elemento, como las hojas con que el viento juega.

Propio es del hombre sabio levantar su cimiento en la piedra, (5) necio, entonces, me parezco al río que se desliza y nunca bajo un mismo cielo permanece. Llevado soy como barco sin tripulante, o como, errabunda, las rutas de los vientos llevan al ave. No me sujetan cadenas ni me retienen llaves; en pos de mis iguales ando: con los perversos me junto.

Insoportable es para mí el carácter severo; más dulce que la miel y amable es el juego:; todo lo que Venus ordena es para mí dulce yugo, pues ella nunca a débiles corazones somete.

Piso el ancho camino de la juventud sin freno, (6) a los vicios me abrazo y de la virtud me olvido; ávido de gozar más que de salvación, muero en el alma por cuidar la piel que me recubre.

Pero, obispo discretísimo, (7) tu perdón te ruego: con buena muerte muero, de dulce muerte fallezco; a mi pecho hiere la hermosura de las muchachas, y a las que no con las manos, al menos con el corazón poseo.

¡Cuán arduo es vencer a este cuerpo! Cuánto, que al ver a una doncella la mente siga pura. Obedecer ley tan severa los jóvenes no podemos; de estos mudables cuerpos no tenemos cura.

¿A quién no consumirán las llamas si en el fuego lo ponen?

¿Quién seguirá siendo casto si se queda en Pavía, donde Venus llama con un dedo a los jóvenes, con sus ojos los prende en redes y con su rostro los consume?

Si a Hipólito (8) hoy en Pavía pusieras, no sería ya Hipólito al siguiente día; todos los caminos a la cama de Venus conducen. y no hay entre tantas torres ninguna en que la castidad se guarde.

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En segundo lugar, también del juego me culpo: cuando por él ha quedado mi cuerpo desnudo. frío en lo exterior y ardiendo la mente, sudoroso. versos y poemas mejores escribo.

Pero en tercer lugar de la taberna me acuso: nunca ha habido ni habrá tiempo en que la desprecie, hasta que los santos ángeles a mi juicio acudan cantándome, ya muerto: Dale descanso eterno.

Pues mi voluntad es en la taberna morir y que el vino esté cercano a mis labios moribundos, cuando alegres los coros angélicos canten: "Sé propicio, oh Dios., con este bebedor."

Los vasos encienden la luz del alma, el corazón colmado de néctar se eleva hasta lo excelso: ¡ah! más dulce sabe el vino de la taberna que el que mezcla con agua el copero del obispo.

Algunos poetas evitan a las muchedumbres y sólo apartadas habitaciones eligen; estudian, se empeñan, se desvelan, trabajan sin suspiro, pero nunca alcanzan la obra bella que buscan.

Ayunan y se abstienen esos grupos de poetas, evitan las pendencias callejeras y los tumultos de las plazas, y mientras hacen una obra que morir no pueda, ellos por el estudio mueren, de su trabajo esclavos.

A cada uno la naturaleza nos concede el don conveniente. Yo nunca podría escribir en ayunas. Un solo niño podría vencerme si ayuno. Toda sed y ayuno cual funeral aborrezco.

A cada quien la naturaleza le concede la gracia conveniente; yo para escribir un verso bebo un buen vino; y si del más puro están llenas las barricas de la taberna, de tal vino nacen mis abundantes discursos.

Son mis versos como el vino que bebo, nada puedo hacer si no me lleno, nada en absoluto vale lo que escriba si ayuno, pero un poeta mayor que Ovidio soy después de muchas copas.

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Nunca se me concedió la inspiración poética si antes no estaba satisfecho mi vientre; cuando en el cerebro Baco domina, irrumpe Apolo en mí con canto admirable.

Pero heme aquí, acusado por mi maldad, la misma que tus siervos me redarguyen; pero de ellos nadie es acusador, aunque gozar buscan los placeres mundanos.

Ahora en presencia del Santo Obispo, según manda la regla de los dominicos, arrojan sobre mí la piedra sin perdonar al poeta, que no tiene un alma consciente del pecado.

Ya he dicho en contra mía todo lo que de mí conozco; el veneno vomito, que tan largamente he albergado; la vieja vida me disgusta, nuevas costumbres quiero; el hombre mira el rostro, pero conoce Júpiter el corazón.

Busco ya la virtud, los vicios desprecio, con renovada fuerza mi espíritu renace., como lactante leche nueva desea, para que no sea vaso de lo vano mi corazón.

Electo de Colonia, perdona al penitente, sé misericordioso con el que llega suplicante, da penitencia a quien su culpa confiesa: de buen grado soportaré lo que tú hayas juzgado.

Perdonad, pues, a vuestros siervos: el león, rey de las fieras, ante sus súbditos de la ira se olvida: haced vosotros lo mismo, príncipes de la tierra: que lo más amargo es lo que ya no tiene dulzura.

El Archipoeta (Siglo XII)

El autor de este poema es conocido como el Archipoeta, o vates vatum. Sabemos que perteneció a una familia de caballeros y vivió bajo la protección de Reginaldo de Dassel, quien fue archicanciller del Emperador Barbarroja y arzobispo de Colonia.

NOTAS:

(4) Véase el libro de Job, capítulo 10, versículo 1 (Job 10:1).

(5) Véase Evangelio según San Mateo 7:24.

(6) Véase Evangelio según San Mateo 7:13.

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(7) Se refiere, con seguridad, al obispo electo de Colonia, Reginaldo de Dassel.

(8) Hipólito se mantuvo casto ante los intentos de seducción de Fedra.

Martes, 21 de abril de 2020

Félix Grande: El desterrado del Espasa

Félix Grande, poeta, ensayista y flamencólogo de la Generación del 50, como su esposa, Paca Aguirre, a quien dedicamos ayer esta sección.

Muchos años después, en 2010, dedica este poema a su suegro, el pintor Lorenzo Aguirre, cuyo nombre y entrada fueron suprimidos en la Enciclopedia EspasaCalpe.

Hay una anécdota a la que hace referencia el poema: En el 42, se organizó un acto público en honor de Carmencita Franco con motivo de su cumpleaños.

Paca Aguirre, que tenía 12 años acudió con un ramo de flores y se arrodilló ante ella para pedir llorando el indulto de su padre. Ocurrió 20 días antes de su ejecución.

Más allá de la reivindicación de su familia está la reivindicación de lo que ha venido a llamarse Memoria Histórica...

El desterrado del Espasa

He venido a pedirle a usted la mano de su hija.

Permítame que me presente: tengo Sesenta y tres años cumplidos. Mi padre Defendió a tiros la República.

Tras la derrota tuvo suerte:

No le dieron garrote vil. De los ocho hijos que engendró En el vientre de nuestra madre

Vivimos cinco, todos varones. Todos cinco Queremos mucho, don Lorenzo, a Paquita, la hija de usted. Y yo además la necesito: para durar, Para iluminar mi escalera, Para morir sin odio.

Vengo a pedirle la mano de su hija.

La vida sigue, don Lorenzo. A Paquita y a mí

Nos nació Guadalupe. Espere. Traigo en mi billetera Una fotografía de su nieta de usted… aquí está.

¿Verdad que es preciosa, dios mío?

Y es aún mayor la belleza de su conciencia.

Deduzco que ha heredado ese ardimiento,

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Ese don de vivir en justicia, Esa tonalidad, ese gen suntuoso, En la conducta de sus dos abuelos:

Como si en el mantel de las neuronas de mi hija

Usté y mi padre jugasen interminablemente

Desde hace siglos, una partida de ajedrez

En la que los peones comen a dos carrillos, Beben vino, regüeldan, leen buenos libros, Duermen en paz, madrugan, trabajan sonriendo…

Mire a su nieta Guadalupe: la vida sigue:

No pudieron con usted, don Lorenzo.

En la cárcel de Porlier, en el año 1942

Le pusieron a usted la muerte sobre la garganta.

Le dieron vueltas a una manivela.

Lo asesinaron: y no pudieron con usted.

Téngalo por seguro: no pudieron.

Vengo a pedirle a usted la mano de su hija.

…le cuento: aquella niña con un ramo de flores

Arrodillada y aterrada

Ante la hija del general Franco…

[fue inútil: no quisieron conmutarle a su padre

La pena de muerte, una pena inmortal,

Por años de prisión, los que fueran… contemplo

A su hija, don Lorenzo, arrodillando

Sus doce años menos ciento tres días.

Susy y Margara no se atreven a jadear.

Mi mujer le entrega aquel ramo de flores

A Carmencita Franco, por su onomástica…

Por cierto, don Lorenzo: ¿A cuento de qué lo ejecutaron?

¿Exterminaban en el pintor Lorenzo Aguirre

A la Institución Libre de Enseñanza, a la República,

A las pajaritas de papel que Miguel de Unamuno

Le enseñó a usted a manufacturar

Con las uñas pulgares y con un alfiler?

¿A cuento de qué lo mataron a usted, a tres años

De acabada la guerra? ¿Qué ganaron con ese crimen?

¿Qué disfrute obtuvieron con toda una familia de dolor?

¿Y a qué venía la orden de retirar su nombre del Espasa?]

…como le iba diciendo, aquella niña arrodillada

He aquí que hoy está al borde de sus ochenta años

¡lo que es el tiempo, qué resistente, qué robusto, Con él no pueden ni el horror ni el crimen!

¡y qué tristeza siente en su alma el tiempo

Cuando por fuerza no lo puede todo!

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Me refiero, don Lorenzo, a que Francisca Aguirre

No logró nunca hacer el duelo. Sépalo: nunca.

Al tres por dos usted regresa y llena su memoria

De angustia infancia espanto y lágrimas de oro:

Fíjese: incluso en esas ocasiones

También le sale afuera la luz del corazón.

Lo que quiero decir es que esa niña de rodillas, Como sin darse cuenta, sin un ruido, De forma muy misteriosamente natural (y desde ya hace más de medio siglo, se dice pronto)

Se esfuerza en enseñarme, a base de paciencia, La asignatura de la serenidad.

¡Qué le parece, don Lorenzo! ¿Comprende usted

Por qué he venido viejo al pie de su cadalso, Por qué provengo desde dos mil diez

Al seis de octubre del cuarenta y dos

Pian pianito, pasito a paso cerca de la noche?

Va a amanecer, Lorenzo. Te van a ejecutar.

Menos mal que he llegado a tiempo.

He venido a traerte el medio siglo de viudez

Y de coraje maternal que ejerció tu mujer

Antes de irse contigo, cansadita, orgullosa.

He venido a traerte en caudal a dos manos

Abrazos testarudos de las tres niñas de tus ojos.

He venido a traerte en mi bandeja genealógica

Saludos de mi padre desde debajo de su tumba.

He venido a traerte, firmada y rubricada, La certidumbre nuestra sobre tu dignidad.

Y he venido a traerte aquesta pajarita de papel

Para que en ella vuele la memoria de ti Por los biznietos de los nietos

Hasta que sobre el aire quede escrito tu nombre:

“¡Aguirre Aguirre Aguirre …!”

Así, trino y Lorenzo a lo largo de España. Ya amanece, Lorenzo, amigo mío.

Ya vienen. Te tocan en el brazo. Caminas. Te sientas. Le sonríes con piedad al verdugo.

Soy un viejo. Dos ojos. Un grito. Una memoria.

He venido a pedirte la mano de tu hija.

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Francisca Aguirre: Hace tiempo

Francisca Aguirre (Alicante, 1930), Premio Nacional de las Letras Españolas en 2018, recuerda en este poema la impresión que le produjo la ejecución a garrote vil de su padre, el pintor Lorenzo Aguirre en 1942. Ella tenía 12 años.

Poesía como testimonio de la realidad, con elementos existenciales y un lenguaje sencillo, conversacional, de la vida cotidiana..

Hace tiempo

Recuerdo que una vez, cuando era niña, me pareció que el mundo era un desierto. Los pájaros nos habían abandonado para siempre: las estrellas no tenían sentido, y el mar no estaba ya en su sitio, como si todo hubiera sido un sueño equivocado.

Sé que una vez, cuando era niña, el mundo fue una tumba, un enorme agujero, un socavón que se tragó a la vida, un embudo por el que huyó el futuro.

Es cierto que una vez, allá, en la infancia, oí el silencio como un grito de arena. Se callaron las almas, los ríos y mis sienes, se me calló la sangre, como si de improviso, sin entender por qué, me hubiesen apagado.

Y el mundo ya no estaba, sólo quedaba yo: un asombro tan triste como la triste muerte, una extrañeza rara, húmeda, pegajosa. Y un odio lacerante, una rabia homicida que, paciente, ascendía hasta el pecho, llegaba hasta los dientes haciéndolos crujir.

Es verdad, fue hace tiempo, cuando todo empezaba, cuando el mundo tenía la dimensión de un hombre,

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Félix Grande (1937-2014)
Lunes, 20 de abril de 2020

y yo estaba segura de que un día mi padre volvería y mientras él cantaba ante su caballete se quedarían quietos los barcos en el puerto y la luna saldría con su cara de nata.

Pero no volvió nunca. Sólo quedan sus cuadros, sus paisajes, sus barcas, la luz mediterránea que había en sus pinceles y una niña que espera en un muelle lejano y una mujer que sabe que los muertos no mueren.

Francisca Aguirre (1930-2019) Para oir el poema en la voz de Tomás Galindo, pulsar aquí

Domingo, 19 de abril de 2020

García Baena: Bajo la dulce lámpara

Decía Leopardi que las ciudades más hermosas son aquellas que no se conocen, aquellas a las que solo se ha viajado con la fantasía.

La historia antigua, las novelas de aventuras, el cine, los viajes a lugares exóticos, las ciudades famosas de la historia o la literatura alimentan la imaginación del muchacho que con su dedo viaja por el atlas Bajo la dulce lámpara.

García Baena, fundador del Grupo Cántico, opone a los imperiales endecasílabos el verso libre y a la larga abstinencia de la posguerra el goce de los sentidos.

Bajo la dulce lámpara

Bajo la dulce lámpara, el dedo sobre el atlas entretenía al muchacho en ilusorios viajes y un turbador perfume de aventuras salpicaba de sangre el mar antiguo de los corsarios. Los galeones, como flotantes cofres de tesoros, eran abordados por las naos piratas y el yatagán, las dagas, los alfanjes se hundían en los cuerpos cobrizos y las manos violentas arrancaban la oreja donde el zafiro lucía como Vega en la noche. Las arcas destrozadas de alcanfor y palosanto

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volcaban el carey, las telas suntuarias y el coral, no tan ardiente como el beso del bucanero en los pálidos labios de las virreinas.

Las antiguas colonias Veracruz, Puerto Príncipe, el índigo Caribe y las islas del Viento conocen las hazañas de bajeles fantasmas y Maracaibo canta con los esclavos su desgana a la luz que deshace la cabellera ébano de los banjos en un río de jengibre.

Otras veces al soplo suave de Favonio, empujado por Tetis y las verdes Nereidas, el Mediterráneo dorado por la escama de los delfines dejaba su plegaria fugitiva de algas en las votivas gradas de los templos.

Allí Venecia en el otoño adriático mece en la ola púrpura su cesto de corrompidos frutos, desfalleciente en el abrazo joven de los gondoleros, y las jónicas islas se yerguen como mitras de mármol sobre las aguas.

En su lento carro de bueyes rojos avanza Egipto y Alejandría, Esmirna, Ptolemaida, brillan en la noche como un velo bordado de sardios

cuyos pliegues sujeta la diadema de Estambul allá en el Bósforo fosforescente.

El incansable dedo atravesaba Arabia y el cálamo aromático ceñía con un mismo turbante de cansancio las cinturas de los amantes.

Al crepúsculo, surgía Persia como un lento girasol de fastuosidades, y el bárbaro etíope, negro fénix llameante, consumía sus entrañas en el furor celoso de la caza

mientras Ceylán los bosques de canela y caoba silenciaba con el ala de sus pájaros misteriosos. Muchacho infatigable, bajo la dulce lámpara, tal vez buscaba una secreta dicha

apenas confesada en su interior.

Cuando los días pasaron, él ya supo que su destino era esperar en la puerta mientras otros pasaban.

Esperar con un brillo de sonrisa en los labios

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y la apagada lámpara en la mano.

Pablo García Baena (1923-2018) de Antiguo muchacho, 1950

Para oir el poema en la voz de su autor, pulsar aquí

Sábado, 18 de abril de 2020

Vicente Gaos: Testamento

Vicente Gaos (1919-1980), miembro de una saga familiar republicana (catorce hermanos) asentada en Valencia en torno al notario José Gaos, y que marchó al exilio mejicano en 1939. Entre sus hermanos destacan el filósofo José Gaos, que fue rector de la Universidad Complutense y la actriz Lola Gaos.

Murió en 1980 y (¡qué paradoja!) le dieron el Premio Nacional de Poesía en 1981

El poema expresa la derrota de una vida.

Testamento

Yo, Vicente Gaos, natural de la nada, de mil siglos de edad, de estado civil solitario, inestable, domiciliado, refugiado en un rincón del cosmos, de profesión náufrago en la sombra, sin documento nacional de identidad, sin títulos, condecoraciones ni diplomas de clase alguna, sin señal particular visible en el pecho ni en ninguna otra parte del cuerpo, sin más cicatriz que una necrosis de miocardio, una vieja herida que me produje yo mismo, quiero decir, que me causaron siglos de sufrimiento, de amor oculto, de ternura encubierta por un falso orgullo, el de no sentir envidia de nada y de nadie, el de haber creído que siempre había tiempo de sobra, el de alegrarme seriamente del bien ajeno, el de no autocompadecerme jamás, el de llorar hacia dentro por el daño hecho al prójimo, el orgullo o la confusión de haberme figurado que era yo la víctima, siendo el verdugo,

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ya que todos los hombres somos simultáneamente lo uno y lo otro, y no es fácil en este punto el discernimiento…

Yo, Vicente Gaos (¿Vicente Gaos?), ahora, cuando empiezo a sentir ya en la boca el amargo gusto de la ceniza postrera, cuando recuerdo en medio de la tormenta final las postrimerías, porque he pecado, he pecado, y a pesar de ello ninguna de las cuatro me devuelve a la inocencia pueril, al amparo filial, a la remota fe cándida de no sé qué antaño, de no sé qué antesiglo… Yo, natural de la nada, habitante de la nada, destinado a la nada, anónimo, me acerco ya al encuentro del supremo Notario, del Decano universal –nihil prius fide–, y le hago entrega de este testamento ológrafo donde dispongo -si acaso no es cierto que quien dispone es Él y el hombre sólo propone.dispongo, suplico, que cuando mi añoso corazón, mi lastimado corazón haya dado ya su último latido, incineren piadosamente esta carne que gozó y sufrió, estos huesos que se estremecieron ya de júbilo, ya de horror, que me despojen de todo, de nada, pues siempre fui un despojado (es la verdad, no me autocompadezco), y que arrojen mis cenizas al viento, al agua, al espacio estelar, al vacío cósmico de donde vine, al cósmico vacío al que he de volver, espero volver sin retorno, pues nadie regresa de la última orilla.

Y cerca ya del máximo consuelo, de la extrema esperanza, confío en que Nadie me amenace más con otra existencia.

Y este es el testamento ilusorio que otorgo en plena posesión de mis facultades mentales, posesión de quien sólo posee dolor, ignorancia, muerte, y un corazón cuyo único deseo es el de cesar ya en su trémulo palpito, en su amoroso latido,

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aunque (porque) la vida sea al fin y al cabo, y al principio, hermosa, lo es, y prosiga renovada, siempre igual, afortunadamente monótona, como en el paraíso primero, como en el edén funeral que nunca termina, que jamás terminará, jamás.

Viernes, 17 de abril de 2020

Carmen Conde: Nostalgia de mujer

Carmen Conde (1907–1996). Mujer imprescindible de la Generación del Veintisiete, aunque no aparezca en la foto de Sevilla ni en la antología de Gerardo Diego.

Fundó, en 1931 la Universidad Popular de Cartagena, participó en las misiones pedagógicas, cronista radiofónica en la Guerra Civil, depurada después de la guerra, poeta, ensayista, primera editora de Miguel Hernández (lo que le costó un proceso judicial).

Recuperó el archivo de Rubén Dario, de la mano de Francisca Sańchez (La princesa Paca) y fue la primera mujer miembro de la RAE.

En este poema publicado en 2008 impreca a Dios en nombre de todas las mujeres. Tremendo el último verso: Tú no me quieres.

Nostalgia de mujer

Mil años ante Ti son como sueño. Como de aguas el grosor de una avenida. Hierba que en la mañana crece, florece y crece en la mañana aunque a la tarde es cortada y se seca.

¿Qué es el tiempo ante Ti, qué son los truenos que blandes contra mí cuando me nombras? Pavor siento a tu idea, te veo hosco mirándome en la lumbre de tu Arcángel. La espada Tú también, eres el filo y el pomo que se aprieta con el puño.

Para verte a Ti mismo me has nacido.

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Por no estar solo con tu omnipotencia.

Soy la nada, soy de tiempo, soy un sueño… Agua que te fluye, hierba ácida que cortas sin amor… Tú no me quieres.

Jueves, 16 de abril de 2020

Dámaso Alonso: Insomnio

En 1944 Dámaso Alonso (18981990) publicó Hijos de la Ira y marcó el camino de la poesía española para los decenios siguientes.

Recién acabada nuestra Guerra Civil y en curso la Segunda Guerra Mundial, su libro da testimonio de una realidad durísima y angustiada que desmiente los fastos de La Victoria: "Lo escribí lleno de asco ante la estéril injusticia del mundo y la total desilusión del ser humano"

En forma de versículos bíblicos, el poema impreca a un Dios que guarda silencio ante el sufrimiento y la angustia del hombre.

Insomnio

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).

A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro, y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.

Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.

Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma, por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid, por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo. Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?

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¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches?

Para oir el poema en la voz de su autor, pulsar aquí

Miércoles, 15 de abril de 2020

Ángela Figueras: No quiero

Ángela Figueras (1902-1984), Catedrática de Lengua y Literatura en 1933, fue depurada en 1939 y no pudo volver a la docencia.

Vivió en un exilio interior su compromiso democrático y feminista hasta su muerte. Se mantuvo crítica con el proceso de transición política, lo que supuso su condena al ostracismo por parte de la izquierda política.

El poema siguiente es un ejemplo de su poesía sencilla y comprometida.

No Quiero

No quiero que los besos se paguen ni la sangre se venda ni se compre la brisa ni se alquile el aliento.

No quiero que el trigo se queme y el pan se escatime. No quiero que haya frío en las casas, que haya miedo en las calles, que haya rabia en los ojos.

No quiero que en los labios se encierren mentiras, que en las arcas se encierren millones, que en la cárcel se encierre a los buenos.

No quiero que el labriego trabaje sin agua que el marino navegue sin brújula, que en la fábrica no haya azucenas, que en la mina no vean la aurora,

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que en la escuela no ría el maestro.

No quiero que las madres no tengan perfumes, que las mozas no tengan amores, que los padres no tengan tabaco, que a los niños les pongan los Reyes camisetas de punto y cuadernos.

No quiero que la tierra se parta en porciones, que en el mar se establezcan dominios, que en el aire se agiten banderas que en los trajes se pongan señales.

No quiero que mi hijo desfile, que los hijos de madre desfilen con fusil y con muerte en el hombro; que jamás se disparen fusiles que jamás se fabriquen fusiles.

No quiero que me manden Fulano y Mengano, que me fisgue el vecino de enfrente, que me pongan carteles y sellos que decreten lo que es poesía.

No quiero amar en secreto, llorar en secreto cantar en secreto.

No quiero que me tapen la boca cuando digo NO QUIERO…

Para oir el poema, pulsar aquí

Martes, 14 de abril de 2020

Vicente Aleixandre: En la plaza

Grandes poetas vivieron una especie de confinamiento dentro de España después de la Guerra Civil. Su resistencia permitió la

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Ángela Figueras

conservación de una memoria literaria y democrática en muy difíciles condiciones.

Vicente Aleixandre publicó en 1952 este poema, inspirado en el recuerdo del gentío que llenaba la Puerta del Sol el 14 de abril de 1931.

Como todo buen poema tiene muchas lecturas, pero se impone una muy evidente en estos momentos: Solo nos realizamos individualmente cuando formamos, nos unimos, nos fusionamos con los demás.

En la plaza

Hermoso es, hermosamente humilde y confiante, vivificador y profundo, sentirse bajo el sol, entre los demás, impelido, llevado, conducido, mezclado, rumorosamente arrastrado.

No es bueno quedarse en la orilla como el malecón o como el molusco que quiere calcáreamente imitar a la roca. Sino que es puro y sereno arrasarse en la dicha de fluir y perderse, encontrándose en el movimiento con que el gran corazón de los hombres palpita extendido. Como ese que vive ahí, ignoro en qué piso, y le he visto bajar por unas escaleras y adentrarse valientemente entre la multitud y perderse. La gran masa pasaba. Pero era reconocible el diminuto corazón afluido. Allí, ¿quién lo reconocería? Allí con esperanza, con resolución o con fe, con temeroso denuedo, con silenciosa humildad, allí él también transcurría.

Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia. Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo, un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano, su gran mano que rozaba las frentes unidas y las reconfortaba.

Y era el serpear que se movía como un único ser, no sé si desvalido, no sé si poderoso, pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra.

Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse y puede reconocerse. Cuando, en la tarde caldeada, solo en tu gabinete,

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con los ojos extraños y la interrogación en la boca, quisieras algo preguntar a tu imagen, no te busques en el espejo, en un extinto diálogo en que no te oyes. Baja, baja despacio y búscate entre los otros. Allí están todos, y tú entre ellos. Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.

Entra despacio, como el bañista que, temeroso, con mucho amor y recelo al agua, introduce primero sus pies en la espuma, y siente el agua subirle, y ya se atreve, y casi ya se decide. Y ahora con el agua en la cintura todavía no se confía. Pero él extiende sus brazos, abre al fin sus dos brazos y se entrega completo.

Y allí fuerte se reconoce, y se crece y se lanza, y avanza y levanta espumas, y salta y confía, y hiende y late en las aguas vivas, y canta, y es joven.

Así, entra con pies desnudos. Entra en el hervor, en la plaza. Entra en el torrente que te reclama y allí sé tú mismo.

¡Oh pequeño corazón diminuto, corazón que quiere latir para ser él también el unánime corazón que le alcanza!

Lunes, 13 de abril de 2020

John Cornford: A Margot Heinemann

Termino el ejercicio de recuperación de nuestra memoria literaria con un poeta inglés: John Cornford.

Biznieto de Darwin, novio de la que, más tarde, sería prestigiosa historiadora Margot Heinemann, a quien dedica este poema, murió a los 21 años, el 28 de diciembre de 1936 junto a Ralph Fox en la batalla de Lopera (Jaen).

En 1999 el Ayuntamiento les dedicó un monumento colocado en un parque público que lleva el nombre de "LOS POETAS INGLESES"

La traducción es de José Agustín Goytisolo.

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A Margot Heinemann

Alma del mundo desalmado, alma mía, tu recuerdo es el dolor que siento en mi costado, la sombra que ensombrece cuanto veo.

Al atardecer se alza el viento a recordarnos que el otoño viene, yo, yo tengo miedo a perderte, y tengo miedo a mi miedo.

Camino de Huesca, en el último tramo, última barrera para nuestro honor, tan tiernamente pienso en ti, mi amor, como si tú estuvieras a mi lado.

Y si la suerte acaba con mi vida dentro de una fosa mal cavada, acuérdate de toda nuestra dicha; no olvides que yo te amaba.

To Margot Heinemann

Heart of the heartless world, Dear heart, the thought of you Is the pain at my side, The shadow that chills my view.

The wind rises in the evening, Reminds that autumn is near.

I am afraid to lose you, I am afraid of mi fear.

On the last mile to Huesca, The last fence to our pride, Think so kindly, dear, that I Sense you at my side.

And if bad luck should lay my strength

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traducción de José Goitisolo

Ana María Martínez Sagi: Venía tu cuerpo moreno

Ana María Martinez Sagi (Barcelona, 1907Sanpedor, 2000)

Poeta, sindicalista, periodista en la Columna Durruti, feminista, campeona de España de jabalina, primera mujer miembro de la junta directiva del Fútbol Club Barcelona y desconocida para la mayoría.

Vivió el exilio en Francia, Suecia y, desde 1950, como profesora en la Universidad de Illinois, hasta su jubilación en 1977, en que se retiró al anonimato en un pueblecito de Barcelona.

En su poesía hay ecos de las poetas modernistas Alfonsina Storni, Juana de Ibarbouru y Delmira Agostini.

El poema parece inspirado en un suceso real de la Guerra Civil.

Venía tu cuerpo moreno

Venía tu cuerpo moreno en el agua rosada del río. Un viento, de pena callada, retorcía los grises olivos.

Venía tu cuerpo moreno, inmóvil y frío.

El agua, cantando, pasaba por tus dedos rígidos.

¡Venías tan pálido, soldado, en el río!

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Into the shallow grave, Remember all the good you can; Don´t forget my love.
Domingo, 12 de abril de 2020

La boca cerrada, las manos heladas, la piel como el lirio; y una herida roja, en la frente blanca, y una luz de aurora, en los ojos limpios…

¡Qué muerte la tuya, soldado del pueblo, bravo miliciano, corazón amigo; qué muerte más dulce, cien brazos de agua ceñidos en torno de tu rostro lívido!

No venías muerto sobre el agua clara; Sobre el agua clara, venías dormido: Un clavel granate, en la sien nevada, y en los ojos quietos, dos luceros vivos.

¡Qué pálido y frío, venía tu cuerpo moreno sobre el agua rosada del río!

Sábado, 11 de abril de 2020

Pedro Garfias: Entre España y México

En Méjico se le han dedicado estatuas, calles y bibliotecas, en España no conozco ningún reconocimiento, a pesar de que con Primavera en Eaton Hastings consiguió, según Dámaso Alonso, el mejor poema del exilio español.

Este poema, escrito poco después, fue compuesto a bordo del “Sinaia”, barco en que llegó a Méjico junto a mil setecientos españoles a principios de junio de 1939. Es conmovedor.

Entre España y México

A bordo del “Sinaia”

Qué hilo tan fino, qué delgado junco -de acero fiel- nos une y nos separa

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con España presente en el recuerdo, con México presente en la esperanza. Repite el mar sus cóncavos azules, repite el cielo sus tranquilas aguas y entre el cielo y el mar ensayan vuelos de análoga ambición, nuestras miradas. España que perdimos, no nos pierdas; guárdanos en tu frente derrumbada, conserva a tu costado el hueco vivo de nuestra ausencia amarga que un día volveremos, más veloces, sobre la densa y poderosa espalda de este mar, con los brazos ondeantes y el latido del mar en la garganta.

Y tú, México libre, pueblo abierto al ágil viento y a la luz del alba, indios de clara estirpe, campesinos con tierras, con simientes y con máquinas; proletarios gigantes de anchas manos que forjan el destino de la Patria; pueblo libre de México: como otro tiempo por la mar salada te va un río español de sangre roja, de generosa sangre desbordada. Pero eres tú esta vez quien nos conquistas, y para siempre, ¡oh vieja y nueva España!

Viernes, 10 de abril de 2020

Lucía Sánchez Saornil: Vida, pasión y muerte de Encarnación...

El fusilamiento de Encarnación Jiménez (o Giménez) fue un escándalo en la prensa

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Pedro Garfias (Salamanca 1901-Monterrey 1967)

internacional en 1937. Hubo varios poetas españoles que escribieron sobre este tema. Encarnación Jimenez se ganaba la vida lavando, en el río Guadalmedina, la ropa de los ricos. Durante la Guerra Civil, lavó la de los milicianos.

Cuando las tropas franquistas conquistaron Málaga, fue sometida a un consejo de guerra, que la condenó a muerte por "Auxilio a la Rebelión" y ejecutada inmediatamente después.

El título que puso la autora remite a la Pasión y Muerte de Jesucristo a cuyo nivel eleva a Encarnación.

El poema fue publicado en el número 13 de la revista "Mujeres Libres", órgano de expresión de la organización del mismo nombre que la autora había fundado un año antes, y que llegó a ser la organización feminista más numerosa que ha habido en España.

Lucía Sánchez Saornil fue la única mujer firmante del Manifiesto Futurista, vivió en el exilio y en la clandestinidad hasta su muerte. Su obra no ha sido todavía publicada.

Vida, pasión y muerte de Encarnación Jiménez

¡Adiós las aguas del río camino de la mar brava! adiós las aguas crueles, cuchillos que se afilaban en la piedra del invierno!

¡Manos mías traspasadas! Adiós las duras orillas que me miraron esclava, la rodilla hincada en tierra, arco agobiado la espalda, arrojar a la corriente con ignorancia heredada hora por hora una vida sin florecer, agostada!

¡Cauce de penas amargas!

¿Tuviste como otros ríos nocturnos de lunas claras, pájaros de amanecer, chopos vestidos de plata, cielo cuajado en remansos, flechas de sol en el agua?

Ay, río Guadalmedina,

¿Para quién eran tus galas?

¿Dónde esas vegas floridas y esas veredas románticas que andan siempre con los ríos disputándose distancias.?

¡Ni espejo quisiste ser, ni espejo para mi cara si nacía una sonrisa robando sal a mis lágrimas!

¡Siempre estuvo el agua turbia debajo de mis miradas!

¡Ay, río Guadalmedina. cauce de penas amargas!

¿Quién ha dicho que los ríos tienen flautas encantadas que tañen en los crepúsculos con lenguas de viento y agua?

¡Ay, dolor! Dolor del río sobre mi cuerpo y mi alma:

-frío, dureza, fatiga, hambre, sudor, ignorancia-.

¡Ay, río Guadalmedina,

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cauce de penas amargas!

II

Cambié ropas de "señores", batistas finas y claras por ropas de miliciano oscuras y ensangrentadas.

¿Qué pecado han cometido mis pobres manos esclavas?

Cambié de ropa, buen juez, que también los tiempos cambian.

Sangre y sudor como Cristo los hijos del pueblo daban. ¡Si yo supiera por qué!

¡Maldición de mi ignorancia! Tan sólo sé que eran carne de mi carne atormentada.

Ayer lavé ropas finas, hoy ropas ensangrentadas. Si me sacan de ahí, buen juez, no comprendo una palabra.

El juez se encogió de hombros; huyó mirarla a la cara.

Para escarmiento de pobres ha mandado fusilarla.

III

Caliente de sangre está

la hora más fría del alba, de estupor cuajado el aire, la conciencia desvelada y el sueño, rotas las venas, vigilante en las ventanas.

Siegan cuchillos de miedo las voces en las gargantas

¿A dónde va Encarnación Giménez, altiva y pálida, una pregunta en los labios que nadie ha de contestarla y una escolta de fusiles con bayoneta calada?

Sólo la luna la sigue desde los cielos del alba y el río Guadalmedina, crecido de sangre y lágrimas. Ya está la tapia alevosa tricionándole a la espalda.

La van a matar por pobre -cosa ruin de la "canalla"-. Justicia que manda hacer código de aristocracia. Pobres del mundo ¡ acorredla !

¡ Suene clarín de batalla! Esto es lo que sé tan sólo, de lo demás no sé nada. El río era el mismo río, turbia como siempre el agua, las mismas duras orillas la misma hambre insaciada. Yo no sé nada, buen juez. Estoy loca de palabras y nadie acierta a decirme por qué los hombres se matan. Eran de mi misma carne ...

¿Es esto una cosa mala?

¡Abajo todos los códigos, corran veloces las llamas!

¡Cayó Encarnación Giménez bajo un huracán de balas!

¡Si hundir el mundo precisa, derrúmbese noramala!

¡En pie los pobres del mundo en torrentes desbordada!

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Jueves, 9 de abril de 2020

Tomás Segovia: Jiga

Tomás Segovia (Valencia, 1927, Ciudad de Méjico, 2011)

Da casi vergüenza tener que repetir que uno de los intelectuales más emblemáticos de Méjico siguió siendo español hasta su muerte. Un español casi desconocido en España.

Profesor, ensayista, traductor y grandísimo poeta.

En su poesía nos presenta el amor erótico como única salvación al desamparo y la orfandad irremediable del ser humano. Es un erotismo entre iguales. La palabra "hermana", para nombrar a la amante, aparece repetida en muchos de sus poemas y expresa esa concepción igualitaria del sexo compartido.

Jiga

Échame un vistazo al menos de arriba abajo mírame cómo estoy de cabo a rabo enamorado tengo enamorados los ojos y tengo la boca enamorada y tengo el pie izquierdo enamorado y mucho más el pie derecho tengo también enamoradas las espumosas ingles y el pene conmovido enamorado como los niños de sus maestras y los testículos al borde de las lágrimas de puro enamorados tengo las manos pesadamente enamoradas tengo enamorado el pecho combatiente tengo con delirio enamorada la saliva tengo la vieja cabeza altanera perdidamente enamorada y enamoradas como vírgenes ridículas todas sus ideas y todas mis palabras enamoradas hasta la tartamudez y tengo enamorada la memoria y enamorada hasta la abyección la imaginación tengo el día y la noche enamorados tengo enamorada cada hora con una herida roja y un sexo violeta tengo enamorados los oídos y todo lo que oyen y enamorada la lectura de cada línea que leo y cada idea que pienso tengo la inteligencia magníficamente enamorada como una estúpida y tengo enamorado este dedo meñique

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Lucía Sánchez Saornil (1895-1970)

y tengo enamorado el gesto con que escribo estas líneas tengo la voz con que te llamo enamorada y enamorada la paciencia milagrosa en que te espero porque te espero enamorado y no me dejes así junta apretadamente todo esto en tu abrazo dueña de los enjambres y de las cataratas reúneme recoge fuertemente en tu abrazo de hermana insensata apretados contra tus pechos más claros que los himnos calmados en tu seno de cauce de las fiebres caudales todos estos pedazos doloridos.

Tomás Segovia Para oir el poema, pulsar aquí

Miércoles, 8 de abril de 2020

Elena Medel: Escribiré quinientas veces el nombre de mi madre

En un mundo líquido, donde todo se convierte en pasajero, relativo, consumible: eso que llaman de usar y tirar. ¿A quién recurrir entonces? ¿Dónde encontrar algo sólido a lo que aferrarse? Ahí está la MADRE. Aunque solo sea su nombre o su recuerdo.

Elena Medel publicó este poema a los veinte años (2006). Dirige La Bella Varsovia, prestigiosa editorial dedicada a la poesía contemporánea.

Escribiré quinientas veces el nombre de mi madre

Escribiré quinientas veces el nombre de mi madre. Con un vestido blanco trazaré cada una de sus letras por las paredes de mi dormitorio, por el suelo del patio del colegio, por el pasillo de la casa más antigua. Para recordar mi origen cada vez que yo viva.

En todos los lugares podré besar sus mejillas limpias de cristal, aunque ella duerma lejos: sus mejillas cercanas que me dolerán allá donde acaricie su nombre escrito.

Tantos días, tantas noches habrá de alimentarme amorosamente con su parábola descalza;

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vendrá mi madre a arroparme, mujer de humo, con los ojos tiritando de suerte, y en cada sueño mis apellidos dolerán como un cartel de bienvenida a un hogar diferente. Sobre mi cabello, rubio como el de mi madre, la corona que me ciño como hija primogénita de Dinamarca.

Me llamaré Vacía, en honor a mis muertos; miraré cómo retozan de acrílico las palmas de mis manos, sangrará mi lengua a disposici6n de mis muertos.

Gritaré quinientas veces el nombre de mi madre para quien quiera escucharlo, y escribiré que bendigo este medio corazón en huelga mío, pues no olvido: nací para llorar la muerte de otros.

Para oir el poema, pulsar aquí Martes,

Olga Orozco: Mujer en su ventana

La imagen de una mujer mirando por una ventana tiene una larga tradición en la pintura. Tiene una larga tradición porque es una metáfora de la historia de muchas mujeres (quizás todas) .

¿Qué mira? ¿Qué sueña? ¿Con qué fantasea? ...Misterio. Nunca hemos sabido (y menos los hombres) "qué ríos puestos de pié" vislumbraba la fantasía de las mujeres mientras callaban. Su silencio era su último reducto de libertad.

Desde dentro de la casa, la mujer ha visto transcurrir la vida fuera: un lugar prohibido para ella.

Olga Orozco era una poeta argentina (19201999) menos conocida de lo que se merecería.

Mujer en su ventana

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de
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Ella está sumergida en su ventana contemplando las brasas del anochecer, posible todavía.
Todo fue consumado en su destino, definitivamente
Henri Toulouse-Lautrec (1864 - 1901)

inalterable desde ahora como el mar en un cuadro, y sin embargo el cielo continúa pasando con sus angelicales procesiones.

Ningún pato salvaje interrumpió su vuelo hacia el oeste; allá lejos seguirán floreciendo los ciruelos, blancos, como si nada, y alguien en cualquier parte levantará su casa sobre el polvo y el humo de otra casa.

Inhóspito este mundo. Áspero este lugar de nunca más.

Por una fisura del corazón sale un pájaro negro y es la noche.

-¿O acaso será un dios que cae agonizando sobre el mundo?

Pero nadie lo ha visto, nadie sabe, ni el que va creyendo que de los lazos rotos nacen preciosas alas, los instantáneos nudos del azar, la inmortal aventura, aunque cada pisada clausure con un sello todos los paraísos prometidos.

Ella oyó en cada paso la condena. Y ahora ya no es más que una remota, inmóvil mujer en su ventana, la simple arquitectura de la sombra asilada en su piel, como si alguna vez una frontera, un muro, un silencio, un adiós, hubieran sido el verdadero límite, el abismo final entre una mujer y un hombre.

Para oir el poema, pulsar aquí

Lunes, 6 de abril de 2020

Soledad Álvarez: Clase de religión

¡Qué fuerza! La de esta mujer dominicana, cubana de adopción, imprecando a un Dios ajeno e insensible al sufrimiento y a la

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soledad de las personas, sobre todo de las mujeres.

Clase de religión

Dicen que Dios está en todas partes que todo lo ve.

¿Estás en todas partes, Dios todas las guerras el hambre viva los estómagos embalsamados el ojo inmenso de cíclope insomne de Dios, lo ve?

La sangre en la cisura brutal del estupro el puñal del asesino la ferocidad del malestar ¿y no se espanta Dios no llora no toma partido la eternidad imperturbable?

Lo nimio también lo ve Dios.

La araña tejiendo el hilo de seda para la presa la hormiga en busca del alimento.

¿También a mí me mira cuando me miro desnuda frente al espejo cuando me peino fumo a escondidas quiero matar y me avergüenzo?

Perdí la virginidad bajo la mirada de Dios. El gran voyeur.

Para oir el poema, pulsar aquí

Domingo, 5 de abril de 2020

Beatriz Zuloaga: Si preguntan por mí

Beatriz es un fenómeno de vitalidad, de amor y de independencia personal. Nacida en Maizales (Colombia, 1934) abrió con sus

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Soledad Álvarez

poemas caminos anchos para la libertad de las mujeres.

Si preguntan por mí

Si preguntan por mí...

diles que salí a cobrar la vieja deuda que no pude esperar que a la vida se le diera la gana de llegar a mi puerta.

Diles que salí definitivamente a dar la cara sin pinturas y sin trajes el cuerpo.

Si preguntan por mí... diles que apagué el fuego, dejé la olla limpia y desnuda la cama, me cansé de esperar la esperanza y fui a buscarla.

Diles que no me llamen...

Quité el disco que entretenía en boleros el beso y el abrazo la copa estrellé contra el espejo porque necesitaba convertir el vino en sangre ya que jamás se dio el milagro de convertirse el agua en vino.

Si preguntan por mí...

diles que salí a cobrar la deuda que tenían conmigo el amor, el fuego, el pan, la sábana y el vino, que eché llave a la puerta y no regreso.

¡Definitivamente diles que me mudé de casa!

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Sábado, 4 de abril de 2020

Juana Inés de Asbaje: Esta tarde, mi bien, cuando ...

Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana (1648-1695) se convirtió en Sor Juana Inés de la Cruz para buscar en el convento la única libertad posible para una mujer de su condición social en aquel tiempo.

Hermoso soneto de amor. Obsérvese que ese amor a quien llama "mi bien" no tiene género. Seguramente la poeta habla de un amor lésbico. En la antigüedad se llamaba humores a los líquidos del cuerpo.

Aquí ese humor son las lágrimas en las que va disuelto el corazón. El último verso es uno de los más maravillosos de la poesía española.

Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba, como en tu rostro y tus acciones veía que con palabras no te persuadía, que el corazón me vieses deseaba.

Y Amor, que mis intentos ayudaba, venció lo que imposible parecía, pues entre el llanto que el dolor vertía, el corazón deshecho destilaba.

Baste ya de rigores, mi bien, baste, no te atormenten más celos tiranos, ni el vil recelo tu quietud contraste con sombras necias, con indicios vanos: pues ya en líquido humor viste y tocaste mi corazón deshecho entre tus manos.

Juana Inés de Asbaje (Sor Juana Inés de la Cruz)

NOTA: Este soneto, ubicado dentro de las composiciones de vertiente amorosa de sor Juana, no tiene título. Como es costumbre, los críticos lo identifican por el primer verso del poema.

Sábado, 4 de abril de 2020

María Rosal: Tregua

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Tregua es la suspensión temporal de una lucha o una guerra.

Necesitamos una tregua, (ya la necesitábamos antes de este virus).

La forma enumerativa del poema recuerda la de una letanía o una oración.

Tregua

Tregua para bañar el pensamiento, para lavarlo y perfumarlo, para raspar la rémora de sargazos.

Tregua para quien bebe un vaso de vino y la nostalgia le obtura la garganta.

Tregua para quien pide amor y le dan una piedra de sílex.

Para quien se acuesta solo y confunde su olor con el cuerpo de otro.

Tregua a los que han llevado a la plaza pública los diminutos goces del esclavo.

Para quien cabalga una jornada y encuentra una fuente y el agua es morada y sabe a besos.

Para quien tiene un arpa y la toca con los picos brunos de las golondrinas.

Tregua para la llave que intenta penetrar la alacena tapiada.

Para quien pide un beso y le dan un estuche de saliva.

Para quien abandona el hogar y sostiene su pie en páramos de viento.

Quien enciende una lumbre con los despojos del amor que insiste.

Quien ha crecido entre rastrojos y planta un olivo y todavía le asiste la esperanza.

Quien tiene la espalda plateada por el silicio amante de una lengua ausente.

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Tregua para la noche abierta a la decepción y al tedio. Tregua para dios, mientras se cambia de disfraz y está desnudo.

(NOTA: El texto se presenta con la composición y los encabalgamientos de la primera edición impresa en Hiperión Poesía)

Letrilla anónima del siglo XVI

Antes de que los poderes religiosos y patriarcales consiguieran domesticar a las mujeres, consiguiendo que se avergonzaran o negaran su propia sexualidad, ellas cantaban canciones como la que os envío. (UPCM)

Letrilla

Pues el tiempo se me pasa madre mía, en buena fe, sola yo no dormiré.

Gozar quiero de mi edad como sabia moza y cuerda; no queráis, madre, que pierda, aquesta mi mocedad.

Certificoos que es verdad, como ya dicho os lo he: sola yo no dormiré.

Madre, ya sé quién me ama y quien servirme desea, que no soy tuerta ni fea ni mala para la cama.

¿Qué me falta para dama? Decidlo, que no lo sé:

sola yo no dormiré.

No soy negra ni mulata para no tener amores, muchacha como las flores, hermosa como la plata. Duerma sola la beata, que tiene causa por qué: sola yo no dormiré.

Desnuda soy muy hermosa, no tengo pelo mal puesto, piernas y muslos y gestos, no se ha visto otra tal cosa. Noche larga y tenebrosa, madre, que me asombraré,*

¿Cuál es la que no se espanta de noche sola en la cama.

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Jueves, 2 de abril de 2020 Pieter Brueghel "El Joven" (1564-1638)

Un galán con una dama está bien bajo una manta. Sola no llora ni canta

persona que esté, sola yo no dormiré.

Anónimo del siglo XVI

*Etimológicamente, asombrarse: llenarse de sombras la imaginación o tener malos sueños.

Ana Rossetti: Atrévete y sucederá

Hay una vieja tradición que atribuye a la poesía una visión profética, como si fuera capaz de adivinar el porvenir. No quiero ir tan lejos, pero si defender que la poesía es una forma de conocimiento de la realidad que es capaz de detectar, de revelar lo que, de verdad, está pasando.

Ana Rossetti ha descrito en su último libro de poesía, (Deudas Contraídas, 2016) un mundo que se deshace, nos aniquila y nos convierte en cómplices de la devastación y el pánico. Atreverse es la única esperanza.

(UPCM)

Atrévete y sucederá

Imagina la oscuridad.

El horror dispara sus minutos a la velocidad de la metralla.

Las sirenas crecen como aullidos de chacales, los gemidos retumban entre los escombros, clavan sus esquirlas.

Imagina tus lágrimas como bayonetas, desahuciadas de todo consuelo, de toda piedad.

Refugios rebosando de miedo, temblando de miedo mientras los cadáveres elevan sus montañas, mientras los bombarderos gotean constelaciones en las aceras.

Imagina el aire entrándote, invadiéndote de muerte. Se pulverizan árboles y bibliotecas; se desgarran cuerpos y muros, se mutilan recuerdos y palabras; se siembran minas, terrores y esqueletos de pájaros.

Imagina la orfandad de las cosas. El llanto de las cosas.

Imagina cómo los héroes se envuelven en capas escarlatas. Cómo los verdugos despliegan alfombras escarlatas. Cómo las víctimas se ahogan en manantiales escarlatas. Y cómo el espanto, la venganza y el odio ganan batallas en tu corazón sobrecogido.

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una
Miércoles, 1 de abril de 2020

Estás en medio del recinto inexpugnable del pánico. Y eres tú quien orquesta los crímenes.

Porque has sido tú.

Tú, que eres capaz de imaginar, de sentir todo lo que imaginas, de fabricar todo lo que sientes, de construir realidades con los sueños quién ha dado vida al horror.

Por eso, atrévete a cambiar la estructura del mundo

y donde dices temor di esperanza porque las lágrimas también son de alegría. Porque la sangre también es nacimiento.

Porque la belleza también es sobrecogedora y el amor un potente estallido. Por eso, atrévete.

Apacigua tu mente, ilumina tus ojos, imagina justicia.

Imagina consuelo.

Imagina bondad.

Martes, 31 de marzo de 2020

Ida Vitale: Obligaciones diarias

Quien habla en el poema es la Voz que siempre ha tenido sojuzgada a la mujer: sean dioses, hombres o costumbres. Creo que el principio se entiende fácil, pero se complica a partir de "pisa la inclinación ociosa, la ardiente gruta de tu cuerpo", es decir: reprime tu ociosidad y tu sexualidad. Pasa por el ojo de la aguja, con que coses, tus sueños y tus ilusiones.

Vincent van Gogh (1853- 1890)

A partir de aquí, la mujer que cose y desenreda una madeja le sugiere el mito de Ariadna, que enseñó a Teseo a salir del laberinto (Otro símbolo), pero tú no serás como ella, que dio nombre a una constelación de estrellas. Ninguno de tus trabajos tendrá reconocimiento.

(UPCM)

Obligaciones diarias

.)

Acuérdate del pan,

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no olvides aquella cera oscura que hay que tender en las maderas, ni la canela guarneciente, ni otras especias necesarias. Corre, corrige, vela, verifica cada rito doméstico. Atenida a la sal, a la miel, a la harina, al vino inútil, pisa sin más la inclinación ociosa, la ardiente gruta de tu cuerpo.

Pasa, por esta misma aguja enhebradora, tarde tras tarde, entre una tela y otra, el agridulce sueño, las porciones de cielo destrozado. Y que siempre entre manos un ovillo interminablemente se devane como en las vueltas de otro laberinto. Pero no pienses, no procures, teje.

De poco vale hacer memoria, buscar favor entre los mitos. Ariadna eres sin rescate y sin constelación que te corone. Ida

Lunes, 30 de marzo de 2020

En el poema dialogan, después de muertos, un guerrero y una madre. La mujer que muere en el parto y el guerrero que muere

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Vitale
Pablo Antonio Cuadra: Interioridad de dos estrellas que arden

UPCM

161 de 174 por la libertad son el ejemplo más hermoso de generosidad, por eso el autor, en un ejercicio de justicia poética, los convierte en estrellas que brillan eternamente en el cielo.

Interioridad de dos estrellas que arden

Al que combatió por la Libertad se le dio una estrella, vecina a la luminosa madre muerta al alumbrar.

¿Fue grande tu dolor? preguntó el Guerrero.

—No tanto como el gozo de dar un nuevo hombre al mundo.

¿Y tu herida dijo ella fue honda y torturante?

No tanto como el gozo de dar al hombre un mundo nuevo.

¿Y conociste a tu hijo?

¡Nunca!

¿Y conociste el fruto de tu lucha?

Morí antes.

—¿Duermes? —preguntó el Guerrero. Sueño respondió la madre.

Blas de Otero: Fidelidad

Apunta Schopenhauer que las personas percibimos mejor el dolor que el placer. Hasta que llegan los días de tristeza, no

Domingo, 29 de marzo de 2020

162 de 174 advertimos que muchos momentos de nuestra vida fueron dichosos.

Estos días de dolor deben servirnos para reconocer tantos bienes que nos da habitualmente la vida y que precisamente, por ser habituales, nos pasan desapercibidos.

Blas de Otero afirma su fe en la humanidad, en la paz y en España en los momentos más duros.

Fidelidad

Creo en el hombre. He visto espaldas astilladas a trallazos, almas cegadas avanzando a brincos (españas a caballo del dolor y del hambre). Y he creído.

Creo en la paz. He visto altas estrellas, llameantes ámbitos amanecientes, incendiando ríos hondos, caudal humano hacia otra luz: he visto y he creído.

Creo en ti, patria. Digo lo que he visto: relámpagos de rabia, amor en frío, y un cuchillo chillando, haciéndose pedazos de pan: aunque hoy hay sólo sombra, he visto y he creído.

Sábado, 28 de marzo de 2020

Rafael Sánchez Ferlosio: Vendrán más años malos y nos harán más ciegos

Blas de Otero

Otro día os mandaré versos de esperanza, pero hoy me puede la desolación

Vendrán más años malos y nos harán más ciegos...

Vendrán más años malos y nos harán más ciegos; vendrán más años ciegos y nos harán más malos.

Vendrán más años tristes y nos harán más fríos y nos harán más secos y nos harán más torvos.

Viernes, 27 de marzo de 2020

Hans Magnus Enzensberger: Canción para los que saben

Si lo sabemos ¿Por qué tantos pretextos?

Canción

para los que saben

Sabemos que hay que hacer algo inmediatamente

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lo sabemos

pero naturalmente es demasiado pronto para hacerlo pero naturalmente es demasiado tarde para hacerlo lo sabemos que realmente estamos bastante bien y que así vamos a continuar y que esto no sirve para nada lo sabemos que somos nosotros los culpables y que no es culpa nuestra que seamos culpables y que somos culpables por ese mismo hecho y que estamos hartos con ello lo sabemos que quizá no vendría mal callarse un poco y que a fin de cuentas no vamos a callarnos lo sabemos lo sabemos y que a nadie podemos ayudar verdaderamente y que nadie verdaderamente puede ayudarnos lo sabemos y que somos tan inteligentes y libres para elegir entre la nada y lo nulo y que debemos estudiar este problema muy cuidadosamente y que echamos dos terrones de azúcar en el té lo sabemos que somos enemigos de la opresión y que los cigarrillos han subido de precio lo sabemos y que la nación se está metiendo en un tremendo lío y que nuestros vaticinios se mostrarán ciertos y que no sirven para nada lo sabemos y que todo esto es verdad lo sabemos y que sobrevivir no es todo sino muy poca cosa lo sabemos y que sobreviviremos lo sabemos

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y que todo esto no es nada nuevo y que la vida es preciosa y que eso es todo lo sabemos lo sabemos lo sabemos perfectamente bien y que lo sabemos perfectamente bien eso también lo sabemos

César Vallejo: Los heraldos negros

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Producen un dolor tan grande... que el hombre, sobrecogido, no puede comprenderlo..

Los heraldos negros

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma… ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.

Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;

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Jueves, 26 de marzo de 2020

vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!

Miércoles, 25 de marzo de 2020

José Ángel Valente: Serán ceniza

José Ángel Valente dejó escrito uno de los cantos más bellos y humildes que conozco al bendito deber de resistir, de mantener la esperanza hasta en los momentos más sombríos. La clave contra la desolación es siempre la misma: No estoy solo

Serán ceniza

Cruzo un desierto y su secreta desolación sin nombre. El corazón tiene la sequedad de la piedra y los estallidos nocturnos de su materia o de su nada.

Hay una luz remota, sin embargo, y sé que no estoy solo; aunque después de tanto y tanto no haya ni un solo pensamiento capaz contra la muerte, no estoy solo.

Toco esta mano al fin que comparte mi vida y en ella me confirmo y tiento cuanto amo, lo levanto hacia el cielo y aunque sea ceniza lo proclamo: ceniza.

Aunque sea ceniza cuanto tengo hasta ahora,

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Otra vez, como ha ocurrido siempre, las personas anónimas, las que hacen la historia, pero nunca salen en los libros de historia, están salvando el mundo.

Los Justos

Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.

El que agradece que en la tierra haya música.

El que descubre con placer una etimología.

Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.

El ceramista que premedita un color y una forma.

Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.

Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.

El que acaricia a un animal dormido.

El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.

El que agradece que en la tierra haya Stevenson.

El que prefiere que los otros tengan razón.

Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

Ángel González: Me basta así

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cuanto se me ha tendido a modo de esperanza.
Martes, 24 de marzo de 2020 Jorge Luis Borges: Los Justos Domingo, 22 de marzo de 2020

El Romanticismo fue una gran desgracia para toda Europa porque nos propuso amar un ideal, que por definición es inalcanzable. Queríamos que las personas fueran como las imaginábamos y no sabíamos apreciar el valor de lo que realmente eran. Nos enseñó a amar un ideal, no una realidad. Frente a esa extraña manera de amar, Ángel González proclama "Me basta así", es decir: Te quiero así. Esta es una manera mucho más respetuosa de amar

Me basta así

Si yo fuese Dios y tuviese el secreto, haría un ser exacto a ti; lo probaría (a la manera de los panaderos cuando prueban el pan, es decir: con la boca), y si ese sabor fuese igual al tuyo, o sea tu mismo olor, y tu manera de sonreír, y de guardar silencio, y de estrechar mi mano estrictamente, y de besarnos sin hacernos daño de esto sí estoy seguro: pongo tanta atención cuando te beso—; entonces, si yo fuese Dios, podría repetirte y repetirte, siempre la misma y siempre diferente, sin cansarme jamás del juego idéntico, sin desdeñar tampoco la que fuiste por la que ibas a ser dentro de nada; ya no sé si me explico, pero quiero aclarar que si yo fuese

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Dios, haría lo posible por ser Ángel González para quererte tal como te quiero, para aguardar con calma a que te crees tú misma cada día a que sorprendas todas las mañanas la luz recién nacida con tu propia luz, y corras la cortina impalpable que separa el sueño de la vida, resucitándome con tu palabra, Lázaro alegre, yo, mojado todavía de sombras y pereza, sorprendido y absorto en la contemplación de todo aquello que, en unión de mí mismo, recuperas y salvas, mueves, dejas abandonado cuando —luego— callas…

(Escucho tu silencio. Oigo constelaciones: existes. Creo en ti. Eres. Me basta).

Sábado, 21 de marzo de 2020

Jaime Gil de Biedma: De vita beata *

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Ángel González

Con este mismo título escribió Séneca un tratado sobre la felicidad. La vida puede ser tanto más dichosa cuantas menos cosas necesitemos

De vita beata

En un viejo país ineficiente, algo así como España entre dos guerras civiles, en un pueblo junto al mar, poseer una casa y poca hacienda y memoria ninguna. No leer, no sufrir, no escribir, no pagar cuentas, y vivir como un noble arruinado entre las ruinas de mi inteligencia.

* Feliz, dichosa

Viernes, 20 de marzo de 2020

Horacio: Carpe Diem

Me parece muy oportuno volver a la concepción del Carpe Diem que tenían las clásicos; nunca pensaron que éramos los dueños del universo y que dominábamos el mundo. (Eso fue una ensoñación de La Ilustración y del Romanticismo, de la que después se apropió el Capitalismo). No conocemos lo que nos reserva el futuro, ni las fuerzas más elementales de la Naturaleza, y un desconocido bichito ha venido a recordárnoslo.

El carpe diem son momentos fugaces en un mudo incierto Carpe Diem

Tu ne quaesieris (scire nefas) quem mihi, quem tibi finem di dederint, Leuconoe, nec Babylonios temptaris numeros.

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Vt melius, quidquid erit, pati! seu pluris hiemes, seu tribuit Iuppiter ultimam, quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare Tyrrhenum: sapias, uina liques et spatio breui spem longam reseces. Dum loquimur, fugerit inuida aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.

No pretendas saber, pues no está permitido, el fin que a mí y a ti, Leucónoe, nos tienen asignados los dioses, ni consultes los números babilónicos. Mejor será aceptar lo que venga, ya sean muchos los inviernos que Júpiter te conceda, o sea éste el último, el que ahora hace que el mar Tirreno rompa contra los opuestos cantiles. No seas loca, filtra tus vinos y adapta al breve espacio de tu vida una esperanza larga. Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso. Vive el día de hoy. Captúralo. No fíes del incierto mañana

Quinto Horacio Flaco (65 - 8 a.C.) De Odas, Libro 1:XI, (23 -13 a.C.)

Viernes, 20 de marzo de 2020

Carilda Oliver Labra: Me desordeno, amor, me desordeno

Da gusto leer a una mujer hablar de los trastornos del deseo erótico con tanta naturalidad. No cabe más en un soneto. Cubana tenía que ser.

Me desordeno, amor, me desordeno

Me desordeno, amor, me desordeno cuando voy en tu boca, demorada;

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y casi sin por qué, casi por nada, te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno y con mi soledad desamparada; y acaso sin estar enamorada; me desordeno, amor, me desordeno.

Y mi suerte de fruta respetada arde en tu mano lúbrica y turbada como una mal promesa de veneno;

y aunque quiero besarte arrodillada, cuando voy en tu boca, demorada, me desordeno, amor, me desordeno.

Jueves, 19 de marzo de 2020

Miguel d'Ors: Pequeño testamento Puede suceder, ¡ojalá!, que la crisis del coronavirus cambie nuestro sistema de valores y coloque lo humano por delante del beneficio.

El siguiente poema es un ejemplo de la herencia que me gustaría dejar a las generaciones venideras

Pequeño testamento

Os dejo el río Almofrey, dormido entre zarzas con mirlos, las hayas de Zuriza, el azul guaraní de las orquídeas, los rinocerontes, que son como carros de combate, los flamencos como claves de sol de la corriente, las avispas, esos tigres condensados, las fresas vagabundas, los farallones de Maine, el Annapurna, las cataratas del Niágara con su pose de rubia platino, los edelweiss prohibidos de Ordesa, las hormigas minuciosas,

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Carilda Oliver Labra

la Vía Láctea y los ruyseñores conplidos.

Os dejo las autopistas que exhalan el verano en la hora despoblada de la siesta, el Cántico espiritual, los goles de Pelé, la catedral de Chartres y los trigos ojivales, los aleluya de oro de los Uffizi, el Taj Mahal temblando en un estanque, los autobuses que se bambolean en Sao Paulo y en Mombasa con racimos de negros y animales felices.

Todo para vosotros, hijos míos.

Suerte de haber tenido un padre rico.

Miércoles, 18 de marzo de 2020

Miguel d'Ors (1946 - ) . de Curso Superior de Ignorancia, 1987

Alejandro Robino: Instrucciones para capear el mal tiempo

He decidido regalaros un poema cada día. Para empezar uno que aconseja como afrontar una catástrofe inesperada. En su caso, el triunfo de Macri en las elecciones presidenciales en Argentina; en el nuestro, la pandemia del coronavirus.

Instrucciones para capear el mal tiempo

En primer lugar, no se desespere y en caso de zafarrancho no siga las reglas que el huracán querrá imponerle.

Refúgiese en la casa y asegure los postigos una vez que todos los suyos estén a salvo.

Comparta el mate y la charla con los compañeros, los besos furtivos y las noches clandestinas, con quien le asegure ternura.

No deje que la estupidez se imponga.

Defiéndase.

A la estética, ética.

Esté siempre atento.

No les bastará empobrecerlo y lo querrán someter con su propia

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tristeza.

Ríase estentóreamente.

Mófese: la derecha está mal cogida.

Será imprescindible cenar juntos cada día hasta que la tormenta pase.

Son cosas simples, sencillas, pero no por ello, menos eficaces.

Diga hacia el costado buen día, por favor y gracias.

Y la concha de tu madre cuando lo soliciten desde arriba.

Tírele con lo que tenga, pero nunca solo.

Ellos saben cómo emboscarlo en la desprevenida soledad de una tarde.

Recuerde que los artistas serán siempre nuestros.

Y el olvido será feroz con la comparsa de impostores que los acompaña.

Todo va a estar bien si me hace caso.

Sobreviviremos nuevamente, estamos curtidos.

Cuidemos a los pibes que querrán podarlos.

Solo es menester bien pertrecharse y no escatimarnos amabilidades. Deberemos dejar a mano los poemas indispensables, el vino tinto y la guitarra.

Sonreírles a nuestros viejos como vacuna contra la angustia diaria. Ser piadosos con los amigos.

No confundir a los ingenuos con los traidores.

Y aún con estos, tener el perdón fácil para cuando vuelvan con las ilusiones forreadas.

Aquí nadie sobra.

Y eso sí, ser perseverantes y tenaces, escribir religiosamente todos los días, todas las tardes, todas las noches.

Aún sostenidos en terquedades si la fe se desmorona. En eso, no habrá tregua para nadie.

La poesía les duele a estos hijos de puta.

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18-3-2020 Alejandro Robino Instrucciones para capear el mal tiempo

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pages 173-174

19-3-2020 Miguel d'Ors Pequeño testamento

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page 172

20-3-2020 Carilda Oliver Labra Me desordeno, amor, me desordeno

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24-3-2020 Jorge Luis Borges Los Justos

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25-3-2020 José Ángel Valente Serán ceniza

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22-3-2020 Ángel González Me basta así

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pages 168-169

26-3-2020 César Vallejo Los heraldos negros

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29-3-2020 Blas de Otero Fidelidad

1min
page 162

30-3-2020 Pablo Antonio Cuadra Interioridad de dos estrellas que arden

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1-4-2020 Ana Rossetti Atrévete y sucederá

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page 158

31-3-2020 Ida Vitale Obligaciones diarias

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pages 159-160

4-4-2020 María Rosal Tregua

1min
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2-4-2020 Anónimo del siglo XVI Letrilla

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4-4-2020 Juana Inés de Asbaje Esta tarde, mi bien, cuando

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5-4-2020 Beatriz Zuloaga Si preguntan por mí

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6-4-2020 Soledad Álvarez Clase de religión

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7-4-2020 Olga Orozco Mujer en su ventana

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8-4-2020 Elena Medel Escribiré quinientas veces el nombre de mi madre

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9-4-2020 Tomás Segovia Jiga

1min
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10-4-2020 Lucía Sánchez Saornil Vida, pasión y muerte de Encarnación

3min
pages 147-148

11-4-2020 Pedro Garfias Entre España y México

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12-4-2020 Ana María Martínez Sagi Venía tu cuerpo moreno

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13-4-2020 John Cornford A Margot Heinemann

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14-4-2020 Vicente Aleixandre En la plaza

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15-4-2020 Ángela Figueras No quiero

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pages 139-140

16-4-2020 Dámaso Alonso Insomnio

1min
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17-4-2020 Carmen Conde Nostalgia de mujer

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19-4-2020 García Baena Bajo la dulce lámpara

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pages 133-134

18-4-2020 Vicente Gaos Testamento

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pages 135-136

21-4-2020 Félix Grande El desterrado del Espasa

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pages 129-131

20-4-2020 Francisca Aguirre Hace tiempo

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22-4-2020 El Archipoeta La confesión goliarda

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pages 125-128

23-4-2020 Miguel de Cervantes ¿Quién dejará del verde prado umbroso

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24-4-2020 Roberto Fernández Retamar:

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25-4-2020 Luis Alberto de Cuenca La malcasada

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27-4-2020 Pablo Neruda Una canción desesperada

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pages 118-119

26-4-2020 Eduardo Galeano Los nadie

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pages 120-121

28-4-2020 Juan Ramón Jiménez Primavera amarilla

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29-4-2020 León Felipe Romero sólo

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30-4-2020 Anónimo Pájaros Negros

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pages 114-115

1-5-2020 Eugène Pottier La Internacional

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pages 110-113

2-5-2020 Manuel Machado Adelfos

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3-5-2020 Luis Cernuda Díptico español

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pages 106-108

5-5-2020 Raquel Lanseros Invocación

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6-5-2020 Josefa Parra Sentidos

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pages 100-101

4-5-2020 Fernando Valverde Celia

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pages 103-105

7-5-2020 Caballero Bonald Secta

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9-5-2020 Leopoldo María Panero Canción pirata

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pages 93-96

7-5-2020 Antonio Gamoneda Descripción de la mentira

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10-5-2020 Espronceda A Jarifa, en una orgía

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pages 89-92

11-5-2020 Bécquer Rima VII, Del salón en el

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12-5-2020 Gertrudis Gómez de Avellaneda

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13-5-2020 Carolina Coronado A la abolición de la esclavitud

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15-5-2020 Rosalía de Castro Lieders

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pages 84-85

15-5-2020 José Zorrilla: A la memoria de Larra

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pages 82-83

16-5-2020 Antonio Ros de Olano: El penado

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17-5-2020 William Wordsworth Oda a la inmortalidad

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18-5-2020 Bernardo López García Oda al Dos de Mayo

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pages 77-79

21-5-2020 Rubén Darío Sonatina

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pages 71-73

22-5-2020 Delmira Agustini El intruso

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23-5-2020 Antonio Machado Es una tarde cenicienta y mustia

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24-5-2020 Alfonsina Storni Bien pudiera ser

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25-5-2020 Teresa Wilms Montt Soy Teresa Wilms Montt

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26-5-2020 Luis Lloréns Torres A Puerto Rico

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27-5-2020 José Martí Versos sencillos

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28-5-2020 Amado Nervo En paz

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29-5-2020 Enrique González Tuércele el cuello al cisne

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30-5-2020 Kavafis Las Termópilas

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31-5-2020 Joan Maragall Oda a Espanya

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1-6-2020 Federico García Lorca Grito hacia Roma (desde la torre del Chrysler Building)

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2-6-2020 Rafael Alberti Lo que dejé por ti

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3-6-2020 Miguel Hernández Como el toro he nacido para el luto

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4-6-2020 Jack Lindsay Misa de Réquiem por los ingleses caídos

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pages 49-52

6-6-2020 Francisco Brines Collige, virgo, rosas

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5-6-2020 Ramón de Garciasol Arenga a las rosas y a los hombres

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7-6-2020 Rafael Cadenas Derrota

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8-6-2020 José Hierro: Réquiem

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pages 41-43

10-6-2020 Joaquín Márquez: Invocación inmoral ante las ruinas de Itálica

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9-6-2020 Pere Gimferrer Cascabeles

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pages 38-40

11-6-2020 Jaime Siles Semáforos, semáforos

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pages 35-36

12-6-2020 Wisława Szymborska La mujer de Lot

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13-6-2020 Jon Juaristi Sátira primera

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pages 31-32

14-6-2020 Fina García-Marruz En la muerte de Ernesto “Che” Guevara

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16-6-2020 Juan Carlos Mestre Poema del lejano

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15-6-2020 Eduardo Jordá Nada deben

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17-6-2020 Mónica Doña El beso de Klimt

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18-6-2020 Pilar Adón ¿Quién me va cuidar...?

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19-6-2020 María José Martín de la

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pages 14-15

22-6-2020 Felipe Benítez Reyes Noche de San Juan

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20-6-2020 Ana Pérez Cañamares Capitalismo

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pages 10-13

24-6-2020 Juglar anónimo siglo XV Romance del Infante Arnaldos

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21-6-2020 Javier Gallego "Crudo” Nosotros

2min
pages 8-9

23-6-2020 Juan Luis Panero Noche de San Juan

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