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27-5-2020 José Martí Versos sencillos

Artifex vitae, artifex sui *

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida, porque nunca me diste ni esperanza fallida, ni trabajos injustos, ni pena inmerecida; porque veo al final de mi rudo camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino; que si extraje las mieles o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas: cuando planté rosales, coseché siempre rosas. Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno: ¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno! Hallé sin duda largas las noches de mis penas; mas no me prometiste tan sólo noches buenas; y en cambio tuve algunas santamente serenas... Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

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(*) Artífice de sí mismo, artífice de su destino. Amado Nervo (1870-1919) De Elevación, 1915

Para oir el poema en la voz de Manuel Bernal, pulsar aquí

Miércoles, 27 de mayo de 2020

José Martí: Versos sencillos

José Martí es el poeta nacional de Cuba y el organizador de la Lucha por la Independencia. También uno de los fundadores del Modernismo, sobre todo en los poemas escritos en versos largos.

En los versos octosílabos pretende acercarse al sentir popular y hay muchos menos elementos modernistas, pero son los versos por los que es más conocido.

65 de 174 He hecho una selección de cuartetas y redondillas de un larguísimo poema publicado con el título de Versos Sencillos, y al hacerlo así, imito lo que hacen los cubanos que cantan "La Guantanamera" tomando de este poema las estrofas que más les gusta o que les parecen más adecuadas al momento.

Versos sencillos

Yo soy un hombre sincero de donde crece la palma. Y antes de morirme quiero echar mis versos del alma. Yo vengo de todas partes, y hacia todas partes voy: Arte soy entre las artes, en los montes, monte soy. Yo sé los nombres extraños de las yerbas y las flores, y de mortales engaños, y de sublimes dolores. Mi verso es como un puñal que por el puño, echa flor. Mi verso es un surtidor que da un agua de coral. Mi verso es de un verde claro y de un carmín encendido. Mi verso es un ciervo herido que busca en el monte amparo. Yo sé de un pesar profundo entre las penas sin nombres: ¡La esclavitud de los hombres es la gran pena del mundo! Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar. El arroyo de la sierra me complace más que el mar. Alas nacer vi en los hombros de las mujeres hermosas: Gocé una vez, de tal suerte que gocé cual nunca: cuando la sentencia de mi muerte leyó el alcalde llorando. Cultivo una rosa blanca en Junio como en Enero, para el amigo sincero, que me da su mano franca. Y para el cruel que me arranca el corazón con que vivo, cardo ni ortiga cultivo, cultivo una rosa blanca. Yo sé bien que cuando el mundo cede, lívido, al descanso, sobre el silencio profundo murmura el arroyo manso. Yo sé que el necio se entierra con gran lujo y con gran llanto, y que no hay fruta en la tierra como la del camposanto. Oculto en mi pecho bravo la pena que me lo hiere: El hijo de un pueblo esclavo vive por él, calla, y muere. Yo quiero cuando me muera sin patria, pero sin amo, tener en mi losa un ramo de flores, y una bandera.

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