ENTRE MARCHAS Y MANCHAS. JÓVENES PERUANOS EN EL NUEVO MILENIO
margen entre los diez y veinte años. El hecho es que, en un escenario como el nuestro, con un deficiente sistema educativo y un sistema laboral todavía precario (a pesar del crecimiento económico del país), a nuestros jóvenes les resulta difícil independizarse, insertarse en el mercado laboral, conquistar su autonomía, y acceder por lo tanto, a una ciudadanía plena. Esto explica la permisividad de nuestros límites etarios, que amplían la etapa de la juventud cerca de los 21 treinta años. Por otro lado, no solamente la edad es lo que define quién es joven, hay otros elementos a tomar en cuenta. Así, la estratificación social, la madurez, la cultura, la etapa de socialización, entre otros, son elementos a considerar. Enmarcar a los jóvenes dentro de un rango numérico, es un enfoque que por sí solo no funciona. Quizás ese sea el principal problema de un Estado que no logra empatar con las necesidades de los jóvenes del país. h. El enfoque de las generaciones Otra línea desde donde se ha observado el fenómeno juvenil es el de las generaciones. En torno de este concepto hay muchas acepciones, como las positivistas que conciben el tiempo como una externalidad de los sujetos y evalúan el progreso como una eterna sucesión que es posible gracias al relevo generacional. Desde esta perspectiva es posible ponderar el tiempo de duración de las generaciones (treinta años para Comte, para muchos hoy día, diez o cinco años). Una variable clave en 21
Durante julio de 2002, con motivo de implementar el sistema del CONAJU en el Perú, se dieron, en diferentes localidades, las consultas públicas “Oirán tu Voz”, donde jóvenes y especialistas debatieron intensamente sobre los límites de edad que se considerarían en el rango etario de la juventud.
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