JOSÉ CABRERA CHACÓN – JESÚS MACEDO GONZALES
postgrado después de los cincuenta, pues el mercado laboral los obliga a actualizarse de forma permanente.
Citemos un caso. Los jóvenes del coro de la Capilla de Ilo y Moquegua, realizaban reuniones después de sus sesiones de canto. A uno de ellos se le ocurrió sugerir que orasen antes de cada reunión. Un sector de los jóvenes se opuso tajantemente, aduciendo que ya no estaban en la misa. Al finalizar la discusión quedó claro que no cuestionaban la oración como ritual, si no la institucionalidad de la Iglesia que les obligaba a hacerlo. A los que trabajan con jóvenes les corresponde permitir espacios de análisis que permitan cuestionar la institucionalidad y a partir de allí generar una reflexión sobre las prácticas juveniles. Cuando hablamos de institucionalidad nos referimos a los dispositivos de instituciones que marcan las pautas del proceso de socialización: el estado, la iglesia, la escuela, la universidad e incluso la familia.
Por otro lado, la escuela ya no es el espacio privativo de la socialización juvenil. La calle y las redes sociales (Facebook, Twitter, juegos on-line, salones de chat, etc.) han cubierto la función socializadora, descentrando la influencia de la escuela en la socialización juvenil. Esto es algo que les cuesta aceptar a algunos docentes tradicionales de escuela que critican las redes sociales y no facilitan procesos de discernimiento para usarlas. Muchas veces las aulas escolares se convierten en jaulas y los jóvenes más valoran el espacio afectivo de sus pares que la propia escuela. d.
Irrupción del tiempo libre El trabajo ha dejado de ser el gran organizador de la vida social. Hoy, los individuos se definen más por lo que hacen en su tiempo libre. Los circuitos culturales giran en torno del
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