SALÓN GOYA antiguo mobiliario del Salón Prim. Sobre uno de ellos reposa un pequeño busto de bronce (29 x 17 x 13 cm) del Príncipe de Asturias Don Felipe de Borbón, vestido con el uniforme de la Academia General, que fue ejecutado hacia 1987 por el escultor Santiago de Santiago, ya antes mencionado.
Anteriormente conocida como Salón Amarillo, esta habitación sirvió de Sala de Audiencias del ministro de la Guerra y también fue escenario de algunas de las reuniones del Consejo de Ministros que tuvieron lugar en Buenavista. Conserva muy bien el aspecto de los salones palaciegos dieciochescos con las paredes cubiertas de tapices. El techo muestra una ornamentación de aire neoclasicista a base de diferentes registros en dorado y tonos suaves; varias guirnaldas de flores y coronas de laurel separadas por triglifos con bien conseguida sensación de volumen configuran un primer nivel, sobre el que se desarrolla otro con fina decoración de labores vegetales entrelazadas con animales fantásticos, rematado en un tercero con palmetas, al tiempo que en el centro del techo se explaya una amplia filigrana vegetal. La lámpara, de grandes dimensiones, está elaborada a base de motivos vegetales de bronce y guirnaldas y lágrimas de cristal tallado, correspondiendo a la época isabelina de mediados del siglo XIX.
Sobre las consolas reposan tres parejas de candelabros de bronce dorado del siglo XIX, de elegante factura, en especial los que están integrados por una columna estriada con hojas de acanto de la que salen los brazos y los que tienen como fuste una figura femenina alada. Entre los candelabros, lucen varios relojes de interesantes características. Así, uno de mediados del siglo XIX y de estilo Segundo Imperio tiene pedestal de bronce dorado decorado con emblemas de la Literatura, la Música y la Pintura y algunos motivos vegetales; sobre la esfera hay dos figuras del mismo material que representan al pintor renacentista Rafael de Urbino, con los útiles de su oficio y un papel en el que aparecen dibujados la Virgen y el Niño con San Juanito, y a su lado, abrazando al artista, la célebre Fornarina. Otro reloj, también de bronce dorado y propio del Segundo Imperio francés, muestra un zócalo con abundante decoración de guirnaldas y amorcillos con escudos; sobre la esfera hay una pareja de jóvenes ataviados a la usanza versallesca del reinado de Luis XIV. Un tercer reloj, del momento romántico de hacia 1840, presenta un basamento de mármol blanco con adornos vegetales de bronce dorado en las patas y unas cabezas de perro flanqueando la esfera, bajo la que aparecen una espada, una pica y un cuerno de caza entrecruzados; encima de este cuerpo se alza un grupo escultórico de bronce pavonado con una figura femenina a caballo y varios perros corriendo a su alrededor. Sobre uno de los escritorios se encuentra un reloj (47 x 34 cm) francés de mediados del siglo XIX, con peana de mármol blanco y calados adornos vegetales de bronce; se decora con una figura en bronce de Juana de Arco, la heroína de Orleans, que, vestida con armadura y con la espada en la diestra, está sentada junto a la esfera, en tanto que el casco y una manopla reposan sobre la misma.
En el mobiliario destacan dos consolas de estilo Carlos IV con sencillas labores talladas y tablero de mármol jaspeado en amarillo y rojo, que parecen haber sido realizadas siguiendo fielmente un diseño que, firmado por el arquitecto Ventura Rodríguez, se conserva en la colección madrileña de los duques de Sueca. Este dibujo fue dado a conocer en 1961 y se puso en relación con el Infante don Luis de Borbón y su palacio de Boadilla del Monte (“Una consola de Ventura Rodríguez”, Arte y Hogar, 1961, nº 199); pero poco después Eduardo Figueroa (1963:20-21) lo asociaba al patronazgo de Godoy sobre el arquitecto madrileño, siendo rebatido a su vez, años más tarde, por Reese (1976,1:188-189 y lám. 263), quien estimó esto último como un gran error y volvió a relacionarlo con Boadilla. La identificación hace una década de estos dos muebles en el Salón Goya nos permitió avalar la exactitud de la sospecha de Figueroa, pudiendo haber pertenecido, pues, ambas consolas al mobiliario que Godoy dispuso para Buenavista. En el mismo salón hay también otra consola muy parecida, aunque de decoración más simple; una amplia mesa que reproduce el estilo Imperio, sostenida por seis patas de león con adornos de bronce dorado; y varios tresillos, butacas y bancos de factura decimonónica, pero a juego con las consolas. Asimismo, hay dos escritorios de estilo Imperio que formaron parte del
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Pero lo más interesante de la estancia es la serie de quince tapices tejidos en la Real Fábrica de Madrid y que, junto a los del Salón Teniers, fueron depositados en este edificio por el Patrimonio Nacional el 9 de
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