5 minute read

Salón Italiano

Entre los lienzos figura un paisaje (46 x 84 cm) obra del poco conocido pintor napolitano Michele Pagano (ca. 1637-ca. 1736), depositado por el Museo del Prado (nº 678) en 1940. Masas de árboles enmarcan la composición, en cuya zona central aparecen varias pequeñas figuras que se preparan para atravesar un río en una barca; al fondo se advierte una ciudad entre brumas y cielo nuboso con luz de atardecer; en la parte posterior de la tela hay unos escudos de la reina Isabel de Farnesio y la inscripción: «Michele Pagano pº genro 1736». La anterior pertenencia a la colección real, avalada porque el cuadro está registrado en 1794 en el Palacio Real de Aranjuez como un paisaje con «una ciudad y un río y una barca atada a un tronco», viene además subrayada por la flor de lis en blanco que figura abajo a la derecha del lienzo; por otro lado, la leyenda de la zona trasera es de sumo interés por cuanto retrasa a 1736 la actividad conocida del artista, que hasta ahora concluía en torno a 1732.

También hay un Paisaje peñascoso con río y molino (50 x 86 cm), depósito del Museo del Prado (nº 1594) desde 1940, que está considerado como obra de escuela flamenca relacionada con el estilo de Joos de Momper (1564-1635), de quien antiguamente se tenía por trabajo cierto; ofrece un accidentado paisaje con rocas, en cuya parte alta se divisa una casa, un río y un molino de agua. Completan la decoración de la estancia un Florero (90 x 66 cm) y dos Bodegones de frutas (33 x 41 cm), de factura española de los siglos XVII y XVIII, respectivamente.

Advertisement

El mobiliario está formado por varias sillas modernas imitando el estilo inglés Reina Ana, mientras que una gran lámpara de bronce dorado de tipo holandés, asimismo moderna, ilumina la estancia.

SALÓN ITALIANO

Esta pequeña saleta, cuyo mobiliario imita el estilo Luis XVI, se engalana con otro tapiz (300 x 295 cm) flamenco del siglo XVII de la serie «Galerías de Don Rodrigo», de igual composición que el del Comedor de Diario, con la única diferencia de que apenas existe espacio para el paisaje situado entre el templete y la cenefa. En las paredes cuelgan algunas pinturas, destacando en primer lugar Paisaje montañoso, realizado por Matías Jimeno, artista castellano documentado entre 1639 y 1656, al que se menciona como discípulo de Vicente Carducho; depósito del Museo del Prado (nº 2004), el lienzo (69 x 118 cm) muestra un bosque con una abertura a la derecha hacia un fondo con ruinas; a la izquierda, dos figuras de espaldas, una de ellas a caballo, contemplan la lucha de tres cazadores con un oso. El lienzo, que ha estado catalogado como perteneciente a la escuela francesa, fue considerado

Francesco Leonardoni

Filippo Alessandro Colonna.

Lorenzo Rubino

Doña Lorenza de la Cerda (1703).

por Díaz Padrón (1975,I:457) como obra flamenca en razón del modo de interpretar el paisaje, todavía con abundantes recuerdos manieristas que revelan su inspiración en grabados de época anterior; pero la firma que aparece en la parte inferior («Matia Jimº Fa.») no ofrece dudas de que se trata de una creación española de los años medios del siglo XVII.

De notable calidad es el retrato de Filippo Alessandro Colonna (75 x 62 cm), debido al pincel del veneciano Francesco Leonardoni (1654-1711), que trabajó desde 1680, aproximadamente, al servicio de la Corte en Madrid, en donde realizó, además de algunos cuadros religiosos, numerosos retratos, sobre todo de pequeño formato, que, según cuenta Ceán Bermúdez (1800,III:19-20), «concluía mucho y ésto contribuyó demasiado a su fama». El personaje, que fuera condestable de Nápoles en la segunda mitad del siglo XVII, está representado de medio cuerpo, con peluca y casaca azul con adornos de oro y chaleco rojo, luciendo larga corbata de encaje flamenco de minuciosa factura, así como el Toisón de Oro pendiente de uno de los ojales de la casaca. En la parte posterior del lienzo se conserva una etiqueta con la siguiente inscripción: «D. Felipe Alexandro Colonna, condestable de Nápoles, marido de Dª Lorenza de la Cerda, tuvo el toyson en 1689», también aparece pintada la firma: «Leonardoni». Sin duda alguna, se trata del mismo cuadro que figuraba en la colección Carderera con el nº 172 (Carderera,1877:62).

Pareja del anterior es el supuesto retrato de Doña Lorenza de la Cerda (76 x 63 cm), en su momento atribuido a Leonardoni y registrado en la mencionada colección Carderera con el nº 173, que está, sin embargo, firmado por un desconocido Lorenzo Rubino y fechado en 1703 (en la parte inferior izquierda: «D. Lorenzo Rubino / faciet…1703»). La dama, que ostentaba el título de princesa de Paliano por su matrimonio en 1681 con Felipe Alessandro Colonna, primogénito del condestable Lorenzo Onofrio Colonna, era hija del duque de Medinaceli y sobrina del todopoderoso marqués del Carpio, que hasta pocos años antes había sido virrey español en Nápoles; viste traje azul claro con manto carmesí y sostiene en su diestra una especie de brújula o reloj.

Dos pequeños Floreros (22 x 17,5 cm), pintados al óleo sobre tabla, con variedad de flores dispuestas en jarrones de diferentes modelos, parecen ser obra de escuela española de fines del siglo XVII o incluso ya del XVIII, si bien resulta difícil la adscripción a un artista concreto. Aunque traen al recuerdo, sin duda, las creaciones del madrileño Bartolomé Pérez (16341693), yerno y discípulo del genial Juan de Arellano, estos dos ejemplares —con los que forman conjunto dos tablas conservadas en otras dependencias—, por la abundancia de flores y la deficiente calidad de los recipientes que las contienen, obligan a pensar en algún seguidor de aquél y hasta incluso en un artista italiano de los innumerables que en ese país cultivaron el género.

Por su parte, ya del siglo XVIII será el paisaje de aire clasicista titulado El charco de Zaragoza (79 x 60 cm), escena de montaña con un lago en primer plano, en cuyas orillas se distinguen una pastora ordeñando

This article is from: