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Escalera y vestíbulo
siguiente centuria. También hay un bello crucifijo de marfil, probablemente obra de escuela española del siglo XVII.
Repartidos por diferentes lugares de la zona residencial se encuentran varios relojes, entre los que merece especial atención uno de sobremesa de bronce dorado y de fabricación francesa de mediados del siglo XIX; vinculado al estilo Imperio, presenta un plinto rectangular en el que se explaya un relieve con la Fama y el caballo Pegaso, apareciendo sentada sobre la maquinaria la figura alada de la Victoria, que apoya sus pies en unas nubes, mientras que hay diferentes atributos en la parte izquierda; en el mecanismo está la firma de Pickard en 1868. Asimismo, hay otro reloj de bronce dorado y pizarra, de fabricación española del siglo XIX, cuya decoración consiste en dos amorcillos, uno con una flauta y otro con una paloma, sentados a ambos lados de la esfera. Un tercer reloj de bronce dorado, del siglo XIX, con maquinaria firmada por Hémon en París, presenta decoración vegetal y de pequeños amores y figuras femeninas. ESCALERA Y VESTÍBULO
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Al pie de la escalera que comunica la zona privada con el patio pequeño, se encuentran diferentes obras artísticas. Así, del siglo XVII y probablemente de escuela flamenca, pero de autor desconocido, será el lienzo (65 x 85 cm) que representa un Bodegón con fuente en curiosa combinación; a la izquierda, aparece un jarrón con numerosas flores y, a la derecha, varias frutas en primer plano; más atrás, una fuente con surtidor central ante una sencilla estructura arquitectónica, por encima de la cual se advierte un paisaje.
Una pieza muy interesante es la pintura al óleo sobre cobre (69 x 87 cm) que representa a Rodolfo I de Habsburgo cediendo su montura a un sacerdote que lleva el Santísimo Sacramento. Es obra flamenca de autor anónimo del siglo XVII, que repite el mismo tema interpretado por Pedro Pablo Rubens en el lienzo que guarda el Museo del Prado (nº 1645). Cuelga asimismo una Pelea de lobo y perros (108 x 164 cm), posiblemente de escuela madrileña de la segunda mitad del

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Bargueño de estilo portugués (cerrado y abierto).
siglo XVII, que copia en formato casi duplicado y con variantes el cuadro del flamenco Frans Snyders (15791657) que atesora el Museo del Prado (nº 1773); la agitada escena presenta la encarnizada lucha de un lobo para librarse del ataque de varios perros que le acosan por todas partes en un descampado y ante un fondo de paisaje.
También hay un retrato oficial de Isabel II, niña (119 x 84 cm), copia del que pintara el valenciano Vicente López (1772-1850); pero la calidad artística del lienzo es bastante inferior a la usual en el primer pintor de cámara, por lo que, aunque en alguna ocasión ha sido estimado como obra suya, cabe adjudicarla mejor a su taller, en el que tanto su hijo Bernardo López Piquer como otros colaboradores (Mariano Quintanilla, José Maea, etc.) se encargaron de ejecutar numerosas reproducciones para atender la demanda de las instituciones oficiales.
Sobre una pequeña mesa de estilo Luis XVI, de madera de caoba con adornos de bronce dorado, se halla un grupo escultórico (44 x 44 x 18 cm) de latón que representa un Jinete con perros, obra de finales del siglo XIX o de comienzos del XX, firmada en el lado izquierdo de la base por el alemán W. Zurick.
En cuanto a mobiliario, destaca un bargueño de estilo portugués (63 x 105 cm) con incrustaciones metálicas que componen adornos vegetales en el frente y taraceas de madera en la parte superior y en los laterales. Encima descansa una enorme jarra de bronce dorado (44 x 26 cm), decorada con un relieve de batalla de época romana; es pieza inglesa de fines del siglo XIX realizada por la firma londinense Hancocks.
Por último, en una hornacina se aloja una excelente copia (170 x 47 x 44 cm) de mármol de la Venus Itálica o Venus Palatina, genial realización entre 1804 y 1812 del escultor neoclásico italiano Antonio Canova (17571822), cuyo original se conserva en el Palacio Pitti de Florencia. En ella se aprecia todo el idealismo que el artista supo imprimir a sus creaciones en busca de la analogía con los modelos clásicos.