pensar un pais con justicia social
S
por
mariano saravia
in dudas, esta que pasó fue la Década Ganada, por múltiples motivos, por muchas medidas gubernamentales que tuvieron y tienen como objetivo la reactivación del mercado interno, la producción nacional, la generación de trabajo y la redistribución del ingreso, entre otras cosas. Pero quizá lo más importante es la recuperación de la política, de la discusión ideológica, de proyectos alternativos de país, luego de la década anterior (la segunda Década Infame) en la que nos habían hecho creer aquello de la muerte de las ideologías y del fin de la historia. Las otras dos áreas donde hubo cambios drásticos fueron los Derechos Humanos y la política exterior. A esto último me quiero referir específicamente, por varios motivos. Porque fue uno de los giros de timón más drásticos a partir de 2003 y porque no puede haber ningún cambio en política nacional si no lo hay a nivel regional, y eso lo entendió fehacientemente Néstor Kirchner, desde el primer momento. Parece mentira que un hombre venido desde el fin del mundo, un gobernador de la Patagonia Austral, que por razones obvias tiene una realidad mucho más enclaustrada, haya entendido tan cabalmente que somos sólo provincias de una Gran Nación Latinoame-
Néstor Kirchner a George W. Bush en Mar del Plata: “No Vengan a patotearnos”
LA POLÍTICA EXTERIOR DE
LOS ÚLTIMOS 10 AÑOS
ricana, y desde el primer día de mandato haya orientado su política exterior hacia la integración regional. Como decía Jorge Abelardo Ramos “Somos un país porque no pudimos integrar una nación y fuimos argentinos porque fracasamos en ser americanos. Aquí se encierra nuestro drama y la clave de la revolución que vendrá (…) no somos subdesarrollados porque estamos divididos, sino que estamos divididos porque somos subdesarrollados.” Y esto es lo que se ha retomado en Sudamérica a partir de principios de la década pasada. Por convencimiento pero también por necesidad. Porque nuestros gobernantes tomaron conciencia de que no podrían continuar con los cambios profundos planteados si no lo hacían apoyándose mutuamente. En 1999, cuando Hugo Chávez llegó al gobierno de Venezuela inició una nueva era y marcó un camino. Pero estaba solo, en medio de un mar de neoliberalismo. En Argentina gobernaba la Alianza de De la Rúa que nos llevó al desastre del 2001. En Brasil estaba el ex desarrollista entregado al Consenso de Washington, Fernando Henrique Cardoso. En Bolivia el genocida Hugo Bánzer, elegido en las urnas. En Uruguay, el colorado Julio María Sanguinetti. Y en Ecuador Jamil Mahuad, que tuvo que irse en una de las tantas y periódicas puebladas. Había que bancarse esa parada como lo hizo Chávez, aferrándo-
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