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nEstor, CristinA y lA MilitAnCiA En lA juP
historias PeroNistas
néstor, cristina
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Y La MILITancIa En La jUP
“La FURN marcó un estilo. Sus militantes no se consideraban a sí mismos estudiantes peronistas, sino peronistas que estudiaban”. Sandra Russo, “La Presidenta, Historia de una vida”. Buenos Aires, ed. Sudamericana, pág. 111
Néstor Carlos Kirchner y Cristina Elisabet Fernández se conocieron durante los convulsionados días de finales de 1974. si bien es cierto que ambos se formaron mutuamente como militantes a lo largo de toda su vida, tanto Néstor como Cristina venían de experiencias de militancia en la Universidad Nacional de la Plata previas a conocerse; experiencias que los marcarían a fuego para los tiempos que luego vendrían.
por PablO TOrrEs
El peronismo, se sabe, tuvo en sus inicios una relación conflictiva con los estudiantes universitarios. Son conocidas las marchas que éstos (la enorme mayoría perteneciente a las clases más acomodadas de la sociedad) realizaban en contra del gobierno de Perón, bajo la despectiva consigna “abajo la dictadura de las alpargatas”. La frase “alpargatas sí, libros no”, que las masas obreras peronistas utilizaban para contestar a aquella frase que, más que a Perón, los agraviaba directamente a ellos (entiéndase: las alpargatas eran el calzado por excelencia de los trabajadores más humildes), aún es utilizada por algunos al día de hoy para denostar al primer peronismo, buscando dar a entender que el gobierno de Perón prefería tener un pueblo ignorante y, por lo tanto, fácil de manejar. John William Cooke explicó este asunto mejor que nadie: “Un día se oyó en las calles de Buenos Aires el grito de ‘Libros no, alpargatas sí’. Muchos se escandalizaron. Primero que nadie, los que habían escrito libros que valían menos que una alpargata”.
El derrocamiento de Perón en 1955 y su posterior exilio produjeron un cambio significativo, si bien no de forma inmediata, en la concepción que los jóvenes estudiantes de clase media, e inclusive algunos de clase media-alta, tendrían sobre el peronismo. Durante la década del 60 se fue produciendo una progresiva “peronización” del estudiantado universitario, surgiendo a mediados de ésta las primeras organizaciones de orientación peronista en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). En un principio se trataban de organizaciones minúsculas y muy marginales, a las que adhería un número muy reducido de estudiantes. Cabe aclarar que, hasta entonces, la única agrupación que más o menos miraba con buenos ojos al peronismo era la CNU (Concentración Nacionalista Universitaria), una agrupación más bien afecta al nacionalismo de derecha.
Las primeras organizaciones universitarias platenses que simpatizaron con Perón de las que se tiene memoria son el MAV (Movimiento de Avanzada de Veterinaria) y Tendencia Nacional (de la Facultad de Bellas Artes). Los militantes de estas agrupaciones solían mantener reuniones con miembros de la JP, contando a veces con la presencia del mismísimo John William Cooke. La Juventud Peronista tenía en claro que el peronismo debía ampliar su radio de acción, incluyendo de esta manera al ámbito universitario como elemento novedoso. Las flamantes organizaciones, a su vez, planteaban una idea de militancia universitaria que traspusiera las paredes de los claustros, y que no sólo luchase por una mayor presupuesto para su universidad, sino también por el fin de la proscripción del peronismo, de la injusticia social y de la dependencia imperialista. Según Hugo Bacci, ex militante del Movimiento de Avanzada de Veterinaria, “Cooke nos contaba anécdotas de la Revolución Cubana por la cual sentíamos simpatía y hasta teníamos un intento de copiar lo de Guevara y Castro. También nos hablaba de Perón. Hacíamos un análisis de las luchas históricas nacionales y de como nosotros queríamos insertarnos en esas luchas”.
Es hacia fines de 1964 que comienzan a reunirse algunas organizaciones pertenecientes a diferentes facultades de la UNLP que simpatizaban con el peronismo, presentándose con el nombre de “Lista Comedor” en las elecciones para vocales del Comedor Universitario, y logrando obtener representación en la comisión estudiantil. Pero sería recién a principios de 1966 que decidirían conformarse como una agrupación estudiantil fija; primero bajo el nombre de MERN (Movimiento Estudiantil para la Revolución Nacional), y luego como FURN (Federación Universitaria de la Revolución Nacional), debido a que eran varias las agrupaciones que integraban este frente.
La FURN quedó conformada, ya en el año 1966, por el Oso Iturrieta, Jorge Leboratti , Alberto Laría y Roberto Mullerón (Facultad de Humanidades); Kennet Bennet, Hugo Bacci y Luis Agudo (Facultad de Ciencias Veterinarias); Carlos “Rusito” Ivanovich (Facultad de Ciencias Naturales); Carlos Negri, Rodolfo “Turco” Achem, Néstor “Pichila” Fonseca y Héctor Moreda (Facultad de Derecho); Enrique Galloso y
Carlos Laría (Facultad de Ciencias Económicas) y Mito Costa (Facultad de Ingeniería). Carlos Miguel, Eduardo Visus, Pablo Fornasari, Carlos Negri y Hugo Bacci conformaron el secretariado.
Comenzaron organizando mesas redondas y charlas-debate, a las que invitaban a pensadores como Arturo Jauretche, Juan José Hernández Arregui y José María Rosa. Según Hugo Bacci, en una entrevista concedida para “Tocar el cielo con las manos: La actividad política de la FURN en la UNLP durante 1966-1973”, tesis escrita por la socióloga María Fernanda Simonetti, “la idea era hacer una mesa redonda para ir sumando estudiantes y tratar de esclarecerlos en lo que nosotros creíamos que era la propuesta de liberación y que esa liberación sólo se lograría a través del peronismo. Las mesas redondas, las hacíamos, por ejemplo en el sindicato “La Fraternidad” que pertenecía a los trabajadores ferroviarios, porque siempre tratábamos de salir del ámbito de la universidad”. No pasó demasiado tiempo hasta que varios de los integrantes de la FURN se uniesen a la JP de La Plata, participando de pintadas, actos relámpago, movilizaciones obreras y haciendo trabajo barrial, al mismo tiempo que continuaban con la militancia puertas adentro de la universidad. En este sentido, eran notables las diferencias que existían con las agrupaciones llamadas “reformistas”, principalmente las ligadas al Partido Comunista.
En agosto de 1968 se realizó en la ciudad de Rosario una reunión a la que acudieron militantes estudiantiles peronistas provenientes de todo el país, con el objetivo de consensuar una política para la universidad a nivel nacional. Si bien mantenían su postura de que su militancia debía realizarse más bien puertas afuera, y que el objetivo principal a perseguir era el fin de la proscripción del peronismo y el regreso de Perón al país, los militantes tenían claro que no debían descuidar la problemática universitaria.
Por esa época, un jóven Néstor Kirchner llegó desde su Río Gallegos natal a la ciudad de La Plata en el verano del año 1969, con la idea de cursar la carrera de derecho. Rápidamente empezó a simpatizar y luego a militar en la FURN. Pero para Néstor la política no era nada nuevo: ya a los 16 años había sido presidente del centro de estudiantes de su colegio secundario, el “República de Guatemala” de Río Gallegos. Allí obtuvo un logro no menor: él y sus compañeros lograron que el mismísimo Juan Carlos Onganía diese marcha atrás en la designación de una nueva rectora para su colegio, logrando que Anita Flores de López, a cargo del establecimiento en aquél entonces, mantuviese su puesto. ¿Cómo lo lograron? Sacar el conflicto a la calle. De la movilización participaron hasta los padres de los alumnos.
Quienes conocieron a Néstor Kirchner por aquella época coinciden en que era un militante universitario común y corriente. Era voluntarioso, discutía apasionadamente y encaraba de buen ánimo las tareas que le eran asignadas, pero no tenía aspiraciones de liderazgo. No tenía, digamos, perfil de dirigente. Carlos Cottini, uno de sus compañeros de estudios, recuerda que “tenía mucha convicción, pero no era un líder, era uno más de nosotros”. Le gustaba hacer chistes y era jodón e informal. No vestía de traje, como sus compañeros de estudio, sino que prefería usar una campera verde musgo y pantalones Oxford. Solía llevar consigo dos libros: uno de Antonio Cañero y otro de John Maynard Keynes. Durante aquellos años, su jefe político fue el hoy diputado Carlos Kunkel, quien llegó a ser secretario general de la JP de La Plata a mediados de la década del 70.
El 29 de mayo de 1970, con el asesinato a Pedro Eugenio Aramburu, hace su debut oficial la agrupación Montoneros. Hacia el interior de las agrupaciones estudiantiles peronistas, la FURN incluída, se generó un intenso debate acerca de si debían o no apoyar la lucha armada. La carta que envió Juan Domingo Perón a los miembros de la FURN (ver recuadro), en la que habla de “guerra revolucionaria”, fue determinante para fijar la posición de la agrupación. Fue así que los militantes de la agrupación universitaria repartieron panfletos reivindicando el ajusticiamiento del ex dictador.
Las diferencias que existían entre la FURN y las agrupaciones de izquierda tradicionales eran notorias. Hugo Bacci se refiere a esto: “la FURN siempre decía que lo que se oponía al Movimiento Nacional era liberal y en esa bolsa metíamos a todos. Para nosotros las propuestas de los estudiantes reformistas eran liberales. La FURN despreciaba los centros estudiantiles porque nuestra principal diferencia para con ellos era que la lucha pasaba por reivindicar la lucha de los trabajadores, y no por apuntes o reivindicaciones sectoriales. Para nosotros era importante ganar experiencia militando en los barrios o con las organizaciones obreras. Decíamos que éramos todos hijos del pueblo y que todo era una misma lucha. En cuanto a las diferencias con la izquierda era que con ellos nos separaba la historia y la metodología. La izquierda tenía una visión internacional, hablaba de clase obrera y nosotros de clase trabajadora que entendíamos era un concepto más amplio. Nos decían que el peronismo era reformista, que la burocracia peronista y el peronismo atrasaban la revolución no reconociendo la revolución peronista (que para nosotros se estaba desarrollando) y que nosotros sí reconocíamos”.
La FURN tuvo un crecimiento notable hacia 1972, año en el que, de la mano del inminente fin de la dictadura de Lanusse y del retorno de Perón a la Argentina, todo lo que tuviese que ver con el peronismo (especialmente el ligado a la Tendencia Revolucionaria) no hacía más que florecer. Se produjo un importante éxodo de militantes de agrupaciones de izquierda tradicionales tales como el FAUDI, el
Marcelo Fuentes, quien llegó a presidió la FURN, hace una observación sobre el perfil de quienes integraron esta agrupación universitaria: “Ninguno de nuestros militantes y cuadros políticos se pasó nunca del otro lado”. Con esto quiere decir que de la FURN no salió ningún dirigente de derecha.
carta a la federacion universitaria de la revolucion nacional (24-06-1970), escrita por juan domingo perón, madrid, 24 de junio de 1970.
A los compañeros de la FEDERACION UNIVERSITARIA DE LA REVOLUCION NACIONAL SECRETARIA UNIVERSITARIA DE LA JUVENTUD PERONISTA DE LA PLATA
Mis queridos compañeros:
Por mano y amabilidad del Doctor Pedro Emilio Michelini he recibido vuestra comunicación del 13 pasado y les agradezco el recuerdo y el saludo que retribuyo con mi mayor afecto.
Comparto totalmente los conceptos y juicios que dicha nota contiene y es auspicioso para la causa de la liberación de nuestra Patria y de su Pueblo que la juventud universitaria haya comenzado a comprender la realidad de nuestra situación y la necesidad de ponerse a luchar por resolverla. Han sido necesarios muchos dolores, el azote de la dictadura militar y quince años de simulación insidiosa, para que nuestra juventud pudiera comprenderlo, pero “bien vale París una misa”. Hace ya veinticinco años, el Justicialismo comenzó a anunciar cuanto está ocurriendo en el mundo pero, generalmente el hombre, necesita algo más que palabras para entrar en razón.
Yo nunca he podido comprender cómo un joven argentino puede estar con las fuerzas obscurantistas de la reacción, con la entrega del país, con los que creen que se puede “educar al Pueblo” privándole de sus derechos y del ejercicio de la libertad. Pero aún menos lo podía comprender en la juventud universitaria que, como tal, debe ser la juventud esclarecida. Indudablemente, ha existido una grave incomprensión y me alegra saber por lo que Ustedes me dicen, que existe una gran reacción estudiantil en el sentido propugnado por nosotros y el mérito de ello debo asignarlo a Ustedes y al incesante trabajo que realizan, por todo ello les hago llegar mi enhorabuena.
Esta nueva “chirinada provocada por la dictadura militar, aunque es un nuevo golpe al prestigio del país y sus instituciones, no ha cambiado la situación existente y el “recau- chutaje” de su “gobierno” no es otra cosa que el cambio de collar a los mismos perros. Así, a pesar de los cambios, allí no ha cambiado nada y, en consecuencia, nosotros debemos seguir como hasta ahora, enfrentando los nuevos intentos insidiosos, destinados a engañar a la opinión pública con nuevas “triquiñuelas” ya conocidas de estos simuladores indecentes.
La juventud universitaria tiene una grave responsabilidad ante el futuro de nuestra Patria y es preciso que sin pérdida de tiempo la comprenda y se ponga en acción para defenderla. La experiencia de estos quince años de vergüenza nacional ha de ser aleccionadora para los jóvenes, que serán los que han de sufrir en carne propia las consecuencias si son impotentes para poner remedio a tantos males como los que debemos presuponer si las cosas siguen sin remedio. Una juventud que no comprende la amenaza o que se desentiende egoísta del deber de la hora, no le quedará para el porvenir ni siquiera el derecho de lamentarse.
Por eso veo con complacencia cuanto me informan sobre los quehaceres e inquietudes de la Juventud Universitaria de La Plata que, a no dudarlo, ha de extenderse a toda la población universitaria del país. El mundo actual se agita en una revolución y, dentro de él, el Continente Latinoamericano se ha lanzado auspiciosamente a una “guerra revolucionaria” por la liberación de los pueblos y de las respectivas patrias, con postulados muy cercanos a los del Justicialismo. Ello encuadra nuestra revolución que así puede considerar que el tiempo trabaja para nosotros a condición de que también nosotros seamos capaces de ayudar al tiempo. Yo no tengo la menor duda del triunfo de esta revolución pero el lapso que nos separa de ese triunfo está en razón directa del esfuerzo que nuestras juventudes sean capaces de realizar para lograrlo.
La juventud argentina ha de estar persuadida de la necesidad de su propio esfuerzo porque nadie ha de realizarlo en su lugar en forma que tengan nada que agradecerle. La dictadura militar que azota a nuestro país, constituye el mando de las fuerza de ocupación del imperialismo que esté ocupando todo nuestro país. Si una juventud decidida y valiente no se decide a poner dique a semejante ignominia, deberán vivir en el futuro en una colonia y, lo peor de todo, que tendrá también la responsabilidad de que ello se haya producido. Hace ya un cuarto de siglo los justicialistas hicimos ya el anuncio de lo que podía suponer y luchamos por evitarlo. En ese momento la juventud universitaria, influenciada por la publicidad foránea y la acción de la traición vernácula, no estuvo con nosotros. Ahora ha tenido que pagar las consecuencias. Menos mal si comprendiendo el error, se pone ahora a remediarlo.
Tengo una gran fe en la juventud argentina porque he escuchado a muchos de sus componentes y espero confiado que la nueva generación juvenil argentina, esclarecida por la experiencia, tome el mejor camino, que no es otro que el que veo por las palabras decididas y el juicio justo que campea en la comunicación que me hacen llegar, todo ello reafirmado por la conducta que veo seguir a la universidad, frente a la dictadura militar que pretende adormecerlos con simulaciones de complacencia que puede estar en todas las bocas pero no en los corazones.
Finalmente, deseo hacer llegar por intermedio de Ustedes mi saludo a la juventud universitaria de La Plata, rogándoles que, junto con mi saludo más afectuoso, quieran aceptar mis mejores deseos y la exhortación para que sigan inflexiblemente en la lucha por una liberación que es el punto de partida de toda reivindicación nacional y popular.
Un gran abrazo. - Juan Perón.
Movimiento Nacional Revolucionario, el Movimiento de Orientación Reformista, el Frente de Izquierda Popular y la TUPAC (Tendencia Universitaria Popular Antiimperialista Combativa), entre otros, hacia las agrupaciones estudiantiles afines al peronismo. Muchos de los que se “convertían”, digamos, lo hacían porque llegaban a la conclusión de que la liberación nacional no podría concretarse si no era de la mano del Movimiento Peronista.
Sobre este proceso de “peronización”, la FURN emitió en aquella época un volante en el que se lee que “el repliegue de la dictadura, producto del fracaso de la Revolución Argentina, y su propuesta de salida electoral ha producido como efecto la cada vez más acelerada incorporación de sectores medios al proceso político del país y, estando agotadas en el poder desde 1955 todas las fuerzas sociales y políticas que sirvieron de base al antiperonismo es nuestro movimiento la opción más clara que se le presenta a estos sectores medios. Es en la universidad el lugar donde con más claridad se visualiza este proceso en todos los claustros, tanto de parte de quienes jamás habían participado en política, como tendencias políticas que han variado lenta o aceleradamente sus posiciones, nacionalizándose”.
Cristina Fernández, hija de un padre radical y de una madre peronista y gremialista, terminó sus estudios secundarios en el Colegio Nuestra Señora de la Misericordia con un excelente promedio y la intención de inscribirse en derecho. Pero, como uno de los requisitos era haber cursado un bachillerato en Humanidades (por lo que debía rendir diecisiete equivalencias), eligió cursar durante un año la carrera de Psicología, para, por fin, terminar ingresando a la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata. Cristina, a diferencia de Néstor, era lo que se conoce como una militante “periférica” del FAEP (Frente de Agrupaciones Eva Perón): participaba de las movilizaciones y de algunos actos, pero no militaba activamente. Mientras que Néstor le dedicaba más tiempo a la “rosca” política, Cristina prefería más bien llevar la carrera al día.
Con la asunción de Héctor Cámpora el 25 de mayo de 1973, y el consiguiente reparto de los diferentes espacios de poder, la universidad quedó prácticamente en manos de Montoneros y de sus agrupaciones de superficie. El entonces flamante Ministro de Educación, Jorge Taiana, dispuso el 29 de mayo de 1973 la intervención de las universidades nacionales. Los nombres de los interventores fueron
pensar un pais con justicia social
consensuados entre las agrupaciones estudiantiles, los docentes y el personal no docente, donde predominaban los sectores que respondían a la izquierda peronista.
Hacia fines de ese año, la FURN (donde militaba Néstor) y el FAEP (donde participaba Cristina) se fusionan, conformando la JUP (Juventud Universitaria Peronista). Cabe destacar lo siguiente: la FURN era básicamente la expresión universitaria de Montoneros, mientras que el FAEP lo era de las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias). Esto no significa, por supuesto, que todos los militantes de la FURN y del FAEP participasen o apoyasen la lucha armada de las “formaciones especiales”, como las llamaba Perón, sino que funcionaban como “agrupaciones de superficie”, dentro de lo que era la enmarañada estructura de la Juventud Peronista en aquél entonces. La unión de ambas organizaciones universitarias ocurrió el 9 de agosto de 1973, apenas días antes de la firma del acta de la histórica fusión de las dos principales organizaciones armadas peronistas. Un mes después de la creación de la JUP, se realizó en la provincia de Santa Fe el primer Congreso Nacional de la agrupación, en el que fueron definidas las áreas temáticas y el rol que la universidad debía llevar adelante.
Pero las cosas cambiarían drásticamente a los pocos meses. En marzo de 1974, y a causa del creciente enfrentamiento entre perón y la izquierda peronista, el Congreso Nacional aprobó la nueva ley universitaria, designándose nuevas autoridades, o “rectores normalizadores”. En el caso de la Universidad Nacional de La Plata, asumió Francisco Camperchioli, quien prohibió toda actividad política en la universidad, incluyendo todo lo vinculado a los centros estudiantiles. Esto coincidió con la clausura de los semanarios “El Descamisado” y “Militancia”, a la vez que el enfrentamiento entre izquierda y derecha peronista recrudecía día a día. La Tendencia iba perdiendo poder rápidamente.
Como dijimos arriba, Néstor y Cristina se conocieron a fines de 1974. Para ese entonces, Perón ya había fallecido, Montoneros había pasado a la clandestinidad y el clima de violencia se iba tornando cada vez más irrespirable. Todo parecía ir demasiado de prisa. Acorde a este estado de cosas, Néstor y Cristina se casaron el 9 de mayo de 1975, 6 meses después de iniciar su noviazgo. Cristina lo recuerda en el libro “La Presidenta”, de la periodista Sandra Russo: “Éramos los únicos que no nos habíamos casado todavía. Todas las parejas amigas nuestras eran de gente muy joven. Era esa generación. Mirá los padres de Juan Cabandié: ella tenía 16 y él 19”. La boda fue sencilla, con pocos invitados (algunos amigos y los padres de los recién casados), y la estricta austeridad que los militantes de esa época estilaban.
Oscar Ivanissevich reemplazó al Ministro de Educación de la Nación, Jorge Taiana, un mes después de la muerte de Perón. Esto significó un golpe letal para las agrupaciones peronistas de izquierda en las universidades: muchos rectores fueron reemplazados por oscuras figuras relacionadas a la derecha peronista; se despidieron profesores, se persiguió y se encarceló a estudiantes ligados a la Tendencia, logrando que muchos de ellos abandonen sus estudios, luego de ser amenazados de muerte. El 8 de octubre de 1974 caen asesinados a balazos el Secretario de Supervisión Administrativa, Rodolfo Achem y el Director del Departamento Central de Planificación de la Universidad Nacional de La Plata, Carlos Miguel, ambos fundadores de la FURN. Esto provocó la renuncia masiva de todos aquellos que ocupaban un cargo en la UNLP y que tenían vinculación directa con la Tendencia.
Después de casarse, Néstor y Cristina vivieron un año junto a Gladis Dalessandro y Carlos “Chiche“ Labolita, otra pareja de militantes, en una casa que quedaba en la localidad de City Bell, cerca de La Plata. La casa era propiedad de una tía de Cristina. Una vez consumado el golpe de estado de marzo de 1976, los hechos se precipitaron. Para evitar caer en manos de los militares, que ya habían hecho desaparecer a varios de sus amigos y compañeros, el matrimonio Kirchner decidió mudarse a Río Gallegos, lejos del peligro que imperaba en la ciudad de La Plata.
Si bien el terrorismo de estado implementado por la dictadura genocida que gobernó el país desde marzo de 1976 terminó por pulverizar a las organizaciones ligadas a la Juventud Peronista y a Montoneros, incluidas las que trabajaban en el ámbito universitario, está claro que el gobierno de Isabel Martínez de Perón, utilizando a la Triple A como brazo ejecutor, hizo buena parte del trabajo desde bastante antes que los militares tomen el poder. Pero, como reza el cantito, “no lo pudo López Rega, no lo pudo Isabel, no pudieron los milicos, acá está la Jotapé”. Y parafraseando a Voltaire, las ideas, la mística, el compromiso, las utopías, los sueños y la militancia no se matan así nomás. Vaya si esta década ganada, que vio el regreso de los jóvenes a la militancia, da testimonio de ello.
