ACTUALIDAD EMPRESARIAL
La nueva reforma tributaria del Gobierno Duque, una respuesta insatisfactoria ante la peor crisis económica
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ara atender los efectos económicos y sociales de la crisis producida por la pandemia, la respuesta de la mayoría de los gobiernos del mundo se ha dado, principalmente, a través de dos herramientas: paquetes de estímulo fiscal, por medio del aumento del gasto público directo e implementación de alivios tributarios; e instrumentos de liquidez, como las garantías a los créditos y los “préstamos blandos” subsidiados por los gobiernos. Con estas herramientas, en términos generales, los Estados salieron en apoyo de los trabajadores y las empresas para evitar una masiva destrucción de empleo a través de subsidios, créditos y otros mecanismos que permitieron mantener a flote una parte de la actividad económica en medio de los confinamientos y un escenario global recesivo. En Colombia, el Gobierno fue tacaño con la cantidad de recursos destinados para solventar la crisis, pues llegó apenas al 4,1 % del PIB, menos que el gasto promedio de los países de renta media (6 % del PIB) y que el promedio de la región (8,5 % del PIB). Además, una cifra penosa frente al dinero desembolsado por economías avanzadas como las de Europa, Estados Unidos o Japón, donde el gasto llegó a un 18,8 % en promedio. Para el país, el balance de la crisis es dramático. La contracción de la actividad económica en 2020 fue de 6.8 %, lo que implicó que el PIB per cápita mensual pasara de $1.790.168 a $1.658.624, una pérdida de $131.544 por cada colombiano. Al término del primer semestre de 2021, aún existían cuatro sectores con
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sendas de crecimiento decrecientes respecto a los niveles de actividad antes de la pandemia: la explotación de minas y canteras (-15,8 %), las industrias manufactureras (-0.5 %), la construcción (-24,3 %) y el comercio al por mayor, transporte, alojamiento y servicios de comida (-7.5 %).
Basta con mirar las cuentas de la reforma: espera recaudar $15.2 billones de pesos; cerca de $11 billones por contribución del sector empresarial, con un incremento en la tasa de renta del 30 al 35 %, que refuerza el carácter regresivo del sistema tributario y que golpeará de forma desproporcionada a las mipymes. Para el primero, la minería, se espera que la recuperación de los precios internacionales de algunas materias primas impulse el crecimiento en el corto plazo, lo cual tendrá un bajo impacto en el nivel de empleo y un impacto positivo en las finanzas del Estado. Para los otros tres, las medidas de política económica que ha tomado el Gobierno de Duque presentan un panorama con bajas expectativas de inversión, ya que la falta de efectividad de las políticas de apoyo y los continuos ajustes en la agenda de vacunación, que refuerzan la posibilidad de nuevos picos de contagio, apenas permiten una recuperación lenta y débil. En cuanto al empleo, la situación es peor, pues el choque implicó
un retroceso de una década. Sólo en 2020 la pandemia destruyó 2.4 millones de empleos. Según los resultados de este año, el nivel de ocupación de la economía es similar al que teníamos hace dos años. En Colombia, así como en América Latina, dentro de los segmentos demográficos más afectados se encuentran los jóvenes, las mujeres y las personas dependientes. En términos fiscales, los ingresos del Gobierno se redujeron durante el 2020 un 11.2 %, al tiempo que el gasto público creció un 16.4%. En este sentido, mientras en 2019 el déficit fiscal era de 2.5 % del PIB, aproximadamente $26 billones, en 2020 este superó los $77 billones, alcanzando un 7.8 % del PIB. Según las estimaciones del Ministerio de Hacienda, el déficit fiscal se ubicará en 2021 en 8.6 % del PIB. Ante estas presiones fiscales el gobierno se debatió entre las exigencias de austeridad del sistema financiero y las calificadoras de riesgo, materializadas en medidas de control del gasto público para no comprometer el cumplimiento de las obligaciones de corto y mediano plazo, y las necesidades de aumentar el gasto público que impone la reactivación, como lo han hecho las economías desarrolladas. Frente a este contexto, en materia tributaria Duque optó por un camino que no resuelve ninguno de los problemas de mediano y largo plazo, cargando el costo de la crisis sobre las micro, pequeñas y medianas empresas: las que más han sufrido y las que menos ayudas han recibido. Basta con mirar las cuentas de la reforma: espera recaudar $15.2 billones de pesos; cerca de $11 billones por contribución del sector empresarial, con un incremento en la