REPRESENTACIÓN GREMIAL
¿Crecimiento económico? La realidad oculta tras las cifras María Alejandra Osorio Directora ejecutiva de Acopi Bogotá-Cundinamarca
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ara 2021 Colombia registró un incremento del PIB de 10,6% con respecto al 2020, no obstante, con relación al 2019, la economía tuvo un crecimiento bienal de tal solo el 2,8% (DANE, 2022). Sobre el empleo el panorama es preocupante, si bien la población ocupada en el país pasó de 20.129.072 personas a 21.188.131 en 2021, presentando un crecimiento del 5,6%, la tasa de desempleo del país en 2021 fue de 13,7%, superior a la cifra prepandemia, agravado con un incremento del trabajo informal, problemática estructural que se profundizó con la pandemia. Tanto en producción como en empleo se expresa el actual estancamiento de la economía y las consecuencias de décadas de una política económica que ha desamparado la producción nacional. El levantamiento de las restricciones a la economía y el regreso a las actividades productivas han reactivado la demanda agregada, de hecho, el consumo representó cerca del 88% del crecimiento del PIB en 2021 y se incrementó con respecto al 2020 un 14,6%. Dicho crecimiento es efecto de la baja capacidad de ahorro del periodo de pandemia, razón por la cual se estima que éste no será sostenido en el mediano y largo plazo por esta variable (Soler, 2022). El PIB industrial de Colombia para 2020 decreció en -10% y si bien para 2021 se presentó una recuperación del 16,7%, pero si se compara con el 2019 el crecimiento del PIB industrial bienal es apenas de un 5% (Cedetrabajo, 2022). Cabe recordar que desde 2016 Colombia presenta un bajísimo crecimiento en su producción industrial, síntoma del cada vez más evidente proceso de desindustrialización que está sufriendo el país. En el sector manufacturero, se observó durante 2021 un incremento con respecto al 2019 en producción del 6,6% y en ventas del 6,3% (Min CIT, 2021), mientras que en empleo se evidencia una reducción de -3,3%. El crecimiento en la producción y ventas son consecuencia del retorno a la normalidad, aun así, preocupa que no se traduzca en una recuperación notable de puestos de trabajo.
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El aporte por ramas al PIB Industrial, en promedio, para los últimos 3 años, fue: industria petroquímica, 36,2%; industria de alimentos, 28,8%; industria metalmecánica, 13,8%; industria textil, 9,5%; industria maderera, 6,2%, y otras industrias, 5,3%. Estas cifras no muestran un cambio significativo en los últimos 3 años, de lo que se deduce que existe un estancamiento en los sectores industriales mencionados, a excepción del caso de la industria textil, que se reduce 2% y vuelve a recuperarse en 2021, frente a lo que Camilo Rodríguez, presidente de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines, señaló que “lastimosamente vemos que el incremento en las ventas no se refleja en materia de empleo. En las ventas no se hace diferencia entre el producto nacional y el importado, donde este último ha desplazado de manera negativa la generación de nuevos puestos de empleo” (Con Criterio, 2022)
En materia de empleo hay un retroceso especialmente en ramas industriales intensivas en mano de obra tales como las confecciones, hilaturas y calzado, con crecimiento negativo,
así como también ocurre con actividades de impresión, industria automotriz y carrocerías donde se observan los más altos índices negativos bienales de empleo. Por ejemplo, en la fabricación de vehículos automotores y carrocerías, actividades altamente resentidas en producción y ventas, la pandemia generó un trauma del cual aún no parecen recuperarse, ubicándose en los últimos lugares de producción y ventas, igualmente sucede con algunas actividades de la industria alimenticia. La lenta recuperación de algunos sectores económicos tiene relación estrecha con el aumento de la pobreza monetaria que llegó en 2021 a 39,3 % (DANE, 2022). Condiciones que inciden en el deterioro de la demanda interna y el consumo de los hogares, situación que se agrava con la progresiva inflación que llegó a 5,62% en diciembre de 2021 (Portafolio, 2022) y que afecta con mayor dureza a la población de bajos ingresos, que es predominante en el país (Cedetrabajo, 2021)