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Eficiencia energética, menor consumo de energía y responsabilidad con el medio ambiente

OPINIÓN

Wilson Triana, gerente de Valtio, miembro de la Junta Directiva de Acopi Bogotá-Cundinamarca

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La amenaza contra la salud del planeta que representa el calentamiento global y los costos de energía son razones más que suficientes para implementar planes de eficiencia energética. Muchas cosas se pueden hacer y medidas tomar para ahorrar energía, pero el aumento, en la cantidad y en la forma del consumo, hacen necesario su gestión utilizando las nuevas tecnologías.

¿Por qué es importante disminuir el consumo energético?

Por la necesidad de disminuir las emisiones de gases efecto invernadero para reducir los riesgos y los efectos del cambio climático. Además, los beneficios económicos resultado de la reducción del valor de la factura de energía.

Es que el cambio climático no es algo menor. Está afectando en forma profunda las economías nacionales y las vidas de las personas en todas las regiones del mundo. Crece al tiempo, la conciencia de la humanidad respecto a realizar profundos cambios en la forma como nos relacionamos, tanto entre nosotros como con la naturaleza.

Esta creciente conciencia ciudadana, que se pregunta cuál es el mundo que vamos a dejar a las futuras generaciones, exige de las personas y las empresas una mayor responsabilidad ambiental. Las empresas que implementen programas en esta dirección, serán vistas con mejores ojos.

Según la AIE (Agencia Internacional de la Energía), “Los edificios y los sectores de construcción de edificios combinados son responsables de casi un tercio del consumo total de energía final mundial y casi el 15% de las emisiones directas de CO2”.

Estas cifras muestran que una disminución en el consumo energético y la posibilidad de generar nuestra propia energía limpia, constituye una contribución importante al combate contra el cambio climático y un respiro para nuestras finanzas.

¿Y cómo llegamos a la eficiencia energética?

Al tomar la decisión de iniciar un proceso de implementar un sistema de gestión de energía, estas son las etapas que se pueden seguir:

Hacer un diagnóstico energético. Para conocer cuanta energía se consume y con qué eficiencia, equipos que más consumen, etc. Sirve para identificar potenciales de ahorro de energía y dinero.

Estructurar un plan de gestión eficiente de energía. En el que se priorizan medidas, se establecen metas y los tiempos de implementación.

Seleccionar proyectos a implementar. Se pueden considerar diferentes caminos y se seleccionan los más prometedores, teniendo en cuenta aspectos técnicos, económicos, sociales y ambientales, para su determinar viabilidad.

Implementación del proyecto seleccionado.Monitoreo y verificación de resultados.

Las medias a tomar, pueden ser:

Pasivas. Tienen que ver con el diseño arquitectónico y el aprovechamiento de las condiciones ambientales del entorno, para maximizar el uso del control térmico, ventilación, iluminación natural para crear condiciones de confort sin usar sistemas mecánicos o eléctricos.

Activas. Si las medidas pasivas no son suficientes para lograr confort de los ocupantes se requieren medidas artificiales para la iluminación, la ventilación y la climatización. Estos equipos deben ser más eficientes en su operación.

De buenas prácticas. Con las cuales se busca mejorar los hábitos de uso de los equipos que consumen energía.

Pero, no solo es ahorrar energía, hay que gestionarla.

El rápido aumento del consumo de energía en hogares y edificios exige un enfoque sostenible. Pasar de un enfoque de maximizar la eficiencia energética a la gestión de la energía por medio de tecnologías digitales.

Citando nuevamente a la AIE (Agencia Internacional de la Energía), “Los esfuerzos mundiales para abordar el cambio climático están conduciendo a la rápida electrificación de numerosos usuarios finales, desde el transporte hasta la industria, lo que genera un aumento masivo en la demanda de energía, así como la necesidad de generar la mayor cantidad posible a partir de fuentes renovables. El resultado es una transformación dramática de los sistemas de energía a nivel mundial”.

Los hogares y edificios no son hoy solo consumidores de energía. La aparición de redes, hogares y edificios inteligentes, la posibilidad de autogenerar con fuentes de energía renovable y la necesidad creciente de contar con estaciones de carga de automóviles eléctricos, aumenta de complejidad de instalaciones.

Esta realidad exige sistemas de gestión de energía cada vez más sofisticados. Mediante dispositivos inteligentes y capacidades avanzadas de comunicación y datos hacen posible que los edificios calculen sus necesidades energéticas las sincronicen con las diferentes fuentes de energía para gestionarlas mejor y maximizar el ahorro de energía.

Los sistemas inteligentes de gestión de energía en viviendas y edificios facilitan la producción de energía con fuentes de energía renovable, reduciendo la dependencia de fuentes externas, haciéndolos autosostenibles y generando ahorros y beneficios económicos.

La gestión inteligente de la energía y sus posibilidades

Cada edificio o vivienda se comporta de diferente manera, dependiendo de los hábitos de los habitantes, como también de los dispositivos o equipos que contiene. Los sistemas de gestión de energía que buscan optimizar el uso de energía, lo deben considerar como un factor más a tener en cuenta.

Para una mejor gestión de la energía es importante tener una comprensión clara de cómo se consume. Mediante contadores inteligentes es posible medir el consumo de energía hasta el nivel de los circuitos

dentro de las instalaciones, lo que junto con dispositivos inteligentes permiten la automatización y facilitan su gestión.

El gestor energético permite, mediante una función lógica, recopilar información sobre lo que quiere el cliente, la configuración de los dispositivos del edificio o casa, la red y cualquier otra configuración adicional. para tomar la decisión de cómo optimizar la generación o el consumo de energía en función de estos insumos.

Se toma información en tiempo real sobre el consumo de equipos como: electrodomésticos, iluminación, equipos de oficina, aire acondicionado, motores, etc., para conocer los requerimientos de energía en cada momento. También, de las fuentes de energía disponible como la red pública exterior, los sistemas fotovoltaicos, los sistemas de almacenamiento de energía.

Esta información permite conocer los perfiles, tanto del consumo como de las fuentes de energía para tomar decisiones como cuál fuente utilizar o qué carga no prioritaria desconectar, en caso de picos de consumo que pueden sobrecargar el sistema. Con esto se puede contribuir, además, a mejorar la estabilidad y la eficiencia de la red eléctrica.

Por las razones expuestas la eficiencia energética es cada vez gana mayor aceptación. Los costos iniciales que se requieren para desarrollar un proyecto de esta naturaleza pueden hacer dudar, pero los ahorros que se pueden obtener es el mejor argumento para tomar la decisión de implementarlo

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