Versión Libre 2021

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LA LETRA

Edición Libre 2021

CAPCIOSA
EL SALVADOR, 2022
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VERSIÓN LIBRE

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LaLetraCapciosa

EdiciónLibredetextosliterarios

Directora:Alyson M. Hernández-Chávez

Editor: FlavioA. Menjívar-Cartagena

Diagramadora :Alyson M. Hernández-Chávez

La Letra Capciosa: edición libre, por La Letra Capciosa, está creada bajo la licencia de Creative Commons, específicamente la de “Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4 0 LicenciaInternacional”

Por tanto, se permite la reproducción total o parcial de esta revista, por cualquier medio físico o electrónico, siempre y cuando se utilice el enlace del cual procede para compartirla Se exhorta a citar y referenciar si se hace uso escrito del material aquí expuesto. Está prohibida su venta y creación de material derivado como edición de la obra misma.

Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” Centro deAsuntos Estudiantiles El Salvador Septiembre de 2022

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ÍNDICE

PRESENTACIÓN 12

POESÍA 14

Agendas... 15

A la poesía 17

Caperucita 19 Conóceme por la mañana 21 El silencio 23

Empatía 25 Escapar 26 Escucha 28 Glosa 29

Haiku 31 Hoy hablé de vos 32 Hoy… te amo más que ayer 34 La huída 38

Pertenecer 40 Poemas marca pajarito 42 Porque no te quise, porque no te quería, porque te amo 44 Primavera en el pecho 45

¿Ser normal o irnos, desaparecer o quedarnos? * 46 Sin ustedes 47 Su sombra 49

MICRORRELATOS 50

Avenida Independencia 51 Ciudad ratón 52

CUENTOS 54

Artista anónimo 55 Barco de estrellas 59 Collegamenti 61 Lawrence y el Pecador 63

La Espera 69 Mi rostro 74 Papel matamosca 76 Prudencia 80 Tú y yo 83

OPINIÓN 85

“Atrévete a saber”: el lema de la Revolución 86 Estamos hechos de sueños 89 Reflexión sobre la relación de los debates con la dialéctica 91 Reflexión sobre la vida 92

ARTE 94

My sea 95

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PRESENTACIÓN

¿Qué misterio esconde La Letra Capciosa?

Me llamó la atención que un grupo de jóvenes le haya puesto por nombre “La Letra Capciosa” a una revista literaria. Y más me llamó la atención que ese grupo de jóvenes haya pensado en mí, que soy un adulto mayor de casi ochenta años, para que hiciera la presentación de la revista en su aparición al público, pero enseguida entendí que tanto la escogencia del nombre de presentación, tenían que ver con la significación misma de “capciosa”.

Una pregunta “capciosa” base de algunas adivinanzas intentar encontrar el sentido que se esconde en la expresión “letra capciosa”.por

parte del ser parece un toro; pero realidades”. Eran, pues —insistamos—, “letras capciosas”.

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Dicho esto, veo la responsabilidad que tenemos los que amamos la “literatura” o arte de usar las “líteras”, las “letras”. Ser escritor o escritora, poeta o poetisa, es una labor lúdica, ciertamente: “jugamos” con el lenguaje, les damos volteretas a las palabras. Pero ¡ojo! también es una labor seria: al maromero que no practica se le vienen abajo los malabares. En los escritos de ustedes he visto mucha madurez; poemas y cuentos que captan a profundidad problemas muy humanos: amores felices tanto como frustrados; mordientes soledades, vacíos existenciales, pero también vidas disfrutadas a plenitud y hasta precoces cinismos. La palabra —dice una reflexión muy atinada que leí de uno de ustedes— puede ser portadora de semillas que se transformen en hermosas flores, o puede ser un arma que siembre rencores, ira, desalientos y coseche sombras y temores.

Mi consejo: fórmense, lean, escriban, vivan a plenitud la vida, sean altruistas y solidarios. Y van a ver cómo las palabras que digan o que escriban, cada vez más ayudarán a poblar el mundo de “capciosos” e inéditos significados, pero sobre todo, de sólidas y nuevas esperanzas. Afilen, afinen sus palabras, pero no para convertirlas en espadas, si no en plumas que ayuden a remontar inacabables vuelos.

Y ahora sí entendí por qué me escogieron para escribir esta presentación. Lo “capcioso” está en que siendo yo alguien muy entrado en años, puede tener mi palabra un alma juvenil, un espíritu que entienda los propósitos que alientan a esta promisoria “Letra Capciosa”.

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POESÍA 14

Agendas...

Escrito por Roberto Callejas

Agendas, diariamente planificadas, agendas mensualmente ordenadas tan ligeras que, sin pesar, recogen horas en llantos; aferrados a vuestros galicinios como ciudades que no duermen, como ocasos, pronto envejecen. Al filtrar de la arena, cada quebranto de espacio cada quebranto sin tiempo; cada perla que remoja la arena y sus lenguas, ¡es único! “ ay doctor” clamores y lamentos “ ay señor” …

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A lo lejos, intachables recetas vuelven lerdas, mientras al cuello cuelga un credo la esperanza haz de crearla en paciencia el paciente, resultado de conciencia mientras el valor de un leal, remanente de un guazar, en lo especial “Dios es primordial”. Al pasar, días van… Días vienen… la mañana una doncella; la tarde se cuela de visita y la noche una encrucijada de estrellas, el reloj marca y marca el dolor bastardo encarnece, sólo el sueño profundo lo envejece…

Mientras a lo lejos, un rayito de luz “extra orgullece”. La familia se recalca implicada, pero también hay un Ángel aferrado a la cama, padece de insomnio, nunca duerme al igual que enfermeras.

Juntos exponen un anfiteatro, sin más que decir hacen un hermoso relato. ¡Claro! Al igual que un buen libro, “ no todas sus páginas son risas y sonrisas” también existen tristezas pesimistas, crueles, machistas… pero la esperanza siempre recorre a una sonrisa, al corazón el tiempo lo enfatiza, aunque lo marca de por vida.

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A la poesía Escrito por Daniella Orellana Antes, no te tomaba en cuenta. Te marginaba en el rincón oscuro de la no creatividad, esperando a tener el corazón achicopalado para sacar algunos versos acumulados en el fondo de mi esófago.

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Luego, disecadas las ideas, deshidratas de tanto llorar, te abandoné y te otorgué el título de: “escritura del despecho”. Ahora, te escribo desde el amor propio, desde el envejecimiento, desde las experiencias, desde la cotidianidad, desde la revolución que también es cariñosa. Desde la niña que guardo todos los días, desde el enojo acumulado de no pertenecer a ningún lado, desde la insolación y la cobardía… Allá quedó abandonado el amor, el último tema en la lista.

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Caperucita

Escrito por Gabriela Granadino Caperucita ¿Dónde vas?

Vas donde tu abuela, vas a empezar un gran viaje Llevas comida, llevas tus sueños, llevas tu andar.

¿Caperucita, segura que sabes dónde vas?

La dirección correcta, los cruces exactos. Dime, ¿no tienes miedo de encontrarte con un lobo que te engañe y que te lleve a otro lugar? ¿o que te lleve al mismo… ese según tú, tú destino final? Más no sea tu abuela quien esté en cama pues su outfit profesional te engañe y te devore el lobo de tu seguridad.

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Ten cuidado caperucita, el bosque del hombre es peligroso, los pájaros ya no buscan solo pan, pero el tiempo corre y si te echas a llorar; te agarre la noche, pero ten confianza, el día llegará. Caperucita blanca, negra, roja, café, no importa tu vestimenta de cualquier forma, estructura o realidad ¿Realmente sabes dónde vas? O ¿crees saberlo?

Hazme un favor, cuando llegues a tu destino, llévale a tu abue una flor y que en ella esté mi nombre, que me espere En algún momento llego yo… Yo, la despistada que no se sabe ni el primer cruce, no se sabe la dirección, la que anhela reencontrarse con esa flor.

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Conóceme por la mañana

Si todo se termina mañana quiero que me veas cómo soy mar adentro entre tus sábanas sin saber bien quién soy.

Algo inquieto y lento tu amor fue más que el miedo de este humano enfermo con el que a diario me enfrento.

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Déjame que te vea una vez más armada con tu sonrisa más natural con los regalos que deberían de llegar estaré esperándote más allá. Donde el río desemboca no te quedes con mi pasado que nadie sabe cuándo será la hora en que me vaya haciendo al lado. Si todo se termina mañana quiero que me veas cómo soy mar adentro entre tus sábanas sabiendo ya quién soy.

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El silencio

Llegas como suave brisa a mi vida. Llegas a darme paz y gratuidad. Llegas a apaciguar mis dudas. Llegas y me encuentro conmigo mismo.

Llegas como suave brisa a mi vida. Llegas a darme paz y gratuidad. Llegas a apaciguar mis dudas. Llegas y me encuentro conmigo mismo.

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Llegas como suave brisa a mi vida. Llegas a darme paz y gratuidad. Llegas a apaciguar mis dudas. Llegas y me encuentro conmigo mismo.

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Empatía

A veces olvidamos que el otro es, justamente, otro. Que es protagonista de otra historia. Que el otro también puede. Que el otro también siente. Que el otro también es.

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Escapar

Del polo sur, al polo norte.

Del pacífico, al atlántico.

De la oscuridad a la luz.

De lo grande a lo pequeño.

De lo conocido a lo desconocido.

De la confianza a la desconfianza.

De la desgracia a la gracia.

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Escapar, para esconderme. Escapar, para no cambiar. Escapar, para huir. Escapar, para no responsabilizarme. Escapar, por el miedo. Escapar, para no traicionar. Escapar, por amor.

¿Cómo escapar?

Escapar, de mí mismo. Escapar de mi ego. Escapar de mis miedos. Escapar de la soledad. Escapar, para amar. Escapar, por la libertad. Escapar para vivir.

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Escucha

Escrito por Lourdes Ortíz

Contigo me sentí desprotegida porque pusiste tu oído atento a mis palabras, mientras el silencio había sido siempre mi auxilio.

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Glosa

“Los que pasan no saben que una flor es el precio de la suerte” David Escobar Galindo Aun duerme cuando el cielo disipa su noche aparta el frío de las calles y de su fortuna los que pasan no saben.

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Aumenta el ruido, el rumoreo y el gentío. Nunca hay tiempo y no importa mientras duerme la pequeña de la madre que se planta en el semáforo para sonreír, con los labios más rojos que una flor.

Aúlla la luz del Sol. El hambre al despertar está segura y quien lleva una moneda suelta la entrega, y quien lleva la miseria en los labios, endurece el ceño y morir mientras se duerme es el precio de la suerte.

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Haiku

Escrito por Luis Velásquez Cristo volvió para devolverme mis pecados. Amén.

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Hoy hablé de vos

Hoy hablé de vos de cómo me hiciste feliz te recuerdo con cariño idealizando, consciente de que ya no existís.

Hoy hablé de vos "me enamoré y fue así" ningún detalle que recreé le hace justicia a cómo me salvaste o a que hiciste tanto bien.

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Es curioso, fijate ni siquiera siento como un sueño es algo más lejano, tal vez ajeno una vida pasada historia ya sin dueños. Hoy hablé de vos y por primera vez al verte no corrí dijo una pequeña vocecita mía (ni recordaba que estaba aquí) "sos libre, seguí".

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Hoy… te amo más que ayer Escrito por Gonzalo Fuentes

Que espléndido sentimiento es aquél, que te hace sentir que la vida es tan efímera como la existencia misma. Hoy salí a caminar por los campos verdes de mi pueblo, cruce por varias laderas de montañas hasta llegar a la cima de una, especté una vez más el ocaso de tu rostro, cuando caes tendida sobre las nubes, sonreíste al horizonte y se entumecieron las aguas de los mares. Mira que tanto impacto tienes en la naturaleza. Divina aparición, me tienes atado al roce de tus pies por mi rostro.

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Ayer te dije que te amaba, y que, aunque vinieran siete Cristos, nada cambiaría la emoción que invade mi cuerpo cuando te abrazo, cada vez siento tu piel impregnada a la mía, vida loca que nos unió en este mundo sabio. Qué espectáculo es verte disfrutar de tu esencia. Cómo me inspiras a escribirte todos los días, las palabras de mi mente salen tatuadas con tu nombre, mi amor ya está enamorado de ti, qué discrepancia la de los dioses. Crearon un ser más hermoso que todo su poder, ese eres tú ¡Oh! cómo te amo. He cavado una tumba con tus recuerdos, porque he muerto por dentro desde que te fuiste. Hoy estuve en esa montaña donde fuiste mía una y otra vez, donde siendo santos los dos, conocimos el pecado de amarnos el uno al otro. Parado me mantuve, en silencio, haciendo honor a nuestra felicidad, mientras en mi cabeza sonaban las siete trompetas de los cielos, acompañando tu voz junto con la poesía que te he escrito.

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Besé tu frente la última vez que nos vimos, tal cual lo hizo Dios con su creación para luego dejarla en paz, pero manteniendo su presencia en ella. Hoy anduve por los caminos donde solíamos desnudar nuestras almas y hablar sobre lo que nos pasa, miraba tus ojos y en ellos reflejabas la desesperación de tu vida, y en ellos mismos expresabas la tranquilidad que sentías cuando desfallecías conmigo. En repetidas ocasiones me dijiste que tenías que irte, que las musas reclamaban tu presencia, pues habías dejado de darle vida a las flores por irte conmigo. A pesar de ello, con tu mirada me rogabas que nunca querías irte, lo único malo de habernos visto en ese lugar fue que no duró más, y rápidamente volvimos al pesar humano.

Con una caricia me diste a entender el lenguaje de tu alma. Una vez más te dije que te amaba con toda mi capacidad para hacerlo, una vez más te fuiste por entre los rayos de la luna, y llegaste a alumbrar mi noche. Cuán bella te mirabas ese día. No olvido el envolvente olor de tu cabello, el intenso color de tus labios cuando decían mi nombre, las veces que encontraste refugio y mi pecho, y aquí te quedaste.

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Conservo las fotos en mi mente, y no las borraría ni por lobotomía. Has estado desaparecida, has escondido tu lindura de mí, alejándote sin mediar palabra, aquí te esperaré, sentado en la cima de esta montaña, donde sin ser uno, fuimos uno. Hoy salí a caminar por donde solíamos pasar el tiempo, donde huíamos de nuestras vidas para estar en la nuestra, inventábamos un nuevo espacio tiempo, que nostalgia me da amarte con esta intensidad. Pareciera ayer que una vez más te dije que te amo, no sé muy bien, escribo mis pensamientos para dibujarte en mis letras y hablarte por mis manos, no pierdo la esperanza de la reencarnación, porque solo me encantaría recibirla si vienes a mi lado nuevamente, benigna figura celestial, me encantas como no tienes mesura, ya recordé que si fue ayer que te dije que te amo, y hoy… te amo más que ayer.

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La huída

Por veces es complicado entender a la vida, verla, sentirla, abrazarla, ya que, cual repelente a sus encantos, cada día se asoman las lágrimas en el recorrido de nuestros rostros, nuestra quebrantada vida. Ni asomamos a darnos cuenta de que vivimos en la mayor paradoja: recibir tal regalo como el aire en los pulmones y el corazón en sangre, solo para arrebatarnos todo aquello que alguna vez, en un lejano sueño de infancia, parecían cuentos y fantasías hechas realidad,

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la aventura en lo desconocido, los mil caminos en lista, para ver más adelante en la historia que ninguno nos llevaría a la nuestra. Simplemente antes la vida parecía vida, y lo fue hasta la inesperada aparición de la incertidumbre en la madurez, donde atestigüé el escape de mi alma y junto a ella, la añoranza de la emoción, el sentimiento y el consuelo. Solo bastó un suave toque en las mejillas para sentir el vacío de mi ser, y el emerger de un sin fin de dudas en los rincones desconocidos de mi espíritu.

Un día repentinamente, reinó el silencio, el escape de la vida, el éxito en el abandono de quien no vive sin tener un pequeño destello de su magia. Con tanta frialdad, dio rienda suelta a la soledad del pensador frente a la inmensidad del universo, siendo no solo prisionero de la inevitable perdición, sino también de la constante añoranza de sus dulces toques al amanecer, justo al encuentro del vacío existencialista con las seguras palabras de la conciencia.

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Pertenecer

Te pertenecen mis cartas anónimas del 14 de febrero, alguna que otra canción de mi lista de reproducción, un apartado especial en mi libreta de dibujo, en fin, te pertenezco.

Te pertenecen mis labios, mis pupilas, los lunares, y las venas de mi piel, te pertenece mi cuerpo, en fin, te pertenezco.

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Te pertenecen mis noches de desvelos, mis sueños, y pensamientos de día, en fin, te pertenezco.

Te pertenecen mis deseos más profundos, los latidos acelerados de mi corazón al verte, las veces que pestañeo, y las que no también, en fin, te pertenezco.

Te pertenece mi alma, mi sonrisa que nace bajo la tuya, te pertenece, también, el dolor de tu ausencia, en fin, te pertenezco.

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Poemas marca pajarito

Si me voy, lo primero que empacaré serán mis poemas: Poemas heridos Poemas vulnerables Poemas irreverentes Poemas enamorados Poemas maternales Poemas silenciosos Poemas ausentes

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Poemas sobrevalorados

Poemas anticuados

Poemas marca pajarito

Poemas revoltosos

Poemas vulgares

Poemas ahogados

PAREN

¡No me sé tantos adjetivos!

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Porque no te quise, porque no te quería, porque te amo

Te vi y te evité ¡gracias a Dios!

Volviste, te cruzaste en mi camino, cuando yo podía ser mejor que tú, cuando tú me quitaste el protagónico, te odié. Ya no te vi, no te extrañé, me hiciste feliz con tu ausencia.

Volviste, pero no eras más un peligro, ni enemigo, ni rival, tú eras tú y yo era yo. Allá no sé qué hiciste y que no, pero sé que no quiero saberlo, no lo necesito y tú tampoco. Me miraste y yo a ti, tus manos me hablaron y tu cuerpo me habló.

Te admiré siempre dijiste te esperé.

Te amo te dije te admiré.

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Primavera en el pecho

Lloró por tanto tiempo, que sus lágrimas se endurecieron, como fósiles. Se transformaron en semillas y al poco tiempo, florecieron. Ahora, su pequeño ser carga la primavera completa en el pecho.

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¿Ser normal o irnos, desaparecer o quedarnos?

Salimos a caminar te tomé de la mano un ojo me picaba me rasqué … Ahora me ausento.

Achú -dijiste - salud- te dije… Ya no estás Tengo hambre, ¿buscamos una mesa?… ¡Feliz cumpleaños, ya queremos pastel! …

Te extraño – abrazo - ya no te extraño … Permanecer o no, ese es el dilema, lo normal está sobrevalorado, nada es normal, todo es normal.

*Anécdotas de la Covid

*
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Sin ustedes

Soy yo conmigo misma y yo sin mí, soy yo con las partes que me rompieron y sigo siendo yo con los trozos que creé después. Soy yo cuando me alejé de ustedes y soy yo cuando decidí seguir. Soy yo el tiempo que derramé lágrimas hasta no tener más.

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Soy yo porque cuando creé un nuevo rostro, no lo hice por ustedes, porque cuando veo las fotos, veo lo feliz que me hicieron.

Ustedes ya no están, algo se rompió y se alejó cuando me fui. Soy yo cuando los perdoné porque ya no me dolían y necesitaban mi perdón para encontrarse. Pero no pudieron. Soy yo, porque yo ya no los necesito.

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Su sombra

Y cuando cae la noche, cubro mi cabeza, ahí ella aparece y se postra frente a la puerta, siento como poco a poco se acerca a mí, y curiosamente, cuando levanto la sábana, no hay nada más que un vacío, que, por alguna extraña razón, nunca se termina de acercar completamente a mí, y se queda únicamente viéndome dormir.

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MICRORRELATOS 50

Avenida Independencia

Ayer venía en la “F” que sale de Santa Lucía, pasa por el Colón y luego hace una larga fila sobre la Independencia para llegar a la parada de Metro. Venía sentado, viendo por la ventana rumbo al poniente, impaciente porque el calor del mediodía sofocaba y la cola sobre la Independencia no avanzaba. Los cuatro carriles dos de subida y dos de bajada estaban colapsados como si fuera San Salvador; ¿¡cuándo la Santa Ana de mi niñez se hizo una mini capital a réplica!?

Entre el murmullo de la gente, observo varios campesinos, algunos estudiantes, potenciales profesores, enfermeras, quizás un medio trabajador, dos que tres desempleados, un potencial asaltante, un soldado de licencia, un futuro represor…; pero me fijo en tus ojos, que chocan viendo los míos un instante, un segundo, una eternidad… Sin darnos cuenta hablamos de tu vida, mi rumbo, tu destino, del mundo, de lo que haremos y lo que deseamos, tus sueños y mis anhelos… Me sentí conectado a ti intempestivamente como corriente eléctrica, y sentí tu energía correr dentro de mí.

Sin saberlo, viví mi vida en el tráfico de la Independencia.

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Ciudad ratón

Escrito por Jennifer Rosa

Lejos de la humanidad, los ratones decidieron formar su propia ciudad, donde con abundantes frutos siempre podían contar.

Mientras los ratones se reproducían, también más gatos aparecían. Estos se volvieron un problema de seguridad para la pequeña ciudad.

Se formaban grupos de ratones para buscar soluciones, pero cuando estos daban ideas, también se daban confrontaciones.

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Por más experiencia que algunos tenían, el egoísmo de los otros también crecía; se negaban a aceptar que otros ratones sabían más y, por tal razón, a la problemática una solución no podían dar.

Llegó un día, de visita, una víbora cascabel que dijo que la problemática de los gatos podía resolver. Su lengua larga dejaba ver, y a la mayoría lograba convencer.

El voto de la mayoría hizo que la puerta a la víbora se le abriera con gran alegría, y en un par de días la serpiente invitó a todas sus amigas.

Con el tiempo, los gatos dejaron de llegar, al enterarse que ratones ya no habían más.

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CUENTOS 54

Artista anónimo

Y ahí estaba de nuevo, quejándose con los demás artistas de ¨ su época¨, aquellos que, sí valía la pena según él, escuchar. De nuevo, igual que siempre en estas fiestas u ocasiones sociales, su grupo se juntaba en un pequeño círculo, cerca de una esquina muy transitada, cerca de un librero o cerca de una obra de arte. Inconscientemente buscaban llamar la atención con su presencia; diría que él en especial, pues es al que conozco mucho más; es mi amigo desde los siete años; aunque, no hay diferencia entre los pintores y demás artistas.

Todos son iguales, todos son muy narcisistas. Sea sobre ellos o sea sobre sus obras, son narcisistas. Puedes verlos en estos encuentros criticando a los postmodernistas, a los clásicos, a los actuales, a los antiguos; al final, solo ellos saben qué es "arte". Si los filósofos los escucharan, se oiría el silencio, el silencio de los narcisistas que buscan llamar la atención. Esos son los artistas.

Él llevaba tiempo desempleado. Es el siglo XXI y no muchos buscan un retrato en óleo. Sin embargo, no era sorpresa verlo de nuevo criticando al arte actual y a los artistas más conocidos como ¨faltos de creatividad¨ o ¨vendedores de basura¨. ¡Dios nos libre si hablan

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de fotografía artística de nuevo!

Era tan difícil hablar con ellos; con él, específicamente, sobre algún tema que no involucrara a la pintura. Tal fue mi sorpresa cuando lo vi llegar a buscarme en medio de la fiesta, cerca del bar, para contarme la buena noticia: "alguien pidió una obra maestra mía". Mi sorpresa, por si se lo preguntan, era por su cercanía al bar más que la contratación de sus servicios.

Cuántas veces no había escuchado el discurso de que "los bares eran para y exclusivamente escritores frustrados". Habitualmente, le cuestionaba dicha doctrina cuando lo veía ir por un trago de coñac o ron. Entre todo lo que él hablaba, eso era lo que más odiaba, y lo admito: el siempre hecho de desprestigiar mi trabajo, y compararlo con algo tan simple como el trabajo de un alcohólico melancólico.

Al regresar a nuestro apartamento, lo veía completamente ansioso por empezar. Tiró las llaves y su chaqueta al suelo, detrás de la puerta. Corrió a su estudio y encendió todas las luces; mientras yo recorría, medio tambaleante, el pasillo para llegar a las escaleras, y subir a mi cuarto. Reconozco que bebí demasiado en la fiesta. Me veo en la necesidad de aclarar que mi profesión es inherente de esta situación aislada.

Pasada mi prueba de fuego, lo oía sacar sus pinturas, tirando los pinceles y moviendo cosas con el fin de liberar su estudio, que había sido clausurado hace mucho tiempo. Al siguiente día, y con una fuerte resaca, bajé las escaleras y fui directo a la cocina. Al pasar frente a su estudio, me llamó la atención verlo sentado en un banquito frente a un enorme lienzo que doblaba su tamaño y que yacía aún en blanco. No me sorprendería que hubiese perdido la práctica, la imaginación o ambas, y pasase la noche entera en vela.

Aproveché la situación para desquitarme un poco, así que le pregunté: ¨ ¿No encuentras que obra mostrar a tu cliente? “Llorando y con una gran sonrisa me respondió ¨Me ha pedido a mí mientras trabajo”, había pasado toda la noche pensando en cómo retratar en su futura obra lo que él denominaba el ¨alma del artista¨. Buscaba encarnar en una pintura aquella pasión que viven los pintores, que reiteradas veces aclaró que solo ellos lo sienten, al hacer una obra artística.

Lo dejé en paz luego de escuchar de nuevo su sermón sobre la fotografía; también lo admito, yo solo me lo busqué por proponer tomarle una foto mientras pintaba. Pasó, así, el día entero; lo dejé repetidas veces solo en el apartamento, encerrado en su estudio; regresaba y lo encontraba en el mismo lugar, con la misma idea clavada en la cabeza. Llegada la noche, después de una larga jornada, decidí levantarme de mi recámara para bajar a la cocina por un bocadillo nocturno: las luces estaban apagadas y supuse se habría ido a acostar después de un día infructífero; ni siquiera había escuchado que apagara las luces.

Bajé a la cocina y, después de recoger mi ¨premio¨ del refrigerador, me invadió la curiosidad por ver cuál era su avance. Vi el estudio abierto y me dispuse a entrar: la luna llenaba la habitación con su tenue luz; el cuadro estaba pintado casi perfectamente con el retrato de su estudio; era como si buscase recalcar toda la habitación exactamente como

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era.

Últimamente admito muchas cosas ante ustedes, y he de hacerlo de nuevo esta vez: no había perdido su habilidad con el óleo; aunque era demasiado bueno, logró recalcar incluso la luz de la luna que bañaba suavemente la habitación. ¿Habría pintado con la luz apagada para lograrlo o cedió a mis ideas de usar una cámara? Al terminar mi aperitivo, volví a la cama. Esperaba molestarlo al día siguiente con mis interrogantes.

Llegada la mañana, bajé emocionado con preguntarle cómo lo había hecho, pero su estudio estaba cerrado; creí que había decidido ensimismarse en su obra y no deseaba ser interrumpido por cuestiones inherentes a su trabajo. La contestadora tenía un mensaje grabado, lo que dio veracidad a mi teoría de su encierro: su asistente Brenda había llamado, desde hace meses había contratado a Brenda, una chica tonta que se aprovechaba de él y su necesidad de exaltar su calidad de artista.

Siempre que llamaba, él contestaba y pasaba varios minutos coqueteando con ella antes de que le dejase el recado. El mensaje, acompañado de ridículos e inapropiados apodos, daba la noticia de que el cliente anónimo estaría ese día a las cuatro de la tarde para recibir su obra. Demasiado pronto, pese a estar sentado todo un día y toda una noche enteras sin avanzar, y que en una noche realizó un exquisito trabajo, no creí que fuese a terminar para la hora establecida.

Me asomé a la puerta y toqué suavemente con mis nudillos. No hubo respuesta alguna; quizá se durmió por las anteriores velas o se hallaba demasiado concentrado en su trabajo. De todos modos, intenté abrir la puerta: estaba cerrada con llave. Decidí no darle importancia y seguir con mi día; tenía una entrevista con la editorial y luego saldría con Astrid al parque cercano a la plaza y después, seguramente, iríamos a su apartamento.

No pensé en él hasta que iba entrando en la avenida. Eran pasadas las cuatro, casi las cinco; apresuré el paso, me ganaba la curiosidad por saber si lo había logrado y, sobre todo, de ver la obra antes de perder mi oportunidad de apreciar el trabajo finalizado. Al entrar al edificio, choqué con un hombre de gran porte y altura, esbelto y serio de rostro, con un fino traje muy fuera de época; detrás de él, bajaban dos hombres obesos las escaleras con el enorme cuadro, cubierto con una caja de madera y cuero, hecha a la medida.

Había perdido mi oportunidad de ver la obra. Seguí igual mi ruta hasta el apartamento; subidos los primeros escalones, el hombre de traje me habló desde la entrada: ¨Le agradezco mucho a su amigo por permitirme disfrutar de su arte. Cuando pase por la fiebre de la pintura lo contactaré a usted, me gustaría leer la pasión que desbordan también los escritores¨. Sin más, dio la vuelta atrás con un ademán de despedida con la mano izquierda mientras cerraba la puerta del edificio.

Sin duda un sujeto extraño. Seguí subiendo. Al entrar en el apartamento observé la ausencia de algunos objetos; parecía que nos hubiesen robado,especialmente faltaban muchas de sus cosas. Especialmente. Corrí a su estudio que tenía las puertas abiertas y al entrar… no solo faltaron palabras para describir lo que había ahí; sus pinturas, los muebles, sus lienzos, pinceles, las ventanas, piso y paredes se habían esfumado; un vacío

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enfermizo inundaba la habitación.

La nada misma se posicionaba ahí, imponente y absoluta; no era ni luz, ni oscuridad; era la inexistencia puesta frente a mí. Hay pocas cosas que aterran a cualquier hombre: la muerte es una de ellas. Ese día viví un miedo peor que al de la muerte. La ansiedad y nerviosismo que impulsó presenciar aquella escena era mucho peor que cualquier otro horror en esta vida. Solo fueron unos pequeños segundos los que vi el cuarto; mi cuerpo volvió en sí y logré cerrar aquella habitación.

Inmediatamente salí corriendo a la entrada del edificio, a la calle. No había rastro de algún ser vivo. Llame a la policía, a Brenda, a sus amigos; nadie sabía qué había pasado y, peor aún, él seguía sin dar señales de vida o de dónde ubicarlo. Desapareció todo rastro de su existencia, salvo los recuerdos que aún teníamos de él. Muchos se han ido poco a poco, desaparecieron en los demás también, incluso en los más allegados; tal vez ya se hayan dado cuenta: ese día junto con sus cosas, la pintura y su ser, ese día se fue también su nombre.

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Barco de estrellas

Muchas personas le temen a la oscuridad, al vacío del espacio, al tiempo cósmico que se lleva los ojos de los astronautas al cielo, a la inmensidad de lo desconocido, a él…

Estuvo varado por siglos y su rostro era el mismo; las mismas pupilas que habían reflejado la Vía Láctea desde hace tanto tiempo. El vidrio del casco estaba empañado por su aliento. Sus manos habían temblado al no sentir la gravedad que alguna vez la acompañó mientras caminaba en la Tierra.

Sus ojos se fundían con el azul eterno de las nebulosas, y por eso, ella jamás supo qué color eran. Había estado solo desde que tenía memoria. Una memoria invadida por el humo gris que salía a diario de aquella taza de café, que se derramó cuando nunca volvió.

Era junio treinta del nuevo siglo en una ciudad fría y lluviosa, donde el cerebro de una niña estaba a punto de conocer lo que no es el miedo. Le había temido a tanto, incluso a sí misma; no podía confiar en su mente desde que el doctor la diagnosticó a los trece.

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La Olanzapina seguía en su mesa de noche desde aquella consulta médica. La caja blanca con letra carmesí permanecía quieta esperando a que su portadora la abriera.

Era de piel blanca, brazos delgados como los de una muñeca y ojos grises grandes. El cabello negro podía confundirla con un vampiro; se distribuía en dos trenzas que caían en sus hombros.

Su habitación estaba llena de recetas colgantes que indican un buen cóctel de medicinas; las horas eran puntuales y la fatiga evidente; los suspiros de la niña eran enormes. El cansancio de su organismo era aún peor.

Todo era una rutina bien coartada; después de la cena iba la Olanzapina, el antipsicótico que hacía su realidad más real.

Estaba oscuro y los grises de la chica parecían derramarse en tristeza. Agradeció a sus padres por la comida y caminó escalones arriba para aislarse una vez más en su cuarto, que en vez de tener posters rosa decorativos, tenía nombres extraños de medicinas, que no tenía idea de su existencia hasta aquel día.

Cerró la puerta con melancolía, dejó salir el aire viendo al suelo, se sentó en la cama con las piernas cruzadas; alcanzando el vaso de agua junto a la caja blanca, vio a la ventana como lo hacía todas las noches y…, derramando una lágrima, se llevó la pastilla a la boca. Tragó toda el agua como si fuese el último día de su vida; lo hizo brusco que incluso… su pijama se manchó de las gotas que caían de sus labios.

Estaba demasiado triste. Soltó el aire que se había acumulado en sus pulmones preparándose para dejar salir el llanto a flote. Así fue… se llevó las dos manos a la cara y no hubo nada que pudiera calmarla.

Entre sollozos logró hilar unas cuantas palabras:

Eres un fenómeno, Lisie… un asqueroso fenómeno…

El autismo era otro de sus tantos problemas que la llevaban a odiarse con todas sus fuerzas, pero no era el único… el hecho de sólo existir la perturbaba día y noche; había querido quitarse la vida en tres ocasiones, dejándole como resultado una marca en la muñeca derecha, una marca que casi formaba la figura de una luna en cuarto creciente, producto del salto que dio tras escuchar el ruido de los golpes de sus padres a la puerta del baño.

El sangrado fue extenso como sus ganas de desaparecer.

Pero esa noche… iba a ser testigo del amor que tendría por la vida que nunca la abandonaría hasta el día de su muerte.

Y no sólo por la vida…

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Collegamenti

Palabras, palabras, palabras. Las vemos, escuchamos, analizamos, murmuramos, asociamos y gritamos sin parar. Las usamos pensando y sin pensar, al imaginar, soñar, sentir y expresar aquello que tanto queremos decir. A fin de cuentas, ¿qué más podemos esperar en un mundo de palabras? Hemos pasado tanto tiempo con su compañía que nos parece imposible pensar en un mundo sin su existencia y su sinfonía. Justo por eso nos parece tan interesante imaginarnos el mundo antes de su aparición. ¿Te imaginas la manera en que el humano Neandertal pudo haberse comunicado antes que surgiera la primera palabra? ¿Habrá sido un mundo de gruñidos y exclamaciones, o habrán encontrado otra manera de manifestarse que no conocemos? A decir verdad, no tengo respuesta a estas preguntas, pero al formularlas puedo imaginar un millón de posibilidades.

Ahora bien, debemos considerar que existen tantos interlocutores como palabras en el mundo, e incluso más. Existen quienes les gusta utilizarlas con un tinte de poeta, añadiendo oropeles y decorados por todas partes con su dramatismo y simbolismo sin igual. Hay quienes las ven como un simple objeto sin valor, ni las respetan, ni las utilizan

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bien.

Las desgastan y desperdician, ya que los sonidos que salen de sus bocas no son más que chirridos que se convierten en desechos que nunca lograrán encontrar la manera de reponerse. También están aquellos que les tratan con cariño, aunque no siempre sepan cómo utilizarlas y les tratan con tanta admiración que logran calentar el corazón humano, causando alegría con sus ganas interminables por conquistarlas y emplearlas como es debido. A quien más se debe temer es a aquél que toma las palabras para producir daño. Toman una palabra libre e indefensa y le inyectan su tinte de maldad, esclavizándola y manteniéndola para sí mismos sin considerar su deseo de libertad. ¿Saben qué es lo más triste de este crimen? Que el malhechor es capaz de envenenar los corazones de las personas con cada palabra pronunciada cuando la susurra al oído del dormido sin importarle sus efectos. Finalmente, puede encontrarse al interlocutor que ama, respeta y sabe reconocer el poder de lo que dice e intenta consolar el daño sufrido; la toma y la refugia intentando acomodarla en su mente de tal manera que, cuando salga de esta, la palabra malherida pueda volver a ser libre y limpiar las impurezas en los corazones de los otros aprendiendo a sanar, enseñar y a contribuir hacia un bien supremo. Muchas veces pasamos de un interlocutor a otro, incluso sin darnos cuenta cuando olvidamos lo que decimos o ignoramos su significado; por esto, siempre debemos intentar entender lo que decimos, pensamos y sentimos, para así evitar errores que puedan lastimarnos.

Justo por esto nos parece tan gracioso observar a los pequeños utilizar las palabras. Lo cierto es que, en preescolar, nuestro mayor interés es simplemente colorear, pintar y jugar en los patios y las aceras. La vida es simple; por eso nuestras palabras son sencillas, y nos molestamos cuando nos enfrentamos a palabras tediosas y difíciles sin admirar su belleza. No es que critique la inocencia del niño, pero debemos admitir que nos perdemos de ciertos detalles mientras nos encontramos en nuestro mundo de algodón de azúcar y chocolate derretido.

Con el paso del tiempo, comenzamos a notar lo especiales que son nuestras palabras, notamos su musicalidad y encontramos significados que nos maravillan. Conocemos palabras hermosas que nos hacen soltar una lágrima cuando las escuchamos, pero también aquellas que no deben salir de nuestros labios. De esta manera, descubrimos que existen palabras que deben ser evitadas para no provocar daño, otras que deben usarse con sabiduría, y aquellas que nos parecen extrañas e incluso salidas de un cuento. Por eso duele tanto ver palabras destrozadas por la villanía sin clemencia.

En fin, las palabras son hermosas, pero lo son aún más cuando son utilizadas por la pluma correcta. Por esto, ten cuidado con tu teclado, lapicero, cuaderno, pizarrón y boca, ya que estas son como flores: existen aquellas que te endulzan el día con su fragancia y elegancia sin igual, y otras que podrían acabarte con el veneno que llevan dentro o comerte vivo por haberte descuidado. ¡Ten cuidado! E intenta ser buen oyente, orador, lector y escritor. No te precipites, no juzgues y no te quejes sin conocer bien la situación. Y, tal vez, de esa manera, podremos tener un mundo mejor.

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Lawrence y el Pecador

"Se dice que en la catedral de Rätsel existe una misteriosa y hermosa pintura, la cual revela los pecados a cada una de las personas que se encontraran ante dicha pintura".

"Divina y tan hermosa que no te das cuenta que la misma pintura te observa Sientes que los mismísimos santos te observan mediante los pigmentos impregnados al gran lienzo en donde están pintados los ojos de la santísima trinidad" .

Muchas de estas palabras solían escucharse cuando se hablaba de la catedral de Rätsel. La verdad es que a las personas les intimidaba tanto esto que muchas veces dudaban en entrar al lugar. La catedral era la única en el pequeño pueblo de Rätsel; se encontraba en la plaza cercana al bosque. Tenía un aire tenebroso y de fachada gótica, que dicen que de noche, las gárgolas y los santos que decoraban su arquitectura observaban y caminaban por toda la ciudad, vigilando las tierras de los alrededores.

Rätsel es un pueblo que no aparecía en el mapa; era como el pueblo perdido al noreste de Alemania. Era una zona boscosa, húmeda y fría. Las personas vivían tranquilamente y eran de creencias demasiado ortodoxas.

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Aquel jueves por la tarde fue diferente. El joven Lawrence entró a la catedral, se santiguó mientras apreciaba el crucifijo que estaba detrás del altar y, curioso, comenzó a observar las pinturas que formaban parte de las paredes de la catedral.

"Una de estas debe ser la famosa y misteriosa pintura, ¿verdad...?", pensaba, mientras sus verdes ojos se posaron en la décima estación del vía crucis. "Realmente no creo que esta pintura exista, todas se ven normales...", su cabeza continuó. Un ruido de madera lo sacó de sus pensamientos de un susto, cuando vio a una mujer con velo negro de edad mayor salir del confesionario; la mujer sollozaba. Lawrence se limitó a observarla y verla partir. El chico sin, pensarlo mucho, entró al confesionario y, mediante el velo que separaba al sacerdote con el joven, distinguió la silueta del Padre Ernest.

Ave María purísima...

Sin pecado concebida.

El padre Ernest Knuth era un señor de edad media, de unos cincuenta y ocho años, más o menos, calvo, de unos fugaces ojos azules y una barba poblada y gris. Tenía una expresión de amargado, pero ante todos, era el sacerdote perfecto. "Ortodoxo y puro ante los ojos de Dios", solía describirlo la madre de Lawrence.

"Perdone, padre, que he pecado"...o al menos eso debería pensar que he hecho . Comentó el muchacho.

Dime tus pecados, hijo. Respondió el sacerdote.

Padre, yo honestamente vengo aquí a pedirle un consejo. Creo mucho en Dios, siempre le pido que interceda por mí, mi familia y por mis amigos, pero en mi familia dicen que estoy mal de la cabeza. Yo, la verdad, es que no siento que estoy mal, es solo que mi condición es muy mal vista por todos que me juzgan, me golpean, me gritan cosas por la calle, que llegó a cuestionar si ¿realmente Jesús nos dejó el mandamiento del amor y el libre albedrío?

¿A qué quieres llegar, hijo mío? Interrogó el padre.

Soy gay, padre. Me gustan los chicos. Y esperaría que antes de echarme de la iglesia escuchara lo que tengo que decir.

¿Sí sabes que, ante Dios, eso es una abominación?

Lo sé. Pero es algo que no puedo evitar. ¿Nunca se ha enamorado alguna vez, padre? Inquirió Lawrence.

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Mi enamoramiento y todo mi amor va dirigido hacia Dios, joven. Pero bien, te escucho.

Creo mucho en Dios, pero todas las actitudes de la iglesia, de las personas, de todo me hace replantear mi creencia hacia Él. ¿Si Dios nos ama a todos por igual, por qué por amar a otro chico me dirigiría al infierno?

Si te quieres librar de ir al infierno, debes seguir la ley de Dios, y nunca dudar de su palabra. Para ganarte el Reino de los Cielos deberás esquivar toda piedra de tropiezo.

¿No va en contra de Dios juzgar a los demás? El padre guardó silencio pensando en su respuesta, pero Lawrence continuó. Se supone que Él es el único que puede juzgarme, no veo la necesidad de tolerar a los demás juzgándome por mi orientación sexual... Usted piensa que cometer actos impuros va en contra de la ley de Dios; ya sabe, ser violento, golpear e insultar a las personas.

Pero claro que va en contra. Eso no es bueno.

¿Entonces son más pecadores aquellos que me han dado palizas por tomar la mano de mi novio? Tienen su razón de actuar así, hijo. Tu gusto hacia otros hombres no es normal. Dios creó mujer y hombre para que estos se reproduzcan, no creó a hombre y hombre, ni mujer con mujer.

Los dioses griegos no pensaban igual, padre.

Esos son cuentos de los griegos, ignorantes del cristianismo y ajenos a la obra de Jesús. ¿Qué sabían ellos de moral?

Padre, perdone si sueno grosero, pero con lo que me dice y todo de acuerdo a la Biblia, me parece una contradicción enorme.

¿Estás dudando de las palabras de Dios?

Sí. Si Dios es amor, ¿por qué condenó a Adán y Eva? Si Dios nos ama a todos por igual, ¿por qué se deshizo de todos con el diluvio menos a Noé y su familia? ¿Por qué probar a un hombre a matar a su hijo en su nombre?

¡Si quieres ganar el Reino de los Cielos, debes arrepentirte! gritó el padre sin piedad, con una voz tan seca que tuvo que toser al terminar de pronunciar aquellas palabras.

No. Dios me hizo así tal cual soy, padre. No voy a arrepentirme nunca de lo que soy yo ahora. prosiguió el muchacho después de un breve silencio.

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El padre Ernest aclaró su garganta antes de continuar.

¿Tú conoces a Johanna?

¿Johanna Lürmann? Sí. ¿Qué hay con ella?

Ella vino al confesionario un día, así como tú hoy, diciéndome que estaba harta de las críticas que las personas le daban a ella porque, a pesar de su edad, ella no quería ser madre.

No veo nada malo con que no quiera ser madre siguió Lawrence.

Hijo mío, Dios pone a cada quien en su lugar. Johanna es una muchacha muy bella, está comprometida y está embarazada. Espera un hijo .El ojiverde miró el velo que le separaba con el sacerdote, confundido. El sacerdote continuó y no sólo a ella la ha puesto Dios en su lugar. ¿Recuerdas tú el caso del padre Michael con la madre Margarethe?

Fue realmente una tragedia añadió el joven ¿Qué me está queriendo decir, Padre Ernest?

El poder de la justicia divina. ¿Sabías tú qué ese par tenía una relación?

Sí, Padre, pero eso lo supimos cuando salieron en la nota de prensa. Realmente mantuvieron su relación en secreto.

Pero para Dios no hay secreto, hijo. Es ese el poder de la justicia divina.

Lawrence, molesto por lo que el sacerdote le decía, levantó la voz ¿Me está diciendo que ellos merecían morir de una forma tan tortuosa y macabra, todo gracias a la justicia divina? ¿En qué clase de Dios cree usted y esta iglesia? Puso sus manos en sus sienes, a modo de no perder la compostura más de lo que ya la había estado perdiendo . Pues, si de eso se trata el juicio de "Dios", realmente no quiero seguir creyendo en "Él". Estoy dispuesto a irme al infierno de ser necesario.

¡La justicia divina de Dios existe y te caerá un fuerte castigo en tu vida si sigues llenando tu vida de abominación, pecado y mariconadas! exclamó el sacerdote furioso ¡Vas a morir por andar en calumnias sucias!

¡¡¡Pues prefiero morirme por mis calumnias sucias antes de seguir perdiendo mi tiempo en intentos de consejos moralistas de un sacerdote tan cruel como usted!!! exclamó el joven, abriendo la puerta del confesionario de golpe.

Miró a su alrededor. Una misa estaba comenzando y los presentes se quedaron viendo al

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joven; unas cuantas personas lo vieron asustadas y otras lo vieron con cara de desaprobación. Lawrence caminó, guiándose hacia la salida del largo pasillo de aquella catedral. Su camino hacia la salida lo sintió eterno, como si cada vez la salida se alejara de él. Caminaba cada vez más rápido para salir de aquel gótico y lúgubre lugar. De repente, sintió un olor a podrido, "debe de haber ratas muertas por aquí", pensó el joven, tapándose su nariz mientras daba zancadas cada vez más largas y rápidas para salir de la catedral.

Lawrence se detuvo en seco al sentir que algo cayó en su cabeza. Pensó que estaba imaginando cosas cuando de nuevo cayó algo en su cabeza, luego en su hombro izquierdo. Confundido, quitó lo que cayó de él en su hombro; era un gusano.

Llevó sus manos con asco a su cabeza y tomó lo que había caído en su cabeza. Gusanos. Vio un par más caer al suelo. Con la confusión a niveles altos, el joven volvió a tapar su nariz por el olor a podrido que tan de repente llenó el lugar. Volvió a ver a las personas, y ellas parecían no darse cuenta del olor y de los gusanos. Tras ver otro gusano caer el suelo, el chico decidió elevar su mirada para ver de dónde caían esos gusanos.

Y la vio.

No se lo podía creer.

Abrió sus ojos como platos para contemplar lo que tenía ante él.

¿Cómo no se le había ocurrido antes?

Lawrence cayó en cuenta que la pintura no estaba hecha sobre un lienzo como tal. Ante sus ojos se encontraba un fresco de la Divina Trinidad en el techo de aquella oscura y gótica catedral, pero se veía podrido. Las caras que representaban al Padre y al Hijo se encontraban verdes y con sus rostros desfigurados en disgusto y en ira. Los ojos verdes del muchacho no paraban de moverse del asombro; su mirada se arrastró hacia los ángeles, cuyas caras se encontraban en mueca de llanto, y justo a la par del que sería Dios en aquella imagen, el muchacho vio al mismísimo padre Ernest cometiendo el abominable crimen de violación a Johanna Lürmann, aquella mujer que no quería tener hijos. “Entonces por eso Johanna espera un hijo”, pensó el joven con lágrimas en sus ojos, viendo cómo también caían lágrimas de los ojos de la joven muchacha.

Lawrence guió sus ojos al lado de Jesús, y sus ojos estaban a su límite de abiertos; el muchacho sentía que se le caían de la cara por el disgusto de ver de nuevo al padre Ernest apuñalando de forma grotesca al padre Michael con la madre Margarethe yaciendo en el suelo sin vida y con sus órganos de fuera. Gotas comenzaron a caer sobre Lawrence. Ubicó a otro grupo de ángeles del fresco quienes lloraban cerca del Espíritu Santo; la blanca paloma se quemaba en la imagen y su expresión no manifestaba más que agonía; a su lado vio por tercera vez al padre Ernest entre llamas quemándose con una expresión maligna y

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corrupta. En lo que Lawrence dirigió su mirada hacia el resto de personas que no sentían aquel mal olor, vio cómo sobre cada persona presente en misa, la pintura se esparcía mientras se presentaba un pecado.

El señor del bar de la calle 4 se veía siéndole infiel a su esposa (el señor recién se casaba con ella). El niño que vivía frente de él tenía encima su imagen quemando los juguetes de su hermana menor. La señora Bach, su maestra de primaria, se veía envenenando a su esposo, y así sucesivamente con todos los presentes y feligreses dentro del lugar.

Lawrence regresó su mirada hacia donde se encontraba el padre Ernest, y sobre el confesionario vio de nuevo su imagen entre llamas, pero esta vez, su cara no era la misma que vio, sino esta era de sufrimiento y dolor, y sin más, el padre Ernest cayó del confesionario, yaciendo sin vida, interrumpiendo la misa e impresionando a los presentes por su repentina muerte.

Lawrence, con lágrimas en sus ojos después de la impresión que tuvo al ver aquel fresco podrido en el techo, y el cuerpo sin vida de padre Ernest, salió corriendo de aquel lugar, y cuando estuvo fuera, regresó su mirada al techo y todo parecía estar normal; una pintura al fresco de la Divina Trinidad un poco vieja pero bien mantenida e imponente, salvo las personas tratando de animar al sacerdote del confesionario. Luego de presenciar esto, Lawrence corrió a su casa para no volver a pasar por aquella catedral, aquella de las gárgolas que caminaban por la noche, aquella catedral con aquella pintura que muestra tus pecados, aquella catedral que era la única en el perdido pueblo de Rätsel.

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La Espera

El nerviosismo que atenaza los músculos de la espalda cuando vamos a entrar a una sala llena de personas se hizo presente justo en el momento en que abría la puerta del salón fúnebre. Había intentado ubicar a Raúl desde que había accedido a la antesala, esperanzado en identificarlo a una larga distancia debido a que el salón poseía dos grandes ventanales y las compuertas poseían vidrios que reflejaban el interior, pero fracasé en el intento. Una vez dentro, un pequeño porcentaje de personas volvió su rostro para observarme por unos ligeros segundos, pero desviaron la mirada despectivamente cuando se dieron cuenta de que solo se trataba de mí. Yo hubiera hecho lo mismo si me encontrara sentado con otras personas a las que no conozco más que superficialmente, unidos como hermanos en la superación de una velación a ataúd abierto.

Continué mi búsqueda con más ahínco al sentirme uno más entre la legión de espectadores pasivos, pero los resultados fueron igual de paupérrimos. Controlé la tentación primitiva de acercarme a observar el féretro para posteriormente apreciar el rigor mortis del cadáver, por lo que procedí a encontrar un espacio en el que pudiera completar mi transformación en uno más que observa el suelo con desdén mientras espera que algo rompa la monotonía de la ceremonia.

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Comenzaba a impacientarme y a experimentar la manifestación de los tics característicos de la desesperanza de esperar, cuando vi que Raúl se acercaba por la entrada. Decidí salir a su encuentro fingiendo que el alivio repentino que sentía no era tan grande, pero al acercarme al hombre me di cuenta de que no se trataba de Raúl. Para disimular mi error y evitar la vergüenza, continué caminando en la misma dirección y salí de nuevo de la sala.

Luego de esperar un par de minutos que parecieron eternos, el nerviosismo atenazador volvió sobre sus huellas primigenias pero con menos fuerza. Otra vez dentro. La lubricación de la que gozaba luego de mi primera entrada había ocasionado que me familiarizara con el resto de asistentes. Al decidir presentarme a la velación, no había diseñado un plan específico de acción al estar ahí, solo pensaba en pasar el tiempo que tuviera que demorarse el ritual y adoptar el comportamiento que Raúl adoptara. Debido a que no considero ser un inadaptado social y sí un poseedor del conocimiento de los contratos sociales básicos (como el fingir tristeza en un escenario como el que me rodeaba), intenté adoptar un estado de ánimo desesperanzado y reflexivo. No resultó muy difícil debido a que mi rostro se ha ido momificando con los años en una expresión facial de endurecida ausencia de emoción por nada.

Los minutos iban avanzando con una velocidad incapaz de determinarse más que por la sensación de abandono que cada vez se acrecentaba más. Empecé a sentir que me reducía irremediablemente, y que cada persona que pasaba a mí alrededor e ignoraba mi presencia solo abofeteaba mi rostro con más violencia en cada ocasión. Justo en el momento en el que ya no estaba seguro de si aún poseía una voz para gritar por auxilio antes de desvanecerme y desaparecer, observé que una anciana famélica se acercaba hacia mí con un andar frágil que tentaba a la gravedad para derrumbarla bajo su propio peso, pero justo antes de caer, una de sus piernas evitaba la caída y continuaba la locomoción.

Al identificar mi perplejidad y espanto al verla tan cerca de mí, la anciana me tomó del brazo y me obligó a acercar mi oído a su rostro, ya que deseaba decirme algo. “No tuviste que abandonar a Priscila de esa manera, y menos en una situación como ésta”, me dijo. Desorientado debido a que jamás había conocido a ninguna Priscila en mi vida, y sobre todo porque lo que más deseaba en ese momento era encontrar a alguien que conociera y no alejarme de esa persona, le respondí que no entendía a qué hacía referencia y que no sabía quién era Priscila. La anciana me observó con ojos inquisidores en un primer momento, pero tal vez ablandada por mi rostro de prisionero condenado sin conocer su crimen, me brindó una sonrisa cómplice.

La brutalidad de su primer acercamiento me hizo sentir como una víctima indefensa cuando me dirigió hacia unas sillas que estaban cerca del féretro e hizo que me sentara junto a ella. “A mí tampoco me agrada Priscila, y menos para que convierta a mi Patrick en un muñeco mandilón, pero es imposible no sentir lástima por ella en esta situación. Anda, sé un buen hombre y ve con ella”. Todo parecía indicar que las palabras que había espetado a la anciana minutos antes habían pasado desapercibidas o habían sido vulgarmente

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ignoradas. Tenía que cambiar de estrategia si quería librarme de esa situación absurda.

“Siempre es difícil con alguien como Priscila”, contesté, “ pero creo que la única manera de resolver la situación es que deje de esconderme como una rata cobarde y vaya con ella”. Me observó con una expresión de victoria orgullosa y me empujó para que me levantara. “Solo que no sé en donde se encuentra en estos momentos, ¿Podría indicarme dónde puedo encontrarla?”, le pregunté. La anciana torció su gesto de forma desaprobatoria en esta ocasión y me reprochó “ no te comportes como un corriente infantil. Está junto al féretro, destrozada. No sé cómo soportas mirarla en ese estado y no hacer nada”. Dirigí mi mirada hacia el féretro que había intentado esquivar momentos atrás y la observé.

Por la manera en que la anciana había clasificado como un sacrilegio mi abandono hacia Priscila, supuse que se trataba de una mujer joven; mi pareja, quizá. Debido a que suelo enamorarme de cualquier chica que note mi presencia y tenga algún gesto de educada amabilidad, no quería hablar con ninguna mujer en ese momento. Volví la vista hacia la anciana que, como esperaba, me observaba atentamente, casi deseando que me atreviera a continuar dejando que Priscila se hiciera uno con el cadáver y tuvieran que encerrarla en el féretro también a ella. No tenía otra opción, así que me acerqué a Priscila, y con mi escuálida mano, toqué su hombro.

No pareció notar mi contacto en un primer momento, lo que me instó a presionar más fuerte su hombro. Terminó por notar al intruso y se volvió hacía mí con una rapidez inesperada para alguien en su indefenso estado. Aterrado por el escándalo que había detonado mi acercamiento absurdo y torpe, me encontraba esperando que todos los puntos se unieran y la catástrofe ocurriera de una vez, pero Priscila me rodeo con sus brazos y se agazapó a mi cuello. “Patrick, ¡estás aquí!", exclamó. “Sabía que vendrías y olvidarías lo que había pasado. No hablaba en serio, sabes que no, jamás creería que tú provocaste la muerte de nuestro padre. Estaba desesperada y solo buscaba a quien culpar, pero nunca volveré a hablarte de esa manera, solo quiero quedarme aquí contigo”. A pesar de que el contacto, la fuerza con la que se pegaba a mi cuerpo y el olor de su perfume me hicieron, por un momento, dejarme llevar por lo bien que me sentía con ella, la separé de manera brusca de mí. No podía articular ninguna palabra, pero en realidad, no podía ni siquiera concebir lo que estaba sucediendo. Instintivamente volví a ver a la anciana, que ya no se encontraba en la silla en la que la había dejado. Su misión estaba cumplida.

Priscila tomó mi mano y se la llevó a su mejilla, soterrada bajo capas de maquillaje desparramadas por las lágrimas, que le daban a su rostro la apariencia de una pintura de arte abstracto. El asco y las náuseas que en un principio me había ocasionado la situación, se vieron debilitadas por lo mucho que me gustaba Priscila. Seguía sin expresar nada ni responder a sus disculpas lacrimógenas, e inseguro de la expresión que se reflejaba en mi rostro, solo acerté a alejarla del féretro y así escapar de la atracción perversa que provocaba que me acercara cada vez más a él, como si se tratara del sol y los planetas. “Patrick, no puedes tratarme de esta manera, sabes que mamá no vendrá y todos piensan que yo soy la

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culpable de la muerte de nuestro padre, no tú. No puedes dejarme sola ahora con ellos, debes de defenderme y hacerles creer que no es así”. Mi padre llevaba muerto más de 14 años, y aunque me acaban de notificar su muerte, en ningún caso estaría triste o desdichado.

Aborrecía a mi padre. Si en realidad fuese su cadáver el que estuviera en ese ataúd, lo único que haría sería acercarme para grabar en mi memoria una postal que me brindaría felicidad todos los días del resto de mi vida. “Tú no eres culpable de nada, Priscila. Sabes que nuestro padre te amaba sobre cualquier otra persona, incluso sobre mí”, respondí. Priscila se abandonó sobre mí de nuevo, y yo posé ambos brazos sobre su espalda. Yacimos así durante un largo rato.

Por ningún lado había rastros de Raúl; parecía que el bastardo había decidido dejarme solo. Nunca me había sentido tan desnudo e indefenso como cuando no lo tenía a la par mía, pero de repente, me comenzaba a sentir muy cómodo en ese lugar. La atmósfera había cambiado, se había tornado más ligera, y una sensación de algarabía, casi de júbilo intempestivo, comenzaba a bullir en mi interior. No solo yo había mutado, las demás personas se habían modificado también. Parecían por fin notar mi presencia, casi con respeto reverente cuando me observaban cerca de ellos. El nombre “Patrick” comenzó a escucharse en diversas conversaciones que luego se mezclaban porque todas las personas comenzaban a mezclarse. Parecía que era yo el que estaba en el féretro y provocaba que su estado de ánimo cambiara a mi antojo. Patrick parecía ser una persona con un gran poder de influencia.

El salón se había llenado de una forma vulgar; parecía que las personas no dejaban de entrar en manada y nadie deseaba retirarse del lugar. Había perdido de vista a Priscila, pero no me importó, ya no la necesitaba. Recordaba que el funeral de mi padre no me había hecho sentir de esta manera, casi deseaba volver a tener padre solo para volver a experimentar su muerte. Era tan revitalizador sentirse de la forma en la que me sentía que no pude evitar acercarme al féretro, que parecía imantado y con magnetismo sobrenatural. Observé dentro y no vi más que el cadáver de un extraño, un hombre al que jamás había observado en mi vida, pero que ridículamente se parecía a mí. ¿Por eso me confunden con Patrick?, pensé. Dónde se encontraba en estos momentos era un misterio, pero me alegraba de que se hubiera ausentado en esta noche.

La ceremonia continuó con su estridencia in crescendo a cada minuto; el ruido era apenas soportable. Se comenzaban a identificar groserías, palabras soeces, insultos que no tenían cabida en un contexto como el que me rodeaba, pero parecía que nadie lo notaba más que yo. Daría mi brazo derecho porque Raúl estuviera observando esto; tiene el talento para realizar observaciones agudas sobre el festival de la tragedia humana. Quisiera ser como Raúl pero, en cambio, me he convertido en Patrick. Sería cualquier cosa con tal de no volver a ser el adefesio anfibio en que me había convertido antes de que la anciana me extirpara del lago de inmunda intrascendencia en el que me encontraba asfixiándome.

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“Patrick, es ahora, es ahora o nunca, debes de decirles a todos que yo no maté a nuestros padres”. Priscila había aparecido junto a mí de la nada, como un roedor rastrero que acecha de forma sigilosa a su presa. ¿Por qué hablaba en plural? ¿Nuestra madre también estaba muerta? Parecía una masacre. Evalué si debía aceptar la culpabilidad de ambas muertes, pero Priscila parecía apunto de ponerse de rodillas y no era un espectáculo que deseaba presenciar. Me debatía sobre si era justo abandonarla en esa situación y dejar que todos la devoraran viva. No había una razón o motivo genuino que me hiciera permanecer en ese lugar.

Raúl jamás vendría y ni siquiera el propio hijo del fallecido se había dignado en aparecer. No entendía por qué me encontraba en ese lugar. Había llegado a la conclusión de que Raúl no aparecería, y cómo iban resultando las cosas, no me sorprendería que también estuviera en un ataúd, en el salón de velaciones contiguo. Tal vez Patrick había asistido a esa sala y todo se trataba de una inocente pero macabra confusión.

Estaba a punto de vomitar. Quería alejarme de ese lugar lo más que pudiera. No había nadie que odiara más en ese momento que a Priscila, a la anciana y al cadáver de mi padre, que incluso muerto, me obligaba a postrarme ante él en contra de mi voluntad. Mis piernas se habían endurecido terriblemente y parecía que habían echado raíces en el lugar en el que me encontraba parado, pero haciendo acopio de las pocas fuerzas que me quedaban, comencé a arrastrarme como una sabandija hasta la pared que se encontraba más cerca. El coro de voces errantes a mi alrededor me envalentonaba a seguir adelante. Al final, llegué a la ventana y pude abrirla, no sin un esfuerzo inhumano al principio. Me coloqué en el borde de la cornisa y salté de ella.

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Mi rostro

Llevo horas de incesante trabajo; los últimos plazos de entrega han sido terriblemente ridículos. Por suerte, mi solitario nuevo hogar alejado de todo el caos de la ciudad ha dado como fruto cantidades apabullantes de inspiración. También hay que decir que, debido a esto, me he adelantado un poco a los plazos de entrega (quizás es mi pronta entrega lo que les motiva a mantener ese tipo de plazos). Igualmente he decidido que, ¡ya no más! Y hablé con mi editora para que me dé tiempo; después de todo, además de relajarme, también necesito desempacar algunas otras cosas.

La segunda noche de mis tan esperados días de descanso no ha sido muy buena. Me he despertado en plena madrugada, luego siempre es algo difícil conciliar el sueño. Hice algunos dibujos. No debería estar trabajando; pero la noche oscura, en una casa en medio del campo, con una vista lúgubre desde mi ventana, me han inspirado algunas ideas muy interesantes para el nuevo manga de terror. Las escenas que muestran vísceras, cantidades abrumadoras de sangre y entes putrefactos tienen más encanto si lo contrastas con una apacible escena. Bueno, es de las cosas que me gusta incluir en mis historias y, que creo, les gusta a mis lectores. Luego de dejar fluir mi estro un rato, finalmente me dormí.

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Al día siguiente, tuve una mañana encantadora. Decidí salir a caminar un poco e hice un picnic en el jardín; toda una fantasía de vivir en el campo. Pero bueno, al entrar, caí de vuelta en la realidad: aún tenía muchísimo que desempacar. Tras pasar todo el día limpiando, ordenando y desempacando, me encontraba realmente agotada. Caí de golpe en la cama y me dormí inmediatamente. En la noche, me desperté inesperadamente. Me encontraba muy cansada, pero me escaló, de los pies a la cabeza, una sensación extraña que me impedía dormir. Desde la oscuridad de aquella habitación, a la luz de la luna, sentí que algo me observaba; una sensación profundamente real. Parecía que cada centímetro de mi cuerpo me advertía sobre un peligro inminente. Traté de visualizar algo en aquel rincón del cuarto, donde estaba la puerta. No pude ver nada, y luego, no recuerdo cómo, me dormí.

La siguiente jornada se desarrolló con normalidad. Aún me sentía intrigada por aquella sensación que me abordó la noche anterior, pero traté de no pensar en ello. Sin embargo, cayendo el ocaso, me surgió la paranoia, y me aseguré de cerrar cada puerta y ventana de la casa. Finalmente, a la noche, cerré la puerta, dejé la luz encendida y, cómo niña con miedo a la oscuridad, me dispuse a dormir pacíficamente. Nada de eso importó. De nuevo, en plena madrugada, desde las entrañas, me fue comiendo la sensación de pánico más terrible que he sentido en mi vida. No se comparaba esta situación con las de las noches anteriores. Era horroroso; lo podía ver, veía todo. La puerta estaba abierta y, asomándose sin recato alguno, se encontraba un rostro. Me miraba fijamente con una sonrisa psicótica. ¿Lo peor de todo? Era mi propio rostro. Inequívocamente era mi rostro quien me miraba con ojos vacíos, una mirada muerta.

Los siguientes días fueron un martirio. Su mirada penetrante estaba cada noche, sin falta, asomándose por mi puerta, torturando mi cordura. Durmiendo con la luz encendida, podía ver ese rostro psicótico perfectamente; y con la luz apagada, igualmente lo podía sentir. Poco a poco, se hizo un patrón, días durmiendo y noches en vela junto a esa escoria que imitaba mi rostro de forma burlesca siempre con un gesto terrible. Me deshice de cada espejo en mi casa, no toleraba ver mi propio reflejo.

Finalmente decidí acabar con mi tormento e irme de aquel lugar. Empaqué algunas cosas y hablé con unos amigos para quedarme en otros lados mientras lograba rentar lo que fuera lo más lejos posible de ahí. Esa última noche, sin falta, se asomó ese rostro por mi puerta. A pesar de que no era ni la primera, ni la segunda vez, el terror me invadía igualmente. Sin embargo, me empezaron a surgir lágrimas, esa cosa entraba. Se acercó hacia mí esta criatura espantosa y no lo pude soportar ¡me decidí! Tomé el cuchillo de un cajón al lado de mi cama y apuñalé brutalmente su pecho con toda la rabia de mi alma. Una rabia que surgía del suplicio de todas esas noches en vela con sus ojos negros observándome. Sorprendida observé que no sangraba su pecho, sangraba el mío. Finalmente, la imagen de ese rostro se desvanecía, junto con mi vida.

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Papel matamosca

Ya olvidé la última vez que salí de la casa. Estoy asimilando todo, es muy complicado. La última vez que salí a trabajar fue el 14 de marzo, y no volví. Quité el calendario porque me parece ridículo tenerlo en la sala o en cualquier lugar donde deba estar frente mío. El tiempo parece haberse detenido para buena parte de la sociedad, pero a mi me parece absurdo el conteo de los días. Tuve la dicha de haber ahorrado meses atrás y administrar bien y con mesura mis ahorros y he logrado llegar hasta aquí, viviendo unos días y sobreviviendo otros pero siempre con las esperanza de volver a generar ingresos y amortiguar la deuda que pueda acumularse; vivir con sensatez, algo tan poco común en estos días.

No miento: la vida en este vecindario se ha vuelto complicada y es que en medio de los anuncios de muerte y de la misma mortandad la desidia y apatía se puede observar en la mirada demacrada de las personas que, aunque sonrían, sus ojeras y sus vacías miradas los delatan. Todavía fingen que les gusta su trabajo, su familia, su matrimonio, su casa y sus vidas pero solo fingen. Mi vecindario se ha convertido en un grupo de itinerantes.

Me he dedicado al pueril estudio de las moscas. Aunque parezca ridículo vaya que es

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estúpido, mientras cuento esto trato de no soltar tremenda carcajada Esto es lo único que puedo hacer en esta casa: encender la televisión, entrar a mis redes sociales, a las cuáles desarrollé una mórbida y enfermiza adicción que solo logré aplacar eliminando mis cuentas. Ver los noticieros, leer periódicos o comentar con mis vecinos sobre la actualidad me parece un ejercicio inhumano y aversivo al espíritu, algo indigno para cualquier persona medianamente coherente. Las moscas me resultan menos asquerosas y, de algún modo, más divertidas. Tender una trampa para las moscas es sencillo: pueden ser migajas o pequeños restos de comida y ambos serán efectivos, a menos que se dedique media hora por lo menos a matarlas golpeándolas con un matamoscas o un periódico enrollado. Este último es el método más efectivo, común pero enormemente entretenido para quien lo practica. Pero, por ser un método tan eficaz y mortal para las moscas, los cazadores de estos insectos se privan de estudiar su fascinante comportamiento. Por eso mi método preferido es el papel matamoscas: se deja extendido ahí y, una vez puesto, se deja que haga su trabajo, aunque reconozco que azuzó a las moscas para que caigan.

No soporto verles merodeando el centro de la mesa donde siempre coloco el papel extendido; espanto las moscas que se posan en los bordes para que busquen pararse en el papel que tendí. Sin embargo, este método es poco efectivo y para estos casos recomiendo usar mejor un matamoscas, golpear a las moscas que se paren en las orillas y dejar el cebo en el centro de la mesa, de este modo las moscas que no logre aplastar con el matamosca van, tarde o temprano, a caer en el cebo del centro de la mesa. Según mis estudios y lo que he investigado, las moscas viven veintiocho días aunque popularmente se dice que sólo viven un día Les atrae con desesperación el olor de la comida y especialmente el de las carnes blancas con una apasionado y desenfrenado apetito por el pescado. Para que las moscas caigan en el papel matamosca, solo debe dejarse extendido, sin colocar azúcar como carnada - así lo experimenté al inicio blanco, limpio, sin nada. Aunque algunos estudiosos y usuarios prefieren comprar el papel con carnada yo, en cambio prefiero usar el más barato, el que cuesta diez centavos o tres por veinticinco, muy a menudo usado en los puestos de mercado y puestos de comida. Es, a mi juicio, igual o más efectivo que el otro con carnada.

El papel matamosca se coloca en la mañana casi a primera hora entre las siete y las ocho, hora a la que comienzan a merodear y volar en círculos sobre la cocina y el comedor. Podría escribir un artículo sobre estos insectos pero no soy biólogo ni un entendido en la fitopatología, así que considero esto como una breve introducción del tema realmente importante.

En esta casa, a medida que se ha ido prolongando el encierro, hablo solo; verbalizo mis pensamientos hasta convertirlos en largas conversaciones proverbiales o tautológicas conmigo mismo. Al principio lo hacía en voz baja para no alertar a mi mujer o mis fisgones vecinos de la par, pero más tarde me di cuenta que ella lo hacía en la ducha.

Cierta mañana mientras desayunábamos, ella hablaba sola y, en cuanto intervine, pues creí que lo hacía conmigo, me calló bruscamente y prosiguió su monólogo. Después yo hice lo mismo inconscientemente mientras una noche trataba de conciliar el sueño durante una madrugada calurosa, ella no se asustaba ni se inmutaba al escucharme ya que sin querer

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mi discurso sobre el rumbo de la economía y de la miseria humana la había despertado, lo supe por que lo sentí y su respiración ya no tenía la calma de una persona que duerme. A veces es más entretenido hablar uno solo que con un interlocutor, cuando no, hablo y hablo con mi mujer. Las últimas semanas que hemos hecho el amor le pido que se calle ni que mucho menos vaya a exagerar el orgasmo, no gimo ni gesticulo nada. Parece ser que mi orgasmo es nuestro silencio.

No sé si ella los disfruta como antes o ya no lo disfruta o si esta nueva forma coital es algo novedoso. A ella parece no importarle o quizá después del encierro piensa buscarse un amante.

No pude acabar mi carrera y salía mucho a vender repuestos para pagar mis estudios hace dos años pero al final me absorbió el trabajo y tuve que dejar mi carrera en tercer año. A pesar de que ya se puede ir a trabajar de nuevo y algunas restricciones han caducado, los repuestos ya no se importan como antes del inicio de la cuarentena, se puede salir a vender pero las fronteras siguen cerradas: tengo un cliente que por semanas a esperado sus empaques de culata. Aunque también la demanda ha disminuido, el mercado está reducido y se hace lo que se puede.

Ahora que puedo salir a trabajar reconozco, quizá vergüenza, que en más de algún día de confinamiento añoré estar atrapado en el tráfico de Los Chorros yendo a trabajar de lunes a sábado ya sea en bus dónde mi cabeza reposaba en el vidrio de la ventana o en la moto que compré en enero. Observando el paisaje, iba pensando y cavilando sobre mi existencia, sobre lo banal que me había vuelto y cómo todos esos ideales, quizá ingenuidades de adolescente que llamaba ideales, que tenía en la universidad. Recuerdo que esa fue mi última meditación en la carretera, sobre lo inconforme que estaba en mi vida y cómo podría regresar a estudiar.

En la noche me habla mi jefe para decirme que debía esperar, había poco que vender y no podía llamarnos sólo para vernos las caras, me dijo. Además con preocupación me confesó que tenía síntomas de fiebre, le dolía el cuerpo y parecía empeorar. Nos pidió estar en casa: sin sueldo, con deudas y sin comida pero en casa y sano. Al hombre lo hacen sus acciones y estas son resultado de sus pensamientos e intenciones ¿Que nos cayó bien el encierro? ¡Quién sabe! ¿Debimos estar más tiempo encerrados? No sé, pero me gustaría seguir atrapando moscas, aunque también tengo envidia de esos países que ya empiezan a reactivar sus economías y se toman otras licencias; el problema es cuando leo o escucho esas noticias de rebrotes, nuevas y focalizadas cuarentenas en otros países.

Esa falsa dicotomía entre salud o economía, que debemos elegir entre una y no podemos salvaguardar negocios y empleos a costa de sacrificar la salud, pero parece que todo ha transcurrido, la pandemia, la crisis económica y hasta las mascarillas son prescindibles ahora que se sale a la calle: los que antes pedían cárcel y golpes para quienes no usaban alcohol gel, ahora salen a la calle sin mascarilla y parece no importar las escenas de los hospitales de hace tres meses.

Quizá el cebo para el hombre sea ese. Yo hace años que me dejé atraer por ese cebo, en esa trampa que destruye poco a poco nuestra humanidad y corrompe el espíritu del ser. Puede

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ser una carrera universitaria, un trabajo que no nos guste, estar desempleado, una relación tormentosa, la familia o cualquier manifestación de la cotidianidad. Sin duda, mis monólogos, las discusiones con mi mujer y la resurrección de mis dudas existenciales indican que ya me estoy despegando de esa letal trampa. No sé, espero que sí. La trampa en la que ha caído la sociedad entera: bandos de fanáticos sectarios que nos tratan de imponer sus posturas, sus aberrantes ideologías y postulados que predican, porque para ellos es su nueva fe. Una cruzada quijotesca sobre quién tiene la razón, sobre quienes son dueños de la moral y son jueces para condenar.

La duda es humana y dudar es uno de los ejercicios humanos más nobles que existe: dudamos de Dios, de la fe, de las religiones, de los políticos pero ahora presenciamos como las nuevas causas justas son la sustitución de aquellos dogmas religiosos por nuevas ideologías y, sin darse cuenta,

se han convertido en los nuevos cruzados que van a la conquista de lo que llaman justicia social a través de sus causas políticas: más estado, más libre mercado, ateísmo, religión, un partido político, un movimiento o la causa que decidan abrazar.

Porque para algunos es más coherente escoger a su siguiente pareja por su horóscopo o su ascendente que por el sentido común. Cada vez que entraba a mis redes sociales sentía que me acercaba más al cebo. Es la trampa, es el sistema. Es la trampa perfecta y nosotros las presas que merodean el papel tratando de descifrar el misterio de la existencia.

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Prudencia

Prudencia divagaba por las calles que la llevaban a la que una vez fue su casa, la lluvia no paraba más ella caminaba como si fuera un día como cualquier otro, a paso lento y normalmente distraída de sus alrededores. Probablemente con una escena de esas en mente cualquiera se imaginaría que sus sentimientos eran igual que el clima, pero no lo eran.

Lo único que ella sentía era un vacío, ni felicidad ni tristeza. Se vio a sí misma como una persona destinada a ser el extra en una historia donde el protagonista era otro.

Una persona. La idea le pareció ajena en cuanto cruzó su mente, aun así quería confirmar si era cierto, por esa razón estaba dirigiéndose a su casa. Eran amplias las posibilidades de que no le dieran una respuesta, o que tan siquiera supieran que ella iba a visitarlos.

Nunca tuvo una buena relación con ninguno de los miembros de su familia. Sin embargo, ella quería creer que a pesar de esto ellos la querían y sentirían su ausencia. No era necesario que hicieran gran cosa, solo un gesto que le hiciera ver que la extrañaban sería

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suficiente.

Cada paso que daba era más lento que el anterior hasta que se detuvo ¿Y si no la extrañaban? ¿Qué haría? ¿Sería capaz de soportarlo? Siempre se jactó de ser una persona con un corazón frío y duro e inclusive muchas personas se lo remarcaban. Aun así, la simple idea de la indiferencia de su familia le dolía.

Volvió a sus sentidos en cuanto sintió que se le aguaron los ojos. Bueno, si era así entonces lo que le pasó terminó siendo algo bueno y ya no tendría ningún impedimento para alejarse de sus vidas de una vez por todas. Con ese pensamiento en mente avanzó dando zancadas, aunque sentía como si su corazón palpitara con fuerza.

Al llegar a la colonia la contempló, ese era el lugar en el que había vivido toda su vida y antes de que sus pensamientos la acobardaran continuó a paso firme hasta que llegó a la puerta, era de día por lo tanto las ventanas se encontraban abiertas.

Desde afuera vio las espaldas de su hermana, papá y mamá que estaban viendo televisión en la sala. Aprovechó esto para entrar a la casa, nadie la notó. El silencio que había no era normal, bueno no era como si la situación que estaba viviendo ahora lo fuera.

Miró atentamente los alrededores, le llamó la atención la cantidad de cajas. Al parecer la mudanza que tanto anhelaron al fin se estaba haciendo realidad. Continuó rondando por la casa hasta que llegó a la segunda planta en donde se encontraba su habitación, tenía curiosidad de saber que harían con sus cosas. Cuando entró vio todas que estaban en cajas, eso la hizo sentir como si se fuera a mudar con ellos, era una lástima que realmente no era así.

Nunca imaginé que esto pasaría escuchó decir a su madre, Prudencia se volteó sorprendida ¿Le estaba hablando a ella?

Ni yo su padre dijo colocándose al lado de su madre. Por supuesto que no. Es imposible.

Teníamos tantos desacuerdos y peleamos muchas veces con ella continuó ella, rondando la habitación. Prudencia hizo lo mismo y la melancolía invadió su corazón así como la culpa

. Me hubiera gustado que supiera cuánto la amamos las lágrimas salieron de los ojos de su mamá, su papá la abrazó.

Estoy segura que ella lo sabía, como nosotros sabemos que nos amaba le aseguró, intentando consolarla y darle fuerza al abrazarla. Él solía ser una persona muy poco expresiva, lo que hacía que los momentos en los que lloraba causarán un impacto en ella; quiso hablarles pero sabía que no podía. Estaba condenada a ser una simple espectadora de lo que su familia estaba haciendo.

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Su hermana Constanza se unió en el abrazo y lloró con ellos, lo que hizo que Prudencia también llorara. Ella era la causante de todo ese sufrimiento, si tan solo hubiera sido más desconfiada o al menos más lista las cosas serían diferentes y no sentiría impotencia al no poder unirse al abrazo o poder asegurarles que los amaba y que no se preocuparan con ella.

Aún así quiso intentarlo, se acercó a donde ellos estaban y los rodeó con sus brazos. Ni ellos sintieron su tacto ni ella el suyo. Darse cuenta de esto hizo que más lágrimas se deslizarán por sus mejillas.

Yo también los amo mucho les dijo al cerrar sus ojos en un intento fallido de detener su llanto Perdónenme por esto que les he hecho repitió una y otra vez, esperando que su voz alcanzara a alguno de ellos.

***

La condenada lluvia seguía cayendo. Pero ¿Qué importaba? No podía sentir la lluvia, ni el calor del sol, ni siquiera el calor de los abrazos de su familia.

Ya no me queda nada. susurró para sí misma. Nunca se había creído a sí misma como nada, pero en ese momento sintió que era menos que nada, la diferencia era que ahora esa era su realidad .Yo no soy nada.

Todo por su imprudencia.

Si tan solo hubiera hablado, no me hubiera ido. Si tan solo no hubiera confiado en…

El choque repentino que tuvo fue tan fuerte que la empujó varios pasos atrás pero a la persona causante no pareció importarle porque siguió su camino ¡ey! gritó ella con todas sus fuerzas ¡¿Acaso no viste que yo iba pasando?! Era visible que estaba exaltada. Visible… Un momento…

La persona se detuvo y lentamente volteó en dirección de su voz. En cuanto la vio se llevó una mano a la boca sin poderlo creer, Prudencia hizo lo mismo No puede ser... lo escuchó susurrar No, esto no puede ser real… Tú no puedes ser real…

Por supuesto que no podía ni aunque quisiera.

Porque ella estaba muerta

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Tú y yo

Un día normal, en el que las aves cantaban una nueva tonada y el cielo cambiaba de los tonos azules a los violetas, Y conoció a O en un café situado en la esquina de la calle Siempre juntos. Por alguna razón del universo (si, ambos creían en el actuar del universo) voltearon a ver al mismo tiempo encontrándose el uno con el otro; se dieron la oportunidad de conocerse y descubrieron que tenían mucho en común. A medida que el tiempo transcurría se volvían más y más unidos hasta volverse inseparables, ya nadie se refería a ellos como Y ni O los habían comenzado a llamar YO.

Cerca de ese café, en la misma calle Siempre juntos, se encontraba U comprando flores para su madre; en un descuido de ambas partes U chocó con T. Luego de un par de disculpas, un nuevo ramo de flores y unas miradas, terminaron teniendo una cita en la cual ambos llegaron a la conclusión de que eran el uno para el otro y debían estar juntos, entonces pasaron a ser TU.

Luego de un par de meses, TU y YO se conocieron en la inauguración del nuevo museo de la calle Siempre juntos. Al darse cuenta que todos se llevaban tan bien, decidieron seguir

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saliendo juntos hasta que se volvieron muy buenos amigos; pero progresivamente T y U comenzaron a tener problemas ya que U tenía sentimientos encontrados por Y.

Por otra parte, Y y O ya no sentían lo mismo, dejaron de tener cosas en común y la comunicación cada vez se iba reduciendo más hasta que decidieron cortar. Al enterarse que Y y O habían terminado, T decidió terminar con U ya que sabía que las cosas no eran ni volverían a ser como antes.

De un momento a otro, habían vuelto a ser simplemente Y, O, T y U. Cada uno se fue por su lado, algunos dicen que Y se mudó a Francia, T decidió hacer un voluntariado en Ucrania, O se enamoró de la historia y vive en Alemania; pero U nunca se fue. Era una persona que vivía del amor, necesitaba sentirse amado para poder ser feliz, así que comenzó a juntarse con otras personas. Un día fue al cine con J, en otra ocasión L le invitó a un picnic con vista al atardecer, otro día fue a comer con A y así sucesivamente hasta que salió, por lo menos una vez, con todas las letras del abecedario.

Llegó un momento en el que U ya no sentía nada, dejó de ir a la calle Siempre juntos y dejó de salir. Un día su madre no soportó verle más así y le dijo: deja de buscar a alguien para complementarte, a veces algunas letras no quedan bien con otras, no encajan y no forman nada, pero cuando paras de buscar y comienzas a vivir siendo tú sin necesidad de complemento, se abren millones de posibilidades y todo mejora.

Un día normal, en el que era muy temprano para que las aves cantaran y para que el cielo mostrara sus tonos amarillos y celestes, U decidió seguir adelante sin complemento y descubrir todas las posibilidades de afuera. Se dice que T, Y, O y U se reconciliaron y volvieron a ser amigos, pero no volvieron a ser TU y YO.

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OPINIÓN 85

“Atrévete a saber”: el lema de la Revolución

La historia tiene un papel fundamental en la humanidad, esta es la manera de aprendizaje para el ser humano por excelencia; los fallos y las equivocaciones son el mejor maestro para un individuo, crean experiencia y enseñan lo que no se debería repetir; la historia es por sí misma experiencia, de la cual la humanidad ha tenido que ser partícipe a lo largo de los siglos y, por lo tanto, esta tiene un impacto en el futuro.

De esta premisa parte la importancia que tiene conocer la historia, de esta manera no repetir patrones y modelos que anteriormente han fracasado y que son la causalidad de otros grandes acontecimientos históricos; además, la historia juega un papel decisivo cuando se trata de comprender el presente de nuestras circunstancias actuales y tratar de crear hipótesis de lo que depara el futuro a la sociedad.

Nuestro país, El Salvador, a lo largo del tiempo ha pasado por momentos históricos que han suscitado acontecimientos, los cuales, han sido decisivos en el encaminamiento hacia el

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rumboactualdelpaís;porestarazónesnecesariocomprenderloanterior,paraasí,comprender nuestrarealidaddeunaformaquesealomásobjetivaposible.

Como ya he mencionado en las líneas anteriores, comprender la historia ayuda a comprender nuestra actualidad, de manera imparcial y lo más objetivamente posible, pero esta conclusión me llevaalsiguienteinterrogante:¿Paraqué sirve comprender nuestrarealidadnacional?

En primer lugar, la Realidad Nacional no es algo que se pueda percibir tal como es, ya que, nuestras percepciones de ella dependen de múltiples factores como nuestros intereses, educación, etc. Y cada uno la percibe de una manera, ni los mejores analistas pueden percibirla como es; la realidad es subjetiva. Sin embargo,estonoquierequenotratemosdecomprenderla,yaque,aunque no la conozcamos en su estado puro, podemos acercarnos y entenderla de la manera más objetivamenteposible,entenderelcontextoenelcualnostocadesenvolvernosdíaadía.

Muchas veces, el panorama que nos plantea nuestra realidad no es muy alentador, pero, ahí radica la importancia de conocerla, ya que con el conocimiento de la historia y el de la realidad podemosplantearuncambiosocial.

La desinformación es un problema latente actualmente, al no conocer de dónde venimos, el ser humano no aprende de sus errores anteriores, por lo tanto, se han repetido patrones y comportamientos, que ya antes se han visto, pero, en una época distinta. Por lo que, es preciso armarseconunadelasmejoresherramientasquepodríamostener,elconocimiento

Para este punto, me gustaría referirme a una frase: “Sapere Aude”, es una locución que tiene origen en el latín la cual significa “atrévete a saber” y fue divulgada por el filósofo alemán Immanuel Kant en tiempos de la Ilustración Esta locución me parece muy cierta y poderosa, el conocimiento es un arma poderosa. Gracias aestepodemosevitarerroresantescometidosyaportar aldesarrollodelpaís,aunatransformaciónqueseapositiva.

La época de la Ilustración francesa,fueunaqueestuvocaracterizadaporelsaber,enestaépoca aparecieron muchos filósofos, pensadores y eruditos, que a pesar que hace mucho tiempo que plantearon sus formas de pensar, aún siguen estando vigentes, como por ejemplo Jean Jacques Rousseau, Montesquieu, o el propio Kant. En esta época se produjo un despertarenelserhumano, un descubrimiento del conocimiento; fue un movimiento intelectual, pero a su vez fue revolucionario,yaque,lograronungrancambiosocial,elcualfuelaabolicióndelamonarquía

Los grandes actores de la época, que eran filósofos, escritores, pensadores, en resumen, eran personas eruditas que tenían una conciencia social; ellos estaban conscientes que había una gran desigualdad entre la oligarquía, que vivían económicamente bien y el resto de la población que vivía en la miseria. La suma de la inconformidad social y el conocimiento, logró un cambio social muysignificativo,queademásalargoplazotrajoaFranciaunaestabilidadpolíticaduradera.

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El Salvador necesita con urgencia una transformación positiva y para esto es necesaria una conciencia social, un compromiso con el mejoramiento del país. Las personas tienen que comprometerse ainformarse,adespertardeladormecimientoenelqueseestánviendoenvueltas Si ponemos en conjunto el conocimiento y el compromiso, es posible que podamos lograr un cambio positivo,yaque,alestarseparadosestosdosactoresseríamuycomplicado.

El estudiodelaRealidadNacionalayudaacomprendernuestroentorno,nosdaconcienciasocial y esos son elementos necesarios para lograr un cambio en el futuro de nuestro país, da las herramientas necesarias para que quién la estudie forme su criterio y trate de ser objetivo,paraasí, no ser susceptible, ni ser una presa fácil de la desinformación y la información falsa; Tal como lo dijo el padre Ellacuría: “Solo con una competencia técnica se puede empezar a resolver laextrema necesidad del país, y solo con compromiso político se puede empezar a vencer la injusticia del país.”(Ellacuría,1999).

Otro punto muy importante y que es un factor decisivo en el estudio de laRealidadNacional, el cual hay que tenerlo en cuenta es la religión; esta posee una serie de valores moralesquesonde vital importancia para crear una conciencia social en las personas. La igualdad y la justicia son valores característicos que la religión siempre ha enseñado, así que lafeledaalapersonacreyente la motivación de realizar un cambio enarasdelavoluntaddeDios,locualleotorgaunaconciencia y justicia social; en estos puntos también coincide con las personas concientizadas, ya que estas, buscan una sociedad justa y de oportunidades equitativasparatodos Enresumen,lareligiónesuna motivación, una causalidadmuyimportanteparagenerarlaconcienciasocialquevadelamanocon el saber intelectual. Es necesariotratardereunirtantolafacetaacadémicacomoladelaconciencia, y de estamanera,laspersonasquetenganaccesoaambas,puedanvolverseagentesdecambiopara nuestrasociedad.

Para finalizar, El Salvador es un país que actualmente necesita un cambio positivo y avanzar. Para crear un cambio y mejorar nuestropaísesnecesarioadquirir ciertascompetenciasacadémicas y buscar siempre mejorar en esta área intelectual, pero no solo eso es suficiente, esta formación tiene que ir de la mano con un compromiso con la sociedad. El conocimiento en áreas científicas como las matemáticas, física o química, sondesumaimportancia,noobstante,tenerconocimientos acerca de las situaciones que nos rodea tanto social como políticamente también lo son. Es necesario integrar ambas facetas, que juntas son muy poderosas, así crear un despertar intelectual comoyanoslohaenseñadolahistoriaconlaIlustración

El poder que se obtiene al fusionar ambas facetas hay que utilizarlo en aras de la justicia de la población y su bienestar. En palabras del propio IgnacioEllacuría:“Tenerestepoderynoutilizarlo con toda la energía posible, sería traicionar a la universidad y traicionar al país” (Ellacuría, 1999) Al trabajar duro con valentía y constancia, integrando ambas facetas, podremos lograr un cambio positivoenElSalvador,solohayqueatreverseasaber.

1.Ellacuría,I.(1999).UnauniversidadcentroamericanaparaElSalvador.ElSalvador:UCAeds.

2.Gramsci,A.(2013).Antología.Madrid:Akal.

3.Monterrosa,L.(juliode2020).Entenderlarealidadnacional,¿paraqué?ElSalvador

4.Mora,R.(1990).AnalizarlarealidadenAméricaLatina.Caracas.

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Estamos hechos de sueños

“la vida es sueño y los sueños sueños son ” Calderón de la Barca.

Todosennuestrasvidashemostenidosueñosynoexactamentemerefieroaesosquetuvimos la noche anterior en la que estabas en algún lugar raro o pasaban cosas extrañas y que apenas recuerdas, sino aquellos en los que pensabas cada día de niño y que contabas con la mirada iluminada; cuando decías voy a ir al espacios y a caminar en la luna, cuando te imaginabas siendo una estrella de rock que todo el mundo aclama o incluso siendo presidente de la nación. Esas realidades tan intangibles pero tan detalladas que todos tuvimos pero que con el paso del tiempo dejamos de narrarlas en voz alta porque no eran tan posibles o porque alguien o algo nos hizo pensarqueesascosasnoibanapasar.

Los fuimos guardando y cambiando por cosas más tangibles, reales o probables dentro de esta sociedad en la que interactúamos pero en algún momento se vienen a la mente esos recuerdos de cómo salvábamos a la humanidad, de cómo ganábamos el partido de la final y de cómo levantábamos el trofeo en la carrera, haciendo todo eso con solocambiardepensamiento Yesque es así cuando se es niño y se sueña sin barreras, sin límites y sin razonamiento lógico dentro de lo

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Pero al ver a nuestro alrededor hay tantos adultos con ganas de soñar otra vez, pero no lo quieren asumir solo por no aceptar formas de pensar distintas o no tradicionalmente aceptadas, esas mismas maneras de pensar que se fueron perdiendo en el camino a lamadurez.Noobstante, hay quienes se han dejado conquistar por los mundosmaravillososyfantasiososquedanlosjuegos de vídeo en los que se puede cambiar la realidad, los mismo que en un inicio son dirigidosaniños pero que cada día atraen a mas y mas adultos, es ahí donde claramente se puede ver que hay personasquesueñanygozanviendosussueñosunpocomáspalpablesenlarealidad.

Porque uno de los más grandes retos de afrontar la adultez es poder hacer encajar los engranajes de nuestros sueños de niños con nuestra realidad de adultos;yaqueenlaadultezparece que uno deja de ver la vida como un mundo de posibilidades y se empieza a convertir más en una cuenta regresiva, porque ahora los problemassonmásgrandesylascosasevidentementecambiana nuestro alrededor. Aún así hay momentos en los que la mente divaga y vuelve a soñar como niño otra vez y eso produce que aflore en la mente esa pregunta trascendental, siesaseranlascosascon las que todos soñábamos y aun a veces fantaseamos ¿por qué no somos capaces de hacer posibles esos sueños no loshacemosrealidad?,¿porquécuandosabemosquelavidasevivesolounavezno la estamos aprovechando?, ¿por qué dejamos atrás nuestros sueños si cuando éramos niños era lo másimportantequeteníamosenelmundo?

Hayquemotivarnosasoñarcomolohacíamosantessinimportarlaedad,tenemosquevolver a creer que aun con el último suspiro de la humanidad todavía podemos hacer algo de lo que nos sentiremos plenos y estarán agradecidas las futuras generaciones por enseñar quepodemosseguir soñando Pues bien, entonces volvamos a creer que todo es posible y a seguir nuestros sueños, a encontrar de alguna manera lo que nos haga plenos y nos da la sensación de haber cumplido la misión,enloquesea,todoslossueñossepuedenlograr.

quedespuéssenosenseñacomorazonamientológicoyasiendoadultos
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Reflexión sobre la relación de los debates con la dialéctica

Hay diferentes instancias en las que se desempeñan los debates, en decisiones importantes e inmediatas en las que al final se determina como ganadora la idea que tiene mejores fundamentos pero que también se impone por una cuestión de poderyego,yaseapoderdeautoridad,intelectual o por un beneficio según contexto social y/opolíticoetc Nonecesariamenteporquesealaverdado lomáscercanoaella.

Debemos que implementar los debates como herramienta para tratar de tomar decisiones inmediatas pero como personas comunes debemos buscar las conversaciones sin apropiación de ideas, sincreerquetenemoslaverdadabsoluta,sino,pormediodeladialécticatratardeacercarnos a la verdad para eventualmente llegar al progreso, hay que aprender a desaprendersinsentirquese pierde,sinoqueseganaysereconstruyeloqueconstituyealser,quesonnuestrasideas.

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Reflexión sobre la vida

He aprendido que la vida es como una montaña rusa, hay altos y bajos en cada vuelta y decisión. La verdad es que todo depende de cómo nosotros reaccionamos antes sus aventuras, podríamos gritar y asustarnos o podríamos disfrutar del recorrido tanto en los puntos altos como en los puntos bajos. Mi bisabuela siempre dijo, que aún lo malo tiene algo bueno, solo debemos identificarlo, encontrándole el lado positivo o su propósito. Para agregar esta frase, debo decir que de todo se aprende y quiérase o no la vida nos da lecciones. Aunque, algunos tardan más en aprenderlas que otros. Por esto, me pregunto si la recurrencia de estas situaciones será para que aprendamos aquello que la vida quiere enseñarnos. Personalmente considero que la mejor forma de aprender las lecciones de la vida es observando a los demás.

Por un lado, al hablar de este tema tan amplio, no puedo dejar de mencionar a las personas. Existen muchos tipos de personas, todos somos diferentes. Sin embargo, he descubierto que existen personas que marcan nuestras vidas de una manera extraordinaria. Muchos buscan encajar, probablemente por deseos de aceptación o temor.

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Considero que no debería ser así, dado que todos somos seres únicos y sería muy tedioso si todos fuésemos iguales.

Por otro lado, existen algunas personas que no tratan de encajar, que son ellos mismos. Aprenden del otro, lo cual me parece simplemente extraordinario. Las personas que he conocido con esta singularidad son personas amables, respetuosas y con un corazón dispuesto a ayudar al otro. Jamás olvidaré las palabras de una amiga cuando teníamos muy poco tiempo de conocernos: “Es que, vera, no somos normales”. En mi mente simplemente me pareció magnífico y pensé que yo tampoco lo era. En ese momento no sabía si contestar o reír, aun lo tengo muy presente. Existen personas a quienes esto les molesta, pero, no hay que ponerles mucha atención pues quizás no han logrado brillar con luz propia.

Albert Einstein dijo “Todos somos genios. Pero si juzgas a un pez por su habilidad de trepar un árbol, vivirá toda su vida pensando que es un inútil”, por ello, cada uno debe buscar en qué brilla. Lo cual, nos regresa al tema de la vida, dado que ésta nos presenta mil caminos para llevarnos a un objetivo en conjunto. Algunos caminos serán más largos que otros, pero quizás sea por lo que necesitamos aprender o reflexionar, quizá sea porque otros nos necesitan, o porque nosotros necesitamos de ellos para crecer.

Sin más que decir, agradezco su lectura. Los invitos a aceptarse como son, a crecer y a ayudar a los demás a crecer un granito de arena a la vez.

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ARTE GRÁFICO 94

My sea

Fragmento IU Ilustración por Roca

“Even if I get swept away and get lost, I'm free”
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Reflexión sobre la vida

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Conóceme por la mañana

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