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Hoy… te amo más que ayer

Escrito por Gonzalo Fuentes

Que espléndido sentimiento es aquél, que te hace sentir que la vida es tan efímera como la existencia misma. Hoy salí a caminar por los campos verdes de mi pueblo, cruce por varias laderas de montañas hasta llegar a la cima de una, especté una vez más el ocaso de tu rostro, cuando caes tendida sobre las nubes, sonreíste al horizonte y se entumecieron las aguas de los mares. Mira que tanto impacto tienes en la naturaleza. Divina aparición, me tienes atado al roce de tus pies por mi rostro.

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Ayer te dije que te amaba, y que, aunque vinieran siete Cristos, nada cambiaría la emoción que invade mi cuerpo cuando te abrazo, cada vez siento tu piel impregnada a la mía, vida loca que nos unió en este mundo sabio. Qué espectáculo es verte disfrutar de tu esencia. Cómo me inspiras a escribirte todos los días, las palabras de mi mente salen tatuadas con tu nombre, mi amor ya está enamorado de ti, qué discrepancia la de los dioses. Crearon un ser más hermoso que todo su poder, ese eres tú ¡Oh! cómo te amo. He cavado una tumba con tus recuerdos, porque he muerto por dentro desde que te fuiste. Hoy estuve en esa montaña donde fuiste mía una y otra vez, donde siendo santos los dos, conocimos el pecado de amarnos el uno al otro.

Parado me mantuve, en silencio, haciendo honor a nuestra felicidad, mientras en mi cabeza sonaban las siete trompetas de los cielos, acompañando tu voz junto con la poesía que te he escrito.

Besé tu frente la última vez que nos vimos, tal cual lo hizo Dios con su creación para luego dejarla en paz, pero manteniendo su presencia en ella. Hoy anduve por los caminos donde solíamos desnudar nuestras almas y hablar sobre lo que nos pasa, miraba tus ojos y en ellos reflejabas la desesperación de tu vida, y en ellos mismos expresabas la tranquilidad que sentías cuando desfallecías conmigo. En repetidas ocasiones me dijiste que tenías que irte, que las musas reclamaban tu presencia, pues habías dejado de darle vida a las flores por irte conmigo. A pesar de ello, con tu mirada me rogabas que nunca querías irte, lo único malo de habernos visto en ese lugar fue que no duró más, y rápidamente volvimos al pesar humano.

Con una caricia me diste a entender el lenguaje de tu alma. Una vez más te dije que te amaba con toda mi capacidad para hacerlo, una vez más te fuiste por entre los rayos de la luna, y llegaste a alumbrar mi noche. Cuán bella te mirabas ese día. No olvido el envolvente olor de tu cabello, el intenso color de tus labios cuando decían mi nombre, las veces que encontraste refugio y mi pecho, y aquí te quedaste.

Conservo las fotos en mi mente, y no las borraría ni por lobotomía. Has estado desaparecida, has escondido tu lindura de mí, alejándote sin mediar palabra, aquí te esperaré, sentado en la cima de esta montaña, donde sin ser uno, fuimos uno.

Hoy salí a caminar por donde solíamos pasar el tiempo, donde huíamos de nuestras vidas para estar en la nuestra, inventábamos un nuevo espacio-tiempo, que nostalgia me da amarte con esta intensidad. Pareciera ayer que una vez más te dije que te amo, no sé muy bien, escribo mis pensamientos para dibujarte en mis letras y hablarte por mis manos, no pierdo la esperanza de la reencarnación, porque solo me encantaría recibirla si vienes a mi lado nuevamente, benigna figura celestial, me encantas como no tienes mesura, ya recordé que si fue ayer que te dije que te amo, y hoy…

te amo más que ayer.

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