Sabero Museo 2018

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2.1.- De la industria artesanal a la siderurgia de Sabero. La provincia de León, pues, aparece predestinada por naturaleza a un gran porvenir industrial. Tiene el país las más ventajosas circunstancias para toda clase de industrias, pues además de un clima sano se encuentran con abundancia de hullas, los minerales de hierro, las caídas de agua y las maderas para la construcción y para la fortificación de minas, siendo además económica la mano de obra a causa de la abundancia de brazos, y reúnen los habitantes las cualidades de frugalidad y carácter pacífico y sumiso. Memoria remitida al Excmo. Sr. Ministro de Fomento sobre el estado de la industria minera, en el año de 1859 de la provincia de León111.

H

asta el último cuarto del siglo XIX la provincia de León es claramente agraria, con una agricultura poco tecnificada; con los intercambios comerciales reducidos, en general, a las ferias periódicas de carácter comarcal y con un sector industrial con escasas iniciativas llevadas a cabo por la burguesía provincial.

Durante los años centrales del siglo XIX, las Cortes calcularon que León poseía una riqueza territorial, agraria y ganadera cuatro veces superior a la industrial y comercial; esta última, que incluye a los profesionales liberales y empleados de la Administración, apenas representaba en 1845 una quinta parte de la riqueza total. Las autoridades provinciales siempre consideraron que León contribuía demasiado por el concepto de territorial, a la vez que todos los observadores coincidían en deplorar la estrechez de la industria y la insignificancia del comercio provincial112. Todo indica que en las décadas centrales del siglo XIX la industria leonesa, atomizada y dispersa, no había superado la fase artesanal, y el comercio se reducía mayoritariamente al mercado provincial y local. Al tratarse de una provincia productora de cereales, abundan los molinos harineros, pero sólo uno, ubicado en Trobajo del Cerecedo, era de “artefacto industrial a vapor”; el resto son pequeños molinos de una sola piedra diseminados por toda la geografía provincial. Su número es tanto más alto cuanto mayores son las dificultades de comunicación en el interior de las comarcas. En las zonas productoras de trigo, como el sudeste de la provincia, la molienda se concentra en villas como Sahagún y Valencia de Don Juan donde se registran artefactos de tres y cuatro piedras; en la ciudad de León existían otros siete establecimientos de estas características. Todo ello pone de manifiesto que la mayoría de los excedentes de cereales de esta provincia se vendían sin transformar a Valladolid y a otras localidades del entorno. A la posible industria harinera de León le faltaba para serlo concentración e inversión de capital. Otro tanto ocurría con la industria del lino. En 1850, el diputado por la provincia de León, el unionista José Posada Herrera, lamentaba el estado de decadencia en el que se hallaba esta actividad en el distrito de Astorga y reprochaba al diputado Santiago Alonso Cordero que no se hubiera ocupado en evitar la ruina de la población 111] Memoria realizada en 1860 por Luis N. Monreal, Ingeniero de minas en el distrito de León. El párrafo citado se encuentra en la página 7.

112] Ver AGUADO CABEZAS, Elena. “Valoración de la riqueza leonesa” En La Historia de León, vol. IV (Época Contemporánea), pp. 201-203. 85


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