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2.1.- De la industria artesanal a la siderurgia de Sabero

La provincia de León, pues, aparece predestinada por naturaleza a un gran porvenir industrial. Tiene el país las más ventajosas circunstancias para toda clase de industrias, pues además de un clima sano se encuentran con abundancia de hullas, los minerales de hierro, las caídas de agua y las maderas para la construcción y para la fortificación de minas, siendo además económica la mano de obra a causa de la abundancia de brazos, y reúnen los habitantes las cualidades de frugalidad y carácter pacífico y sumiso.

Memoria remitida al Excmo. Sr. Ministro de Fomento sobre el estado de la industria minera, en el año de 1859 de la provincia de León111 .

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Hasta el último cuarto del siglo XIX la provincia de León es claramente agraria, con una agricultura poco tecnificada; con los intercambios comerciales reducidos, en general, a las ferias periódicas de carácter comarcal y con un sector industrial con escasas iniciativas llevadas a cabo por la burguesía provincial.

Durante los años centrales del siglo XIX, las Cortes calcularon que León poseía una riqueza territorial, agraria y ganadera cuatro veces superior a la industrial y comercial; esta última, que incluye a los profesionales liberales y empleados de la Administración, apenas representaba en 1845 una quinta parte de la riqueza total. Las autoridades provinciales siempre consideraron que León contribuía demasiado por el concepto de territorial, a la vez que todos los observadores coincidían en deplorar la estrechez de la industria y la insignificancia del comercio provincial112 .

Todo indica que en las décadas centrales del siglo XIX la industria leonesa, atomizada y dispersa, no había superado la fase artesanal, y el comercio se reducía mayoritariamente al mercado provincial y local. Al tratarse de una provincia productora de cereales, abundan los molinos harineros, pero sólo uno, ubicado en Trobajo del Cerecedo, era de “artefacto industrial a vapor”; el resto son pequeños molinos de una sola piedra diseminados por toda la geografía provincial. Su número es tanto más alto cuanto mayores son las dificultades de comunicación en el interior de las comarcas. En las zonas productoras de trigo, como el sudeste de la provincia, la molienda se concentra en villas como Sahagún y Valencia de Don Juan donde se registran artefactos de tres y cuatro piedras; en la ciudad de León existían otros siete establecimientos de estas características.

Todo ello pone de manifiesto que la mayoría de los excedentes de cereales de esta provincia se vendían sin transformar a Valladolid y a otras localidades del entorno. A la posible industria harinera de León le faltaba para serlo concentración e inversión de capital.

Otro tanto ocurría con la industria del lino. En 1850, el diputado por la provincia de León, el unionista José Posada Herrera, lamentaba el estado de decadencia en el que se hallaba esta actividad en el distrito de Astorga y reprochaba al diputado Santiago Alonso Cordero que no se hubiera ocupado en evitar la ruina de la población

111] Memoria realizada en 1860 por Luis N. Monreal, Ingeniero de minas en el distrito de León. El párrafo citado se encuentra en la página 7. 112] Ver AGUADO CABEZAS, Elena. “Valoración de la riqueza leonesa” En La Historia de León, vol. IV (Época Contemporánea), pp. 201-203.

que trabajaba en ella. A partir de 1848 crece la fábrica que la familia Fernández Llamazares poseía en Trobajo del Camino. En ella se producían hilazones de lino, estameña y lana con un grado de mecanización incipiente puesto que contaba con un solo maquinista.

Las fábricas de curtidos y de loza basta, así como las herrerías tradicionales del Bierzo, completan el cuadro de las producciones industriales en León.

Reproducimos a continuación las afirmaciones de tres contemporáneos de los años centrales del siglo XIX cuyos testimonios relatan la situación de la economía provincial a la que acabamos de referirnos.

En este sentido Pascual Madoz en el año 1847 definía la provincia de León, económicamente hablando, de la siguiente manera:

(…) es esencialmente agricultora y algún tanto ganadera, [y] no habiendo como no hay industria, el comercio forzosamente ha de ser lánguido y escaso (…)

[La industria] es escasa y se puede decir que está en mantillas ó ciernes; no hay fábrica notable en el país ni por razón de sus máquinas, ni por el capital puesto en giro: en casi todos los pueblos se encuentran telares de lino, de lana, ó de mezcla; pero los tegedores no trabajan por su cuenta ni por la de empresas, sino por la de particulares que les dan las primeras materias…; tampoco hay artefactos dignos de atención si se exceptua un molino harinero en Trobajo de Abajo, cerca de la capital; toda la demás ind. Sobre la ganadería, está reducido á los productos de su ruda agricultura;…

Ignacio Gómez de Salazar, a la cabeza de la Jefatura Provincial de Minas y como ingeniero de la Ferrería de San Blas, se manifiesta en 1855 en el mismo sentido que Madoz; si bien ya confirma la presencia de la Ferrería de San Blas, incluso afirmando la presencia de 920 trabajadores en la extracción minera:

La industria leonesa ha sido hasta ahora muy limitada, y solo la representan los telares caseros, molinos harineros de antigua construcción, la fábrica de hierro de Sabero y algunas forjas de lo mismo en el Bierzo; el lavado de arenas auríferas del Sil, los tintes y curtidos, el chocolate, la construcción de efectos agrícolas en algunos pueblos de la montaña y el carboneo vegetal en todos ellos. El comercio es también reducido por el estado de la industria y por la escasez de comunicaciones fáciles(…)

(…) la industria minera ocupa 920 hombres y 210 bestias; produciendo ordinariamente al año un valor de ocho millones de reales; las demás industrias, excepto la agrícola, entretiene unos 2.500 hombres, y 1.000 bestias”.

En 1867 José García de la Foz redactó su Crónica de la provincia de León, publicada dentro de la Crónica General de España; en ella se refería así a la industria provincial, en una fecha en la que ya había cerrado la Ferrería de San Blas:

La industria puede decirse que está en mantillas. El queso se elabora mal en la montaña y saca un ágrio desagradable,… No hay una sola fábrica de lienzos en toda la provincia, tegiéndose estos por particulares que se dedican á este oficio,…En el partido de La Bañeza hay algunos batanes y cerca de la villa la fábrica denominada de García; y alguna que otra donde se confeccionan las estameñas y paños burdos de que visten los naturales del país. (…)

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