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3.3.1.- De Santander a Sabero pasando por Palencia: la familia Madrazo

3.3.1.- De Santander a Sabero pasando por Palencia: la familia Madrazo.

Tomás Madrazo contrae esponsales con su pariente -por los apellidos son primos y el grado de consanguinidad permitido por la iglesia católica, con dispensa, es el cuarto-, Juana Madrazo. El novio procede de Santander, de San Pedro, de la Vega del Pas, sus padres fueron Juan Madrazo y Antonia Oria, naturales y vecinos de dicho valle cántabro. Y la esposa tiene sus orígenes en el valle del Mena -ya que aunque su padre, Tomás Madrazo, era también vecino de San Pedro, su madre, Agustina de la Torre, era de Santiago de Tudela, localidad situada en el valle próximo de la provincia de Burgos- pero más tarde figura como residente y vecina de la ciudad de Palencia. Fue en esta ciudad castellana donde por los años 1846-47 Tomás entró en contacto con el ya mencionado don Miguel Iglesias Botía, natural de Granada pero también vecino de Palencia, el cual se encargó, como director administrador local de la Sociedad Palentino Leonesa en 1846 de comprar tierras, prados, en el término de Sabero y también siete minas, de hierro y carbón, la de hierro llamada Alejico, vendidas por don Manuel Arija, en la cantidad de 2.000 reales157 .

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La influencia de este empresario palentino y del futuro negocio que se traía entre manos fue tan fuerte en Tomás Madrazo, que a partir de estos años también le vemos implicado y participando, como accionista y empleado, en la empresa siderúrgica. Se traslada con su mujer de Palencia a Sabero y será en esta localidad donde la familia vivirá, tendrá a sus hijos, desarrollará sus negocios y serán enterrados los progenitores.

De este modo, en 1852, año de plena actividad de la siderurgia, y con la edad de 27 años del padre, Tomás, nacerá su primer hijo, Cesáreo María Juan, el cual tristemente falleció al año siguiente, con tan sólo catorce meses de vida. Este infortunio no desanima a la familia y en febrero de 1854 vuelve a nacer un nuevo varón, Juan Bautista María de la Concepción, el cual no será el único, ya que tendrá otros cuatros hermanos: Agustina Eustaquia María, nacida en 1856; María Eusebia, la cual fue bautizada en 1859, pero falleció al año siguiente; Eugenia o Engracia? María Francisca de Asís, bautizada en 1861 y finalmente Eladio, cuya fecha de bautismo desconocemos, pero si tenemos que el padre fallece en 1869 lo más probable es que fuese sobre los años 1863 o 1864. Es decir, en total tuvieron seis hijos, sobreviviendo a la muerte de sus padres cuatro, dos varones y dos hembras.

Ya desde su asentamiento en Sabero, la familia Madrazo se dedicó no sólo al negocio de la Ferrería de San Blas, sino que también el padre, Tomás, orientó sus actividades hacia la concesión de dinero prestado a vecinos de la misma localidad y próximas, Saelices, Modino, Santa Olaja, que necesitaban el capital para poder hacer frente a gastos o deudas. Estos créditos, ya constatados en la documentación notarial desde el año 1853, son según pasan los años cada vez mayores en cuanto al número de personas que se les presta y las cantidades concedidas, constituyendo un negocio muy rentable debido a que todo préstamo tenía como garantía del mismo una hipoteca – tierras, casas, etc. -, el plazo de la devolución era muy corto, de sólo un año, y el interés anual que cobraba del 18%. De ahí, que en la madurez de su vida, don Tomás, con 41 años, figure ya en la documentación como “propietario”, concediendo préstamos de dinero en el año de 1866 por valor de 11.300 reales y comprando tierras, prados, en los años anteriores, sobre todo desde 1856158 .

Además, este éxito en los negocios le sirvió para poder llegar a ocupar un puesto en la política, como alcalde constitucional del ayuntamiento de Cistierna.

157] A.H.P.L., Román Fernández Canseco, Caja 11332. 158] Se pueden citar algunos ejemplos: en 1856 presta 1.080 reales a vecinos de Sahelices, con la condición de devolverlos en un año y teniendo como hipoteca una casa. En 1857 da en préstamo un total de 1.370 reales a tres vecinos de Santa Olaja, tomando como hipotecas tierras linares, etc. El interés tampoco era fijo y así en 1868 presta dinero, 4.400 reales, a don Dionisio Félix de Sosa

García, natural de Madrid, y vecino de Valmartino, a un 15% anual. Y finalmente, compra un prado en Sabero en 1859 valorado en 1.256 reales. Id.; Cajas 11.334-11.336.

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