crisis de los minerales y de sus explotaciones. Desde luego, la provincia de León, al igual que todo el noroeste peninsular, destaca por su riqueza de productos minerales. En 1980, España todavía ocupaba el sexto puesto mundial por el número de minerales extraídos, posición que es aún más favorable si la comparación la hacemos con países de la UE, y concretamente, en productos de cantera, wolframio, uranio, mercurio, caolín, hierro, etc. La evaluación del peso específico de la minería en el conjunto de la economía presenta, además de los problemas propios del análisis de cualquier sector, el añadido de que su importancia real no es reflejada con exactitud por los indicadores económicos al uso; así, el porcentaje final que pretende representar su valor en el conjunto de la economía es siempre inferior a su valor estratégico y cualitativo. Sin embargo, esta característica no podemos aplicarla de forma general a cualquier país, ya que en realidad solamente se cumple en aquellos que han alcanzado un desarrollo medio o alto. Esta situación es lógica desde el punto de vista de una economía de mercado, donde a partir de un determinado grado de crecimiento, algunas actividades económicas incorporan un alto valor añadido, que hace aumentar considerablemente su porcentaje de participación en el PIB, circunstancia que, en general, no se produce en las extractivas. En cualquier caso, el análisis del sector minero comporta toda una serie de problemas derivados, primordialmente, del alto grado de complejidad y heterogeneidad, producto del elevado número de factores que, de una u otra forma, están presentes, y de la enorme variedad de productos extraíbles, con sus propias características y peculiaridades.
1.2.2.- La riqueza minera. Como ya hemos planteado, el carbón y el hierro son los dos minerales esenciales en la Primera Revolución Industrial. Sobre ellos se apoyan las expectativas de crecimiento de los diferentes países, su posesión y explotación se hacen imprescindibles para el despegue económico. La coexistencia en Sabero de ambos minerales es lo que fuerza la idea de su explotación y beneficio. Sus reservas carboníferas son las correspondientes a la parte meridional del sistema montañoso que va desde el cabo de Creus (punto más oriental de la península), hasta el de Ortegal en La Coruña. De forma casi rectilínea, esta banda carbonífera recorre la provincia de León, empezando en “Santibáñez en el partido de Ponferrada, y más al E., en Otero de las Dueñas; los crestones o cabezas reposan sobre los últimos estribos de la sierra de Gistredo al N. de León, viniendo a morir en grandes capas en el valle de Sabero,… donde una serie de capas, las de Sotillos, presentan un espesor de más de 100 varas que asoman a la superficie”57. Forma parte de la que se llamó Cuenca de Castilla la Vieja, que atraviesa “de Levante a Poniente la parte septentrional de las provincias de León y Palencia en una extensión de 170 kilómetros próximamente”58. En León comienza en la divisoria del río Carrión y Cea, extendiéndose, a lo largo de unos 120 kilómetros, hasta El Bierzo, aunque no de forma continua, si no con interrupciones que han originado distintos depósitos o cuencas. Entre ellas la de Valdesabero, situada entre el río Esla y Porma, limitando al este con la de Valderrueda y al oeste con la de Matallana, asentada entre el Curueño y el Bernesga. 57] LANDRIN, H. O. (hijo). “La riqueza mineral de España”, Revista Minera. Periódico Científico e Industrial. Tomo III, 1852, 15 de agosto, pp. 499-505. El espesor de 100 varas equivale aproximadamente a 84 metros, tomando el valor de la vara de 0.835 metros.
58] MONREAL, Luis N. Memoria remitida al Excmo. Sr. Ministro de Fomento sobre el estado de la industria minera, en el año de 1859 de la provincia de León. 1860, p. 7. Es Ingeniero de Minas en el distrito de León. 33