La única deficiencia que mostraba era su escritura, la cual hacía muy regular, combinando constantemente, las letras mayúsculas, con las minúsculas, continuamente lo ponían a hacer planas, pero nada que mejoraba, al finalizar el tercer mes, Simoncito decayó un poco, ocupando el tercer puesto, sus padres alarmados solicitaron una reunión urgente, con la directora de curso la señorita Susana Fontanarrosa, ella muy cordial les agradeció el interés que mostraban por la educación de su hijo y les hizo saber que simoncito había caído al tercer puesto, por no cumplir oportunamente con sus tareas asignadas, sus padres alarmados, se comprometieron ante la directora de curso, de efectuar un acompañamiento muy personalizado a todas las asignaturas, con el objetivo primordial, que volviera por la senda de la excelencia. La profesora no tenía queja de él, por el contrario felicito a sus padres por el extraordinario hijo que tenían, tan pronto los padres abandonaron el centro de estudios, coincidieron en apoyar a simoncito en todas las tareas que le asignasen, esmerándose en conseguirle los materiales y libros que necesitara, al finalizar el cuarto mes simoncito ocupaba ya el primer lugar en el ranking académico, sus padres muy orgullosos lo premiaron llevándolo al circo Internacional que por esos días visitaba la ciudad, simoncito disfruto y con gusto le agradeció a sus padres el inmenso cariño que le tenían, pero simoncito seguía sin mejorar en la parte motriz, sus escritos se prestaban para tergiversaciones, a mediados del quinto mes, iniciaron la materia de biología, era un día viernes cierre de semana, la profesora como siempre anotaba el enunciado de las tareas en el tablero, para esa obligación académica de la materia de biología, escribió en la pizarra la actividad que debían realizar el fin de semana, solicitándole a los alumnos en especial al joven Simón que debía traer para su estudio, dos o tres ratones, anotando la cantidad en números (2 o 3), fijando como fecha de entrega, el día lunes siguiente, al finalizar la jornada escolar, Simoncito se dirigió a su casa muy alegre porque tendría el descanso de fin de semana muy añorado, ya que podía jugar con sus amigos del vecindario. Sus padres muy comprometidos con su rol tutorial y con el compromiso de mantenerle el puesto de vanguardia a su hijo, tan pronto llego le preguntaron por las tareas, no habían pasado cinco minutos desde su llegada, cuando ya le estaban revisando el morral de los cuadernos, para saber sobre los deberes asignados ese fin de semana, muy diligentes miraron cada uno de los cuadernos, deteniéndose en el cuaderno de biología donde aparecía una tarea que los hizo fruncir el ceño, se preguntaban mentalmente sobre los ratones, simoncito
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