3 minute read

EL GOBERNADOR EXTRAVIADO

Next Article
NOBLEZA

NOBLEZA

n los lejanos tiempos y presentes cercanos, el Márquez de Blandisquinabis había obtenido el don de la inmortalidad, pero esta gracia estaba sometida a unos protocolos muy estrictos, que se debían seguir al pie de la letra, reglas que E determinaban el fortalecimiento de su estructura física, como también su deterioro, este don tan preciado estaba relacionado con la literatura, el Márquez sabía qué para mantenerlo y sentirse fuerte, debía leer a los grandes escritores, los cuales, con su magnífica pluma, lo rejuvenecían, siendo la buena letra y el buen gusto literario la fuente de su juventud.

Pero también sabia del efecto contrario, el cual iba en detrimento de su vigorosa lozanía, al leer obras mediocres que le menguaban su vida, por su pésima redacción y carencia de ortografía, llevándolo a una espantosa muerte, su don desaparecía inexorablemente sabía que, por cada error gramatical, le aparecería una herida sangrante; En su inmortal periplo de vida, nunca tuvo problemas.

Advertisement

Vivió por un sinnúmero de mundos y épocas, desempeñando labores de bibliotecario, siempre se mantuvo cerca de los libros, en épocas pasadas había sido el administrador de la biblioteca de Alejandría, ya en nuestros días, no había padecido inconvenientes de ninguna

índole, relacionados con tan apetecido don, siempre se mantenía enérgico y vigoroso, la aparición del internet, las redes sociales, su expansión global, no pasaron desapercibidas en el marqués; Debido al auge digital, pronto empezó adentrarse e inmiscuirse en este mundo cibernético, atrayente y adictivo.

Todas las personas con quienes se relacionaba hablaban maravillas de las redes, la curiosidad lo venció y muy pronto ya estaba registrado en la enmarañada selva cibernética, interactuando con el Facebook, Instagram, Twitter y wasap, un día festivo, descansando en su lujosa residencia, desprevenido y relajado se sentó a navegar en la web, allí leía los mensajes que le llegaban de las diferentes redes, estaba tan ensimismado en la lectura que se le pasó el día, ya tarde en la noche, se miró las manos y las vio convertidas en un viejo pergamino, estaban secas, no las sentía, alarmado trato de ponerse de pie, pero no pudo, trato de revisarse, pero quedo muerto, sentado en su cómoda silla ejecutiva, ya no tenía cuerpo, solo era un esqueleto, lleno de polvo, con unos harapos que le colgaban, que no tenían color, en el piso yacía una mancha oscura, adherida a la baldosa como un tatuaje, era su sangre, su inmortalidad se le había acabado en el nuevo siglo de las luces, la tecnología lo había asesinado, al leer los exabruptos gramaticales muy comunes en estos tiempos.

Al marqués muy pronto lo extrañaron, debido a su apretada agenda social que tenía, en vista que no aparecía las autoridades, lo buscaron en su residencia, encontrando a un esqueleto lleno de polvo, que parecía sacado de una tumba antiquísima, los investigadores no lo relacionaron con el Márquez, se imaginaron que había sido una broma de mal gusto, y que el desaparecido se habría escapado con alguna amiga a disfrutar de la vida, el misterio quedo en el ambiente, hoy la desaparición del marqués de Blandisquinabis es todo un enigma.

Los investigadores de este singular caso en su línea de investigación, con el objeto de obtener material probatorio, rastrearon el historial de navegación que había en el computador, uno de ellos el más brillante, por su currículum académico, a manera de comentario dijo: que tristeza, los usuarios de las redes sociales son unos asesinos del lenguaje, que horror que mala redacción y sintaxis, se ven en esta época, dio media vuelta y se retiró moviendo la cabeza en un gesto de desaprobación.

LOS RATONES DE SIMON.

imón Fernández de caro, se despertó muy temprano ese día martes tres de febrero, sus padres lo hicieron casi al mismo tiempo, de antemano sabían que su hijo ingresaba ese día a cursar el primero de primaria, Simoncito como cariñosamente lo S nombraban, ya había hecho el año anterior, el grado Kínder, correspondiente al año introductorio exigido en la escuela formal de primaria, Simoncito era muy activo, muy diligente, en los dos primeros meses ocupo el segundo puesto, sus padres obsesionados porque obtuviera el primer puesto lo apoyaban en todo, no le hacía falta nada, era un alumno privilegiado.

This article is from: