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LOS RATONES DE SIMON

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NOBLEZA

NOBLEZA

A Simoncito, esta experiencia le afecto sus horarios de esparcimiento, todos los sábados sus padres lo dejan en el instituto de artes y letras, a cargo de un profesor especialista en la enseñanza de la escritura en sus diferentes estilos, hoy Simón tiene en su mesita de noche, diez cuadernos de cien hojas, con planas de ejercicios de escritura, apareciendo en el primer cuaderno, en las primeras cincuenta hojas, la frase, que se repite renglón tras renglón, del puño y letra de simoncito que dice.: “No debo confundir la cantidad de 2 o 3 ratones con 203 ratones”.

HOY NO FIO, MAÑANA SI.

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M

anuelita Domínguez, niña inquieta y vivaz, acaba de cumplir los siete años y cursa el primer año de primaria, ya han transcurrido tres meses desde el inicio de clases, hoy domingo veinte de marzo se despierta exaltada, se sienta rápidamente en su cama y observa cada rincón de su pequeño cuarto, de pronto se detiene en el almanaque brístol colgado junto a la ventana, observando el notorio círculo de color negro pintado sobre el número veinte que le recuerda el onomástico de su amado padre, fecha especial que había señalado con tanto esmero, pues hacía un mes, que en su clase de español se había prometido a sí misma aprender a leer fluidamente, para darle la sorpresa a su querido padre, en el día de su cumpleaños.

El día señalado había llegado, la pequeña niña se acercó a la ventana y curiosamente se asomó a la calle, enfocando su mirada hacia la tienda de víveres que estaba ubicada justo frente a su casa, cerciorándose que don Casimiro ya había efectuó la apertura formal de su negocio cumpliendo con su ritual diario de izar las banderas de color rojo y blanco, con que anuncia la existencia de carne y leche, Manuelita se vistió rápidamente, y acudió a la tienda decididamente a pedirle el crédito a Don Casimiro, cuando paso justo a la vitrina donde exhibían las nuevas mercancías, observo el letrero funesto que advertía sobre la fianza, la

niña lo leyó, quedando petrificada, sus piernas y brazos le temblaban, el tendero la observo y se preocupó, la vio pálida y débil, le ofreció un vaso de agua, que tomo pausadamente, pero no podía gesticular palabra, en vista de los hechos que no estaban saliendo acorde con sus planes se despidió, con la mano, sin musitar palabra, marcho hacia su casa, tomo aire, recupero sus fuerzas, y con un tono de rabia, en voz alta dijo: "Que señor más indeciso".

Entre sus planes estaba la de sorprender a su padre con un regalo consistente en un radio transistor que se encontraba exhibido en la miscelánea, articulo novedoso, traído para la venta por el propietario del almacén, en su viaje de rutina a la capital, el día anterior había visitado la tienda con la intención de comprar algún detalle para su progenitor, en su recorrido exploratorio había observado el radio, articulo, que le había llamado la atención, lo miro, lo reparo minuciosamente indagando por su precio, con la intención de comprarlo, una vez que fue enterada, comprendió que el valor del artículo, superaba el monto de sus ahorros, desconcertada, miro a su alrededor, enfocando su mirada en la vitrina principal, en donde en tamaño mediano, había un letrero que le respondía a su necesidad de crédito, el cual en letras rojas decía “HOY NO FIO MAÑANA SI”. Manuelita en su inocencia, leyó en dos ocasiones el anuncio, interpretando a su manera que tal vez don Casimiro por estar muy ocupado, no fiaba ese día, concluyendo que tal vez al otro día, ya cambiaría de parecer, procediendo a levantar las restricciones de crédito, que tanto anhelaba para poder adquirir su tan anhelado detalle y a si poder sorprender a su padre.

Más sin embargo recordaba que en su casa en más de una ocasión había escuchado hablar a sus padres sobre el viejo refrán que dice que la peor diligencia es la que no se hace, decidiendo ponerla en práctica, basándose en la confianza y cercanía, que tenía con el propietario de la tienda, por ser vecina y clienta asidua de este lugar comercial, por esta razón y debido a las circunstancias había optado por solicitar un crédito, el cual no era por el cubrimiento total del artículo, sino de manera parcial, ya que ella aportaría sus ahorros, en este lugar duro varios minutos esperando la oportunidad, para abordar a don Casimiro, pero al final desistió por pena, ya que en ese mismo momento, había varias personas a las cuales, don Casimiro atendía diligentemente. En vista de las circunstancias había decidido volver al día siguiente muy temprano, precisamente la fecha en la que se celebraba el cumpleaños de su padre, como en efecto ocurrió, encontrando para su sorpresa, el letrero en el mismo lugar, donde lo había visto el día anterior, superado el impasse, no se amilanó, respiro profundamente y de manera

decidida, continuo con las actividades que tenía planificadas, dedicándole unos minutos intensos a la lectura, cuando se sintió segura de su logro, se dirigió al cuarto de su padre, con la férrea intensión de sorprenderlo con su nuevo conocimiento, una vez allí, le leyó unos poemas acordes con la ocasión, leyéndolos fluidamente, el acto fue un gran acontecimiento, pues su padre se incorporó como un resorte, al ver a su amada hija con tan excelentes progresos; Fue tanta la alegría que se le arrojó encima por la emoción de verla leer, propinándole un fuerte abrazo, no sin antes expresarle sus felicitaciones muy merecidas, por tan importante logro, lo mismo hizo la niña, que emocionada felicitaba a su amado padre por su cumpleaños, pidiéndole a la vez disculpas, por no poder darle ningún regalo, narrándole lo que había planeado para la ocasión, exponiéndole los pormenores sobre el radio, expresándole además, los inconvenientes surgidos, respecto a sus ahorros, aduciéndole que estos no le habían alcanzado, y que por esta razón había pensado en pedirle el favor a don Casimiro en la apertura de un crédito, pero esta diligencia no había sido posible debido a la indecisión del tendero, el padre de Manuelita, la escucho muy emocionado y le pregunto sobre el titubeo de Don Casimiro, a lo que la niña le hizo saber que el día anterior cuando había ido a comprar el artículo y notar las limitantes de sus ahorros, instantes antes a decidirse a solicitar el crédito, había visto un letrero que decía “hoy no fio mañana si”, y debido a la cantidad de gente que en esos momentos frecuentaba el almacén, le había dado vergüenza, gestionar la petición por esta razón en la fecha de la celebración del cumpleaños, había ido muy de mañana encontrándose nuevamente con el letrero nefasto que mostraba la indecisión de don Casimiro. El padre de Manuelita, muy sensible lloro por la ternura e ingenuidad de su amada hija, la abrazo nuevamente, explicándole que lo que había ocurrido con ese letrero era una estrategia de venta, para evitar que las personas le solicitaran crédito, el padre de Manuela valiéndose de la experiencia vivida por su hija, le hizo saber de la importancia de la lectura y de su comprensión, a lo que muy acuciosa Manuelita entendió el buen consejo de su padre, la infanta miró a su progenitor y le sonrió, diciéndole, padre perdóname, por lo tonta que he sido… El padre de Manuelita, al escuchar las enternecedoras palabras de su amado hija, la abrazo fuertemente diciéndole te amo hija, que buenos sentimientos tienes…

EL NIÑO QUE NO QUERIA LA NAVIDAD.

n la población de villa rica, vivía un niño llamado Maldonado, el cual descendía de una familia adinerada y prestigiosa, donde el tener representaba más que la persona, sus padres muy prejuiciosos, le inculcaban la importancia de acumular E riquezas, entendían que, en su entorno social, se concebía que la distinción y clase, se basaba en la ostentación, por esta razón, en su hogar era muy común que sus padres y amigos cercanos hablaran sobre ropas de marca, comidas exclusivas, nuevos vehículos, vacaciones costosas, residencias fabulosas, joyas y prendas valiosas, Maldonado poco contacto afectivo tenía con sus padres, su crianza estaba a cargo de una nana, quien se apoyaba en lo académico, con los mejores tutores de la región.

Sus padres pasaban la mayoría de tiempo de viaje, atendiendo los negocios. Donde el dinero era su pasión, pero Maldonado a pesar de estar rodeado de abundancia, era un niño amargado, solitario y cada vez que llegaba la temporada Navideña se acentuaba su indisposición por esta bella época, sus depresiones, miedos y tristezas lo agobiaban, detestaba ver a las personas comprando presentes, suculentas viandas, licores, para la fecha especial de Navidad.

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