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LA HORMIGA FIDELFA
aci y resido en una región, ubicada al sur de un mundo mágico, conocido como Macondo, que ideo con su talentosa pluma, un gran escritor llamado Gabriel, lugar en donde no se está permitido dar un paso atrás, diciéndose siempreN adelante y mamola cuando no se está de acuerdo. Soy una hormiga muy presumida, por lo que valgo y por lo que tengo, no en tesoros, pero si en tradición y gran cultura, tengo una cintura de avispa y una gran cola, que envidian todas las reinas de belleza, mi complejo existencial es mi nombre, mis padres en la pila bautismal, optaron por llamarme Edufacia, que tristeza me da, por la falta de creatividad, no sé en qué estaban pensando. Cuando oigo que me nombran con ese esperpento de nombre, mi temperamento cambia, me punzan los oídos, más aún cuando soy objeto de burlas, en fin, cuando me llaman, me sacan de quicio, muy pronto me lo cambiaré, ya efectué las diligencias previas ante la notaria, ya lo escogí, lo hice acorde, eso sí a mi personalidad, es agraciado, artístico y es armónico con mi estupendo cuerpo.
Estoy harta de que mis amigas me llamen Edu, la decisión está tomada, he pensado en reemplazarlo por el de Fi-delfa, en honor al número perfecto de Fibonacci, porque
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estéticamente hablando, mis medidas son armónicas, muy esbeltas, como me lo dice mi representante artístico, que está muy pendiente de mi forma física, cuidando que no me exceda, mis medidas son: uno, seis, dieciocho, las cuales coinciden exactamente con el número áureo de Fibonacci, a mucho honor.
Vivo en un conjunto residencial muy exclusivo, pero tengo como vecina a una hormiga arriera, hija de un acaudalado minero, creo que sufre trastorno bipolar, por su compartimiento voluble e irascible, cuando nos encontramos no deja de mirarme, noto la rivalidad y celos que le provoco.
Mi estatura y porte son su frustración, la doblo en estatura, es muy chaparra, estoy casi segura que es ella la que me llama todas las noches a fastidiarme, preguntando si a hi vive Eduardo, en otras ocasiones indaga por Eduviges o si mi casa es un centro educativo, siempre anteponiendo la palabra edu acentuada, procediendo a colgar el teléfono, cuando me dispongo a mandarla al carajo.
Por eso siento un fresco, que me complace tanto, cuando se mofan y le gritan los grillos de la esquina hormiga atómica, en retaliación por ser tan grosera y amargada, apodo que le sienta muy bien, porque para serles sinceros es igualita a la protagonista de la serie animada de televisión.
La última vez que fui a la ciudad, lo hice por cuestiones laborales, fui hacer un casting, para un comercial de chocolatines, pero la verdad no pude realizarlo, cuando me dieron a probar el producto, no sé qué me paso, perdí mi compostura, me obsesione por el azúcar, tanto que me dio un fuerte mareo, al final tuvieron que controlarme con medicamentos, el médico me recomendó no hacer el comercial y guardar reposo, fue una lástima, pues estaba segura de que sería la elegida, las otras participantes, no tenían nada de clase, en la noche, ya repuesta salí a una discoteca, donde fui la atracción de la noche, todos los presentes me miraban y no dejaban de comentar, sobre mi hermoso bronceado y esbelta figura.
Con mi baile exótico parecía una reina africana, un espontáneo grito que bien bailas Cleopatra, hubo un pequeño silencio, al final todos los asistentes aplaudieron a rabiar, cuando me preguntaron, cuál era mi nombre, les mentía, contestándoles fi- delfa, a secas.
En ocasiones me pongo a pensar sobre lo difícil que es mantenerme, esbelta y atractiva, el sacrificio y disciplina son mi norte, pero me deprimo ante el asedio de inescrupulosos, que no respetan el verme estilizada y bella, por esta razón cuando salgo me cubro con un gran gabán negro, un día me vio mi representante y me dijo que me tapaba más que hormiga fea, son los gajes de ser guapa le dije.
En cuestiones sentimentales, estoy indecisa, tengo dos pretendientes, uno es Ramírez es bajito y obeso, gran amigo de la buena mesa, es muy conversador y agraciado, trabaja como director de producción del programa Naturaleza salvaje; Lo que no me gusta es que soy muy alta para él, cuando salimos los transeúntes nos miran burlonamente, porque la verdad, Ramírez es poco atractivo.
El otro pretendiente estudia matemática pura, siguiendo la línea de sus padres que son profesores de matemáticas, los cuales lo bautizaron con el nombre de Pi-lonieto en honor al número pi, en sus ratos libres trabaja como modelo de pasarela, practica intensamente el fisicoculturismo, sus medidas son tres, catorce, dieciséis, es muy fornido, me dobla en dimensiones, cuando me ha invitado a salir, al contrario de mi amigo Ramírez, todos nos admiran, ya que hacemos una hermosa pareja; Pero a mí sinceramente, me da desconfianza, he notado que es muy dominador y celoso, su ego es uno de sus mayores defectos, tanto así que en el medio artístico lo consideran muy petulante, apodándolo levadura.
Ayer en la tarde, estuve desconectada del mundo, me relaje al máximo, escuche música, cante, baile y disfrute hasta quedar sin aliento, nadie me cuestiono, no hubo controles, solo yo; Al fin decidí estar sola, dueña única de mis decisiones, no es tiempo de consolidar relaciones, prefiero estar solitaria y tranquila que mal acompañada, sigo la vida, vivo feliz.
Hoy me asomo a la ventana, veo a mi vecina sin arreglar, esclavizada con los quehaceres del hogar, refunfuñando, con una cara de amargada, su esposo mirando futbol, sus hijos peleándose, corro la cortina, me reafirmo en mis convicciones, digo en voz alta eso no es lo mío, me dirijo al refrigerador, destapo una botella de mi vino favorito contador, lo sirvo en mi mejor copa, levanto la mano y brindo con gran entusiasmo, aduciendo orgullosamente, que viva la vida, que viva la soltería.
PALOMO EL GRAN CABALLO BLANCO.