Control Fitosanitario en la Producción de Frutales y Olivo
Andrés Chura Bravo
Extractos y aceites de origen vegetal con propiedades repelentes y biocidas Aceite del árbol del té Extracto de cítricos Aceite de colza Extracto o té de compost Aceite de jojoba Extracto de reysa Aceite de soja Isotiocianatos de alilo Aceite de neem Piretro Capsaicina (Extracto de rocoto o ajies) Rianodina Extracto de ajo Rotenona Tabaco
9.2. Control fitogenético El control fitogenético se basa en la resistencia que los cultivos presentan al ataque de insectos plaga o las enfermedades capaces de hacerles daño. Las variedades de cultivos son domesticadas y su cultivo continuo depende de programas de mejoramiento continuo para conferir resistencia contra insectos, enfermedades y virus, dado que los monocultivos a gran escala son generalmente más susceptibles a patógenos variables. La resistencia a plagas y enfermedades ha sido un rasgo deseado por fitomejoradores por muchos años.
9.2.1. Resistencia a plagas y enfermedades La resistencia es la capacidad de una variedad para limitar el crecimiento y desarrollo de una plaga o enfermedad específica y/o el daño que éstas causan en comparación con variedades sensibles o susceptibles, bajo condiciones medioambientales y presiones de plaga o enfermedad similares. Las variedades resistentes pueden mostrar algunos síntomas o daños de la enfermedad bajo una fuerte presión de la plaga o enfermedad. Existen dos tipos de mecanismos de defensa que utilizan las plantas ante el ataque de patógenos:
Resistencia constitutiva: también llamada pasiva o preexistente, formada por las características estructurales de la pared celular y la presencia de compuestos químicos depositados en el tejido epidérmico. Ejemplo: epidermis más gruesa, presencia de pelos o tricomas, etc. Resistencia inducida: formada por la síntesis de compuestos químicos antimicrobianos que se activan después de un intento de invasión al tejido vegetal por un patógeno.
Las defensas inducibles de las plantas juegan un papel esencial en la resistencia de éstas ante los artrópodos. Sólo en el caso de ataque de herbívoros se movilizan estas defensas, cuando las defensas no son necesarias en las plantas sanas, los recursos se dirigen a las funciones principales tales como el crecimiento, desarrollo y reproducción. Esta flexibilidad en la asignación de recursos permite a las plantas tener un equilibrio entre dos presiones evolutivas: la competencia y la defensa. Sin embargo, la domesticación de plantas silvestres para la agricultura altera inherentemente este equilibrio por la selección de rasgos tales como el rápido crecimiento y el alto rendimiento productivo. La resistencia inducida puede ser a nivel local, cuando se activan procesos fisiológicos en el área circundante al ataque o lesión ocasionada, o también puede ser sistémica, cuando la respuesta fisiológica se da en áreas distantes al área atacada o lesionada. Las plantas desarrollaron respuestas que se activan de manera sistémica luego de la infección local, con el fin de aumentar la magnitud y velocidad de la respuesta defensiva. Los tipos de respuestas sistémicas que se conocen, de forma general, son: la Resistencia Sistémica Adquirida (SAR por sus siglas en inglés) y la Resistencia Sistémica Inducida (SIR). 97 | P á g i n a