Biografía Nací en los pulmones del día seco y pálido, en los caminos de la vida y de la muerte. Nadie esperaba en la cañada su rostro destrozado por los días saturados en la guerra. Nadie era dueño de su gritería. Nadie era dueño de sus voces caminando en el vacío y el silencio mientras mi grito se desvanecía lentamente por las piedras habitadas en el confuso trinar del ajetreo perdido. El crujido de mi voz, débil e ingenua, bajó por el follaje del árbol en tinieblas, buscando la paz de los agujeros caídos en su sueño. En la casa de barro que nací, la piedra de moler molió el silencio. Y con el fusil y la escopeta, el humo de la pólvora abismada, cuatro letras quedaron para la historia.
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