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Andrés Villafrade
Navidad en casa de mis tíos
Aquella época era terriblemente fea. Nos invitaban para que viéramos destapar regalos. Nuestros primos siempre sonreían, siempre les tocaba de a seis o siete regalos. Era hermoso ver los papeles de colores, las grandes cajas, los adornos, el árbol florecido. Nos decían “vayan a la casa mientras llega su papá” y nosotros cada año veíamos como nuestros primos se llevaban los regalos, como nuestras esperanzas se morían al ver el árbol desocupado. Siempre repetíamos con los ojos cerrados “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de tu infancia y nada te será negado” pedíamos que un solo regalo, que uno solo fuera para nosotros, que papá no bebiera, que no nos hicieran ir a la casa de nuestros tíos, pero tal vez no teníamos los méritos necesarios de la infancia…
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Canta un ave en la oscuridad
A todos nos despertó la hermosa voz. Eran las dos en punto cuando vimos el reloj. Una sensación revuelta de miedo y paz recorrió nuestro ser. El abuelo había muerto a las dos menos diez. Espero despedirme de todos con una hermosa melodía algún día.