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Félix Quispe Osorio

Nosotros

Tras la muerte de su padre se sintió culpable pues su progenitor lo llamó pidiéndole hablar, pero él estaba muy ocupado en asuntos de oficina. Posiblemente, aquello era hereditario. Pasó tan solo unos minutos de agonía. Luego falleció. Aquella noche, Ernesto se fue a dormir a su antigua habitación. Se vio de pronto a sí mismo, después a dos como él, luego a tres, cuatro y cinco…

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-Dejen de culparme- decía.

Sacó un revólver de su maleta y disparó, trastornado por la situación. Ernesto quedó tirado en medio de numerosos espejos.

Cambios

Hace días, poco a poco, se le caía el cascarón y las patas extras. Se le secó la baba. Tenía de nuevo piel, ojos, dedos, cabello. Volvió a ser Gregorio Samsa.

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