Latido A mi padre, en su partida
Al atardecer mi corazón se ha apagado como el tuyo, entre verdes fuentes de sol y aullidos que provienen de algún lugar oculto en el pecho. Dramas innecesarios que hacían del café otro dolor aunque más dulce y sereno. He apretado mis venas contra la tierra, toda consumación… Recito entre tus fotografías el día exacto en que morimos, llenos de sol, amigos y un conjunto de sonrisas para siempre apagadas. Cargo ciegamente tu rostro en mi frente como una herida que no deja de mutar de una sombra a otra. Por cada calle, por cada cielo que visito con un llanto acorralado entre mis sienes. El reloj se ha detenido en un punto indeterminado de tus manos, laboriosas como mi alma para hundirme caminando a través del fuego. El pedazo de piel que cubre mi alma ha sido destrozado por una jauría de muerte que no admite una canción, una lágrima o un quejido.
Alexander Restrepo -21-